LAS TRES DIMENSIONES DE LA EUCARISTIA h.a.brambila (1) La vida del cristiano, y por ende, del religioso, ha de estar fuertemente marcada por la Eucaristía. (2) La dinámica eucarística es de suma riqueza: es presencia personal de Jesucristo resucitado, con todo lo que ello comporta: salvación, fraternidad universal, filiación divina, dinámica transformadora del universo. (3) La Eucaristía posee la triple dimensión de presencia, banquete y sacrificio. (4) La Adoración del Santísimo Sacramento se apoya en la primera dimensión de la Eucaristía: PRESENCIA. De aquí brotan muchas prácticas cristianas: visitas al Santísimo, procesiones, bendición con el Santísimo, exposición del Santísimo, las cuarenta horas, adoración nocturna, Quién deba organizar esta adoración al Santísimo Sacramento queda estipulado por la Iglesia y las costumbres institucionales (5) La Comunión se apoya en la dimensión de BANQUETE. Jesús es el Pan de la Vida. Llevar la comunión a los enfermos, a los presos, son prácticas que de ahí se derivan. La comunión en los colegios, el santo viático, como comunión del moribundo con el cuerpo del Señor Jesús. La primera comunión, por el nombre mismo, insiste en esa dimensión eucarística. Es el primer encuentro personal con Jesús eucarístico como Pan de los Fuertes. Será el inicio de cientos de esos encuentros. Quién debe encargarse de la administración de esta comunión y de sus demás aspectos colindantes lo establece la Iglesia y las costumbres institucionales. (6) La Santa Misa constituye la tercera dimensión de la Eucaristía: SACRIFICIO. Su riqueza es innegable y su influencia de gran trascendencia. Es el memorial del Sacrificio de Jesucristo en la Cruz. Es su adoración del Padre en nuestro nombre y con nosotros. Es la donación del Espíritu Santo sobre toda la humanidad, y la intercesión universal por todos los hombres de hoy, de ayer y del porvenir. Todo lo relativo a quien se encarga de la Santa Misa y todos los temas colindantes queda establecido por la Iglesia. (7) Es importante subrayar que la grandeza de la Eucaristía en sus tres dimensiones no depende de la tipología eclesiástica del ministro sino del contenido mismo del Sacramento, que es la persona sacrosanta y actuante de Jesucristo Resucitado. (8) El ideal cristiano, y por ende religioso, sería vivir cotidianamente la triple dimensión eucarística. Sin embargo, siendo realistas, en el hoy de la teología sacramentaria, no es posible a muchos grupos de creyentes llevar dicho ideal a la práctica. En algunos casos resultaría hasta alienante. Grandes valores apostólicos y comunitarios peligrarían. (9) Hay comunidades religiosas que por querer tener misa diaria se ven obligadas a desplazarse distancias considerables, sacrificando oración matutina o vespertina, y/o hasta la meditación. A la larga ello va produciendo desarmonía en la vida espiritual, manifestada en superficialidad y ritualismo. Se da el caso de buscar celebraciones eucarísticas cuya principal cualidad sea su brevedad. (10) Dejando intocable la excelencia y supremacía de la Tercera dimensión eucarística participando en ella apenas se nos haga posible, ¿no podríamos los religiosos laicales de Latinoamérica dar muestras de mayor creatividad en nuestra vida eucarística apoyándonos algo más en la gran riqueza de su triple dimensión, ahí donde no se goza de un servicio sacerdotal estable?