Los periódicos y la lengua

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El francés en Quebec : 400 años de historia y de vida
Tercera parte - El francés: un estatus comprometido (1850-1960)
Capitulo 8 – Estado e ilustracion de la lengua
30. Los periódicos y la lengua
Jean DE BONVILLE
A lo largo del siglo XIX, los periódicos de lengua francesa siguen siendo los parientes pobres
de la prensa quebequense, pero la situación mejora considerablemente en el siglo XX.
Algunas cifras dan cuenta de esos avances. En 1881, los francófonos, que constituyen más
del 80 por ciento de la población, sólo sostienen a poco más de la mitad de los periódicos,
diarios o semanarios, y las páginas en lengua francesa sólo contribuyen en una proporción
del 42 por ciento a la prensa cotidiana. Incluso en el interior donde la población canadiense
francesa domina ampliamente, los periódicos de lengua inglesa muestran, aún a comienzos
del siglo XX, una tirada global comparable a la de los periódicos franceses. En 1961, en
cambio, éstos constituyen más del 71 por ciento de los efectivos, mientras que los periódicos
de lengua inglesa no representan más del 18 por ciento, el 10 por ciento restante se reparte
entre publicaciones bilingües o de otra lengua distinta del inglés o el francés. Los diarios de
lengua francesa, por su parte, acaparan el 66 por ciento de las tiradas.
¿Cómo explicar ese aumento, que se extiende a lo largo de prácticamente un siglo? Hasta
fines del siglo XIX, los periódicos de lengua francesa tienen dos desventajas. En una época
donde las pobres condiciones de transporte aún presentan obstáculos a la distribución de la
prensa, la fuerte concentración de la población anglófona en las ciudades de Montreal,
Quebec y en las pequeñas ciudades de los Cantones del Este favorece la publicación de
periódicos en lengua inglesa. Menos afectados por el analfabetismo, los canadienses ingleses,
proporcionalmente, se suscriben mucho más a los periódicos, y los empresarios anglófonos,
más prósperos, destinan sumas más importantes a la publicidad en los periódicos de su
lengua. En consecuencia, las páginas de lengua francesa sufren una rentabilidad más baja y
son más sensibles a las dificultades de la coyuntura.
Pero a fines del siglo XIX, debido a la industrialización decenas de miles de canadienses
franceses llegan del campo a engrosar la población urbana. Como saben leer y disponen de
los ingresos necesarios para la compra de un periódico barato, son lectores más accesibles.
En la misma época, una transformación profunda afecta la financiación de la prensa. Las
ganancias publicitarias se convierten en la principal fuente de ingresos de los periódicos,
mientras que los productores de bienes de consumo corriente, que figuran a partir de
entonces entre los anunciantes más importantes, sólo tienen una preocupación: alcanzar a la
masa de consumidores, sea cual fuera su lengua. En esa nueva lógica de mercado, el peso
demográfico de los francófonos juega cada vez más en favor de la prensa de lengua francesa.
Las consecuencias se van sintiendo progresivamente, pero la tendencia se acelera después de
la Segunda Guerra Mundial, mientras el presupuesto de consumo de los quebequenses
francófonos aumenta considerablemente y, por otra parte, los empresarios canadienses
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franceses ejercen mayor influencia en la economía de Quebec y en la gestión de su industria
publicitaria.
Con el tiempo, el contenido de los diarios de lengua francesa sufre las consecuencias del
mejoramiento de su situación financiera. Hasta fines del siglo XIX, la mayor parte de los
periódicos se imprimen en una sola hoja de gran formato que, plegada en dos, da cuatro
páginas de una composición muy densa: caracteres pequeños, pocos títulos o de tamaño
reducido, sin fotos y muy pocas ilustraciones. La contribución de los redactores y los
cronistas se resume a algunos textos de opinión y, hacia fines del siglo, a reportajes
ocasionales. El resto del periódico se compone de extractos de periódicos extranjeros, cartas
de lectores, la traducción más o menos hábil de documentos públicos, folletines o ensayos de
autores franceses. Los editores francófonos disponen generalmente de un personal menos
numeroso que sus competidores ingleses y destinan menos dinero a la recolección de la
información. Así, en el siglo XIX, los diarios ingleses, mejor informados y documentados, son
modelos para imitar.
En las primeras décadas del siglo XX, el volumen de periódicos aumenta
considerablemente, alcanza, incluso supera, las veinticuatro páginas por semana. Los grandes
titulares y las ilustraciones de todo tipo se multiplican. Los folletines de escritores franceses
dan lugar, a menudo, a historietas estadounidenses, y los cables de agencias de prensa se
multiplican en la primera plana y en las páginas interiores. La producción de los periodistas
también aumentó mucho tras el incremento considerable de los efectivos de la mayor parte de
las salas de redacción, incluidas las de los periódicos de lengua francesa.
Pero las condiciones de ejercicio de la profesión siguen perjudicando a los periodistas
francófonos. Trabajan en un medio en el que domina el inglés, y con frecuencia se les
presenta la realidad económica, política y social en inglés. El francés sigue teniendo escasa
representación en los documentos públicos, los informes financieros, los cables de agencias
de prensa, etc. Los editores de lengua francesa deben absorber los gastos de traducción y
soportar las demoras que ello conlleva. Además, el unilingüismo de un buen número de
periodistas anglófonos obliga a las personalidades públicas canadienses francesas y las
instituciones que representan a recurrir con frecuencia al inglés. El contenido de los
periódicos de lengua francesa, sobre todo el de los diarios montrealeses, es en gran parte el
resultado de un trabajo más o menos feliz de traducción.
La prosa periodística sufre ese contacto de lenguas, pues la presión de la publicación no
permite que el redactor cuide su estilo. Así, varios periodistas, entre las mejores plumas,
deploran la pobre calidad de la lengua de los periódicos; estigmatizan en particular los
anglicismos que recorren los artículos. La situación se explica, responden los periodistas,
debido a pobres condiciones laborales y al afán de lucro de sus propietarios, que prefieren
mantener a su servicio a periodistas mal pagos y mediocres, en lugar de contratar y
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Capitulo 8 – Estado e ilustracion de la lengua
remunerar correctamente a redactores competentes. La dominación social del inglés no se
refleja sólo en las noticias, sino que se extiende a todo el periódico, a las historietas como a la
publicidad.
Tras la Segunda Guerra Mundial, diversos factores contribuyen a la francización
progresiva del ejercicio del periodismo. La sindicalización de los periodistas genera mejoras
considerables en las condiciones laborales y el ejercicio de la profesión. Más numerosos,
mejor formados y remunerados, los periodistas se vuelven más exigentes con sus periódicos.
La fundación de la Unión Canadiense de Periodistas de Lengua Francesa, en 1954, cataliza
esas preocupaciones. La agencia Canadian Press que, desde su fundación en 1917, difundía
sus cables únicamente en inglés, establece en 1951 un servicio francés. A la simple
traducción de artículos ingleses, se sumarán eventualmente reportajes originales. Las
medidas de francización de la administración pública federal y el crecimiento del Estado
quebequense contribuyen a revalorizar al francés como lengua de comunicación pública y
generan un aumento notable de la información en francés destinada a la prensa.
Además, la prosperidad aumenta las ganancias publicitarias, las que a su vez hacen
aumentar en proporción el volumen de los periódicos y la cantidad de informaciones de toda
clase ofrecidas al público. Desde entonces, los lectores francófonos, pertenecientes a todas
las capas de la población y no sólo a las élites como en el siglo XIX, tienen acceso a casi todas
las facetas de la actualidad gracias a textos redactados en su lengua por redactores
quebequenses.
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