Por admiración a la música de Ornette Coleman

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Por admiración a la música
de Ornette Coleman
Distribución mundial
© 2005, Satoshi Kitamura
D. R. © 2012, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho Ajusco 227, Bosques del Pedregal
C. P. 14738, México, D. F.
www.fondodeculturaeconomica.com
Empresa certificada ISO 9001:2008
Colección dirigida por Eliana Pasarán
Edición: Mariana Mendía
Diseño: Miguel Venegas Geffroy
Comentarios:
[email protected]
Tel.: (55)5449-1871. Fax: (55)5449-1873
Se prohíbe la reproducción parcial o total de esta obra,
por cualquier medio, sin el consentimiento por escrito
del titular de los derechos correspondientes.
ISBN 978-607-16-1079-9
Impreso en México • Printed in Mexico
Primera edición en inglés, 2005
Primera edición en español, 2012
Kitamura, Satoshi
Igor. El pájaro que no sabía cantar / Satoshi Kitamura trad. de Eliana Pasarán. — México : FCE, 2012
[40] p. ; ilus. ; 27 × 22 cm — (Colec. Los Especiales
de A la Orilla del Viento)
Título original: Igor, the Bird Who Couldn’t Sing
ISBN 978-607-16-1079-9
1. Literatura infantil I. Pasarán, Eliana, tr. II. Ser.
III. t.
LC PZ7
Dewey 808.068 K123i
Se terminó de imprimir en noviembre de 2012
en Impresora y Encuadernadora Progreso, S. A. de C. V. (IEPSA),
calzada San Lorenzo 244, Paraje San Juan,
C. P. 09830, México, D. F.
El tiraje fue de 5 000 ejemplares.
Después de un largo y silencioso invierno la temporada
musical estaba por comenzar: ¡la primavera por fin
había llegado! Igor se sentía muy emocionado porque
en esta época el aire se llena de música y cantos,
y él ya quería entonar la primera canción de su vida.
Así que cuando comenzó el Concierto del Amanecer
Igor abrió mucho el pico y se unió al coro, pero…
—¡Qué horrible! —se quejó un pájaro.
—¿Quién arruinó nuestra canción? —preguntó otro.
—Fue Igor —señaló un tercero—.
¡Está completamente desafinado!
—¡Oh! —musitó Igor, apenado—.
¿Lo estoy?
Igor regresó a ensayar a su casa. Aprendió a usar el
metrónomo y el diapasón; practicó escalas, arpegios, hizo
todo tipo de estudios musicales y, después de una semana
de trabajar mucho, pensó que ya estaba listo.
Así que regresó con sus amigos y cantó para ellos.
Todos cayeron muertos de risa.
“Quizá necesito unas buenas clases
de música”, pensó Igor, por lo que fue
a buscar a Gansa Sonata, una maestra
de reconocido prestigio.
—No hay problema —dijo Gansa
Sonata—. Confía en mí. Cantar es fácil,
todo mundo puede hacerlo.
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