LOS MORISCOS ESPAÑOLES

Anuncio
LOS MORISCOS
ESPAÑOLES
Su conversión y expulsión
Henry Charles Lea
Estudio preliminar y notas de
Rafael Benítez Sánchez-Blanco
PUBLICACIONES
Universidad de Alicante
© Rafael Benítez Sánchez-Blanco, 2001, por el estudio y notas
© Jaime Lorenzo Miralles, 2001, por la traducción
© de la presente edición
Publicaciones de la Universidad de Alicante
Campus de San Vicente, s/n.
03690 San Vicente del Raspeig
[email protected]
http://publicaciones.ua.es
Diseño de portada:
Alfredo Candela
Preimpresión e impresión:
Espagrafic
ISBN: 84-7908-572-X
Depósito Legal: A-128-2001
Reservados todos los derechos. No se permite reproducir, almacenar en sistemas de recuperación de la información ni transmitir alguna parte de esta publicación, cualquiera que
sea el medio empleado -electrónico, mecánico, fotocopia, grabación, etc.-, sin el permiso
previo de los titulares de los derechos de la propiedad intelectual.
Estos créditos pertenecen a la edición
impresa de la obra.
Edición electrónica:
Espagrafic
Henry Charles Lea
LOS MORISCOS ESPAÑOLES
Su conversión y expulsión
Prólogo a la segunda edición
Índice
Portada
Créditos
Prólogo a la segunda edición . . . . . . . . . . . .5
Notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .18
Prólogo a la segunda edición
PRÓLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN
D
iez años han transcurrido desde que el Instituto de
Cultura «Juan Gil-Albert» publicó la primera edición española de un clásico desconocido, Los
moriscos españoles de Henry Lea. El libro se agotó pronto y
ahora, ya casi centenario, la Universidad de Alicante toma el
relevo y le da nueva vida. En estos años la investigación me
ha hecho volver bastantes veces al texto de Lea y siempre
encontré un análisis preciso, una información pertinente,
una referencia interesante. Además de algunos fallos en la
edición, que afectaban sobre todo al apéndice documental,
por los que pido disculpas y que he tratado de corregir ahora.
No todos tienen que compartir la obsesión por los moriscos
de los que dedicamos buena parte de nuestro esfuerzo a
investigar sobre ellos. Aquellos posibles lectores que se
acerquen al libro, no afectados –de momento– por esta
ÍNDICE
5
Henry Charles Lea
LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión
atracción pasional por conocer la «vida y tragedia de una
minoría», pero sí interesados por la historia de España,
encontrarán en él, junto con la narración de los avatares de
los musulmanes españoles forzados, primero, a hacerse cristianos si no querían tener que abandonar su patria, y finalmente arrojados de ella, una interpretación de las causas de
la decadencia española. Para Henry Lea, es la creciente
intolerancia que triunfa en España desde fines de la Edad
Media, y que se personaliza de forma terrible en la
Inquisición, el factor fundamental en la tragedia de la minoría y en el drama de la mayoría. En efecto, el avance de la
intolerancia por el cuerpo social y político de la España del
siglo XVI sería la causa de la expulsión de los moriscos y de
la decadencia española. Se podrá no estar de acuerdo con
esta tesis, pero hay que reconocer que si bien Lea toma partido, con decisión, en favor de la tolerancia o, en todo caso,
de la dulzura evangélica como vía para lograr la conversión
sincera de los musulmanes, trata de separar la reconstrucción de unos hechos basada en abundantes documentos, de
la manifestación de sus opiniones personales. Lo que quiero decir es que estamos ante un trabajo histórico serio que,
además, es una obra de tesis. Como dice Eduard Peters,
Henry Lea es la figura clave en el proceso por el que el
ÍNDICE
6
Prólogo a la segunda edición
conocimiento de la Inquisición pasa «from myth to history»,
del mundo de los mitos al de la historia (nota 1). ¿Se justifica, así, una nueva edición? Mi respuesta no sería imparcial.
En esta última década del siglo XX el interés por los moriscos se ha mantenido. Lo observamos en la publicación de
obras clásicas –antiguas y modernas– que se ha acelerado en
estos años, gracias en gran medida, a la colección Archivium
de la Universidad de Granada, dirigida por Manuel Barrios.
En ella han aparecido ediciones facsímiles de las obras de
Guillén Robles (nota 2), Boronat (nota 3), Longás (nota 4),
Gallego y Gámir (nota 5), García Arenal (nota 6), entre las
que podemos considerar modernas, y Pérez de Hita (nota 7)
entre los antiguos. De estos se han publicado, en otras colecciones, los libros de Cabrera de Córdoba (nota 8) y de Pedro
de Valencia (nota 9), y está a punto de aparecer la Corónica
de Bleda (nota 10). Contamos, por tanto, con un buen catálogo de la bibliografía básica, a la que se suma, ahora, la reedición de Lea. Echo en falta, sin embargo, las Conferencias
de Danvila (nota 11), libro importante y que es difícil de
encontrar.
Habría que preguntarse hasta qué punto la abundancia de
reediciones de los clásicos no denota un cierto agotamiento
ÍNDICE
7
Henry Charles Lea
LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión
de los estudios sobre los moriscos. Creo que algo de esto hay,
y que afecta, en particular, a alguna línea de investigación
como la inquisitorial. Pero no es justo generalizar. En los
últimos diez años han aparecido obras fundamentales y,
sobre todo, se ha avanzado de forma espectacular en el conocimiento del Reino de Granada, tanto en la época mudéjar y
morisca, como sobre el fenómeno de la repoblación. Incluso
la tradicional preocupación por presentar la evolución de la
historiografía, que contaba, entre otras, con la obra clásica de
Miguel Ángel de Bunes (nota 12), ha sido retomada por
María Luisa Candau (nota 13), cuyo exhaustivo catálogo
comentado, que va acompañado de una amplia colección de
textos, me permite centrarme en algunos aspectos y remitir
a su libro al lector interesado en tener una información más
completa.
Después de más de veinte años de investigación sobre fuentes inquisitoriales, que culminaron con la aparición, en 1990,
del libro colectivo dirigido por Louis Cardaillac sobre Les
morisques et l’Inquisition, la mayoría de los autores que en él
colaboraron han dirigido sus investigaciones hacia otros
temas. De las aportaciones posteriores quería destacar la de
Serafín de Tapia sobre los moriscos de Ávila (nota 14), y por
extensión sobre los castellano-viejos, que multiplica nuestros
ÍNDICE
8
Prólogo a la segunda edición
conocimientos sobre la actuación del tribunal de Valladolid,
del que casi no tenemos documentación, y las precisiones
numéricas sobre los tribunales de Murcia, Granada y
Logroño (nota 15). Creo que el resultado de las investigaciones actuales corrobora una de las ideas de Lea sobre la actuación del Santo Oficio sobre los moriscos: la fluctuante política seguida, que pasaba de la benevolencia a la dura persecución, contribuyó a exasperar a los moriscos. Pero, junto a
ello, se han puesto de manifiesto las limitaciones materiales
y jurídicas con que tropezaba la Inquisición al enfrentarse a
las densas y cohesionadas comunidades moriscas, sobre todo
en Granada, Valencia y Aragón. El fracaso del Santo Oficio
ante los moriscos, a pesar de la gran oleada represiva que se
desata en la segunda mitad del siglo XVI y primeros años del
XVII, se debería a ambas causas. Y a otra que Lea no tuvo
presente, como es la resistencia de las comunidades moriscas
a la presión aculturadora. Tema sobre el que se ha discutido
mucho y no sé si se ha avanzado tanto.
En efecto, uno de los libros que más polémica ha provocado en los últimos tiempos ha sido el de Francisco Márquez
Villanueva, El problema morisco (desde otras laderas), recopilación de diversos trabajos aparecido en 1991. En una
serie de agudas reflexiones, a las que ya nos tenía acostumÍNDICE
9
Henry Charles Lea
LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión
brados con «El morisco Ricote o la hispana razón de estado»
(nota 16), Márquez Villanueva arremete contra los tres
mitos de la historiografía sobre los moricos: el mito de la
unanimidad, es decir, del odio unánime de los españoles
hacia los moriscos; el del morisco inasimilable y el conspiratorio, que los convertía en un auténtico peligro para
España. Proclama, en cambio, «la españolidad integral del
morisco, por encima de criterios religiosos, en cuanto punto
de convergencia de tradiciones y circunstancias de absoluta
peculiaridad y sin paralelo en Occidente» (nota 17). Frente
a él, se ha alzado la voz de los arabistas Galmés de Fuentes
(nota 18) y Míkel de Epalza para quienes los moriscos serían, fundamentalmente, musulmanes en una sociedad extraña y contraria, la española. En palabras de este último:
los moriscos no serían unos «cristianos malos o malos
cristianos» marginados de la sociedad española, sino unos
«buenos musulmanes o musulmanes buenos», cuya vida
se intenta comprender, en la sociedad española, generalmente hostil, en que les correspondió vivir (nota 19).
Y que se mantendrían como una comunidad islámica inasimilable frente a las presiones de los españoles.
ÍNDICE
10
Prólogo a la segunda edición
Personalmente me encuentro mucho más cerca de las opiniones de Márquez que de las de sus oponentes (nota 20),
pero al tiempo me separa de él un muy distinto enfoque
metodológico. Como historiador de formación me interesa el
morisco de carne y hueso al que, con esfuerzo, podemos rescatar del olvido a partir de múltiples y entrecruzadas fuentes
documentales, que, hombre o mujer, formó parte de un
determinado grupo social –rural o urbano–, rico o pobre, en
una determinada región española –no significaba lo mismo
vivir en Ávila que en Granada, o en éstas que en un pueblo
de señorío de Valencia o Aragón–, y que pudo ser súbdito de
los Reyes Católicos o de su tataranieto Felipe III. Es decir,
el oficio de historiador me ha acostumbrado a manejar categorías de género, sociales, geográficas y cronológicas, y me
cuesta enfrentarme a «tipos ideales». El mismo oficio me
exige que sin despreciar otros textos, y otros diferentes testimonios del pasado, mis afirmaciones se basen en documentación de archivo. Las fuentes literarias del tipo que sean,
memoriales, justificaciones apologéticas u obras de ficción,
en latín, en romance o en árabe, en caracteres latinos o en
aljamiado, impresas o manuscritas, no pueden, para un historiador, constituir la base única, ni siquiera fundamental,
ÍNDICE
11
Henry Charles Lea
LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión
para saber como vivían los españoles, cristianos viejos o
moriscos.
Me parece oír argumentos semejantes en los escritos de
otros colegas; confío en que no les molestará que les saque a
la palestra para justificar que lo dicho en el párrafo anterior
no es una postura exclusivamente personal.
Estamos ante un colectivo que es una parte de la sociedad española de los siglos XVI y XVII, y no un grupo
político, un enemigo militar o una colectividad que
representa un peligro inmediato para la organización
del poder de los Austrias.
Conocer «la realidad de los moriscos pasa obligatoriamente
por el análisis y la interpretación de sus documentos». Estas
reflexiones y otras sobre el sentido que para la Historia
Moderna de España tiene el estudio de los moriscos pueden
leerse en el estudio preliminar de Miguel Ángel de Bunes a
la reedición del libro de Mercedes García Arenal (nota 21).
Por su parte, Bernard Vincent destaca la necesidad de tener
en consideración variables socio-económicas, geográficas y
temporales al tratar de caracterizar al morisco. Y, recalca que
el historiador está obligado a no desestimar ninguna
fuente, oficial o no, real, municipal, inquisitorial, notaÍNDICE
12
Prólogo a la segunda edición
rial, etc. Y sabe que cada una de ellas rezuma prejuicios, intenciones, estrategias, que todas están «envenenadas». Detectar el veneno constituye necesariamente
la base del oficio (nota 22).
En definitiva, creo que la colaboración oportuna entre filólogos e historiadores no podrá avanzar si lo que se pretende
es que el otro abandone los fundamentos de su profesión.
La investigación aparecida desde 1990 ha aportado novedades sobre la situación socio-económica de los moriscos en
diversos ámbitos. Es uno de los aspectos más flojos de la obra
de Lea, como ya señalé en el estudio preliminar de la primera edición. Para Castilla, la tesis, ya citada, de Serafín de
Tapia, nos presenta una comunidad en avanzado proceso de
integración, a pesar de los numerosos obstáculos que los cristianos viejos les ponen delante. En Valencia los trabajos, de
diferente índole, de Manuel Ardit (nota 23), Santiago La
Parra (nota 24) y Eugenio Císcar (nota 25) han replanteado
el problema de las consecuencias económicas de la expulsión
y, con él, el de la estructura social de los moriscos. También
Gregorio Colás lo ha hecho para Aragón (nota 26). Pero ha
sido en Granada donde estos asuntos han conocido un mayor
avance y han permitido la elaboración de una amplia síntesis:
ÍNDICE
13
Henry Charles Lea
LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión
la Historia del Reino de Granada, en cuyo segundo tomo,
coordinado por Manuel Barrios, se estudia La época morisca
y la repoblación (1502-1630) (nota 27). Allí pueden verse las
principales aportaciones de una nueva generación de historiadores que han recogido con entusiasmo y éxito el testigo
de la investigación.
Sobre uno de los temas básicos del libro de Lea, el de la
política de la Monarquía Hispánica hacia los moriscos, he
realizado varios trabajos con ocasión de los centenarios de
Felipe II y Carlos V. Algunos se han basado, directamente,
en documentos de la biblioteca de Lea, como la información
sobre el bautismo forzoso realizado durante las Germanías
que me ha permitido ampliar el tratamiento que él le dio y
matizar algunas de sus conclusiones (nota 28). Lo habitual
ha sido que su esquema o sus documentos hayan servido de
guía a investigaciones que han corroborado y completado lo
que él escribió: así me ha sucedido con el estudio de la política morisca de Carlos V en Granada, donde el documento
XI de su apéndice me dio las claves para la compresión del
enfrentamiento entre la Inquisición y los Mendoza por el
control de los moriscos (nota 29). O al analizar las negociaciones para la Concordia de 1571 entre los valencianos y la
Inquisición (nota 30). En otras ocasiones he tenido que recÍNDICE
14
Prólogo a la segunda edición
tificar afirmaciones de Lea, como las relativas a la
Concordia de Toledo de 1526 (nota 31) o que matizar su
visión sobre la amenaza exterior (nota 32). Pero, en todo
caso, la lectura de los Moriscos españoles me ha sido de utilidad en la investigación.
Para concluir debo volver sobre mi introducción de 1990, en
particular sobre la valoración de la historiografía española del
siglo XIX, donde me distanciaba de la clasificación habitual
de los autores en liberales y conservadores. Ricardo García
Cárcel, en su estudio introductorio al libro de Pascual
Boronat, recogía el guante y respondía a mis argumentos
(nota 33). Antes de nada quiero aclarar que mi intención no
era discutir el conservadurismo de Menéndez Pelayo, o el
liberalismo de Modesto Lafuente. Lo que me interesaba era,
únicamente, el tratamiento que los autores estudiados daban a
los moriscos. Y la única diferencia substancial que observo
entre los que Ricardo García Cárcel llama «progresistas de la
primera mitad [del siglo] de los conservadores de la segunda»
es el juicio que les merece el comportamiento de la
Inquisición con los moriscos. Pero incluso en este aspecto creo
que pesa más la visión general que tienen sobre el Santo Oficio
que un conocimiento preciso de su actuación sobre la minoría,
que prácticamente desconocen, salvo en el caso de Manuel
ÍNDICE
15
Henry Charles Lea
LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión
Danvila. Sus opiniones se basan en lo dicho por Juan Antonio
Llorente, quien en un capítulo de su Historia crítica de la
Inquisición en España dejó señalados los problemas básicos:
apuntó las diferencias en el procedimiento que se aplicaron
a los moriscos con relación a los judeoconversos; planteó la
contradicción entre la política de benevolencia propugnada
por los reyes y papas, y algún inquisidor general como Alonso
Manrique, y la práctica de los inquisidores que hacía caso
omiso o desvirtuaba las directrices de aquellos. Y nos dejó en
herencia una conclusión contraria al Santo Oficio, que sería
el principal culpable del rechazo morisco al cristianismo y,
con ello, de un comportamiento que obligó a la expulsión
(nota 34). Sólo que de lo dicho por Llorente, los conservadores destacan más la política de benevolencia, sobre todo
en comparación con la que se siguió con los judeoconversos,
y los liberales la dureza de los inquisidores de a pie.
En cuanto a las diferencias entre los autores sobre el papel
de la intolerancia en el desarrollo del problema morisco, o
sobre las bondades de un estado nacional unitario, debo
reconocer que sólo capto matices en el primer aspecto
–como escribí, los autores analizados deploran el fanatismo y
la intransigencia, aunque los de la Restauración son más proclives a tratar de comprender que a juzgar– mientras que
ÍNDICE
16
Prólogo a la segunda edición
ninguno hay que no considere un bien el reforzamiento de la
unidad política con la unidad religiosa.
Coincido con Francisco Márquez Villanueva en que la historiografía española del siglo XIX presenta una llamativa unanimidad en el tratamiento del tema morisco que contrasta
con la atmósfera polémica que rodeó el estudio de la
Inquisición o de la ciencia española: «Todo lo islámico es
objeto de repudio y menosprecio, actitud compartida por
liberales y reaccionarios» (nota 35). Y sigo pensando que el
resultado de su aportación fue bastante pobre. Sobre este
fondo de mediocridad historiográfica, destaca por méritos
propios Los moriscos españoles de Henry Charles Lea.
Valencia, 30 de noviembre de 2000
Rafael Benítez Sánchez-Blanco
ÍNDICE
17
Henry Charles Lea
LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión
1 Eduard Peters, Inquisition, University of California,
1989, pp. 287-292.
2 Francisco Guillén Robles, Leyendas moriscas, Granada,
1885-1886. Edición facsímil, Granada, 1994. Estudio preliminar de Mª Paz Torres.
3 Pascual Boronat, Los moriscos españoles y su expulsión,
Valencia, 1901. Edición facsímil, Granada, 1992. Estudio
preliminar de Ricardo García Cárcel.
4 Pedro Longás, La vida religiosa de los moriscos, Madrid,
1915. Edición facsímil, Granada, 1990. Estudio preliminar
por Darío Cabanelas Rodríguez, O.F.M.
5 Antonio Gallego Burín y Alfonso Gamir Sandoval, Los
moriscos del Reino de Granada según el sínodo de Guadix de
1554, Granada, 1968. Edición facsímil, Granada, 1996, con
un estudio preliminar de Bernard Vincent.
ÍNDICE
18
Notas
6 Mercedes García Arenal, Los moriscos, Madrid, 1975.
Edición facsímil, Granada, 1996, Introducción por Miguel
Ángel de Bunes.
7 Ginés Pérez de Hita, La guerra de los moriscos (segunda
parte de las guerras civiles de Granada), Reproducción facsímil de la edición de Paula Blanchard-Demouge que seguía
la de Cuenca de 1619, Granada, 1998. Estudio preliminar e
índices de Joaquín Gil Sanjuán.
8 Luis Cabrera de Córdoba, Historia de Felipe II, rey de
España, Junta de Castilla y León, Salamanca, 1998. Edición
de José Martínez Millán y Carlos J. de Carlos Morales; y
Relaciones de las cosas sucedidas en la Corte de España
desde 1599 hasta 1614, Madrid, 1857, edición facsímil de la
Junta de Castilla y León, Salamanca, 1997, con un prólogo
de Ricardo García Cárcel.
9 Pedro de Valencia, Tratado acerca de los moriscos de
España, Ed. Algazara, Málaga, 1997. Transcripción de Mª
del Carmen López Ramírez y estudio preliminar de Joaquín
Gil Sanjuán.
10 Fr. Jaime Bleda, Corónica de los moros de España,
Valencia, 1618. Edición facsímil de la Universidad de
ÍNDICE
19
Henry Charles Lea
LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión
Valencia. Estudio introductorio de Bernard Vincent y Rafael
Benítez Sánchez-Blanco.
11 Manuel Danvila y Collado, La expulsión de los moriscos
españoles. Conferencias pronunciadas en el Ateneo de
Madrid, Madrid, 1889.
12 Miguel Ángel de Bunes, Los moriscos en el pensamiento
histórico, Madrid, 1983.
13 María Luisa Candau Chacón, Los moriscos en el espejo
del tiempo, Universidad de Huelva, 1998.
14 Serafín de Tapia Sánchez, La comunidad morisca de
Ávila, Salamanca, 1991.
15 Me refiero a los trabajos de Raphaël Carrasco, «La
Inquisición de Murcia y los moriscos (1560-1615)», en Áreas
14 (Murcia, 1992), pp. 107-114; Flora Ivars García, La represión en el tribunal inquisitorial de Granada, 1550-1819,
Madrid, 1991, y Antonio Bombín Pérez, La Inquisición en el
País Vasco: el tribunal de Logroño, 1570-1610, Universidad
del País Vasco, 1997. He preparado una visión de conjunto
sobre «la Inquisición ante los moriscos», que aparecerá en el
volumen III de la Historia de la Inquisición en España y
ÍNDICE
20
Notas
América, dirigida por Joaquín Pérez Villanueva y Bartolomé
Escandell, Madrid, 2000, pp. 695-736.
16 Francisco Márquez Villanueva, en Personajes y temas del
Quijote, Madrid, 1975.
17 Francisco Márquez Villanueva, «El problema historiográfico de los moriscos», en El problema morisco (desde otras
laderas), Madrid, 1991, pp. 98-195. La cita del prólogo, p. 6.
18 Álvaro Galmés de Fuentes, Los moriscos (desde su
misma orilla), Madrid, 1993.
19 Míkel de Epalza, Los moriscos antes y después de la
expulsión, Madrid, 1992, pp. 35-37.
20 Rafael Benítez Sánchez-Blanco, «Las relaciones moriscos-cristianos viejos: entre la asimilación y el rechazo», en
Disidencias y exilios en la Edad Moderna (Ed.: Antonio
Mestre y Enrique Giménez), Alicante, 1997, pp. 335-346.
21 Miguel Ángel de Bunes, Obra citada, Granada, 1996. Las
citas de las pp. XI y XII.
22 Bernard Vincent, «El río morisco», en La expulsión de los
moriscos, Valencia, 1999, pp. 123-142. La cita en la p. 127.
ÍNDICE
21
Henry Charles Lea
LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión
23 Manuel Ardit Lucas, Els homes i la terra del País
Valencià. Segles XVI-XVIII, Barcelona, 1993, donde recoge
las tesis expuestas en «Expulsió dels moriscos i creiximent
agrari al País Valencià», en Afers, 5-6 (1987), pp. 273-316.
24 Santiago La Parra López, Los Borja y los moriscos,
Valencia, 1992.
25 Eugenio Císcar Pallarés, Moriscos, nobles y repobladores,
Valencia, 1993, y La Valldigna, siglos XVI y XVII. Cambio y continuidad en el campo valenciano, Valencia, 1997.
26 Gregorio Colás, «El patrimonio morisco aragonés de realengo y su destino tras la expulsión», en M. de Epalza (Ed.),
L’expulsió dels moriscos, Barcelona, 1994, pp. 54-71. Véase,
también, su artículo «Los moriscos aragoneses y su expulsión», en Destierros aragoneses: I. Judíos y Moriscos,
Zaragoza, 1988, pp. 189-215, y otras de las contribuciones en
esta obra.
27 Historia del Reino de Granada, dirigida por Manuel
Barrios Aguilera y Rafael G. Peinado Santaella, Universidad
de Granada y El Legado andalusí, Granada, 2000. La IV parte
del primer tomo, editado por Rafael G. Peinado, que abarca
De los orígenes a la época mudéjar (hasta 1502), se dedica al
estudio de la Granada mudéjar.
ÍNDICE
22
Notas
28 Rafael Benítez Sánchez-Blanco, «El verano del miedo.
Conflictividad social en la Valencia agermanada y el bautismo de los mudéjares, 1521», en Estudis, 22 (1996) pp. 27-51,
y «¿Cristianos o bautizados? La trayectoria de los primeros
moriscos valencianos, 1521-1525», en Estudis, 26 (2000), pp.
11-36.
29 «La política de Carlos V hacia los moriscos granadinos»,
en Congreso internacional sobre Carlos V y la quiebra del
humanismo político en Europa (1530-1558), celebrado en
Madrid en julio de 2000 (en prensa).
30 «Moriscos, señores e Inquisición. La lucha por los bienes
confiscados y la Concordia de 1571» en Estudis, 24 (1998), pp.
79-108, y «Las duras negociaciones de la concordia de 1571
entre los moriscos y la Inquisición», en Conflictos y represiones en el Antiguo Régimen, Valencia, 2000, pp. 113-156.
31 «Carlos V, la Inquisición y la conversión de los moriscos
valenciano», en Carlos V. Europeismo y universalidad,
Congreso celebrado en Granada en mayo de 2000 (en prensa).
32 «La política de Felipe II ante la minoría morisca», en
Felipe II y el Mediterráneo, Vol. II: Los grupos sociales,
Sociedad estatal para la Conmemoración de los Centenarios
de Felipe II y Carlos V, Madrid, 1999, pp. 503-536.
ÍNDICE
23
Henry Charles Lea
LOS MORISCOS ESPAÑOLES. Su conversión y expulsión
33 R. García Cárcel, Obra citada, pp. XV-XVII.
34 J. Antonio Llorente, Historia crítica de la Inquisición en
España, Madrid, 1980 (Primera edición París, 1817-18):
«debemos hacer al cardenal Manrique la justicia de que se
compadeció de los moriscos y evitó cuantas persecuciones
pudo, arreglándose a la promesa que los Reyes Católicos
habían hecho de no llevarles a la Inquisición ni castigarlos en
ella por cosas leves», t. I, cap. XII, pp. 313-332.
35 Francisco Márquez Villanueva, «El problema historiográfico de los moriscos», pp. 108-117. Las citas de las pp. 108 y 114.
ÍNDICE
24
Descargar