LLUÍS COMPANYS i JOVER

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LLUÍS COMPANYS i JOVER
(El Tarròs, Lleida, junio de 1882 / Barcelona, octubre de 1940)
Estuvo vinculado desde su juventud con el republicanismo federal y los medios sindicales
(defendió a los cenetistas como abogado y colaboró en la creación de la Unió de Rabassaires), por
lo que fue encarcelado durante la monarquía. Ligado a los grupos republicanos de Marcelino
Domingo, al que estuvo muy unido desde 1915 y hasta 1931, militando ambos en el Partit
Republicà Català (PRC), fue elegido concejal en el Ayuntamiento de Barcelona en 1917. Por
entonces estaba muy alejado del catalanismo, en el que nunca tuvo un pedigrí muy profundo, lo que
no dejaron de recordarle en multitud de ocasiones. Conspiró contra la Dictadura de Primo de
Rivera y fue uno de los fundadores de la formación nacionalista Esquerra Republicana de
Catalunya (marzo de 1931), en las que el PRC se unió al Estat Català de Macià, de un perfil
nacionalista mucho mas acusado y al grupo de Joan Lluhí, de perfil socialdemócrata para concurrir
a las próximas elecciones municipales. El 12 de abril fue elegido concejal del Ayuntamiento de
Barcelona, donde ERC tuvo un gran resultado, como en toda Cataluña, frente a sus competidores
catalanistas aliados a la coalición republicanosocialista, que iba a gobernar desde Madrid. Este
doble poder se consolidó tras la proclamación de la República, la proclamación del Estat català, de
perfil confederal o federal y la promesa de un estatuto de autonomía hecha desde Madrid, a cambio
de aceptar una constitución en absoluto federal, que era la aspiración del propio Companys, entre
otros. ERC pasó a capitalizar el logro estatutario (septiembre de 1932) y la Generalitat resultante y
su parlamento electo (octubre de 1932), que presidió Macià y tras su muerte (diciembre de 1933),
el mismo Companys (enero de 1934). Hasta entonces lideró el grupo parlamentario de ERC en las
Cortes de Madrid, fue ministro de Marina en el gobierno Azaña de junio-septiembre de 1933 y
presidió el parlamento catalán, convirtiéndose en el número dos del partido. Como presidente de la
Generalitat y líder de ERC suturó la ruptura del grupo de Lluhí, al que incorporó a su gobierno y
después reintegró en el partido, e incorporó otras fuerzas políticas a sus gobiernos, rasgo que
mantendría siempre, consolidando la hegemonía de ERC en las municipales de 1934.
El frenazo que sufrió el desarrollo autonómico con los gobiernos del segundo bienio y en
particular el derribo por inconstitucional de la Ley de Contratos de Cultivo (junio de 1934), que
permitía el acceso, previo pago, a la propiedad por parte de los arrendatarios agrarios (rabassaires),
le enfrentó al gobierno radical de Samper. En esta pugna hizo gestos amenazantes como colocar a
Josep Dencàs, el líder de las secesionistas juventudes de Estat Català, al frente de Gobernación, con
Miquel Badía al frente del orden público, mientras a la vez negociaba con Madrid una solución al
pleito, torpedeada en el último momento por la CEDA, que derribó al gobierno Samper y forzó así
su entrada en él. Por todo ello Companys decidió sumarse al movimiento de octubre de 1934,
proclamando el «estado catalán de la República federal española» y convocando a los republicanos
de toda España a formar un gobierno provisional en Barcelona y resistir el fascismo. A cambio se
negó a armar a los revolucionarios, por lo que la oposición a las tropas del general Batet fue escasa.
La autonomía fue suspendida y Companys fue encarcelado junto con miembros de su Gobierno y
condenado a treinta años de reclusión. Promovió el Front d’Esquerres, contrapartida catalana del
Frente Popular, victorioso en Cataluña, y por el que salió elegido diputado el 16 de febrero. Tras las
elecciones se concedió la amnistía y se restableció el Estatuto y la Generalitat. Durante la
primavera de 1936 apostó por alejarse del discurso del radicalismo independendista, escindiéndose
del partido un refundado Estat Català (abril de 1936), liderado precisamente por Dencàs y los
hermanos Badia. El asesinato de estos últimos en mayo, aunque probablemente un atentado
cenetista, fue popularmente puesto en el debe de Companys.
Tras el 18 de julio se vio obligado a cooperar con la CNT-FAI, dueña en buena medida de
la situación y del orden público, e intentó mantener el equilibrio con el Gobierno central y en el
seno de su propio gabinete, al que incorporó al PSUC, el CNT y el POUM en 1936, pero no a Estat
Català, que llegó a planear un putsch para derribarle y quizá asesinarle. La pugna de la Generalitat,
en cuyo gobierno estaba la CNT-FAI, por intentar recuperar el control de los servicios básicos de
Cataluña, en parte en manos de la propia CNT-FAI, condujo a la crisis de mayo de 1937, que se vio
incapaz de atajar, quedando muy relegado a partir de entonces. Una vez el Gobierno Negrín se
trasladó a Barcelona perdió la mayor parte de su poder y competencias. Exiliado en Francia,
durante la Segunda Guerra Mundial fue detenido por la Gestapo en 1940 y entregado a Franco, que
lo hizo fusilar en los fosos del castillo de Montjuïc, lugar donde se encuentra una placa que lo
recuerda.
BIBLIOGRAFÍA
Bonet, Carles y Rojas, Carlos (2004): Lluís Companys. Barcelona: Edicions B.
Cassassas, Jordi (coord.) (2002): Lluís Companys i la seva época. Barcelona: Pòrtic.
Lladó, Josep Maria (1991): Lluís Companys, una vida heroica. Lleida: Consell Comarcal de l’Urgell.
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