CNCER: EL MEJOR ATAQUE, UNA BUENA DEFENSA

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CÁNCER: EL MEJOR ATAQUE, UNA BUENA DEFENSA
Las defensas del sistema inmune han constituido en un estudio
francés el mejor ataque y el mejor factor pronóstico en la lucha
contra el cáncer. El cuerpo humano asombra una vez más a los
fisiólogos por su capacidad para hacer frente a las condiciones más
adversas.
Un buen sistema inmune no es sólo una protección frente a las
alergias o las infecciones. Un equipo de investigadores del INSERM de París, dirigido
por Jérôme Galon y Franck Pagès, ha estudiado la capacidad natural, fisiológica, de
nuestro organismo para hacer frente nada más y nada menos que al cáncer. Se
conoce desde hace tiempo que el desarrollo de las células cancerosas guarda relación
con la respuesta inmune del organismo, pero se buscaba qué papel tiene el sistema
inmune en la progresión de la enfermedad, en vez de indagar cómo responde el
sistema inmune al cáncer ya instaurado.
Los expertos franceses seleccionaron a 400 pacientes con cáncer de colon en
distintas fases y determinaron en cada caso el tipo de tumor, su localización exacta y
la expresión génica de células inmunes en cada tumor detectado. Después,
equipararon toda esta información a la evolución seguida por los pacientes. La
gravedad del cáncer se midió del 0 (tumor muy localizado e incipiente) al 4 (tumor muy
extendido que afecta incluso a otros órganos). En base a tan simple medición,
parecería lógico que los pacientes con cáncer de grado 4 tuvieran siempre el peor
pronóstico, pero resultó no ser así.
Inmunidad antitumoral
Para asombro de propios y extraños, el factor pronóstico más fehaciente resultó ser la
expresión génica de células inmunes en el tumor. A menor expresión génica,
independientemente del grado de desarrollo del tumor, peor pronóstico para el
paciente. Galon y Pagès hablan incluso de una inmunidad antitumoral que el cuerpo
humano desarrolla ante la detección de un proceso canceroso; de forma que el
organismo invocaría un sistema de defensa especializado en combatir las células
tumorales. En este revolucionario descubrimiento, hecho público por la revista
Science, la inmunoterapia se perfila como el cuarto pilar en el tratamiento de las
neoplasias malignas, luego de las formas ya establecidas: cirugía, radioterapia y
quimioterapia.
La inmunoterapia se perfila como el cuarto pilar en el tratamiento de las neoplasias
malignas junto con la cirugía, radioterapia y quimioterapia
Sin embargo, aunque todavía no se han logrado todos los resultados favorables que
se espera alcanzar con esta nueva modalidad terapéutica, tanto en Cuba como en
otros muchos países se investiga para dilucidar los mecanismos de defensa
antitumoral y la obtención de productos inmunomoduladores, con potencial terapéutico
antitumoral. En este trabajo se actualizan aspectos relacionados con la inmunobiología
tumoral, así como también sobre los mecanismos efectores inmunológicos contra las
células malignas y los de escape contra la vigilancia inmunológica, a la vez que se
esbozan las estrategias clásicas y más recientes para utilizar el sistema inmune como
terapia adicional contra los tumores.
Una estrategia que explica muchas cosas
Las células malignas derivan de tejidos normales que han sufrido transformaciones
que desembocan en una proliferación incontrolada, asociada a cambios en el
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metabolismo y en la diferenciación celular. Dichas células transformadas invaden
tejidos vecinos y con frecuencia colonizan sitios distantes (metástasis).Cada día se
generan en el organismo células con transformaciones potencialmente malignas que,
debido a un proceso denominado inmunovigilancia, son eliminadas sin llegar a
evolucionar como tumores establecidos. Una evidencia clínica de este cribado
fisiológico y que da pie al estudio antes citado es la elevada frecuencia de tumores
malignos que se desarrollan en personas inmunodeficientes.
El artículo de Science permite explicar ahora por qué muchos tumores contienen
infiltrados linfoides que debieran ser considerados como un factor de buen pronóstico.
Estos tumores son mucho más frecuentes en el periodo neonatal o ya en edades muy
avanzadas, cuando el sistema inmune funciona de forma menos eficaz. A la mayor
incidencia de tumores en individuos inmunodeprimidos cabe añadir la posibilidad de
que se den regresiones espontáneas en pacientes portadores de un tumor maligno
comprobado de forma histológica. Otra posibilidad es la de que aparezcan recaídas
tardías (incluso tras 20 años de tratamiento) debido a que las defensas del huésped
dejan de ser capaces de inhibir el crecimiento de la neoplasia, o regresiones de
metástasis tras la resección quirúrgica de la masa tumoral primaria, o la larga duración
de la terapia y las curaciones espontáneas de determinados carcinomas in situ, siendo
responsables los mecanismos de defensa inmunitaria.
Por otro lado, hace años se observó que el suero de ratones que se han recuperado
de tumores inhibe el crecimiento del mismo tipo de tumores en otros ratones. La
verdad es que se ha avanzado mucho en el conocimiento de los mecanismos
celulares y moleculares que determinan la respuesta inmune. Los modelos
experimentales se han ido perfeccionando y ya no cabe dudas de las posibilidades del
sistema inmune del cuerpo humano en la defensa antitumoral. Una de las
características de las células malignas es que sufren cambios en la expresión de las
moléculas que se ubican en la membrana celular. Estos cambios determinan una
pérdida en la tolerancia inmunológica, lo que a su vez propicia que se induzcan
respuestas inmunológicas contra ellas.
TERAPIAS BIOLÓGICAS EN CÁNCER
Las terapias biológicas utilizan el sistema inmune del cuerpo para
combatir el cáncer o para minimizar los posibles efectos
secundarios causados por los tratamientos propiamente
oncológicos. Los modificadores de la respuesta biológica (BRM)
existen de manera natural en el cuerpo, pero se pueden reproducir
también en el laboratorio. Los BRM alteran la interacción entre las
defensas inmunes del cuerpo y las células cancerosas para
reforzar, dirigir o restaurar la capacidad del cuerpo de combatir la enfermedad. Estas
terapias incluyen fármacos como los interferones, interleucinas, factores estimulantes
de colonias, anticuerpos monoclonales, vacunas, terapia génica y agentes
inmunomoduladores no específicos.
La terapia biológica (a veces llamada inmunoterapia, bioterapia o terapia modificadora
de la respuesta biológica) es una de las incorporaciones más recientes al arsenal
médico de la lucha contra el cáncer, cuyas tres principales puntas de lanza son la
cirugía, la quimioterapia y la radioterapia. Las terapias biológicas permiten utilizar el
sistema inmune del cuerpo, ya sea de forma directa o indirecta, para combatir el
cáncer de forma endógena o para disminuir los efectos secundarios que pueden
causar algunos tratamientos ya reconocidos (radioterapia o quimioterapia).
Referencia:
http://www.consumer.es/web/es/salud/investigacion_medica/2007/01/17/159060.php
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