En cambio, McCollum sólo pudo descubrir un diente cariado en la

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En cambio, McCollum sólo pudo descubrir un diente cariado en la
colección de varios centenares de cráneos indios en el Museo Nacional
de Wáshington.
Reasoner l ha repasado recientemente ciertas fases del asunto. Con
toda probabilidad,
la malaria, la uncinaríasis y el mal de Pott datan
A juzgar por lo que indica el examen
de los tiempos prehistóricos.
de más de 10,000 momias egipcias, la sífilis, y la lepra no existían
entonces, por lo menos en la forma que las conocemos hoy día, y la
neoplasia maligna más antigua es, probablemente, un sarcoma que se
remonta al siglo III de J. C., en tanto que una momia de 1200-1100
antes de J. C. revela una erupción semejante a la viruela.
En el año 2,000 antes de J. C., ya conocían el raquitismo, el cretinismo y la gota. Los antiguos egipcios revelaban tendencia hacia
la calvicie, así como hacia la obesidad, y la arterioesclerosis, con el
mismo cuadro histológico moderno, ya era muy común en la tierra de
las Pirámides después de la mitad de la vida, pero como no existia
sffilis, ni puede culparse al régimen, y parece que no abusaban del
alcohol, la etiología tiene que permanecer en duda.
Con respecto a la América precolombina, probablemente no cesarán
nunca del todo los debates sobre si hubo lepra, viruela, fiebre amarilla,
y sobre todo sífilis, antes de poner pie los conquistadores en el Nuevo
Mundo.
Es sí un hecho que los “huacos”
de las sepulturas de los
incas muestran mutilaciones probablemente leishmaniásícas.
El estudio de ese misterioso problema de la antiguëdad de ciertos
morbos ha atraído la atención de muchas mentes agudas, y dado de
paso vida a la ciencia que ostenta el nombre de paleopatología, y que
iniciara Fouquet con sus estudios egipcios en 1889. Apenas sí en sus
comienzos, ésta ya nos enseña que aun en la época más remota, el
hombre se veía asediado por muchos problemas que a veces parecen
recientes.
DISEMINACIÓN
MICROBIANA
EN
LAS ESCUELAS
Un problema con el cual tiene que bregar a menudo el médico o
director de sanidad es el de, si aparece una enfermedad infecto-contagiosa, clausurara y fumigará las escuelas, invariablemente
potencial
foco contagioso, como todo otro lugar donde se aglomera la gente.
Para Wood,2 epídemiólogo del Estado de Pennsilvania,
E. U. A., la
clausura y fumigación de las escuelas es un método anticuado.
Con
respecto a fumigar, baste con recordar que las infecciones tienen su
asiento en los niños mismos (que no pueden ser desinfectados) y no
en los edificios.
El resultado más frecuente, y casi obligado, del
cierre escolar es más difusión de la enfermedad, pues los chicos, a sus
1 Reasoner,
M.
1 Wood, Harold:
A.:
Mil. Surg.
Penmylvania’s
65: 339 (shre. 1920).
Health
6: 8 (nbre-dbre.)
1928.
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anchas todo el día, se reunirán con los alumnos de otras escuelas, con
quienes quizás no se verían, de no estar cerradas las aulas.
Por supuesto, es de rigor comunicar en el act.0 a las autoridades de
sanidad cualquier caso de enfermedad infecto-contagiosa,
a fin de
poder aislarlo prontamente,
vigilar los contactos y sospechosos, e
iniciar las medidas aconsejadas, vacunación, inmunización,
etc.
Al considerar la exclusión de la escuela, de los otros niños de una
casa, cada caso debe ser analizado individualmente,
mas de acuerdo
con ciertos principios fundamentales.
Determinada
la índole de la
enfermedad, y estudiado lo que de ella y de su contagiosidad sabemos
en general, y las condiciones locales, hay que considerar detenidamente ciertos factores, a saber:3 ¿Se ha trasladado al enfermo a un
hospital, o permanece aislado en casa? ¿Se han mudado los contactos a otros alojamientos, o siguen viviendo en la casa? ¿Son los
contactos presuntamente
inmunes, o susceptibles a la dolencia?
iEs muy transmisible ésta? iCuánto peligro encierra?
Las enfermedades con que más frecuentemente
tienen que luchar
las autoridades de sanidad corresponden toscamente a cinco grupos:
difteria y escarlatina; poliomielitis
y meningitis;
fiebres entéricas
(tifoidea y paratifoideas);
sarampión y tos ferina; y varicela, parotiEn lo tocante a los tres primeros grupos,
ditis, y roseola epidémica.
suele reinar más uniformidad
que en los últimos dos. Con respecto
al sarampión y la tos ferina, las indicaciones son muy parecidas, y
el tributo que cobran esas dos dolencias en morbídad y mortalidad es
mayor que lo que cree mucha gente. La roseola epidémica plantea
un problema, pues, como causa de letalidad, es tan banal como la
varicela y la parotiditís, pero dada su posible confusión con el sarampión, hay que considerarla con más detenimiento.
Tras muchos años de experiencia, el péndulo de la opinión general
parece oscilar en el sentido de que el aislamiento de los casos ínfecciosos, medida de primera fuerza en ciertas dolencias, ejerce en sí
y por sí solo muy poco efecto sobre la disminución de la morbídad en
conjunto, pues los portadores y las formas frustras o atenuadas complican el problema.
A fin de poder desintegrar las defensas naturales,
precisa un mínimum de bacterias y un mínimum de tiempo.
En las
escuelas del Consejo del Condado de Londres descubrieron que 2 por
ciento de los alumnos son portadores de difteria.4
Habiéndose calculado que el estado de portador dura por término medio unas 3
semanas, el número de portadores varía 17 veces durante el año, de
modo que 34 por ciento de la población deben ser portadores en ese
período.
En cambio, sólo 1 por ciento de las personas padecen de
difteria clínica, de modo que los portadores son 30 veces más numerosos. En la Escuela del Hospital Greenwich no hubo casos de difteria
3 MacDonald,
W. H.: Pub. Health
New,
N. J. 15: (ab.-mayo)
4 Dudley,
S. F.: Lancet
17: 849 (obre. 27) 1028.
1030.
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o escarlatina entre los alumnos de día (externos), en tanto que hubo
300 entre los residentes (internos), quizás debido al contacto más
íntimo y prolongado en los dormitorios;
en otras palabras, entre los
alumnos de 10 años o menos de las escuelas de Londres, un 40 por
ciento de los susceptibles quedarán inmunizados por la autovacunación, en tanto que 10 por ciento serán víctimas de la difteria clínica,
mientras que en las pensiones o escuelas de internos, la autovacunación inmuniza en 3 años el doble de alumnos, pero a costas de 1 caso
clínico por oada 3 inmunizados.
La lección que se desprende de lo dicho es que el mejor modo de
combatir las enfermedades en la escuela es no esperar a que aparezcan,
sino precaverlas, con los medios profilácticos de que ya disponemos,
por ejemplo, contra la viruela y la difteria, y contra las demás, despistando cuanto antes los casos por medio de un eficiente sistema de
inspección médico-escolar.
El maestro debe también aprender a
distinguir los primeros síntomas de las enfermedades más comunes,
y ejerciendo constante vigilancia,
excluir de la escuela a cualquier
alumno que acuse signos sospechosos. Para el reingreso, por supuesto,
debe ser siempre condición esencial un examen médico.
También
urge perfeccionar los medios de diagnóstico, en el sentido de la
exactitud, y sobre todo de la prontitud, pues tratándose de infecciones,
las horas valen días y los minutos horas.
La sanidad municipal
en México.-Es
sorprendente
que, entre las pocas herencias que no han sido tocadas por el espiritu de renovación
que ha conmovido
a
nuestro pais en todos los órdenes de la vida social, la supuesta sanidad municipal
permanezca
en el mismo estado que hace cincuenta
o cien años. Su personal se
compone casi siempre de un mkdico mal pagado y frecuentemente
removido,
que
naturalmente
~610 destina unas cuantas horas de la semana a los menesteres de
su ramo.
Unas veces no hay nadie mas, otras, algunos agentes, tan precaria e
irregularmente
pagados como el mbdico, completan
el personal que tiene a su
cargo la protección
de la salud de la comunidad.
Acontece que en esos departamentos se carece de todo dato relacionado
con el red estado sanitario
de la población, no hay estadfsticas
que digan la mortalidad
por las diversas
causas, la
morbilidad,
la prevalecencia
de enfermedades
transmisibles;
se carece de an&lisis
del agua de bebida, no se corrige el mal manejo de alimentos
como la leche, u
otros que fácilmente
transmiten
gérmenes patógenos;
tampoco hay clínicas de
higiene infantil
o dispensario
para el tratamiento
de enfermedades
venéreas y
contra los padecimientos
evitables
que aniquilan
a los pobladores.-Mlcnm,
E.
BUSTAMANTE, en su trabajo presentado
en el Séptimo Congreso Médico LatinoAmericano.
La pobreza y la enfermedad.-Según
un análisis realizado
por Conant,
Comisionado de Beneficencia
Pública del Estado de Massachusetts,
E. U. A., como 20
por ciento de la pobreza que obliga a la gente a solicitar socorros en dicho Estado,
procede de la enfermedad.
En Massachusetts,
un promedio
de 4,575 personas
han tenido que ser socorridas durante los últimos 5 años. La causa m& frecuente
fu6 la falta de empleo (50 por ciento de los casos).
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