Congreso recurrió a “disolver” sin abordar el tema

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Congreso recurrió a “disolver” sin abordar el tema de fondo
Por: María Rosa Lorbés
La nueva elección de Martha Chávez tenía todos los visos de ser una segunda “irregularidad”. La
decisión se tomó con tres votos fujimoristas a su favor, incluyendo el de la congresista, en ausencia
de Heriberto Benítez, que no asistió, y con la presencia de Mauricio Mulder, que no votó, pero dio
quórum al acto. Es decir apristas y fujimoristas respaldaron su segunda re elección.
El Congresista Benítez, que en la primera elección, había votado por ella, aunque luego se retractó,
presentó ayer martes 12 en la Comisión de Justicia una moción en contra de la re elección de M.
Chávez señalando que en la segunda sesión, donde se había ratificado la elección de la Congresista
fujimorista, no hubo el número de miembros reglamentario y que con sus declaraciones la
congresista estaba desnaturalizando las funciones de la subcomisión al proponer que el trabajo de
ese grupo se centraría en investigar a la CVR. La moción de Benitez fue aprobada por 9 votos
contra 6. La congresista señaló que la habían dado un tiro en la sien, que estaba siendo marginada
por sus ideas y que “con grupo o sin él seguiré investigando (a la CVR)”, reiteró.
¿Un tema “chauchilla”?
La “solución” que la Comisión de Justicia (no el Pleno), presidida por el pepecista Eguren, ha
escogido al desactivar dicho grupo, si bien responde al malestar de un sector de la ciudadanía, no es
la más acertada, pues siembra un peligroso precedente; el de recurrir a “disolver” sin encarar el
problema de fondo y debatirlo en profundidad.
El congresista Mauricio Mulder defendiendo la elección de la congresista, dijo que a qué tanto
escándalo si ninguna otra bancada estaba interesada en coordinar ese grupo. Y eso es lo más
preocupa a muchos ciudadanos en relación a la ratificación de Marta Chávez como coordinadora del
subgrupo de derechos humanos del Congreso; que la mayoría de los 130 congresistas parecen
considerar que los derechos humanos son un tema “chauchilla”, que no vale la pena tomarse en
serio.
¿Cómo es posible que el Congreso de la República que, en cualquier país es el alma de la
democracia y el garante de los derechos de todos los ciudadanos se ponga de costado y recurra a
“soluciones facilistas” y antidemocráticas cuando se trata de un tema tan importante como ese? Lo
adecuado hubiera sido colocar ese asunto, como prioridad en la agenda del Pleno y debatirlo a en
profundidad y con amplitud.
Los derechos humanos no tienen color político
Esta apatía e inacción del parlamento está basada en una errada concepción de los derechos
humanos que considera que la defensa de estos es un monopolio de la izquierda y que todo el que se
interese en ellos es pro terrorista. Hasta ese extremo llega la ignorancia política de nuestros padres
de la patria. ¿Llegará el día en que nuestros políticos y, la mayoría de los ciudadanos, entendamos
que los derechos humanos no tienen color político? ¿Llegará el día en que asumamos que, en una
democracia, derecha, centro e izquierda, deben coincidir en la defensa de TODOS los derechos de
TODOS los humanos?
La opiniones de la Sra. Marta Chávez sobre el punto son de todos conocidas. Seguirá repitiendo que
los estudiantes de La Cantuta se auto secuestraron, que la señora Leonor La Rosa no fue torturada,
que muchos de los desaparecidos se auto desaparecieron, etc., etc. También continuará con su
obsesión contra la Comisión de la Verdad: que los Comisionados eran todos de izquierda, que los
muertos no fueron tantos y que, aunque algunos excesos de las fuerzas del orden quizás no se
justifiquen, en una guerra no se puede andar con miramientos…A nadie llama la atención que una
defensora acérrima del estilo de gobierno autoritario y vertical que campeó en el país del 1990 al
2000 se exprese de esa manera.
Las víctimas, eso es lo sagrado
Pero el problema no es defender a la CVR como una verdad absoluta, como un catecismo. Ni a los
Comisionados, que, como cualquier persona, pudieron cometer errores. Eso no es lo que importa,
lo que importa son las víctimas: hombres, mujeres, ancianos y niños; civiles y militares; víctimas de
SL (la mayoría) o de las fuerzas del orden.
Marta Chávez tiene derecho a pensar lo que quiera, pero la sociedad (y el Congreso que debe
representar a los ciudadanos) no puede permitir que se manosee la memoria y la dignidad de miles
de peruanos humildes que murieron entre dos fuegos. Eso es lo sagrado y no el informe de una
Comisión por esclarecedor que sea.
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