La selección de los candidatos al sacerdocio Vocaciones El Concilio Vaticano II, del que la Iglesia conmemora 50 años desde su inauguración, enseña y establece, respecto de este tema, los principios generales y básicos de selección de los candidatos al sacerdocio, en el Decreto Optatam totius n.6: “Investíguese con vigilante atención, según la edad y progreso en la formación de cada uno, acerca de la rectitud de intención y libertad de los candidatos; la idoneidad espiritual, moral e intelectual; la conveniente salud física y psíquica, teniendo también en cuenta las condiciones hereditarias. Examínese, además, la capacidad de los alumnos para cumplir las cargas sacerdotales y para ejercer los deberes pastorales.” E n síntesis, hay dos elementos que hacen posible constatar la existencia de una llamada divina al sacerdocio: la adecuada intención personal y el conjunto de idoneidades. 1. La rectitud de intención: el candidato debe manifestar su intención de ser sacerdote, que debe reunir varias condiciones indispensables: que sepa suficientemente bien en qué consiste el ministerio sacerdotal en la Iglesia Católica, según lo dejó establecido el Señor y lo enseña el Magisterio; que esta intención la manifieste de modo claro y libre de cualquier tipo de presión externa o interna; y que las motivaciones de su propósito sean legítimas: a esta se llama “rectitud” en la intención, es decir, que sea por motivos sobrenaturales no mezclados con otros deseos meramente humanos, torcidos o inmorales. 2. La idoneidad: el candidato debe tener un conjunto de condiciones personales y de virtudes que le permitan desempeñar bien el ministerio sacerdotal. Estas idoneidades deben excluir elementos claramente negativos y comprobarse cualidades positivas, al menos susceptibles de desarrollo en el proceso formativo. El elenco de estas cualidades es amplio y abarca las dimensiones espi- ritual, intelectual, humana y de dotes para la transmisión del Evangelio. Estos dos grandes aspectos deben ser reconocidos y juzgados por la jerarquía de la Iglesia; no basta el parecer de la propia persona interesada, sino que se requiere que el Obispo, junto con el conjunto de sacerdotes nombrados por él y dedicados al discernimiento vocacional se formen un parecer positivo y moralmente seguro de cada candidato. El texto del Concilio concluye el párrafo con esta importante observación: “A lo largo de toda la selección y prueba de los alumnos, procédase siempre con la necesaria firmeza, aunque haya que lamentarse de la escasez de sacerdotes, porque Dios no permitirá que su Iglesia carezca de ministros, si son promovidos los dignos. A quienes carezcan de idoneidad oriénteseles a tiempo y paternalmente hacia otras ocupaciones; para que, conscientes de su vocación cristiana, se entreguen con entusiasmo al apostolado seglar.” Pastoral Vocacional del Seminario Mayor San Pedro Apóstol Si desea hacer algún comentario o consulta hágalo al mail: [email protected] Obispado de San Bernardo 19