cina del Conde Camilo de Cavour (1810 –1861), descendiente de Francisco por línea de su hermana. Pues bien, el 2 de mayo de 1598 se pactaba la paz entre Felipe II de España y Enrique IV de Francia, mediante el Tratado de Vervins (actual Aisne). El Ducado quedaba bajo protección de Francia y se trataba de Levantada la cuestión pública, Francisco de Sales, en cuanto reconocido maestro en los dos derechos, civil y canónico, expuso un plan jurídico de restauración de la religión católica en el Chablais, si bien permanecía convencido de que el camino correcto era el diálogo, a partir de la Palabra de Dios, de los Padres de la Iglesia (pues anteriores al cisma y patrimonio común) y del testimonio evidente de una vida evangélica. Todo este tiempo se gasta en completar y consolidar la conversión del Chablais, hasta que el Duque Carlos Emanuel I agota su paciencia y pone en jaque a todos los habitantes del Chablais: calvinistas a mi izquierda, católicos a mi derecha. Y destierra a los calvinistas, en total 10 familias, pues Francisco logró convencer a muchos de hacerse católicos; y para muchos calvinistas obtuvo salvoconductos. Francisco escribe a Clemente VIII, sin ocultar su satisfacción, que los católicos eran apenas 100, al inicio de la Misión; y que, ahora, son 100 los calvinistas, pues eran 25.000 los que habían vuelto a la Iglesia. Una nueva etapa de vida se abre obtener el apoyo de Enrique IV, convertido del protestantismo, para restablecer los derechos completos de la Iglesia católica en el Chablais. Entonces regían todavía dos antiguas normas: “una fe, un rey, una ley”; y “cuius regio, eius et religio” (= la religión del Rey, la religión de sus súbditos). Francisco ha terminado su misión en el Chablais porque su Obispo, Mons. Granier, lo quiere a su lado ya como obispo coadjutor con derecho a sucesión. Estamos ya en octubre de 1598. Juntos han redactado un “Memorial” sobre la reestructuración de la diócesis de cara a los nuevos tiempos; y, ahora, en Turín, Francisco lo somete al parecer de Carlos Emanuel I, que lo aprueba. El paso siguiente es llevarlo a Roma. Hacia mitad de noviembre de ese 1598 parte Francisco para Roma y llega a mitad de diciembre, acompañado del infaltable Rolland, su antiguo preceptor, del sobrino S A L E S I A N I D A D / C S R F P 27