MÚSICA Y NATURALEZA

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Reflexiones y Experiencias en Educación
[email protected]
CEP de Villamartín. ISSN: 1989-9564
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MÚSICA Y NATURALEZA
Ambrosio González Sánchez
Temática: Educación Música y Educación Ambiental
Etapa: Todas
Resumen:
Los sonidos primitivos, antes aún de la existencia de homínidos, constituían un ambiente
sonoro que fue evolucionando en función de los cambios que se producían en los seres vivos, en los
elementos y fenómenos de la propia naturaleza.
Un día aparece el ser humano, los escucha, los interpreta y traduce, aprende y se relaciona a
través de ellos y trata de expresarlos con su propio cuerpo. Después mezcla los sonidos que él
produce con los que produce la naturaleza, los clasifica, les da sentido; esto les ayuda a evolucionar,
a mejorar las relaciones con los otros hasta el punto de que llegan a formar parte de él mismo.
Cuando el sonido le da sentido a su vida lo perfecciona, le da forma y crea la música que
embellecerá su alma.
Palabras clave:
Sonido, silencio, instrumento, canción, danza, música, musicoterapia.
Registro: 2012/H07. Publicado: 30/11/2012
AUTORÍA
Educación. Nº 8 y 9
claveXXI. Reflexiones y Experiencias en
CEP de Villamartín. ISSN: 1989-9564. Depósito Legal: CA 463-2010
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1. EL SONIDO, UN ELEMENTO MEDIADOR ENTRE EL SER HUMANO Y LA
NATURALEZA
Desde un punto de vista puramente musical la música consta de tres elementos básicos:
ritmo, melodía y armonía; además de otros elementos que dan matiz al sonido. La melodía consiste
en una sucesión de sonidos con cierto sentido estético. Cada sonido se diferencia por sus
propiedades físicas, sus cualidades. Pero el sonido considerado de una forma aislada ha cumplido su
misión a lo largo de la historia del hombre, con independencia de que ordenados de un modo u otro
constituyan una melodía (el sonido del viento, del agua, el grito, la voz, etc).
Así pues, la música fue para el hombre primitivo un medio de comunicación con el
infinito. Por ejemplo, para los egipcios, el Dios Thot creó el mundo con su voz. Los médicos
brujos solían y suelen utilizar en sus ritos mágicos, canciones y sonidos para expulsar los
espíritus malignos que existen en el individuo enfermo y se ayudan con la danza, la expresión
corporal y la ejecución instrumental.
Los sonidos surgen de la naturaleza (sonido del viento, de las olas, canto de los pájaros, el
propio silencio, las hojas al caer, la lluvia, los truenos, los sonidos que emiten los animales, etc...)
La naturaleza, pues, producía música mucho antes de que el ser humano, a partir de esos sonidos
estructurados, produjese obras.
De esta forma, los sonidos podrían ser más o menos graves o agudos y sería el conocimiento
científico (la física) quien se encargaría de nombrarlos en función de sus características.
El ser humano se comunica con los sonidos que produce su cuerpo. Aplica el ritmo en un
intento de estructurar el tiempo y una forma de dar más vida a esos sonidos. Comprende que el
sonido no es único sino diverso; que puede variar su altura, su intensidad, su duración y su timbre
como lo hacen los elementos de la naturaleza (no es lo mismo una lluvia que una tormenta, ni una
brisa que un vendaval). Aplica matices para incrementar las posibilidades de comunicación dando
mayor realismo a su existencia. Todos estos sonidos y sus posibilidades forman parte de su
existencia y forman una identidad sonora: aquella que hace que sus recuerdos sean diferentes a los
de los demás y aquella que hace que cohesione al grupo; son los sonidos propios de su mundo y del
mundo que los rodea. ¿Cómo no iba a ser importante el sonido en nuestra historia? ¿Cómo no
pensar que cuando se toca una guitarra, un tambor o cualquier instrumento estamos haciendo uso de
las propiedades de los sonidos que un día nos ofreció la naturaleza y que hemos formalizado
estructurándolos en una secuencia jerárquica para diferenciarlos?
Todos los días escuchamos el sonido de la naturaleza que nos habla en un idioma que no
podemos organizar. El hombre llegó a considerar la materia sonora como un elemento organizable
escuchando la naturaleza: “el sonido irrumpe sobre el silencio y lo hace misterioso” (“El sonido
primordial” de Luís Alberto Spineta; 1990).
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En muchas leyendas y ritos sobre el origen del universo en diversas culturas, el sonido
juega un papel decisivo. La música ha gozado de un carácter y origen divino, proveniente de los
dioses o en relación con ellos. En todas las culturas se manifiesta esta creencia y muchos son los
documentos y lugares que justifican esta relación: Japón , China, Grecia, Egipto. Sin embargo y a
pesar de la universalidad de la música, en cada una de estas culturas, no tanto la música en sí misma
como la forma en que se organizan los sonidos, tienen un significado diferente. Tal es el caso del
significado que puede tener la música árabe o china para un occidental. La música es un lenguaje
universal que produce sensaciones individualizadas.
Todo este proceso solo sería posible con la inversión de miles de años a través de los cuales
la voz fue evolucionando desde los primeros sonidos monótonos, repetitivos, hasta conseguir un
mayor dominio de las propiedades de los mismos estableciéndose de esta manera los primeros
intentos de crear pequeñas secuencias melódicas.
“La música es un fenómeno universal que ha estado presente a lo largo de nuestra historia.
No conocemos con exactitud el papel que ha jugado en la evolución del ser humano, pero sí
sabemos que no es una simple manifestación cultural o actividad recreativa, sino por el contrario ha
ejercido y ejerce una gran influencia en el desarrollo de nuestras mentes, y en la evolución del ser
humano. Además, es una poderosa herramienta que tiene la capacidad de alterar nuestros
sentimientos y emociones, y puede ser usada en el tratamiento de diferentes grupos de pacientes
(musicoterapia). Por último sabemos que la música hace parte de nuestra biología, que nuestros
cerebros poseen estructuras anatómicas y circuitos que están involucrados en la percepción y
evolución de la música”. (4th international congress of Neuropsychiatry Jorge A Franco, M.D.
Research Fellow, Moisés Gaviria; M.D. University of Illinois at Chicago del artículo “música,
cultura y cerebro”).
Joachin Ernest Berend en su artículo:”La creencia de que el mundo fue creado a través de la
música en los mitos y leyendas populares” comienza diciendo que “Hafiz, uno de los grandes poetas
de la antigua Persia, cuenta la leyenda siguiente:” Dios hizo una estatua de barro. Moldeó el barro a
su semejanza. Quería insuflar alma a esa estatua. Pero el alma no se dejaba atrapar. Pues reside en
su naturaleza el deseo de ser volátil y libre. No quiere estar limitada ni atada. El cuerpo es una
prisión y el alma no quiere entrar en esa prisión. Entonces Dios pidió a sus ángeles que tocaran
música. Y al tocar los ángeles, el alma se sintió extasiada. Quería experimentar la música de un
modo más directo y claro, y por eso entró al cuerpo. Hafiz dice así:”La gente dice que el alma, al
escuchar esta canción, entró al cuerpo. Pero en realidad el alma misma es la canción.”
La exteriorización más espontánea del hombre se manifiesta bajo el aspecto rítmico. El
sentido humano del ritmo es una disposición intuitiva, a través de la cual agrupamos ciertas
impresiones sensoriales recurrentes, vividas y precisas. Este proceso se fundamenta en la capacidad
subjetiva de reagrupar latidos en estructuras con absoluta y perfecta precisión, células rítmicas.
Dependemos del ritmo para pensar, sentir, movernos o actuar en forma eficaz y fluida, así como
para percibir adecuadamente los estímulos exteriores y reaccionar ante ellos (Por Carlos D.
Fregtman, “el sonido, el ritmo y la conciencia”).
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Con los objetos e instrumentos fabricados producimos ritmos. El ritmo es un elemento de la
música que se relaciona con el movimiento y el movimiento rítmico produce y da origen a las
danzas.
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Los pueblos siempre han manifestado a través de sus danzas sentimientos diversos, alegría,
peticiones a los dioses,... y ha servido como elemento de cohesión entre los miembros de un grupo
social.
La danza es el uso del cuerpo, de los cuerpos, en sintonía, usando el mismo espacio y
compartiendo el mismo tiempo, los mismos movimientos, los mismos intereses, en colaboración, en
respeto hacia la otra persona y hacia el fin pretendido, sus intenciones. La danza les permitía, y nos
sigue permitiendo la integración, la unión. Debió pensar, el hombre y la mujer, que a través de ella
podía hablar con los dioses o comunicarle sus estados y deseos.
Nos costaría trabajo disociar la música del movimiento y de hecho normalmente va unido
uno con lo otro. Pero hay quienes defienden que el lenguaje del cuerpo puede expresarse con o sin
música. De todas maneras y mientras uno de los componentes de la música (el ritmo) cause sus
efectos, el hombre seguirá moviéndose atendiendo a sus propiedades.
La naturaleza nos ha dotado de un oído que recoge ciertas frecuencias; por debajo y por
encima de ellas existen lo que se llama infrasonidos y ultrasonidos que no resultan audibles pero
que de un modo u otro ejercen un efecto en la naturaleza humana. El hecho de que existan los
sonidos no quiere decir que podamos oírlos.
Algunos animales se sirven de los sonidos de alta o baja frecuencia (infrasonidos y
ultrasonidos) para relacionarse con el medio como es el caso de los murciélagos o los cetáceos que
se orientan en el espacio con un sistema de emisión sonora llamado ecolocación. Se podría decir
que estos animales ven a través de los sonidos.
La ecolocación es un lenguaje que convierte el sonido en imágenes para una mayor
orientación y control del espacio (David Dunn, “el sonido del murciélago).
Otros animales perciben los sonidos inaudibles para el hombre.
La naturaleza nos ofrece los materiales para fabricar los instrumentos; la naturaleza nos
inspira, de tal forma que de ella misma extraemos los recursos y nosotros lo modificamos
adaptándolo a nuestras necesidades y posibilidades para agradecerle a la misma el placer que nos
inspira su existencia.
Al depender de un número determinado de veces de un pulso, acento, al establecerse
proporciones entre las distintas partes de ese ritmo (el doble de tiempo, la mitad, más rápido, más
lento...), se conforma como una materia que utiliza elementos de otra; por tanto tiene un carácter
integrador. Si además, a esto unimos el uso de la palabra, con sus connotaciones musicales propias
(acentos, cadencias, pausas), observamos una relación directa entre tres áreas: lengua, matemáticas
y música pero, probablemente la música se relacione con otras áreas como el conocimiento del
medio que nos rodea o la potenciación y desarrollo de la memoria a través las canciones o de la
propia estructura espacio-temporal de la música y sus efectos en nuestro cerebro.
Muchos autores han compuesto obras dedicadas a la naturaleza. Basta recordar a Antonio
Vivaldi con “Las cuatro estaciones” o canciones dedicadas a bellas flores, a la lluvia, a los jardines
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o los fenómenos atmosféricos como “La tormenta” de L.V. Beethoven. Podemos hacer un ejercicio
de memoria para tratar de recordar canciones que hagan referencia a animales, plantas, fenómenos
naturales como “El carnaval de los animales” de Camille Saint Saënz”, con imitaciones o
descripciones de animales.
Siempre ha habido
canciones dedicadas a la
naturaleza, admirando su
inmensidad, su belleza, sus
sonidos, sus paisajes, sus
habitantes, su silencio, los
estados que nos transmite y
por todo ello se han creado
himnos en defensa y cuidado
de la misma.
Hemos entrado en su
carácter
integrador,
pero
además, la música tiene una
función terapéutica y ejerce
una influencia poderosa en el
ser humano.
Los sonidos nos invaden y nos bombardean constantemente, de manera que sin darle
importancia e ignorando a veces su existencia los percibimos y llegan a formar parte de nuestro
mundo sonoro. Nuestro entorno sonoro puede que sea distinto al entorno sonoro de cualquier otro
ser humano aunque, los sonidos, mirándolos de una forma objetiva, sean los mismos. Tenemos
diferentes formas de percibir el sonido del mismo modo que tenemos diferentes gustos y
preferencias. Rolando O. Benenzon en su libro “La nueva musicoterapia” en el que colaboran
Violeta de Gainza y Gabriela Wagner dice: la música no cura la ceguera pero cura al ciego.
Nuestro mundo sonoro, pues, tiene identidad propia y nos acompaña en nuestras vidas.
Tanto los Beatles como Stockausen, como John Cage, como Beethoven, como los
gregorianos, como Mahler o como el tipo que golpeaba una piedra con otra, todos buscaron la
interpenetración de hombre y naturaleza, constituyendo desde ese momento una sola cosa, que no
tiene texto ni hay palabras para expresarlo, que es lo trascendente de la materia sonora.
Si examinamos cuidadosamente un sonido y extraemos la información que nos suministra
podemos quedar embelesados por su función estética o nos puede provocar emociones. También
pude informarnos sobre su origen o localización en el espacio. Pero cuando examinamos todos los
sonidos provenientes de un determinado lugar, podemos recibir información sobre la forma de vida
de ese lugar.
Cada sonido o ambiente sonoro posee un determinado significado simbólico. Este
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significado se deriva no tanto de las características físicas como de las interacciones a nivel
simbólico que se dan en los sujetos que lo perciben. De esta manera se ha constatado que
determinados ambientes sonoros, como los saturados por el ruido y los excesivamente silenciosos,
se asocian con angustia e inseguridad o temor, siendo fuertemente rechazados. Por el contrario,
otros ambientes sonoros, especialmente en aquellos en los que prevalecen sonidos sociales y
naturales sobre los tecnológicos, se asocian con sentimientos tales como paz, tranquilidad,
compañía..., siendo en estos casos altamente apreciados (José Luís Carles y Cristina Palmese,
“Identidad sonora urbana”).
“La música expresa lo que no puede ser puesto en palabras y lo que no
puede mantenerse en el silencio” (Víctor Hugo).
La música contiene la palabra, el movimiento, las emociones, el sonido que provoca
imágenes y pensamientos, el conocimiento del mundo; hay música en el viento, en el mar, en las
calles, en mi interior, en las actividades cotidianas como el trabajo, el cine, las fiestas, el colegio, los
eventos importantes de la vida como el nacimiento y la muerte, en las actividades de los grupos
humanos, etc. Para lo bueno y para lo malo. ¡Como pensar vivir sin ella! ¡Cómo creer que es solo
un divertimento para el ser humano!
“La canción es la ola que me eleva y me hunde, que me fragua lo
mismo que me funde” (Silvio Rodríguez).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
• “El sonido primordial” Luís Alberto Spineta conferencia “Clínica de poesía musical”. Buenos
Aires (Argentina).1990.
• 4th International Congress of Neuropsychiatry Jorge A Franco, M.D. Research Fellow, Moisés
Gaviria; M.D. University of Illinois at Chicago del artículo “música, cultura y cerebro” Buenos
Aires 4-7-2002.
• Franco, J; Gaviria, M. MUSICA, CULTURA Y CEREBRO. Revista Latinoamericana de
Psiquiatría. 2002. In Press. Jorge A. Franco, M.D Research Fellow, University of Illinois at
ChicagoMoises Gaviria, M.D, Director Neuropsychiatric Division, University of Illinois at Chicago.
• Joachin Ernest Berend. “Los mitos y leyendas afirmaron siempre que Dios creó al mundo a partir
del sonido”, en Nada Brahma. Dios es sonido., de Joachim Ernst Berendt, ed. Abril.
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• Carlos D. Fregtman, “el sonido, el ritmo y la conciencia”. Fuentes de las citas: (1) Carlos G.
Fregtman, El tao de la música, Buenos Aires, editorial Estaciones, 1194, p.28-30. (2) Ibid., pp.51-53
• David Dunn, “el sonido del murciélago. Fuente: David Dunn, en Why do Whales and children
sing? A guide to listenning in nature, pp.67-72 / ISBN 0-95401-03-5
• Rolando O. Benenzon en su libro “La nueva musicoterapia” en el que colaboran Violeta de Gainza
y Gabriela Wagner. Editorial LUMEN 1998. Argentina
• José Luís Carles y Cristina Palmese, “Identidad sonora urbana”. Para la realización de este
artículo se han utilizado algunas informaciones correspondientes a investigaciones realizadas en el
periodo en el que José Luís Carles formó parte del Instituto de Acústica, CSIC, Madrid, España. La
metodología de análisis utilizada en dichas investigaciones es, básicamente, la desarrollada en el
Laboratorio CRESSON de Grenoble (ver Bibliografia: Amphoux et al. 1991)
• Víctor Hugo
• Silvio Rodríguez “Compañera” Del CD “Silvio”. La Habana 1989-1992.
Ambrosio González Sánchez
Maestro del CEIP Francisco Giner de los Ríos de Barbate, Cádiz.
Correo electrónico: [email protected]
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