ministros extraordinarios de la eucaristía

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MINISTROS
EXTRAORDINARIOS
DE LA EUCARISTÍA
Colección Liturgia 11
COMISIÓN DIOCESANA DE LITURGIA
DIÓCESIS DE CHOSICA (LIMA-ESTE)
“Donde lo aconseje la necesidad de la
Iglesia y no haya ministros, pueden
también los laicos, aunque no sean
lectores ni acólitos, suplirles em algunas
de sus funciones, es decir, ejercitar el
ministerio de la palabra, presidir las
oraciones
litúrgicas,
administrar
el
bautismo y dar la sagrada comunión,
según las prescripciones del derecho”
(Código Derecho Canónico, 230 § 3)
1. LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA
a) Misterio que celebramos:
La Eucaristía es el Memorial del amor de Cristo que él
dio a su Iglesia la víspera de su
pasión. En ella actualiza su
sacrificio y se ofrece a sí mismo
c o m o a l i m e n t o. D e C r i s t o
recibimos este encargo: “Hagan
esto en memoria mía”. Y la Iglesia
a través de los siglos ha repetido
estos gestos y palabras de Cristo.
Desde el comienzo los cristianos
se han reunido, sobre todo el
domingo, “día del Señor” (porque
ese día Jesús resucitó) para dar
gracias al Padre - la palabra
Eucaristía significa “acción de
gracias” - por el don de su Hijo,
para cumplir su encargo haciendo presente la muerte del
Señor y para alimentarse con su Palabra y con su Cuerpo.
Por eso la plena participación en la Eucaristía requiere la
comunión sacramental en la que se recibe la gracia del
sacrificio de Cristo. Así damos cumplimiento a su Palabra:
“Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera
bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece
en mí y yo en él” (Jn 6, 55-56)
Jesús resucitado sigue presente en su Iglesia y por su
Espíritu actualiza su sacrificio para renovar la vida
1
personal y comunitaria de los fieles. La Eucaristía mira al
pasado, a la persona y obra del Jesús histórico, hace
presente su misterio en el presente para alimento de la fe
de sus fieles y nos proyecta hacia el futuro, ya que la
participación en la Eucaristía es garantía de resurrección:
“El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y
yo lo resucitaré en el último día” (Jn 6, 54).
La Iglesia, por encargo de Jesús, celebra la Eucaristía y
la Eucaristía construye la Iglesia. Por eso la Celebración de
la Eucaristía es el centro de la vida de toda comunidad
eclesial y las comunidades que carecen de la celebración
de la Eucaristía están privadas de la fuente de su propia
vida cristiana. La Eucaristía es el origen de toda la vida de
la Iglesia y la cumbre de todas sus manifestaciones. Todos
los demás Sacramentos, los Ministerios eclesiásticos y las
obras de Apostolado están íntimamente relacionadas con
la Eucaristía y se ordenan a ella (Presb. Ord. 5).
La Eucaristía recibió en el N.T. y en los primeros siglos el
nombre de Fracción del Pan (por el gesto que hizo Jesús en
la última Cena). Más tarde se le llamó Misa (por el sentido
de misión o envío a la vida) y también Eucaristía (que
significa “Acción de gracias”)
b) Estructura de la celebración de la misa:
La Celebración de la Misa tiene dos partes bien
diferenciadas:
! Después de unos ritos introductorios que pretenden
prepararnos (canto de entrada, saludo del celebrante,
peticiones de perdón, Gloria y oración del celebrante en
nombre de la comunidad y durante los cuales estamos
de pie), comenzamos la primera parte llamada:
!
2
! Liturgia de la Palabra:
Sentados. Los domingos
escuchamos una primera lectura del A. T. (en el tiempo
pascual es del libro de los Hechos de los Apóstoles).
Luego cantamos al Salmo Responsorial con el que
interiorizamos poéticamente el mensaje de la primera
lectura. A continuación escuchamos la segunda lectura
que suele ser de las cartas de los Apóstoles o del
Apocalipsis. De pie cantamos el Aleluya o Aclamación a
Cristo para acoger su Palabra en el Evangelio.
Escuchamos atentos el Evangelio como cumbre de esta
parte de la Misa. Sigue la homilía del celebrante que
aplica la Palabra de Dios a nuestra vida y que
escuchamos sentados. Después de pie hacemos
profesión de nuestra fe (Credo) y terminamos esta
parte con la Oración de los fieles o peticiones por las
necesidades de la Iglesia, del mundo y de nuestra
comunidad.
! Liturgia de la Eucaristía: Nos sentamos y se
presentan las ofrendas y sobre todo el pan y el vino para
la Eucaristía. El sacerdote en silencio o en voz baja
bendice a Dios por estos dones. Nos ponemos de pie y
escuchamos la oración del sacerdote sobre las ofrendas.
Ahora comienza la gran Acción de Gracias (esto significa
la palabra “Eucaristía”) que se
inicia con el Prefacio y el Santo,
sigue con la alabanza a Dios, la
invocación al Espíritu sobre el
pan y el vino, el relato de la
Institución de la Eucaristía, la
adoración en silencio (de
rodillas si es posible) del
Cuerpo y Sangre de Cristo y la
aclamación “Este es el
sacramento de nuestra fe”. De
pie, sigue la alabanza a Dios,
3
nueva invocación al Espíritu sobre la Iglesia y
comunidad, peticiones por la Iglesia y sus pastores, por
los difuntos y termina con la gran aclamación final del
“Amén” solemne. Y ahora nos preparamos para la
comunión con el rezo o canto del Padrenuestro, los ritos
de la paz y de la fracción del pan y la comunión.
! La conclusión es muy breve: Se ha hecho costumbre
guardar unos momentos de silencio sentados. Luego
nos ponemos de pie para la oración que dice el
sacerdote, escuchamos los avisos y recibimos la
bendición final.
c) El Domingo
Desde los orígenes la
iglesia celebra el misterio
pascual cada ocho días,
en el “día del Señor” o
“Domingo”. El Domingo
tiene muchos significados
en la teología cristiana.
Los que recoge la Carta
Apostólica “Dies Domini”
del Papa Juan Pablo II del
31 de mayo de 1998 son los siguientes:
! Es el Día del Señor: celebración de la obra del Creador
y del descanso, día bendecido por Dios y dedicado a
celebrar su obra. El pueblo judío celebró el sábado y lo
expresó en el tercer mandamiento. “santificarás el
sábado”. Los cristianos, reconociendo la nueva etapa de
salvación inaugurada por Cristo, asumieron como día
festivo el primer día después del sábado, porque en él
tuvo lugar la Resurrección de Cristo.
4
! Es el Día de Cristo: el día que inaugura la nueva
creación con la Resurrección del Señor. Y es el día del
don del Espíritu que realiza la obra de Cristo a través de
los siglos. El domingo es la celebración semanal de la
Pascua del Señor.
! Es el Día de la Iglesia: en él los cristianos se reúnen en
asamblea (la palabra “Iglesia” significa “reunión,
asamblea”) para escuchar la Palabra de Dios y cumplir
el encargo de Jesús de hacer presente su sacrificio en la
celebración de la Eucaristía. No es suficiente que cada
cristiano recuerde en su interior a Cristo y le rece. Por el
bautismo no hemos sido salvados a título personal sino
como miembros del Cuerpo místico de Cristo que es la
Iglesia. Y en la asamblea dominical es donde
expresamos nuestra condición de miembros de la
Iglesia, proclamamos nuestra fe común en el Señor
resucitado y salimos fortalecidos para ser sus testigos
en el mundo. Por eso todo cristiano tiene la obligación
de participar en la Misa del domingo.
! Es el Día del Hombre: Es el día dedicado a la alegría, al
compartir y al descanso de la dura tarea del trabajo
diario. En este ritmo semanal el hombre supera la
dimensión del interés por las cosas materiales y da paso
al cultivo de los valores del espíritu. Un valor que se
debe cultivar el domingo es el de la solidaridad con los
propios familiares. Por eso es un día especialmente
propicio para cultivar la vida familiar. Y a la vez la
solidaridad con los que sufren (enfermos, ancianos,
presos...)
5
2.CULTO A LA EUCARISTÍA FUERA DE LA
MISA
a) La reserva de la Eucaristía:
“La Celebración de la Eucaristía en el Sacrificio de la
Misa es realmente el origen y el fin del culto que se rinde
fuera de la Misa” (Ritual 2). Pero el sacramento de la
Eucaristía no se agota con su Celebración. Cristo sigue
presente en las especies consagradas de pan y vino que se
reservan después de la Misa y a él rinde la Iglesia culto de
adoración. Con todo este culto debe llevar a los fieles a
participar más asidua y plenamente en la Celebración de la
Misa. En este sentido hay que evitar dos extremos: uno
sería considerar la reserva eucarística como igual a la Misa
y el otro consistiría en dar sólo importancia a la Misa e
ignorar la reserva eucarística. Estos
extremos llevan a dos clases de
abusos: uno consiste en adorar la
reserva y orar ante el sagrario
mientras se celebra la Misa y el otro
desconocer la presencia real de Cristo
en la reserva eucarística. Por eso
mientras se celebra la Misa no se
debe tener expuesto el Santísimo
(Ritual de la sagrada comunión y del
culto a la Eucaristía fuera de la Misa Nº 6).
La Iglesia desde los primeros siglos reserva el pan
consagrado para compartirlo con aquellos que no han
podido asistir a la Celebración. Entre ellos cuentan sobre
todo los enfermos y también los impedidos por otros
motivos justificados. Posteriormente se desarrolló la
práctica del culto y adoración a Cristo presente en el
Sagrario.
6
B) El viático, fin primero de la reserva:
“El fin primero y primordial de la reserva de las sagradas
especies fuera de la Misa es la administración del viático”
(Ritual de la sagrada comunión...5). Este fue el objetivo
primero por el que se conservó la Eucaristía fuera de la
Misa, para llevarla a los moribundos. “La comunión en
forma de viático ha de considerarse como signo peculiar de
la participación en el misterio que se celebra en el sacrificio
de la Misa, esto es, la muerte del Señor y su tránsito al
Padre” (Ritual de la unción y de la pastoral de enfermos,
26). El viático reviste especial significación por ser la
comunión otorgada a los que
están en peligro de muerte.
Quiere hacerles compartir la
muerte de Cristo y alimentar
en ellos la esperanza de
compartir su resurrección. En
él se le pide también al
creyente que renueve sus
compromisos bautismales.
c) Otros fines de la reserva:
Fines secundarios de la reserva eucarística son la
comunión fuera de la misa (aquí se incluye la comunión a
los enfermos o a los impedidos de participar en la Misa) y la
adoración de Cristo presente en el Sacramento ( Ritual de
la sagrada comunión...5).
! La comunión fuera de la Misa: Los fieles cuando
comulgan fuera de la Misa también se unen al Sacrificio
de Cristo. La administración de la comunión a los fieles
fuera de la Misa debe ser una excepción a favor de
aquellos que no pueden asistir a la Celebración. Lo
7
normal es comulgar dentro de la Misa. Los principales
impedidos de asistir a la Misa son los enfermos, los
ancianos, los impedidos y los presos. Llevar la comunión
a los enfermos, ausentes o presos en los primeros siglos
era práctica normal. Luego se reservó a los clérigos. En
1973 se permitió nuevamente a los laicos distribuir y
llevar la comunión bajo algunas condiciones. Este
servicio está abierto también a las mujeres.
! La comunión a los enfermos: Los enfermos son
personas que sufren en su cuerpo y también en su
espíritu y por eso se les debe una atención especial para
que puedan unirse a la pasión de Cristo en la comunión
eucarística. Aunque ausentes de la Celebración
dominical, se les reconoce como miembros de la
comunidad cristiana y participan con ella en la oración y
en compartir con la Iglesia el Pan de la Palabra y el
Cuerpo de Cristo. Aquí cumplen su función principal los
Ministros Extraordinarios de la Eucaristía. En cuanto se
pueda se ha de llevar la
comunión a los enfermos el
domingo para expresar su
unión con la comunidad
eclesial que celebra el día del
Señor. No es tanto un favor
que se les hace sino el
cumplimiento de un derecho
que tienen como cristianos.
! La adoración eucarística:
Puede tener forma privada o
pública. La adoración privada es la que realiza cada fiel
adorando y haciendo oración ante el Sagrario o ante el
Santísimo expuesto. La pública es la que se hace en
grupo o asamblea ante el Sagrario o ante el Santísimo
expuesto en el copón o en la custodia. Manifestación
8
extraordinaria del culto a la Eucaristía
son las
Procesiones eucarísticas, en las que el pueblo cristiano
rinde público testimonio de fe y piedad a Cristo
presente en el Sacramento. Esta expresión pública de
fe se celebra sobre todo en la Fiesta del Cuerpo y
Sangre de Cristo. Una devoción muy popular es la Visita
al Santísimo que puede ser personal o en grupo. La
intención de todo culto al Santísimo Sacramento es una
mayor vivencia de la Celebración eucarística: dar
gracias a Dios por su obra salvadora, profundizar la
gracia de la unión con Cristo en la comunión y revisar
nuestro compromiso cristiano en la vida. En el culto
comunitario a la Eucaristía no deben faltar nunca la
celebración de la Palabra de Dios y el silencio
meditativo. También deben tenerse en cuenta los
tiempos litúrgicos para
dar al culto eucarístico
el matiz que cada
tiempo destaca en
relación con el misterio
de Cristo. Las hostias
c o n s a g ra d a s d e b e n
renovarse con
frecuencia. Y los
templos y capillas
donde se reserva la
Santísima Eucaristía
deben estar abiertos
todos los días durante
varias horas para que
los fieles puedan orar
ante el Santísimo
Sacramento. (Ritual de
la sagrada comunión...7
y 8)
9
3.EL MINISTRO EXTRAORDINARIO DE LA
EUCARISTÍA
El ministro ordinario del Sacramento de la Eucaristía en
todos sus aspectos es el Obispo y el sacerdote como
colaborador del Obispo. También en todos los aspectos,
menos la Celebración de la Misa, es ministro ordinario el
Diácono. Pero para facilitar el servicio de la comunión
eucarística está permitido elegir a personas idóneas,
hombres y mujeres, para que desempeñen por un tiempo
determinado este ministerio de distribuir a los fieles el Pan
eucarístico y de llevarlo a los enfermos en sus casas. Esto
lo hacen en virtud del sacerdocio bautismal o sacerdocio
común de los fieles y por delegación de la Iglesia. Es
atribución del Obispo conceder este permiso. También el
sacerdote que preside la celebración puede conceder este
permiso para un caso excepcional e imprevisto
(Instrucción Inmensae Caritatis 1).
Las funciones que pueden cumplir los Ministros
Extraordinarios de la Eucaristía son las siguientes:
10
! Llevar la comunión a los enfermos.
! Administrar el Viático.
! Ayudar a dar la comunión en la Misa y fuera de la Misa.
! Exponer el Santísimo sin dar la bendición.
Las circunstancias que justifican la actuación de un
Ministro Extraordinario de la Eucaristía son:
! Cuando no hay sacerdote, diácono o acólito instituido.
Aquí se consideran los casos de poblaciones distantes
que no tienen sacerdote ni diácono. Con permiso del
Obispo puede haber algún Celebrador de la Palabra y
distribuidor de la comunión.
! Cuando el sacerdote, el diácono o el acólito instituido
están impedidos por el ejercicio de otro ministerio
pastoral, por enfermedad o edad avanzada y no hay
ningún otro sacerdote o diácono
presente.
! Cuando los fieles que desean
comulgar son tantos que se
prolongaría excesivamente la
celebración de la Misa o la
distribución de la comunión fuera de
la Misa. También cuando se ha de dar
la comunión bajo las dos especies.
! Cuando el número de enfermos que
deban atender los pastores sea muy
numeroso.
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Las condiciones para poder ser Ministro Extraordinario de
la Eucaristía son:
! Distinguirse por su vida cristiana, por su fe y buenas
costumbres.
Se esforzará por ser digno de este
nobilísimo encargo, cultivará la devoción a la Sagrada
Eucaristía y dará ejemplo a los demás fieles de devoción
al Santísimo Sacramento del altar.
! Ser personas adultas (hombres o mujeres) que hayan
recibido el sacramento de la Confirmación.
! Los candidatos deben ser
presentados por el párroco
al Obispo y es conveniente
que el párroco pida
sugerencias por ejemplo al
Consejo Parroquial. El
Obispo o Vicario encargado
por él expedirá el
c o r r e s p o n d i e n t e
nombramiento por un plazo
determinado (2, 3 ó 5 años)
! Los candidatos deben ser
debidamente preparados
según el programa que
determine el Obispo. Una formación básica cristiana y
también el conocimiento de las responsabilidades que
asumen, las rúbricas que deben observar y la disciplina
de admisión a la sagrada Comunión. Para ello es
oportuno organizar cursos de formación en que se
enseñe la recta doctrina y el clima sea verdaderamente
espiritual. (Instrucción sobre algunas cuestiones acerca
de la colaboración de los fieles laicos en el sagrado
ministerio de los sacerdotes, Art. 8 Nº 2. y Art. 13.
Roma, 15 agosto 1997).
12
! Los Ministros Extraordinarios de la Eucaristía, cuando
son autorizados por primera vez, deben ser
presentados a la comunidad parroquial y asumir el
encargo en una celebración pública presidida por el
Obispo o su delegado. (Ver más abajo, No. 10).
! Los ministros deben tener sentido eclesial. Ser Ministro
Extraordinario de la Eucaristía no es una cuestión de
prestigio personal ni de ostentar un poder. Es más bien
un acto de servicio. Con sencillez y humildad se debe
acoger el encargo y con la misma sencillez y humildad
se debe aceptar que otros lo ejerzan.
La vestidura litúrgica del Ministro Extraordinario de la
Eucaristía es la que se acostumbra en la región o bien otra
que haya sido aprobada por el Obispo (Ritual de la sagrada
comunión... 19).
4. AYUDANTE DE LA COMUNIÓN EN LA MISA
Una de las funciones
del Ministro Extraordinario
de la Eucaristía es ayudar
al sacerdote a distribuir la
comunión en la Misa. Lo
ha de hacer en las
circunstancias que
hemos señalado más
arriba.
13
Modo de proceder: Suben al altar después de la
comunión del sacerdote. En cada Misa se han de consagrar
el número suficiente de hostias para la comunión de los
asistentes. El sacerdote les da la comunión a los Ministros,
les entrega el copón o cesto con las hostias consagradas y
bajan a dar la comunión a los fieles. Al terminar depositan
sobre el altar los copones, purifican los dedos y se retiran a
su lugar. Deben dar la comunión en la boca o en la mano
según la voluntad del comulgante, pues ambas formas
están aceptadas por la Iglesia.
5. LA COMUNIÓN A LOS ENFERMOS
a) Sentido:
La Iglesia ha
mantenido desde los
comienzos su
preocupación por
atender a los
enfermos y a todos
los que no pueden acudir a la Iglesia y por subrayar su
pertenencia a la comunidad de los fieles. Ahora los Obispos
pueden autorizar a laicos hombres y mujeres a llevar la
comunión a los que están impedidos de participar en la
Misa. Esto incluye no sólo a los enfermos sino también a los
que los cuidan, a los que están impedidos de salir de casa o
están recluidos en prisiones, reformatorios u otros
lugares. Los pastores de almas deben procurar que los
enfermos, ancianos e impedidos, aunque no padezcan una
enfermedad grave, tengan facilidades para recibir la
Eucaristía con frecuencia, principalmente en el tiempo
pascual.
14
Los fieles deben ser instruidos sobre la finalidad de la
comunión fuera de la Misa. En ella se unen al sacrificio de
Cristo que se actualiza en la Misa, renuevan la Nueva
Alianza entre Dios y los hombres sellada con la sangre de
Cristo y anticipan en la fe y en la esperanza el Banquete
glorioso en el Reino del Padre, anunciando la muerte y
proclamando la resurrección del Señor hasta que venga
(Ritual de la sagrada comunión... 13-15).
b) Condiciones:
! Estado de gracia: Es una
condición para todo el que se
acerca a comulgar: estar libre de
pecado grave. A los enfermos e
impedidos, ante todo hay que
preguntarles si necesitan
confesarse y en este caso llamar a
un sacerdote antes de
administrarles la comunión.
También es conveniente que los
enfermos que comulgan con
frecuencia se confiesen con cierta
regularidad y cada vez que ellos lo requieran.
! Ayuno eucarístico: La norma general para todos es
guardar una hora de abstenerse de tomar alimento o
bebida antes de la comunión. Siempre se puede beber
agua o tomar medicinas. Las personas de edad
avanzada o enfermas y los que las cuidan pueden recibir
la comunión aunque hayan tomado algo en la hora
inmediatamente anterior. A ellos no les urge la norma
del ayuno eucarístico.
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! Espíritu de oración: Los enfermos deben contemplar
con fe el don recibido y dar gracias para que el
Sacramento produzca frutos más abundantes de
caridad. Después de la comunión recibida se les
recomienda que permanezcan algún tiempo en oración.
! Otras condiciones: La comunión a los enfermos e
impedidos debe llevarse preferentemente el domingo
después de la Misa, como signo de unión con la Iglesia
celebrante. Si el enfermo desea confesarse hay que
ponerlo en contacto previamente con el sacerdote. Lo
mismo si desea recibir la Unción. También si el enfermo
está conviviente o sólo casado por civil. La comunión se
debe dar a enfermos que están conscientes. Si el
enfermo no puede pasar la hostia entera, se le da un
trocito con un poco de agua
6.
RITUAL DE
ENFERMOS:
LA
COMUNIÓN
A
LOS
Preparativos: Para la comunión se prepara un pequeño
mantel blanco, se coloca un crucifijo, dos velas encendidas
y una flor. Las hostias se llevan o en un corporal plegado o
en una cajita para este fin. Las hostias consagradas se
recogen en la misa en el momento de la comunión, sobre
todo el domingo. Si sobran hostias deben devolverse al
sagrario y de ninguna manera llevarlas a casa hasta el día
siguiente. El esquema para la comunión a los enfermos es
el siguiente:
Proponemos sólo el rito para un laico Ministro
Extraordinario de la Eucaristía. Al llegar, el ministro saluda
al enfermo y a los familiares con estas palabras:
16
Ministro: Paz a esta casa y a los que viven en ella.
Coloca el Sacramento sobre la mesa y lo adora junto con
los presentes. E invita a todos al acto penitencial.
Acto penitencial
Ministro: Hermanos, reconozcamos nuestros pecados,
para que podamos participar dignamente en esta sagrada
celebración. (Breves momentos de silencio. Luego se dice
alguna de las siguientes fórmulas).
Fórmula 1:
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes,
hermanos, que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión; por mi culpa, por mi culpa, por mi
gran culpa (golpes de pecho). Por eso ruego a Santa María
siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes,
hermanos, que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor.
Ministro: Dios todopoderoso tenga misericordia de
nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleva a la vida
eterna.
Todos: Amén.
Fórmula 2:
Ministro: Tú que por el misterio pascual nos has alcanzado
la salvación, Señor, ten piedad.
Todos: Señor, ten piedad.
Ministro: Tú que renuevas siempre, por medio de los
sacramentos, las maravillas de tu pasión, Cristo, ten
piedad.
17
Todos: Cristo, ten piedad.
Ministro: Tú que nos haces participar del sacrificio pascual
por la comunión de tu Cuerpo, Señor, ten piedad.
Todos: Señor, ten piedad.
Ministro: Dios todopoderoso tenga
nosotros, perdone nuestros pecados
y nos lleve a la vida eterna.
misericordia
de
Todos: Amén.
Liturgia de la Palabra
(Luego el ministro lee alguno de los
siguientes textos bíblicos.
Comienza: Jesús dice:)
! El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna
y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es comida
verdadera y mi sangre es bebida verdadera (Jn 6, 5455).
! Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre
sino por mí (Jn 14, 6).
! Si alguien me ama, guardará mis palabras y mi Padre lo
amará y vendremos a él para hacer nuestra morada en
él. (Jn 14, 23).
! Permanezcan en mí y yo permaneceré en ustedes. La
rama no puede producir frutos si no permanece unida a
la planta. Tampoco ustedes pueden producir frutos si no
permanecen unidos a mí (Jn 15, 4).
! Cada vez que comen de este pan y beben de la copa,
están anunciando la muerte del Señor hasta que venga
(1 Cor 16, 26.
18
(Si las circunstancias lo permiten, se puede hacer una
lectura más larga y que tenga sentido eucarístico. Luego
se puede guardar un momento de silencio o hacer una
breve reflexión. A continuación se pueden hacer las
Peticiones de la misa de la comunidad parroquial,
añadiendo alguna por el enfermo).
Comunión
Ministro: Y ahora, hermanos,
oremos juntos a Dios nuestro
Padre con la oración que Cristo nos
enseñó.
Todos: Padre nuestro que estás en
el cielo, santificado sea tu
Nombre, venga a nosotros tu
Reino, hágase tu voluntad en la
tierra como en el cielo. Danos hoy
nuestro pan de cada día; perdona
nuestras ofensas como también
nosotros perdonamos a los que
nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación y líbranos
del mal.
(El ministro toma la hostia consagrada y elevándola un
poco dice:)
Ministro: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo. Dichosos los invitados a la mesa del Señor.
Enfermo y comulgantes: Señor, no soy digno de que entres
en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Ministro: El Cuerpo de Cristo.
Enfermo: Amén.
19
(Si otras personas quieren comulgar, reciben la comunión
de modo habitual. El ministro purifica el portaviático si no
lleva la comunión a más enfermos. Puede seguir un
momento de silencio. Luego el ministro dice alguna de las
siguientes oraciones con la invitación “Oremos”.
! Señor Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, te
suplicamos con fe viva, que el Cuerpo de nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que nuestro(a) hermano(a) acaba
de recibir, le conceda la salud corporal y la salvación
eterna. Por Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén.
! Oh Dios que has querido hacernos partícipes de un
mismo pan y de un mismo cáliz, concédenos vivir tan
unidos a Cristo que demos frutos con gozo para la
salvación del mundo. Por Jesucristo nuestro Señor. R/.
Amén.
! Señor, por medio del Misterio pascual de tu único Hijo
llevaste a plenitud la obra de salvación de los hombres;
concede a los que celebramos estos sacramentos
proclamar con fe viva la Muerte y Resurrección de tu
Hijo y avanzar por el camino de la salvación. Por
Jesucristo nuestro Señor. R/. Amén.
Despedida
(El ministro haciendo la cruz sobre sí mismo dice)
Ministro: El Señor nos bendiga, nos guarde todo mal y nos
lleve a la vida eterna. R/. Amén.
O bien.
Ministro: El Señor todopoderoso y misericordioso, Padre,
Hijo y Espíritu Santo nos bendiga y nos guarde. R/. Amén.
20
7. EL VIÁTICO
Aquí ponemos el rito del Viático cuando (por ausencia o
impedimento del sacerdote) lo administra un laico Ministro
Extraordinario de la Eucaristía. Debe haberse previsto que
el enfermo se haya confesado si lo necesita y que haya
recibido la Unción. El rito es el mismo de la “Comunión a los
enfermos” menos lo siguiente. El Ministro Extraordinario
de la Eucaristía llega a la habitación y con sencillas
palabras saluda al enfermo y a los que están con él:
Ministro: Paz a esta casa y a los que viven en ella.
Coloca el Sacramento sobre la mesa y lo adora junto con
todos los presentes. Y luego dice esta monición:
Ministro: Queridos hermanos, nuestro Señor Jesucristo,
antes de pasar de este mundo al Padre, nos dejó el
Sacramento de su Cuerpo y de su Sangre para que,
robustecidos con su viático, prenda
de resurrección, nos sintamos
protegidos a la hora de pasar también
nosotros de esta vida a Dios. Unidos
en la caridad por nuestro(a)
hermano(a), oremos por él(ella).
Invita a todos al acto penitencial.
Liturgia de la Palabra:
Luego lee algún texto breve de la Sagrada Escritura.
(Ver “Comunión a los enfermos”). Después es muy
conveniente que el enfermo, antes de recibir el viático,
renueve las promesas de su bautismo. El Ministro hace una
introducción adecuada y luego pregunta al enfermo:
21
Profesión de fe bautismal:
Ministro: ¿Crees en Dios Padre Todopoderoso, Creador del
cielo y de la tierra?
Enfermo: Sí, creo.
Ministro: ¿Crees en Jesucristo, su único Hijo, nuestro
Señor, que nació de Santa María Virgen, murió, fue
sepultado, resucitó de entre los muertos y está sentado a
la derecha del Padre?
Enfermo: Sí, creo.
Ministro: ¿Crees en el Espíritu Santo, la santa Iglesia
católica, la comunión de los santos, el perdón de los
pecados, la resurrección de los muertos y la vida eterna?
Enfermo: Sí, creo.
Súplica por el enfermo:
Después, si las condiciones del enfermo lo permiten, se
hace una breve súplica en estos o parecidos términos:
Ministro: Queridos hermanos: unidos en la misma fe,
invoquemos a nuestro Señor Jesucristo en favor de
nuestro(a) hermanos(a) N.
! A ti, Señor, que nos amaste hasta el extremo y te
entregaste a la muerte para darnos la vida, te rogamos
por nuestro hermano(a) N.
Todos: Te rogamos por nuestro(a) hermano(a) N.
! A ti, Señor, que dijiste: “El que come mi carne y bebe mi
sangre tiene vida eterna”, te rogamos por nuestro(a)
hermano(a) N.
Todos: Te rogamos por nuestro(a) hermano(a) N.
22
! A ti, Señor, que nos invitas al banquete donde ya no
habrá más dolor ni llanto, ni tristeza ni separación, te
rogamos por nuestro(a) hermano(a) N.
Todos: Te rogamos por nuestro(a) hermano(a) N.
Viático:
El Ministro invita a recitar el
Padrenuestro y da la comunión en la
forma acostumbrada (Ver “Comunión
de los enfermos”). El Ministro,
después de dar al enfermo la
comunión, añade:
Ministro: Cristo te custodie y te lleve
a la vida eterna.
Enfermo: Amén.
Los presentes que deseen comulgar reciben la
comunión en la forma acostumbrada. El Ministro hace la
purificación y después puede guardarse un momento de
silencio.
Conclusión del rito:
El Ministro dice esta oración:
Dios todopoderoso, cuyo Hijo es para nosotros el
camino, la verdad y la vida, mira con piedad a tu siervo(a)
N. Y concédele que, confiado(a) en tus promesas y
reconfortado(a) con el Cuerpo de tu Hijo, pueda llegar en
paz a tu Reino. Por Jesucristo nuestro Señor.
Todos: Amén.
23
Y el Ministro termina con estas palabras:
Ministro: El Señor esté siempre contigo, te proteja con su
poder y te guarde en su paz.
Y tanto él como los presentes pueden dar el signo de la paz
al enfermo.
8. CELEBRACIONES DE LA PALABRA EN
AUSENCIA DE SACERDOTE
(Directorio para las celebraciones dominicales en ausencia
de Presbítero, 2 junio 1988)
a) Condiciones
Todos los fieles cristianos tienen
el derecho y el deber de participar el
domingo en la Mesa de la Palabra y
en la Mesa de la Eucaristía. Pero si la
escasez de sacerdotes no permite
tener la Celebración de la Eucaristía,
la Iglesia ha autorizado que se
pueda tener la Celebración de la
Palabra y la distribución de la
Sagrada Comunión. Esta facultad
debe cumplir ciertas condiciones.
! Ante todo se ha de motivar a los
fieles para que se acerquen a
alguna Iglesia a participar en la Misa completa (N 18).
24
! Si esto no es posible, no se les debe privar de las
riquezas de la Sagrada Escritura y de la plegaria de la
Iglesia (lecturas del año y oraciones litúrgicas) (N 19).
! Estas Celebraciones tienen carácter de suplencia y no
son la mejor solución ni se deben adoptar por
comodidad. Se debe evitar la confusión de equiparar
estas Celebraciones con la Misa completa que es la
única que hace cumplir a los fieles el precepto
dominical. Por eso no se deben tener estas
Celebraciones de la Palabra en lugares en los que se ha
celebrado la Misa en la tarde precedente. (N 21-22).
! El párroco es el que informa al Obispo sobre la
conveniencia de estas Celebraciones en su jurisdicción.
Debe preparar a los fieles con una catequesis adecuada
que explique el sentido y los motivos de la autorización,
visitar las comunidades con la frecuencia que pueda
para confesar a los fieles y celebrar la Eucaristía (N 2627). Los más indicados para estas Celebraciones de la
Palabra son los diáconos si los hay y también los acólitos
instituidos(N 29). Procure el párroco que las hostias se
renueven con
frecuencia y se
conserven en lugar
seguro (N 29).
! El Obispo, oído el
parecer del
C o n s e j o
Presbiteral, establecerá si en la diócesis puede haber
Celebraciones dominicales sin Eucaristía y dar normas
para ello, determinando el lugar, la duración del
permiso, las condiciones y el presbítero responsable
(Instrucción sobre algunas cuestiones... Art. 7 párr. 1).
Nunca se deben organizar estas Celebraciones sin el
permiso del Obispo y sin la tutela pastoral del párroco.
25
Los Celebradores no deben llamarse “coordinadores”,
“moderadores” o títulos semejantes; son ministros
extraordinarios para un tiempo determinado (N 24-25).
El Obispo nombrará un delegado o comisión para que
cuiden que se desarrollen correctamente (N 26).
! Los Celebradores laicos elegidos (hombres o mujeres)
deben ser ejemplares por su conducta de vida y
aceptados plenamente por los fieles. Su designación se
hace por un tiempo determinado y se comunica
públicamente a la comunidad. El párroco debe darles
oportuna y continua formación y preparar con ellos las
celebraciones (N30).
! Los elegidos consideren este cargo no como un honor
sino como un servicio a los hermanos bajo la autoridad
del párroco. Ellos tienen sólo una función supletoria y
deben ejercerla con sincera piedad y con orden. Si no se
puede tener Celebración, es bueno orar en familia o
unirse a las transmisiones de radio o TV (N 31-32).
b) La Celebración
! Los textos de la Celebración se
han de tomar de los libros
oficiales de la Iglesia según el
año litúrgico. No se deben
introducir ni la presentación de
los dones ni la oración sobre las
ofrendas ni el Prefacio ni la
Plegaria Eucarística. El párroco,
al preparar a los laicos, puede hacer algunas
acomodaciones. Se encienden las velas y luces como de
costumbre y se reparten funciones entre lectores,
salmista y cantores (N 35-37).
26
! El laico no debe emplear el saludo
“El Señor esté con ustedes” ni dar
la bendición final, que son
fórmulas propias del Ministro
ordenado (N 39).
! Puede llevar una túnica pero sin
estola. No use la sede presidencial
sino otro asiento fuera del presbiterio. El altar solo se
usa para poner las hostias consagradas sobre el
corporal antes de la comunión como se hace en la
comunión fuera de la Misa (N 40).
! Para la comunión debe usarse el pan consagrado el
mismo domingo en la Misa celebrada en otro lugar y
llevado por el diácono o un laico autorizado o bien el pan
consagrado en la última Misa celebrada en el lugar. El
Celebrador de la Palabra antes del Padrenuestro trae la
Eucaristía del tabernáculo o del lugar donde está
depositada, la coloca sobre el altar y comienza el
Padrenuestro (N 47).
c) Esquema de la celebración
! Canto de entrada, breve monición, rito de perdón y
oración.
! Liturgia de la Palabra (lecturas con breves
moniciones, el salmo responsorial y la aclamación antes
del evangelio). La lectura del Evangelio la inicia un laico
diciendo: “Escuchen, hermanos, el santo Evangelio
según san N.”. Puede haber una explicación de las
lecturas o guardar silencio, pero no homilía.
! Credo y Oración de los fieles. Alguna fórmula de acción
de gracias a Dios (Salmos 99, 102, 117, 135, 150,
Magníficat, Gloria...).
27
! Padrenuestro y Rito de la comunión (si la hay). El
responsable trae el copón y lo coloca en el altar sobre los
corporales, padrenuestro rezado o cantado (luego
puede haber saludo de paz) y comunión según la forma
prevista para fuera de la misa: “Este es el Cordero...”
(Cantos).
! Breve silencio. Acción de gracias si no se hizo antes.
Oración de después de la comunión, avisos parroquiales
(recordar cuándo y dónde se celebra la Eucaristía ese
domingo o el siguiente), se puede hacer una colecta al
terminar y se indica el objetivo. Rito de conclusión
bendiciendo a Dios y santiguándose. Canto final.
9. EXPOSICIÓN DEL
SANTÍSIMO
a) Criterios y condiciones
La Iglesia recomienda vivamente la
devoción tanto privada como pública a
la Santísima Eucaristía, aún fuera de la
Misa que es la fuente y culminación de
toda la vida cristiana. Los fieles, al
adorar a Cristo presente en el
Sacramento, deben recordar que tal
presencia deriva del Sacrificio celebrado en la Misa y que
tiende a la comunión sacramental. Y esta devoción debe
llevarlos a realizar buenas obras y a agradar a Dios con
toda su vida.
No se debe hacer la exposición del Santísimo mientras se
celebra la Misa en el mismo recinto de la Iglesia. Y si la
exposición es prolongada y debe celebrarse la Misa, antes
28
debe reservarse el Santísimo. En presencia del Santísimo,
tanto si está en el sagrario como si está expuesto a la
pública veneración en el copón o la custodia, se hace
genuflexión con una sola rodilla.
El ministro ordinario de la exposición del Santísimo es el
sacerdote o el diácono. Pero en ausencia del sacerdote o
diácono, o legítimamente impedidos, el acólito instituido o
el Ministro Extraordinario de la Eucaristía pueden exponer
públicamente la santísima Eucaristía a la adoración de los
fieles y reservarla después. (Ritual de la sagrada
comunión... Nº 91).
Todos éstos pueden hacer la exposición abriendo el
sagrario, o también, si se juzga oportuno, poniendo el
copón sobre el altar, o poniendo la hostia en la custodia. Al
final de la adoración guardan el Sacramento en el sagrario.
No les es licito, sin embargo, dar la bendición con el
Santísimo Sacramento (ib.).
Estos ministros lleven o la vestidura litúrgica tradicional en
el país, o un vestido que no desdiga de este sagrado
ministerio y que el Obispo apruebe (ib. 92).
b) Modo de proceder:
! Canto de entrada mientras se expone;
algún texto bíblico eucarístico y salmo
responsorial, evangelio, homilía
(sacerdote o diácono), adoración en
silencio o motivada por diferentes
grupos, preces u oración de los fieles.
! Para la reserva: Canto eucarístico y oración final. Se
pueden agregar las Alabanzas al nombre de Dios.
Bendición y canto final. Si es un laico cierra la puerta del
Sagrario sin dar la bendición.
29
10. RITO DE INSTITUCIÓN DE LOS
MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA
EUCARISTÍA
Las personas designadas por el ordinario del lugar o por su
delegado deben recibir este mandato según el rito
siguiente. La ceremonia la preside el obispo o su delegado
o el párroco. Puede hacerse dentro o fuera de la misa, pero
en presencia del pueblo. Es conveniente que sea un
domingo o día de fiesta. Si es fuera de la misa se toman las
lecturas del día. Después de la homilía los elegidos para
este ministerio son presentados al pueblo.
Presentación (Alguien distinto del celebrante)
Acérquense los que van a ser instituidos en el ministerio de
Ministros Extraordinarios de la Eucaristía. (Seguidamente
dice sus nombres y cada uno responde “Presente” y se
acerca al celebrante).
Alocución (El celebrante les habla con estas o parecidas
palabras)
Queridos hermanos: Van a recibir el encargo de ser
Ministros Extraordinarios de la Eucaristía. Podrán distribuir
la sagrada comunión a los fieles, llevarla a los enfermos y
también administrar el viático.
Ustedes, que han sido elegidos para tal oficio en la Iglesia,
procuren, por su fe viva y por su caridad ser modelo para
los hermanos y vivir con fervor este misterio de unidad y
de amor fraterno. Y recuerden que los que participamos
del mismo pan y del mismo cáliz formamos un solo cuerpo.
30
Al dar a sus hermanos la sagrada comunión, ejerciten la
caridad fraterna según el precepto del Señor que dijo a sus
discípulos cuando les daba su cuerpo en alimento: “Esto es
lo que les mando: que se amen unos a otros como yo los he
amado”.
Diálogo
(A continuación los interroga con estas palabras)
Celebrante: ¿Quieren recibir el ministerio de dar la
comunión a sus hermanos para servicio y edificación de la
Iglesia?
Elegidos: Sí, quiero.
Celebrante: ¿Se comprometen a desempeñar con todo
respeto el encargo que hoy se les encomienda de dar la
sagrada comunión?
Elegidos: Sí, me comprometo.
Bendición
(Los elegidos se arrodillan y el celebrante invita a los files a
orar)
Celebrante: Hermanos: Oremos con fe viva a Dios nuestro
Padre para que se digne bendecir a estos hermanos
nuestros que han sido elegidos para distribuir la sagrada
comunión.
(Todos oran unos momentos en silencio y luego el
celebrante prosigue)
Dios Padre nuestro, maestro y guía de la gran familia de
tus hijos, dígnate bendecir (+) a estos hermanos nuestros
para que, al distribuir con fe el alimento de vida a los fieles,
31
también sean fortalecidos con el poder de este sacramento
y tengan parte en el banquete celestial. Por Jesucristo
nuestro Señor.
Todos: Amén.
(En la oración de los fieles se hace alguna petición por
ellos. En la procesión de ofrendas ellos presentan la patena
con el pan y el cáliz. Pueden recibir la comunión bajo las
dos especies).
11. V O C A B U L A R I O L I T Ú R G I C O
MINISTRO EXTRAORDINARIO
DEL
COPÓN: Es el recipiente en forma de copa en
que se ponen las hostias.
CUSTODIA: Es un soporte de
metal ornamentado en el que se
coloca la hostia consagrada para
exponerla a la pública veneración de los fieles.
MINISTRO: Se designa con este nombre a todo
aquel que cumple un servicio continuado en la
comunidad cristiana. Los hay “ordinarios” que
se configuran con Cristo servidor por el sacramento del
Orden (Obispos, sacerdotes y diáconos) y
“extraordinarios” que reciben el encargo por parte de los
pastores de la Iglesia.
MINISTRO EXTRAORDINARIO: Es el ministro que recibe un
encargo especial por parte del Obispo y para un tiempo
determinado. .
32
MINISTRO EXTRAORDINARIO DE LA EUCARISTÍA: Es el
que recibe este encargo para el servicio de la Eucaristía
(dar la comunión en la Misa, llevarla a los enfermos,
exponer el Santísimo). Pueden ser hombres o mujeres
LIBROS OFICIALES: Son el Misal (para las oraciones y
plegarias eucarísticas), el Leccionario (para las lecturas de
las celebraciones), los Rituales para los diversos
sacramentos, el Pontifical (oraciones y ritos propios de los
obispos), el Libro de la Sede (que contiene las oraciones y
Peticiones de cada
domingo) y el Libro de la
Oración de los fieles
(Plegarias para la oración
de los fieles en las
diversas circunstancias).
TIEMPOS LITÚRGICOS: Tiempos del año en los que se
celebran diversos aspectos del misterio de Cristo.
TIEMPOS FUERTES: Son los tiempos del año litúrgico en
los que se subraya de manera especial algún aspecto del
misterio de Cristo. Son Adviento y Navidad, Cuaresma,
Semana Santa y Pascua.
ADVIENTO: Palabra que significa “venida” Es el tiempo que
inicia el año litúrgico y nos prepara para la venida del
Señor. Comprende cuatro semanas antes de Navidad.
NAVIDAD: Palabra que significa “Natividad, Nacimiento”.
Es la fiesta del Nacimiento de Jesús y el tiempo que celebra
este hecho salvador y que va desde la fiesta de Navidad
hasta la del Bautismo del Señor.
CUARESMA: Palabra que significa “cuarenta”. Es el tiempo
que nos invita a la penitencia y a la conversión para
33
celebrar el misterio Pascual. Comienza el
miércoles de ceniza y llega hasta el
Jueves Santo en la mañana.
PASCUA-MISTERIO PASCUAL: Palabra
que significa “paso”. Es la fiesta que
celebra el paso del pueblo judío de la
esclavitud de Egipto a la libertad (Pascua judía). Y la fiesta
que celebra el paso de Cristo de esta vida a la vida de Dios
a través de su muerte y resurrección y nuestro paso del
hombre viejo al hombre nuevo (Pascua cristiana). Es el
misterio central del cristianismo que celebramos una vez
al año en el Triduo pascual y Tiempo Pascual y también
cada domingo y en cada Sacramento.
TRIDUO PASCUAL: Son los tres días en que celebramos la
muerte, sepultura y resurrección de Cristo. Comienza en
la tarde del Jueves Santo con la Misa de la última cena del
Señor, sigue el Viernes Santo como día de su Muerte, el
sábado como día de la Sepultura y culmina en la Vigilia
Pascual y día de Pascua como celebración de la
Resurrección.
VIGILIA PASCUAL: Es la madre de todas las Vigilias y
desde los primeros siglos los cristianos permanecían en
oración celebrando las maravillas de Dios y sobre todo la
más excelsa que es la Resurrección de Cristo. Se celebra
en la noche entre el sábado santo y el domingo de Pascua.
En ella se celebran también los bautismos como vida
nueva en Cristo.
PENTECOSTÉS: Palabra que significa “el día cincuenta”. En
él se celebra el don del Espíritu Santo a la Iglesia.
TIEMPO ORDINARIO: Tiempo del año en el que no se
destaca ningún aspecto especial del misterio de Cristo.
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Comprende unas semanas entre el tiempo de Navidad y
Cuaresma y la mayoría de semanas entre Pentecostés y
Adviento.
CICLOS LITÚRGICOS: Períodos de
años en los que está dividido el
Leccionario para ofrecer a los fieles
el conjunto de los Libros sagrados
de la Biblia. Para los domingos hay
tres ciclos que se llaman A, B y C.
Para los días ordinarios hay dos
ciclos que se llaman: año par y año
impar.
PLEGARIA EUCARISTICA: Solemne Acción de gracias de la
Misa en la que se hace presente el sacrificio de Cristo.
Comprende desde el Prefacio hasta el Amén solemne
antes del Padre nuestro.
PRESBITERIO: Es el lugar de la iglesia donde está el altar,
el ambón y la sede y donde se ubican los ministros que
actúan en la celebración.
AMBON: Es el lugar destacado desde el que se proclama la
Palabra de Dios.
SEDE: Es el asiento reservado al sacerdote que preside la
Celebración cuando no está en el altar.
SAGRARIO: Es el pequeño armario o urna en que se
guarda la Eucaristía después de la Misa para llevarlo a los
enfermos y para orar ante él.
CORPORAL: Es una pieza de tela blanca cuadrada que se
coloca sobre el altar para poner encima la Santísima
Eucaristía.
35
ALBA: Es una túnica blanca que cubre todo el cuerpo y es
el vestido básico de todos los ministros de toda celebración
litúrgica.
CÍNGULO: Cordón que a veces se usa para ceñir el alba a la
cintura.
PORTAVIATICOS: Es la cajita en la que se lleva la
comunión a los enfermos e impedidos.
PURIFICADOR: Pequeño pañuelo blanco para limpiar el
cáliz y la patena y para purificar los dedos después de dar
la comunión.
LAVAVO: Pequeño pocillo con agua para purificar los dedos
después de dar la comunión.
SACRAMENTOS DE INICIACIÓN: Los tres primeros
sacramentos que se exigen a todo cristiano para vivir su
vida cristiana. Son el Bautismo, la Confirmación y la
Eucaristía o primera comunión.
SACRAMENTALES: Son ritos que la Iglesia aplica en
diversas circunstancias: oraciones de la Iglesia dirigidas a
Dios para consagraciones de personas, bendiciones de
personas o cosas, intercesiones por los difuntos y
exorcismos. En ellas suele usarse el agua bendita.
LITURGIA DE LAS HORAS: Oración oficial de la Iglesia que
rezan los obispos, sacerdotes, diáconos y también las
comunidades religiosas.
36
COLECCIÓN LITURGIA
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
La Liturgia
El año litúrgico
Los Sacramentos
Catecumenado de adultos
El Bautismo
La Confirmación
La Eucaristía
Los Acólitos
Lectores y Monitores
Ministerios Musicales
Ministros Extraordinarios de la Eucaristía
La Confesión
La Unción de los enfermos
El Matrimonio
Oración por los difuntos
OBISPADO DE CHOSICA
Calle Fray Martín de Porres s/n
Urbanización El Descanso (Huaycán)
Ate - Vitarte
Telf. 359-4141 Fax 359-4074
INDICE
Pág.
1.- LA SANTÍSIMA EUCARISTÍA
1
2.- CULTO A LA EUCARISTÍA FUERA DE LA
MISA
6
3.- EL MINISTRO EXTRAORDINARIO DE LA
EUCARISTÍA
4.
AYUDANTE DE LA COMUNIÓN EN LA MISA
5.- LA COMUNIÓN A LOS ENFERMOS
6.- RITUAL DE
ENFERMOS
LA
COMUNIÓN
A
LOS
7.- EL VIÁTICO
8.- CELEBRACIONES DE LA PALABRA EN
AUSENCIA DE SACERDOTE
9.- EXPOSICIONES DEL SANTÍSIMO
10.-RITO DE LA INSTITUCIÓN DE LOS
MINISTROS EXTRAORDINARIOS DE LA
EUCARISTÍA
11.-VOCABULARIO LITÚRGICO DEL MINISTRO
EXTRAORDINARIO
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