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Cieza, de “Perla del Segura” a “más marrana que la araña”
Agustín Cano propone unos pequeños recorridos urbanos por donde se concentran las estampas
más representativas de esta Cieza “más marrana que la araña”.
En Cieza, con más de 35.000 habitantes, siempre hemos presumido de ser de los pueblos más grandes
e importantes de Murcia, y de hecho lo somos. Pero aún así, queríamos ser más grandes, y hace cuatro
años los que nos mal gobiernan nos prometieron 130.000 habitantes, no sé cuántos campos de golf,
hoteles, etc… Esto iba a ser un Benidorm cualquiera (no dijeron “una Marbella”, por los “malpensaos”,
aunque ya se verá). Que si pleno empleo con centenares de puestos de trabajo directos e indirectos, que
si el comercio de Cieza sería inmenso,…; en definitiva, que aquí se iban a atar los perros con longanizas.
Y al final…, ná de ná, ni perro, ni longaniza. A los ciudadanos nos han tratado como auténticos idiotas.
No obstante, podemos “presumir” de tener la tasa de paro más alta de la región y a nadie se le cae la
cara de vergüenza.
Pero si se trata de “presumir” de verdad, tenemos la suciedad que nos rodea por doquier. En mi opinión,
no es que crea, aseguro que es el pueblo más sucio de toda la provincia, aunque me duela decir esto de
mi propio pueblo. Y algunos conozco, ya que por mi profesión he recorrido, hasta hace bien poco, todos
los pueblos de Murcia y parte de Alicante, y por tanto puedo dar fe de lo que estoy afirmando, e imagino
que habrá mucha gente que, al igual que yo, habrán podido comprobar esto que digo:
Los accesos a la ciudad, nuestra carta de presentación, son completamente impresentables, con
edificios en estado de ruina durante décadas, llenos de basura, presentando un estado lamentable e
incluso con peligro de derrumbe para los viandantes.
Hay solares en pleno casco urbano con montones de basuras acumuladas, entre ellas colchones o
televisores, como se puede ver frente a las “Casas Blancas”, en los terrenos de la antigua fábrica de
Montoya y terrazos Bernal; o, incluso en solares del propio Ayuntamiento en el Camino de la Fuente
(terrenos cedidos del polígono de Manufacturas); o, en alrededores de edificios escolares o deportivos
convertidos en basureros y escombreras como los que están frente al Instituto Los Albares y Sala de
Barrio; o en las proximidades de las Casas del Disco y del Colegio Público Pedro Rodríguez, rodeadas
de gran cantidad de matorrales y basura donde proliferan importantes colonias de roedores de todos los
tamaños.
Para contemplar este panorama desidioso, pueden escoger cualquier entrada a Cieza y recorrer sus
aledaños. Para abrir boca (de pasmo), les propongo un pequeño recorrido urbano por una zona donde se
concentran las estampas más representativas de esta Cieza “más marrana que la araña”: la Estación de
Renfe y el Cabezo de La Fuensantilla.
Pueden empezar en la misma Estación, en cuyos laterales hay basura para parar un tren, y nunca mejor
dicho. Allí, los restos de la Cieza industrial han sido reciclados para convertirlos en escombrera
municipal, como son las ruinas de la antigua fábrica de “Los Guiraos”, con su esbelta chimenea
(elemento protegido en el PGMO aún en pie, aunque probablemente por poco tiempo). Allí se
amontonan montañas de escombros en permanente crecimiento. Igualmente pasa con la antigua
“Fábrica de Montielón”, en el camino de la estación, semiderruida y abarrotada de basura y escombros.
¡Pasen!, pasen y vean. ¡Qué imagen! Qué imagen, para gente como el amigo que me acompaña, o para
quienes van de paso y nos miran a través del tren.
Desde la chimenea, pueden seguir hasta el Cabezo de la Fuensantilla. Este barrio, si se le puede llamar
así, es, junto con los Casones, el espacio más significativo de marginación y abandono en relación al
resto de barrios de Cieza, no teniendo parangón con ninguno. Casas en ruinas y, como no, inmensas
cantidades de porquerías depositadas en sus alrededores. Esto ya no es un basurero, sino un auténtico
vertedero. Ver para creer. Los vecinos resignados esperan la llegada de una cuadrilla de los del paro
que, como todos los años, durante un par de meses le darán un ‘lavao’ de cara a la parte más visible, y
hasta otro año.
Otro recorrido se puede hacer entrando por el Puente del Asensao… Es el que acabo de hacer hace
unos días, acompañado por una colaboradora que hizo de reportera fotográfica. Nada más atravesar el
2007 www.enciezadigital.com – [email protected] – Pablo Iglesias, 54, 30530 Cieza (Murcia) – Tfno: 00 34 968 76 74 15
puente… ¡qué “cuadro”! Mi acompañante no da crédito al cartel de bienvenida del Ayuntamiento,
compartiendo espacio anunciador con una casa de empeños que compra oro (del que cagó el moro).
Llegamos a la Cañada de la Horta, frente a la Renault, donde encontramos edificios a medio derribar,
repletos de suciedad por cualquiera de sus lados, allí en lo que antiguamente era Talleres la Ermita.
Abandono, desidia, indolencia, temeridad, … Mejor pasen ustedes mismos, y comprueben in situ el
estado en que se encuentra este lugar ya que es completamente indescriptible su situación. Por
supuesto, no olviden llevar mascarillas y botas, siendo aconsejable asimismo usar casco protector.
Mi acompañante y yo decidimos seguir avanzando y llegamos a la antigua “Fábrica de Migaseca”, otra
edificación a medio derrumbar, con paredes a punto de desplomarse, abierta por todos sus rincones y
abarrotada de toneladas de escombros y basuras. Peor pasa con los edificios de enfrente, llegando la
suciedad hasta la antigua Bodega de Aquilino del vino, frente a las mismísimas casas de la subida a la
Ermita.
Si les es más cómodo, pueden subir directamente a la Ermita, y asomarse por la parte de atrás para
contemplar este paisaje de la desolación.
Entrando por el Asensao…, bajando por la estación…, acercándonos a las Casas Blancas…, o por
donde quiera que pasemos, observaremos el lamentable estado de muchos rincones del pueblo, y
aunque, esto no es el recorrido de la procesión, estoy por decir que hasta el mismísimo Santo Cristo,
cuando lo suban o bajen de la Ermita de Cieza, mirará de reojo y exclamará “¡Madre mía, otro año más
tó lleno de mierda!”.
Todas esas estampas que he descrito no son más que un botón de muestra de la amplia colección de
paisajes urbanos que cualquier ciudadano o visitante puede contemplar con sus propios ojos. Lugares
que escandalizan a cualquier persona que se acerque a nuestro pueblo, como mi joven acompañante en
este recorrido. Ante tanta desidia y abandono, no utilizar la denuncia y la crítica como arma contra la
indiferencia y la resignación, le digo, me parece una irresponsabilidad. Y es lo que decidimos hacer,
caiga quien caiga (mientras no sean las paredes ruinosas), denunciando no solo a los que nos “mal
gobiernan”, sino a los “mal gobernados” que se callan y consienten.
Porque, a todo esto, hablando del último paisaje descrito en torno a la Cañada de la Horta, ¿qué piensan
los vecinos de la subida a la Ermita o del Barrio Jover? ¿Y los padres de los niños que van al colegio?
¿Y los profesores y directores? ¿Es que no tienen ojos en la cara para ver el enorme peligro que
suponen estos basureros y ruinas pegaos a sus casas y al centro escolar? ¿Es que no tienen sangre en
las venas? No me explico la pasividad y la indiferencia de los afectados más directamente. ¿Qué
esperan del enorme riesgo que supone para sus críos no solo pasar por esos lugares, sino jugar en
ellos?
¿Y qué decir de los vecinos de este pueblo en general, a los que parece que nos “ha cagao la
moscarda”? ¿Dónde están las agallas de aquellos ciezanos y ciezanas que se comían, si hacía falta,
hasta a María Santísima? Ahora no se reacciona ante nada. Se ha creado una gente sumisa y resignada,
al tiempo que, por otro lado, andan muy crecidos los voceros de los que mandan, que no pierden ocasión
de exteriorizar su apoyo en agradecimiento de algún reciente enchufe, o en busca de que le coloquen a
su “hijico” o “hijica” en el Ayuntamiento, en el Hospital o donde sea. ¡Santo Dios, cuánto cacique!
Y mientras tanto, éstos que mandan ahora y nos “mal gobiernan” con sueldos de lujo, han adjudicado el
servicio de limpieza a una nueva empresa “amiga”, “La Generala”, en un procedimiento de dudosa
legalidad, eso sí, acordando en el protocolo no escrito la colocación en la nueva empresa de algún
familiar de concejales/as. Que limpien mejor o peor, no es lo más importante en las contratas, son otras
razones las que priman (“primo, primo, cuanto más primo más me arrimo”, dice un refrán).
Lo que hay por parte del Ayuntamiento en materia de higiene pública es un absoluto pasotismo ante el
manifiesto incumplimiento de las ordenanzas de limpieza de solares y mantenimiento de edificios. ¿Es
que no lo ven, o es que hacen la vista gorda? ¿Ni el concejal de obras, ni el concejal de Sanidad, ni el de
Seguridad ciudadana, ni la jefa de policía, ni el Señor Alcalde… pasan por esos sitios alguna vez?
¡Imposible! ¿Están tan ciegos de poder, que no ven ni por donde pasan? ¡Qué vergüenza, pijo! No, no
están ciegos. Lo que pasa es que se pasan por las narices estas situaciones, que van sobraos, que les
da igual,… Mientras la gente los vote, ni se inmutan. Aquí pasa, como en otros sitios con la corrupción:
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cuanto más corruptos, más votos. Se ha entrado en una dinámica donde la gente no quiere ser
corresponsable de lo que ocurre en su entorno, y así nos luce el pelo. ¡Tendrá la culpa ZP!
Mi joven acompañante me enseña el reportaje de fotos de la desidia vecinal y municipal. Le explico que a
Cieza, la mapa del esparto (como decía “el Deíles”, un maestro de la hilatura manual reconvertido en
peón barrendero), la cursilería del franquismo le puso el apelativo de “la Perla del Segura”, y que hoy lo
más acertado sería eso de “Cieza, más marrana que la araña”, como El Bartolo dijo una feria. Y entre los
dos decidimos hacer un escrito-denuncia, que yo he ido escribiendo y que ella, que ha ido a la escuela
más tiempo que yo, le ha dado forma.
Y después de leer lo escrito, quiero añadir solo una cosa: que aquí, en este pueblo que nos rodea, como
en cualquier empresa, existe un jefe responsable de que las cosas funcionen, y en nuestro caso, esta
persona es el Alcalde, que igual no se ha enterado de estas minucias. Sería vergonzoso que no lo
supiese, pero peor aún que sabiéndolo mirase para otro lado. Así que, Señor Alcalde, haga el puñetero
favor de darse una vuelta con sus “cachorros” y su Mercedes por estos rincones, para comprobar en
persona este bochornoso espectáculo. Pero no vayan todos juntos, mejor de uno en uno. O mejor…, no
vayan, ¡para qué!..., si al final dirán dos buenas palabricas ante Telered prometiendo el oro y el moro, de
ese que ya tienen empeñado en desfiles y procesiones de mayor rentabilidad electoral.
Aquí va de despedida, una canción de mi amigo Luis Pastor (Vallecas, 1976), que viene que ni al pelo:
Vengan a ver lo que no quieren ver
Vengan a ver,
los que viven sin ver,
vengan a ver,
la luz de mi calle
que no se ve…
Vengan a ver lo que no quieren ver
Vengan a ver,
el palacio irreal
que inauguramos ayer
con alfombras de barro
y tapices de papel,
a la luz de la una,
a la luz de la luna,
a la luz de las dos,
a la luna de las tres.
Vengan a ver lo que no quieren ver
Vengan a ver,
los jardines y los parques
que podríamos tener.
Vengan a ver.
Vengan de una vez.
Vengan de uno en uno.
Vengan desarmados.
Vengan, atrévanse.
No traigan sus perros.
Venga, no amenacen.
Miren, mejor no vengan.
Venga, váyanse.
Venga, piérdanse.
Venga, muéranse.
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