LOS MORISCOS ESPAÑOLES Su conversión y expulsión Henry Charles Lea Estudio preliminar y notas de Rafael Benítez Sánchez-Blanco PUBLICACIONES Universidad de Alicante © Rafael Benítez Sánchez-Blanco, 2001, por el estudio y notas © Jaime Lorenzo Miralles, 2001, por la traducción © de la presente edición Publicaciones de la Universidad de Alicante Campus de San Vicente, s/n. 03690 San Vicente del Raspeig [email protected] http://publicaciones.ua.es Diseño de portada: Alfredo Candela Preimpresión e impresión: Espagrafic ISBN: 84-7908-572-X Depósito Legal: A-128-2001 Reservados todos los derechos. No se permite reproducir, almacenar en sistemas de recuperación de la información ni transmitir alguna parte de esta publicación, cualquiera que sea el medio empleado -electrónico, mecánico, fotocopia, grabación, etc.-, sin el permiso previo de los titulares de los derechos de la propiedad intelectual. Estos créditos pertenecen a la edición impresa de la obra. Edición electrónica: Espagrafic Henry Charles Lea LOS MORISCOS ESPAÑOLES Su conversión y expulsión Prólogo a la segunda edición Índice Portada Créditos Prólogo a la segunda edición . . . . . . . . . . . .5 Notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .18 Prólogo a la segunda edición PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN D iez años han transcurrido desde que el Instituto de Cultura «Juan Gil-Albert» publicó la primera edición española de un clásico desconocido, Los moriscos españoles de Henry Lea. El libro se agotó pronto y ahora, ya casi centenario, la Universidad de Alicante toma el relevo y le da nueva vida. En estos años la investigación me ha hecho volver bastantes veces al texto de Lea y siempre encontré un análisis preciso, una información pertinente, una referencia interesante. Además de algunos fallos en la edición, que afectaban sobre todo al apéndice documental, por los que pido disculpas y que he tratado de corregir ahora. No todos tienen que compartir la obsesión por los moriscos de los que dedicamos buena parte de nuestro esfuerzo a investigar sobre ellos. Aquellos posibles lectores que se acerquen al libro, no afectados –de momento– por esta ÍNDICE 5 Henry Charles Lea LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión atracción pasional por conocer la «vida y tragedia de una minoría», pero sí interesados por la historia de España, encontrarán en él, junto con la narración de los avatares de los musulmanes españoles forzados, primero, a hacerse cristianos si no querían tener que abandonar su patria, y finalmente arrojados de ella, una interpretación de las causas de la decadencia española. Para Henry Lea, es la creciente intolerancia que triunfa en España desde fines de la Edad Media, y que se personaliza de forma terrible en la Inquisición, el factor fundamental en la tragedia de la minoría y en el drama de la mayoría. En efecto, el avance de la intolerancia por el cuerpo social y político de la España del siglo XVI sería la causa de la expulsión de los moriscos y de la decadencia española. Se podrá no estar de acuerdo con esta tesis, pero hay que reconocer que si bien Lea toma partido, con decisión, en favor de la tolerancia o, en todo caso, de la dulzura evangélica como vía para lograr la conversión sincera de los musulmanes, trata de separar la reconstrucción de unos hechos basada en abundantes documentos, de la manifestación de sus opiniones personales. Lo que quiero decir es que estamos ante un trabajo histórico serio que, además, es una obra de tesis. Como dice Eduard Peters, Henry Lea es la figura clave en el proceso por el que el ÍNDICE 6 Prólogo a la segunda edición conocimiento de la Inquisición pasa «from myth to history», del mundo de los mitos al de la historia (nota 1). ¿Se justifica, así, una nueva edición? Mi respuesta no sería imparcial. En esta última década del siglo XX el interés por los moriscos se ha mantenido. Lo observamos en la publicación de obras clásicas –antiguas y modernas– que se ha acelerado en estos años, gracias en gran medida, a la colección Archivium de la Universidad de Granada, dirigida por Manuel Barrios. En ella han aparecido ediciones facsímiles de las obras de Guillén Robles (nota 2), Boronat (nota 3), Longás (nota 4), Gallego y Gámir (nota 5), García Arenal (nota 6), entre las que podemos considerar modernas, y Pérez de Hita (nota 7) entre los antiguos. De estos se han publicado, en otras colecciones, los libros de Cabrera de Córdoba (nota 8) y de Pedro de Valencia (nota 9), y está a punto de aparecer la Corónica de Bleda (nota 10). Contamos, por tanto, con un buen catálogo de la bibliografía básica, a la que se suma, ahora, la reedición de Lea. Echo en falta, sin embargo, las Conferencias de Danvila (nota 11), libro importante y que es difícil de encontrar. Habría que preguntarse hasta qué punto la abundancia de reediciones de los clásicos no denota un cierto agotamiento ÍNDICE 7 Henry Charles Lea LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión de los estudios sobre los moriscos. Creo que algo de esto hay, y que afecta, en particular, a alguna línea de investigación como la inquisitorial. Pero no es justo generalizar. En los últimos diez años han aparecido obras fundamentales y, sobre todo, se ha avanzado de forma espectacular en el conocimiento del Reino de Granada, tanto en la época mudéjar y morisca, como sobre el fenómeno de la repoblación. Incluso la tradicional preocupación por presentar la evolución de la historiografía, que contaba, entre otras, con la obra clásica de Miguel Ángel de Bunes (nota 12), ha sido retomada por María Luisa Candau (nota 13), cuyo exhaustivo catálogo comentado, que va acompañado de una amplia colección de textos, me permite centrarme en algunos aspectos y remitir a su libro al lector interesado en tener una información más completa. Después de más de veinte años de investigación sobre fuentes inquisitoriales, que culminaron con la aparición, en 1990, del libro colectivo dirigido por Louis Cardaillac sobre Les morisques et l’Inquisition, la mayoría de los autores que en él colaboraron han dirigido sus investigaciones hacia otros temas. De las aportaciones posteriores quería destacar la de Serafín de Tapia sobre los moriscos de Ávila (nota 14), y por extensión sobre los castellano-viejos, que multiplica nuestros ÍNDICE 8 Prólogo a la segunda edición conocimientos sobre la actuación del tribunal de Valladolid, del que casi no tenemos documentación, y las precisiones numéricas sobre los tribunales de Murcia, Granada y Logroño (nota 15). Creo que el resultado de las investigaciones actuales corrobora una de las ideas de Lea sobre la actuación del Santo Oficio sobre los moriscos: la fluctuante política seguida, que pasaba de la benevolencia a la dura persecución, contribuyó a exasperar a los moriscos. Pero, junto a ello, se han puesto de manifiesto las limitaciones materiales y jurídicas con que tropezaba la Inquisición al enfrentarse a las densas y cohesionadas comunidades moriscas, sobre todo en Granada, Valencia y Aragón. El fracaso del Santo Oficio ante los moriscos, a pesar de la gran oleada represiva que se desata en la segunda mitad del siglo XVI y primeros años del XVII, se debería a ambas causas. Y a otra que Lea no tuvo presente, como es la resistencia de las comunidades moriscas a la presión aculturadora. Tema sobre el que se ha discutido mucho y no sé si se ha avanzado tanto. En efecto, uno de los libros que más polémica ha provocado en los últimos tiempos ha sido el de Francisco Márquez Villanueva, El problema morisco (desde otras laderas), recopilación de diversos trabajos aparecido en 1991. En una serie de agudas reflexiones, a las que ya nos tenía acostumÍNDICE 9 Henry Charles Lea LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión brados con «El morisco Ricote o la hispana razón de estado» (nota 16), Márquez Villanueva arremete contra los tres mitos de la historiografía sobre los moricos: el mito de la unanimidad, es decir, del odio unánime de los españoles hacia los moriscos; el del morisco inasimilable y el conspiratorio, que los convertía en un auténtico peligro para España. Proclama, en cambio, «la españolidad integral del morisco, por encima de criterios religiosos, en cuanto punto de convergencia de tradiciones y circunstancias de absoluta peculiaridad y sin paralelo en Occidente» (nota 17). Frente a él, se ha alzado la voz de los arabistas Galmés de Fuentes (nota 18) y Míkel de Epalza para quienes los moriscos serían, fundamentalmente, musulmanes en una sociedad extraña y contraria, la española. En palabras de este último: los moriscos no serían unos «cristianos malos o malos cristianos» marginados de la sociedad española, sino unos «buenos musulmanes o musulmanes buenos», cuya vida se intenta comprender, en la sociedad española, generalmente hostil, en que les correspondió vivir (nota 19). Y que se mantendrían como una comunidad islámica inasimilable frente a las presiones de los españoles. ÍNDICE 10 Prólogo a la segunda edición Personalmente me encuentro mucho más cerca de las opiniones de Márquez que de las de sus oponentes (nota 20), pero al tiempo me separa de él un muy distinto enfoque metodológico. Como historiador de formación me interesa el morisco de carne y hueso al que, con esfuerzo, podemos rescatar del olvido a partir de múltiples y entrecruzadas fuentes documentales, que, hombre o mujer, formó parte de un determinado grupo social –rural o urbano–, rico o pobre, en una determinada región española –no significaba lo mismo vivir en Ávila que en Granada, o en éstas que en un pueblo de señorío de Valencia o Aragón–, y que pudo ser súbdito de los Reyes Católicos o de su tataranieto Felipe III. Es decir, el oficio de historiador me ha acostumbrado a manejar categorías de género, sociales, geográficas y cronológicas, y me cuesta enfrentarme a «tipos ideales». El mismo oficio me exige que sin despreciar otros textos, y otros diferentes testimonios del pasado, mis afirmaciones se basen en documentación de archivo. Las fuentes literarias del tipo que sean, memoriales, justificaciones apologéticas u obras de ficción, en latín, en romance o en árabe, en caracteres latinos o en aljamiado, impresas o manuscritas, no pueden, para un historiador, constituir la base única, ni siquiera fundamental, ÍNDICE 11 Henry Charles Lea LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión para saber como vivían los españoles, cristianos viejos o moriscos. Me parece oír argumentos semejantes en los escritos de otros colegas; confío en que no les molestará que les saque a la palestra para justificar que lo dicho en el párrafo anterior no es una postura exclusivamente personal. Estamos ante un colectivo que es una parte de la sociedad española de los siglos XVI y XVII, y no un grupo político, un enemigo militar o una colectividad que representa un peligro inmediato para la organización del poder de los Austrias. Conocer «la realidad de los moriscos pasa obligatoriamente por el análisis y la interpretación de sus documentos». Estas reflexiones y otras sobre el sentido que para la Historia Moderna de España tiene el estudio de los moriscos pueden leerse en el estudio preliminar de Miguel Ángel de Bunes a la reedición del libro de Mercedes García Arenal (nota 21). Por su parte, Bernard Vincent destaca la necesidad de tener en consideración variables socio-económicas, geográficas y temporales al tratar de caracterizar al morisco. Y, recalca que el historiador está obligado a no desestimar ninguna fuente, oficial o no, real, municipal, inquisitorial, notaÍNDICE 12 Prólogo a la segunda edición rial, etc. Y sabe que cada una de ellas rezuma prejuicios, intenciones, estrategias, que todas están «envenenadas». Detectar el veneno constituye necesariamente la base del oficio (nota 22). En definitiva, creo que la colaboración oportuna entre filólogos e historiadores no podrá avanzar si lo que se pretende es que el otro abandone los fundamentos de su profesión. La investigación aparecida desde 1990 ha aportado novedades sobre la situación socio-económica de los moriscos en diversos ámbitos. Es uno de los aspectos más flojos de la obra de Lea, como ya señalé en el estudio preliminar de la primera edición. Para Castilla, la tesis, ya citada, de Serafín de Tapia, nos presenta una comunidad en avanzado proceso de integración, a pesar de los numerosos obstáculos que los cristianos viejos les ponen delante. En Valencia los trabajos, de diferente índole, de Manuel Ardit (nota 23), Santiago La Parra (nota 24) y Eugenio Císcar (nota 25) han replanteado el problema de las consecuencias económicas de la expulsión y, con él, el de la estructura social de los moriscos. También Gregorio Colás lo ha hecho para Aragón (nota 26). Pero ha sido en Granada donde estos asuntos han conocido un mayor avance y han permitido la elaboración de una amplia síntesis: ÍNDICE 13 Henry Charles Lea LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión la Historia del Reino de Granada, en cuyo segundo tomo, coordinado por Manuel Barrios, se estudia La época morisca y la repoblación (1502-1630) (nota 27). Allí pueden verse las principales aportaciones de una nueva generación de historiadores que han recogido con entusiasmo y éxito el testigo de la investigación. Sobre uno de los temas básicos del libro de Lea, el de la política de la Monarquía Hispánica hacia los moriscos, he realizado varios trabajos con ocasión de los centenarios de Felipe II y Carlos V. Algunos se han basado, directamente, en documentos de la biblioteca de Lea, como la información sobre el bautismo forzoso realizado durante las Germanías que me ha permitido ampliar el tratamiento que él le dio y matizar algunas de sus conclusiones (nota 28). Lo habitual ha sido que su esquema o sus documentos hayan servido de guía a investigaciones que han corroborado y completado lo que él escribió: así me ha sucedido con el estudio de la política morisca de Carlos V en Granada, donde el documento XI de su apéndice me dio las claves para la compresión del enfrentamiento entre la Inquisición y los Mendoza por el control de los moriscos (nota 29). O al analizar las negociaciones para la Concordia de 1571 entre los valencianos y la Inquisición (nota 30). En otras ocasiones he tenido que recÍNDICE 14 Prólogo a la segunda edición tificar afirmaciones de Lea, como las relativas a la Concordia de Toledo de 1526 (nota 31) o que matizar su visión sobre la amenaza exterior (nota 32). Pero, en todo caso, la lectura de los Moriscos españoles me ha sido de utilidad en la investigación. Para concluir debo volver sobre mi introducción de 1990, en particular sobre la valoración de la historiografía española del siglo XIX, donde me distanciaba de la clasificación habitual de los autores en liberales y conservadores. Ricardo García Cárcel, en su estudio introductorio al libro de Pascual Boronat, recogía el guante y respondía a mis argumentos (nota 33). Antes de nada quiero aclarar que mi intención no era discutir el conservadurismo de Menéndez Pelayo, o el liberalismo de Modesto Lafuente. Lo que me interesaba era, únicamente, el tratamiento que los autores estudiados daban a los moriscos. Y la única diferencia substancial que observo entre los que Ricardo García Cárcel llama «progresistas de la primera mitad [del siglo] de los conservadores de la segunda» es el juicio que les merece el comportamiento de la Inquisición con los moriscos. Pero incluso en este aspecto creo que pesa más la visión general que tienen sobre el Santo Oficio que un conocimiento preciso de su actuación sobre la minoría, que prácticamente desconocen, salvo en el caso de Manuel ÍNDICE 15 Henry Charles Lea LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión Danvila. Sus opiniones se basan en lo dicho por Juan Antonio Llorente, quien en un capítulo de su Historia crítica de la Inquisición en España dejó señalados los problemas básicos: apuntó las diferencias en el procedimiento que se aplicaron a los moriscos con relación a los judeoconversos; planteó la contradicción entre la política de benevolencia propugnada por los reyes y papas, y algún inquisidor general como Alonso Manrique, y la práctica de los inquisidores que hacía caso omiso o desvirtuaba las directrices de aquellos. Y nos dejó en herencia una conclusión contraria al Santo Oficio, que sería el principal culpable del rechazo morisco al cristianismo y, con ello, de un comportamiento que obligó a la expulsión (nota 34). Sólo que de lo dicho por Llorente, los conservadores destacan más la política de benevolencia, sobre todo en comparación con la que se siguió con los judeoconversos, y los liberales la dureza de los inquisidores de a pie. En cuanto a las diferencias entre los autores sobre el papel de la intolerancia en el desarrollo del problema morisco, o sobre las bondades de un estado nacional unitario, debo reconocer que sólo capto matices en el primer aspecto –como escribí, los autores analizados deploran el fanatismo y la intransigencia, aunque los de la Restauración son más proclives a tratar de comprender que a juzgar– mientras que ÍNDICE 16 Prólogo a la segunda edición ninguno hay que no considere un bien el reforzamiento de la unidad política con la unidad religiosa. Coincido con Francisco Márquez Villanueva en que la historiografía española del siglo XIX presenta una llamativa unanimidad en el tratamiento del tema morisco que contrasta con la atmósfera polémica que rodeó el estudio de la Inquisición o de la ciencia española: «Todo lo islámico es objeto de repudio y menosprecio, actitud compartida por liberales y reaccionarios» (nota 35). Y sigo pensando que el resultado de su aportación fue bastante pobre. Sobre este fondo de mediocridad historiográfica, destaca por méritos propios Los moriscos españoles de Henry Charles Lea. Valencia, 30 de noviembre de 2000 Rafael Benítez Sánchez-Blanco ÍNDICE 17 Henry Charles Lea LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión 1 Eduard Peters, Inquisition, University of California, 1989, pp. 287-292. 2 Francisco Guillén Robles, Leyendas moriscas, Granada, 1885-1886. Edición facsímil, Granada, 1994. Estudio preliminar de Mª Paz Torres. 3 Pascual Boronat, Los moriscos españoles y su expulsión, Valencia, 1901. Edición facsímil, Granada, 1992. Estudio preliminar de Ricardo García Cárcel. 4 Pedro Longás, La vida religiosa de los moriscos, Madrid, 1915. Edición facsímil, Granada, 1990. Estudio preliminar por Darío Cabanelas Rodríguez, O.F.M. 5 Antonio Gallego Burín y Alfonso Gamir Sandoval, Los moriscos del Reino de Granada según el sínodo de Guadix de 1554, Granada, 1968. Edición facsímil, Granada, 1996, con un estudio preliminar de Bernard Vincent. ÍNDICE 18 Notas 6 Mercedes García Arenal, Los moriscos, Madrid, 1975. Edición facsímil, Granada, 1996, Introducción por Miguel Ángel de Bunes. 7 Ginés Pérez de Hita, La guerra de los moriscos (segunda parte de las guerras civiles de Granada), Reproducción facsímil de la edición de Paula Blanchard-Demouge que seguía la de Cuenca de 1619, Granada, 1998. Estudio preliminar e índices de Joaquín Gil Sanjuán. 8 Luis Cabrera de Córdoba, Historia de Felipe II, rey de España, Junta de Castilla y León, Salamanca, 1998. Edición de José Martínez Millán y Carlos J. de Carlos Morales; y Relaciones de las cosas sucedidas en la Corte de España desde 1599 hasta 1614, Madrid, 1857, edición facsímil de la Junta de Castilla y León, Salamanca, 1997, con un prólogo de Ricardo García Cárcel. 9 Pedro de Valencia, Tratado acerca de los moriscos de España, Ed. Algazara, Málaga, 1997. Transcripción de Mª del Carmen López Ramírez y estudio preliminar de Joaquín Gil Sanjuán. 10 Fr. Jaime Bleda, Corónica de los moros de España, Valencia, 1618. Edición facsímil de la Universidad de ÍNDICE 19 Henry Charles Lea LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión Valencia. Estudio introductorio de Bernard Vincent y Rafael Benítez Sánchez-Blanco. 11 Manuel Danvila y Collado, La expulsión de los moriscos españoles. Conferencias pronunciadas en el Ateneo de Madrid, Madrid, 1889. 12 Miguel Ángel de Bunes, Los moriscos en el pensamiento histórico, Madrid, 1983. 13 María Luisa Candau Chacón, Los moriscos en el espejo del tiempo, Universidad de Huelva, 1998. 14 Serafín de Tapia Sánchez, La comunidad morisca de Ávila, Salamanca, 1991. 15 Me refiero a los trabajos de Raphaël Carrasco, «La Inquisición de Murcia y los moriscos (1560-1615)», en Áreas 14 (Murcia, 1992), pp. 107-114; Flora Ivars García, La represión en el tribunal inquisitorial de Granada, 1550-1819, Madrid, 1991, y Antonio Bombín Pérez, La Inquisición en el País Vasco: el tribunal de Logroño, 1570-1610, Universidad del País Vasco, 1997. He preparado una visión de conjunto sobre «la Inquisición ante los moriscos», que aparecerá en el volumen III de la Historia de la Inquisición en España y ÍNDICE 20 Notas América, dirigida por Joaquín Pérez Villanueva y Bartolomé Escandell, Madrid, 2000, pp. 695-736. 16 Francisco Márquez Villanueva, en Personajes y temas del Quijote, Madrid, 1975. 17 Francisco Márquez Villanueva, «El problema historiográfico de los moriscos», en El problema morisco (desde otras laderas), Madrid, 1991, pp. 98-195. La cita del prólogo, p. 6. 18 Álvaro Galmés de Fuentes, Los moriscos (desde su misma orilla), Madrid, 1993. 19 Míkel de Epalza, Los moriscos antes y después de la expulsión, Madrid, 1992, pp. 35-37. 20 Rafael Benítez Sánchez-Blanco, «Las relaciones moriscos-cristianos viejos: entre la asimilación y el rechazo», en Disidencias y exilios en la Edad Moderna (Ed.: Antonio Mestre y Enrique Giménez), Alicante, 1997, pp. 335-346. 21 Miguel Ángel de Bunes, Obra citada, Granada, 1996. Las citas de las pp. XI y XII. 22 Bernard Vincent, «El río morisco», en La expulsión de los moriscos, Valencia, 1999, pp. 123-142. La cita en la p. 127. ÍNDICE 21 Henry Charles Lea LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión 23 Manuel Ardit Lucas, Els homes i la terra del País Valencià. Segles XVI-XVIII, Barcelona, 1993, donde recoge las tesis expuestas en «Expulsió dels moriscos i creiximent agrari al País Valencià», en Afers, 5-6 (1987), pp. 273-316. 24 Santiago La Parra López, Los Borja y los moriscos, Valencia, 1992. 25 Eugenio Císcar Pallarés, Moriscos, nobles y repobladores, Valencia, 1993, y La Valldigna, siglos XVI y XVII. Cambio y continuidad en el campo valenciano, Valencia, 1997. 26 Gregorio Colás, «El patrimonio morisco aragonés de realengo y su destino tras la expulsión», en M. de Epalza (Ed.), L’expulsió dels moriscos, Barcelona, 1994, pp. 54-71. Véase, también, su artículo «Los moriscos aragoneses y su expulsión», en Destierros aragoneses: I. Judíos y Moriscos, Zaragoza, 1988, pp. 189-215, y otras de las contribuciones en esta obra. 27 Historia del Reino de Granada, dirigida por Manuel Barrios Aguilera y Rafael G. Peinado Santaella, Universidad de Granada y El Legado andalusí, Granada, 2000. La IV parte del primer tomo, editado por Rafael G. Peinado, que abarca De los orígenes a la época mudéjar (hasta 1502), se dedica al estudio de la Granada mudéjar. ÍNDICE 22 Notas 28 Rafael Benítez Sánchez-Blanco, «El verano del miedo. Conflictividad social en la Valencia agermanada y el bautismo de los mudéjares, 1521», en Estudis, 22 (1996) pp. 27-51, y «¿Cristianos o bautizados? La trayectoria de los primeros moriscos valencianos, 1521-1525», en Estudis, 26 (2000), pp. 11-36. 29 «La política de Carlos V hacia los moriscos granadinos», en Congreso internacional sobre Carlos V y la quiebra del humanismo político en Europa (1530-1558), celebrado en Madrid en julio de 2000 (en prensa). 30 «Moriscos, señores e Inquisición. La lucha por los bienes confiscados y la Concordia de 1571» en Estudis, 24 (1998), pp. 79-108, y «Las duras negociaciones de la concordia de 1571 entre los moriscos y la Inquisición», en Conflictos y represiones en el Antiguo Régimen, Valencia, 2000, pp. 113-156. 31 «Carlos V, la Inquisición y la conversión de los moriscos valenciano», en Carlos V. Europeismo y universalidad, Congreso celebrado en Granada en mayo de 2000 (en prensa). 32 «La política de Felipe II ante la minoría morisca», en Felipe II y el Mediterráneo, Vol. II: Los grupos sociales, Sociedad estatal para la Conmemoración de los Centenarios de Felipe II y Carlos V, Madrid, 1999, pp. 503-536. ÍNDICE 23 Henry Charles Lea LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión 33 R. García Cárcel, Obra citada, pp. XV-XVII. 34 J. Antonio Llorente, Historia crítica de la Inquisición en España, Madrid, 1980 (Primera edición París, 1817-18): «debemos hacer al cardenal Manrique la justicia de que se compadeció de los moriscos y evitó cuantas persecuciones pudo, arreglándose a la promesa que los Reyes Católicos habían hecho de no llevarles a la Inquisición ni castigarlos en ella por cosas leves», t. I, cap. XII, pp. 313-332. 35 Francisco Márquez Villanueva, «El problema historiográfico de los moriscos», pp. 108-117. Las citas de las pp. 108 y 114. ÍNDICE 24