UNA INVESTIG@CIÓN, Vol. IV, N°7, 2012 UNOS OJOS ROJOS ME OBSERVAN Germán Alejandro Toro Blanco [email protected] Recibido: Junio, 2011 Aceptado: Noviembre, 2011 Unos grandes y penetrantes ojos rojos me observan. Desde lo lejos de mi habitación, la oscuridad se apodera de mi cuarto. Cada noche mi mamá apaga la luz, y con ese acto comienza mi batalla para conciliar el sueño. Tomo mi gran escudo azul de cohetes para evadir su mirada, pero mis sábanas no son suficientes para calmar la curiosidad que me da por lo que veo, y es que, después de mi cumpleaños, noche a noche se repite la misma historia, grandes ojos rojos que me observan. Así comienzo siempre a contarles a mis amigos del colegio, el misterio que sucede en mi habitación cada noche. Ellos por supuesto no me creen, dicen que miento, pero es verdad, de noche unos grandes ojos rojos me observan. Yo digo lo que veo, y es que todo comienza cada noche de luna llena. Al caer la noche, un silencio aterrador se apodera de todo. Seguidamente, el viento abre la ventana de mi cuarto y eleva las cortinas hasta el techo, y el sonido de las ramas del árbol de mi jardín interrumpe el silencio de mi habitación y da paso a los grandes ojos rojos. ¿Qué será? me lo pregunto cada noche. Y es que todo sucede con la luz apagada, al encenderla todo desaparece como por arte de magia. Quiero dormir con la luz encendida, pero mis padres, siempre se acercan y me apagan la luz. * Profesor Educación Integral. Docente Básica y de biblioteca. Profesor de actividad de orientación, Instituto Universitario Politécnico “Santiago Mariño”. Extensión Caracas y Desarrollo de habilidades del pensamiento Universidad Alejandro de Humboldt, participante del taller de creación literaria del Celarg 2010 – 2011. Comprehensive Teacher Education. Basic teaching and library. Professor of activity orientation, Polytechnic Institute "Santiago Mariño". Caracas Extension and Development of thinking skills Alejandro de Humboldt University, participant in the creative writing workshop Celarg 2010 to 2011. 107 UNA INVESTIG@CIÓN, Vol. IV, N°7, 2012 Hoy, mis ojeras son más grandes de lo que suelen ser y a mitad de clases de matemática, aparecieron los grandes ojos rojos penetrantes. Y todo se oscureció, entre dos más dos, los ojos me miraban fijamente, pero me llené de valor y me fui acercando lentamente hasta donde se encontraban, y en el preciso instante que descubriría a quién pertenecían, escuché mi nombre, y me desperté, me había quedado dormido a mitad de la clase. Ya faltan cinco minutos para que mi mamá venga al cuarto y apague la luz, tengo el tiempo cronometrado. Esta vez, hice con mis almohadas, una gran barricada hacia donde salen los grandes ojos rojos penetrantes, agarro mi gran escudo y espero pacientemente la lucha entre mi curiosidad y estos ojos, y los ojos rojos grandes y penetrantes. Levanto mi cabeza y voy en búsqueda de ellos y no logro ver nada, me levanto en puntillas y voy hasta donde noche a noche salían esos misteriosos ojos, pero no logro dar con ellos. Ya casi cuando me devolvía a mi cama, de la nada salieron esos grandes ojos rojos penetrantes. Un escalofrío recorrió en ese momento todo mi cuerpo, y un grito aterrador salió de lo más profundo de mi garganta, mis padres salieron corriendo hacia mi cuarto y enseguida encendieron la luz de mi habitación, los grandes ojos rojos penetrantes desaparecieron inmediatamente, transformándose en uno de los regalos recibidos el día de mi cumpleaños: un gran trol era el responsable de mi desvelo y yo no lo sabía. Unos ojos rojos me observan Germán Alejandro Toro Blanco 108