La ciudad de los pobres Fernando Carrión M.

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La ciudad de los pobres
Fernando Carrión M.
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Publicado en: Diario Hoy
Fecha: Sábado, 29 de mayo de 2004
América Latina ha incrementado notablemente el número de pobres en sus ciudades, al
extremo de que la pobreza se ha convertido en una problemática urbana. A fines de los
años noventa, el 61.7 por ciento de los pobres vivía en zonas urbanas, cuando en 1970
lo hacía el 36.9 ciento; lo cual significa que ha habido un proceso acelerado de
urbanización de la pobreza que lleva a que en la actualidad haya mas de 130 millones
de pobres viviendo en las ciudades de Latinoamérica. Hoy en día, según la CEPAL, el
37 por ciento de los habitantes urbanos son pobres y el 12 por ciento indigente.
Estas cifras llevan a pensar en dos importantes efectos sobre las ciudades de la región. Por un lado, que
las ciudades latinoamericanas son pobres, porque concentran población pobre o, lo que es lo mismo, que
las ciudades de pobres son ciudades pobres. Si esto es así, no solo que la mayoría de la población
urbana es pobre sino que las ciudades en su totalidad también lo son. Lo cual da lugar a pensar que
América Latina ha pasado de las "ciudades de campesinos" a las "ciudades de pobres".
Y por otro, que los impactos de la pobreza al interior de cada ciudad son desiguales, produciendo
segregación urbana y generando un círculo perverso de mas pobreza; Es decir, ciudades de pobres que
son pobres y se empobrecen en el tiempo.
Las ciudades de pobres son pobres, porque así como el Rey Midas todo lo que topa lo convierte en oro,
la pobreza donde llega lo encarece y erosiona. Existen varios estudios que muestran que la pobreza
resulta ser más cara que la riqueza. Ejemplos de la afirmación puede ser: el acceso al agua potable por
tanque cisterna es más costoso y de menor calidad que el acceso por la red del sistema formal. El
abastecimiento de víveres es de peor calidad y de mayor precio en las comunidades urbanas distantes
donde los productos de primera necesidad llegan a tiendas y bodegas que en los supermercados. La
vivienda, el transporte, la salud, la educación y el crédito tienen un comportamiento similar.
Y también existen investigaciones que muestran como la pobreza empobrece el hábitat en el que se
asienta. Un segmento de la pobreza tiende a localizarse en la periferia o en la centralidad debido a las
ventajosas condiciones de localización que presentan y al hacerlo tiende a degradar el patrimonio natural
e histórico del sitio, con lo cual éste hábitat erosionado se convierte – a su vez- en factor adicional de la
pobreza; instaurándose un círculo sin fin de crecimiento de la pobreza y de erosión patrimonial.
Si los impactos de la pobreza, la inequidad y la segregación en la ciudad son significativos, no se puede
negar que también lo son para el desarrollo económico y para el fortalecimiento de la democracia en
América Latina.
Enfrentar esta tarea es –sin duda alguna- un elemento fundamental para que la población mejore su
calidad de vida y para que las ciudades latinoamericanas adquieran la cualidad urbana mínima. En otras
palabras, se debe entrar en la lógica de construir más ciudad para más ciudadanos y más ciudadanos
para más ciudad.
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