análisis axiológico de la teoría de las dimensiones del proyecto

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ANÁLISIS AXIOLÓGICO DE LA TEORÍA DE LAS DIMENSIONES
DEL PROYECTO
A. Boni (p), J. Peris, J. F. Lozano, E. Gómez-Senent
Departamento de Proyectos de Ingeniería, Universidad Politécnica de Valencia
Resumen
El presente artículo pretende analizar la influencia de los valores morales del ingeniero
en el proceso proyectual. Los autores sostienen que mantener una filosofía apoyada en
lo ético cuando se afronta un diseño ayudará a construir una sociedad menos dura y más
justa, pues cada uno de los proyectos que se llevan a cabo va perfilando cambios
económicos, tecnológicos y sociales que acaban transformando la sociedad del presente
y del futuro.
Se comenzará con una breve referencia sobre la imagen de la tecnología y a la
importancia que, desde los estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad, se le da a los
elementos no técnicos entre los factores responsables del cambio científico – técnico;
tras ello, se hará una descripción de los valores morales de la ética cívica: la libertad, la
igualdad, la solidaridad, el ethos dialógico, el respeto activo, la responsabilidad y la
justicia. A continuación, se analizará una teoría del proyecto, la Teoría de las
Dimensiones, que permite descomponer todo proceso de creación proyectual (y por
ende también tecnológico) en dos dimensiones intrínsecas (proceso y fases) y cuatro
extrínsecas (factores, metaproyecto, técnicas e instrumentos).
Nos detendremos en cada una de las dimensiones para buscar esta relación y
prestaremos especial atención a las dimensiones factores y metaproyecto en las cuales
profundizaremos el análisis axiológico crítico.
Abstract:
The present article tries to analyze the influence of the moral values of the engineer in
the design process. The authors maintain that one filosophy supported by an ethic in the
design moment will help us to build a less hard society and more fair, because each one
of the projects that are carried out is outlining economical, technological and social
changes that will transform the whole society, both at the present and at the future.
First, we introduce a brief reference about the image of technology and about the
importance that, from Science, Technology and Society studies, we attribute to non
technical factors as a responsible of the cientifical-technical changes; after it, we will
describe the moral values of the civil ethics: the freedom, the equality, solidarity, the
dialogical ethos, the active respect, the responsibility and the justice. After that, we will
analyse one of the project theory, the Theory of Dimensions, that allows to separate all
the project process in intrinsic dimensions (process and phases) and four extrinsic
dimensions (factors, metaproject, techniques and instruments).
We will stop in each one of the dimensions to look for this relationship and will pay
special attention to the factors and metaproject dimensions in which we will deeply
analize the axiological aspect.
21
1. INTRODUCCIÓN: CIENCIA, TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD
Hay distintas maneras de entender la relación entre ciencia y tecnología y sociedad. La
más predominante ha sido a noción del progreso tecnológico, que ha configurado el
pensamiento acerca de la naturaleza e influencia de la tecnología desde el
Renacimiento.
La oposición a esta idea de progreso apareció ya en el siglo XVII, aunque no fue hasta
mediados del XX cuando se sometieron los seis supuestos citados a una crítica enérgica
[Basalla, 1991: 255]. Sucesivos desastres tecnológicos (vertidos de residuos
contaminantes, accidentes nucleares, envenenamientos farmacéuticos, derramamientos
de petróleo)1, demostraron que el sometimiento de la naturaleza por parte del hombre
estaba lejos de ser seguro y había producido una seria contaminación ambiental. Las
Guerras Mundiales pusieron de relieve que la muerte y la destrucción eran resultados
indiscutibles del avance tecnológico y que el aumento de la energía disponible gracias a
la energía nuclear no sólo no creaba una forma de civilización avanzada sino que
amenazaba los logros sociales y culturales alcanzados y a toda forma de vida en la
tierra. Por último, la creencia de la superioridad de la tecnología fue desafiada por
quienes argumentaron de forma plausible que algunas tecnologías no occidentales
atendían mejor a las necesidades humanas sin trastocar el mundo natural.
Según Quintanilla y Bravo (1997: 20), a la imagen estándar de la técnica se opuso la
imagen constructivista, que hereda su nombre de las aportaciones históricas,
sociológicas y económicas sobre el cambio técnico realizadas recientemente desde la
perspectiva conocida como constructivismo social y desde la teoría evolucionista del
cambio técnico2.
Coincidiendo con este cuestionamiento arrancan los estudios Ciencia, Tecnología y
Sociedad (CTS) que buscan comprender la dimensión social de la ciencia y la
tecnología, tanto desde el punto de vista de sus antecedentes sociales, como de sus
consecuencias sociales y ambientales, es decir tanto por lo que atañe a los factores de
naturaleza social, política y económica que modelan el cambio científico-tecnológico,
como lo que concierne a las repercusiones éticas, ambientales o culturales de ese
cambio [García Palacios et al, 2001: 125].
El aspecto más innovador de este nuevo enfoque se encuentra en la caracterización
social de los factores responsables del cambio científico. Se propone en general
entender la ciencia-tecnología no como un proceso o actividad autónoma que sigue una
lógica interna de desarrollo en su funcionamiento óptimo (resultante de la aplicación
de un método cognitivo y un código de conducta), sino como un proceso o producto
inherentemente social donde los elementos no epistémicos o técnicos (por ejemplo los
valores morales, las convicciones religiosas, los intereses profesionales, las presiones
1
Ejemplos de estos desastres tecnológicos fueron el accidente del reactor nuclear de Windscale en 1957
que creó una nube radiactiva que se desplazó por Europa Occidental; la prohibición de la talidomida en
Europa tras causar más de 2.500 defectos de nacimiento en 1961; el vertido del petrolero Torry Canion
tras sufrir un accidente en las playas del sur de Inglaterra en 1967. Citados en González García et al,
1996.
2
Las aportaciones doctrinales en esta línea se han producido desde la historia de la tecnología (Hughes,
1983), la sociología de la tecnología (Pinch y Bijker 1987, MacKenzie 1990, Callon 1986, Latour 1987)
y la economía de la innovación tecnológica (Nelson y Winter 1982, Freeman 1982).
22
económicas, etc.) desempeñan un papel decisivo en la génesis y consolidación de las
ideas científicas y los artefactos tecnológicos [García Palacios et al: 126].
Atendiendo al enfoque CTS, esos elementos no epistémicos o técnicos (y entre ellos se
encuentran los elementos axiológicos) cobran especial relevancia; es por ello, que en
este trabajo, nos hemos propuesto analizar la importancia de los valores morales del
ingeniero en el proceso proyectual.
2. LOS VALORES MORALES DE LA ÉTICA CÍVICA
Valores hay de muy diverso tipo: sensibles (placer-dolor, alegría-tristeza), útiles
(capacidad-incapacidad, eficacia-ineficacia), vitales (salud-enfermedad, fortalezadebilidad), estéticos (hermoso-feo, armonioso-caótico), intelectuales (verdad-falsedad,
conocimiento-error), religiosos (sagrado-profano), pero, para tratar los valores del
ingeniero que está realizando un proceso proyectual nos interesan los valores morales.
Todos tienen una idea de lo que se debe o no se debe hacer en determinadas
circunstancias. Algunas de las cosas que se piensa que hay que hacer vienen impuestas
desde fuera, a través del derecho, o las costumbres sociales, que no necesariamente se
comparten, pero que se siguen para evitar las sanciones asociadas a su trasgresión
(multas económicas o privación de la libertad en el caso del derecho, rechazo social en
el caso de las costumbres). En otros casos, la idea de lo que se debe hacer surge
internamente. Los valores morales son valores que se asumen internamente y que tienen
dos características fundamentales: 1) el asumirlos como propios depende de la libertad
de las personas, y 2) se consideran válidos para todas las personas.
Entre las tareas fundamentales de la filosofía moral (ética) podemos decir que están las
siguientes: 1) dilucidar en qué consisten los valores morales, 2) justificar con razones
qué valores morales son preferibles a otros y 3) diseñar procedimientos para que estos
valores afloren y sean apreciados en los distintos ámbitos de la vida cotidiana. En la
actualidad podemos afirmar que la historia de la ética, que ha caminado paso a paso con
la historia de la humanidad, ha logrado justificar racionalmente cinco valores morales
fundamentales: la libertad, la igualdad, la solidaridad, el respeto activo y la actitud de
diálogo (la unión de todos ellos constituiría, a su vez, el valor de la justicia). Estos cinco
valores son la base de lo que hoy se conoce como ética cívica. A ellos, sumaremos el
valor responsabilidad por ser uno de los valores fundamentales en la actividad
proyectual.
Veamos ahora brevemente en qué consisten esos valores:
1) Libertad. La libertad es el primer valor a tener en cuenta porque es el presupuesto
para la existencia de todos los demás. Cuando la ética nos dice lo que debemos hacer en
conciencia, la libertad para escoger entre varias posibilidades tiene que estar
presupuesta. La libertad es pues la condición de posibilidad del sentido de cualquier
enunciado que se refiera a lo que debemos hacer.
2) Igualdad. Tiene distintas acepciones: igualdad de todos los ciudadanos ante la ley,
igualdad de oportunidades, e igualdad en ciertas prestaciones sociales. Todas estas
nociones son políticas y económicas y hunden sus raíces en una idea más profunda:
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todas las personas son iguales en dignidad, hecho por el cual todas merecen igual
consideración y respeto.
3) Solidaridad. Constituye una versión secularizada del valor fraternidad, que es el
tercero de los que defendió la Revolución Francesa -junto a la libertad y la igualdad-. La
solidaridad tiene que ver con el esfuerzo por llevar la libertad, la igualdad y el resto de
valores morales -es decir, la justicia-, a aquellos que no pueden disfrutar de esos
valores. Mientras que la caridad es una acción puntual para dar a otros algo que nos
sobra, la solidaridad reflexiona sobre las injusticias -políticas, económicas o de otro
tipo- y realiza acciones dirigidas a erradicarlas.
4) Respeto activo. El respeto activo, en cambio, es el interés por comprender a otros y
por ayudar a llevar adelante sus planes de vida. En un mundo de desiguales, sin un
respeto activo es imposible que todos puedan desarrollar sus proyectos de vida, porque
los más débiles rara vez estarán en condiciones de hacerlo.
5) Diálogo. Las soluciones dialogadas a los conflictos son las verdaderamente
constructivas, siempre que los diálogos reúnan una serie de requisitos señalados por la
ética discursiva. El que se toma el diálogo en serio: a) Ingresa en él convencido de que
el interlocutor puede aportar algo, por eso está dispuesto a escucharlo. b) Está dispuesto
a modificar su posición si le convencen los argumentos del interlocutor. c) Está
preocupado por buscar una solución correcta y, por tanto, por entenderse con el
interlocutor. “Entenderse no significa conseguir un acuerdo total, pero sí descubrir
todo aquello que ya tenemos en común” [Constant, 1989: 40] d) La decisión final ha de
atender intereses universalizables, es decir, los de todos los afectados.
6) Responsabilidad. La responsabilidad hace referencia al hecho de que se le pidan
cuentas a una persona por las consecuencias negativas de algo que ha realizado o dejado
de realizar, o se le reconozcan las consecuencias positivas. La responsabilidad, como
valor ético, tiene que ver con las consecuencias justas o injustas. Cuanto mayor es el
poder que una persona tiene, mayor es también su responsabilidad. Aún así, todos
somos en cierto grado corresponsables por las consecuencias de las acciones colectivas,
por ejemplo, por la contaminación del medio ambiente, y todos tenemos que aportar
algo de nuestra parte para solucionar los problemas comunes.
7) Justicia. Históricamente ha recibido muchas formulaciones, siendo la más clásica la
de Ulpiano, al decir que la justicia consiste en “dar a cada uno lo suyo”. Las tradiciones
liberal y social que confluyen en la Declaración Universal de los Derechos Humanos
acabarán reconociendo que la justicia consiste en “dar a cada uno las condiciones para
vivir en libertad y en igualdad”. En realidad la justicia es un valor que articula los
restantes: el respeto a la libertad y su potenciación, el fomento de la igualdad, la
realización de la solidaridad, el respeto a las diversas formas de vida, la toma de
decisiones comunes a través del diálogo, de manera responsable. Cuando se da todo eso,
entonces se da la justicia.
24
3. LA TEORÍA DE LAS DIMENSIONES DEL PROYECTO
Para comprender la influencia que los valores morales tienen en el proceso proyectual
es necesario tomar como referencia una teoría general que permita abstraer una serie de
características comunes a todo proceso de diseño3. En el ámbito de la Ciencia del
Diseño, se han elaborado una serie de teorías que constituyen un cuerpo doctrinal de
conocimientos en los que se apoya esta rama del conocimiento. Así, en este marco se
puede ubicar la Teoría de las Dimensiones en el escalafón más alto. Se trata de un
enfoque que crea una estructura de conocimientos aplicable a cualquier diseño, a
partir del cual se hace necesario la elaboración de metodologías específicas de
aplicación a cada tipología específica de proyectos.
En este contexto, proyecto puede entenderse como conjunto de actividades
intelectuales, básicamente estructuradas y ordenadas que establece – mediante
descripciones y prescripciones – lo que hay que hacer y cómo hacerlo para resolver un
problema complejo, descomponible en subproblemas relacionados entre sí. El proyecto,
además, persigue la satisfacción de determinadas necesidades humanas, no siempre
percibidas previamente [Gómez -Senent, 1998: 9].
La Teoría de las Dimensiones describe el proyecto a través de seis dimensiones que
sirven para definirlo. Cada dimensión es un conjunto homogéneo de actividades que
lleva a cabo el proyectista en el desarrollo del diseño. La premisa fundamental de esta
teoría es que todas las dimensiones están presentes en todo tipo de proyectos y además,
de una forma continua. Es más, las dimensiones son complementarias y se definen
unívocamente, de forma que para explicar un diseño en toda su amplitud, es suficiente y
necesario recurrir a las seis dimensiones que en él intervienen. Así se puede afirmar que
cualquier variable relevante del diseño debe estar relacionada con, al menos, una de las
dimensiones definidas (Gómez-Senent, 1998).
En concreto las seis dimensiones que describen el diseño y componen la teoría, son las
siguientes: Dimensiones intrínsecas (que son propias de todo proceso de diseño):
Proceso del proyecto y Fases del proyecto y Dimensiones extrínsecas (son propias del
entorno del proyecto): Factores influyentes, Metaproyecto, Técnicas específicas e
Instrumentos
4. LOS VALORES DEL INGENIERO EN EL PROCESO PROYECTUAL
En este trabajo, y recogiendo la propuesta presentada en el apartado primero que recoge
los postulados de los estudios CTS, se sostiene que los valores morales del ingeniero
influyen en el proceso proyectual. Antes de analizar de qué manera se plantea esta
influencia, queremos descartar las objeciones que el determinismo tecnológico realiza
acerca de la capacidad que tienen los seres humanos para realizar las elecciones y
cambios necesarios para configurar el mundo material como consideran adecuado.
Sostenemos, por tanto, un enfoque voluntarista y parte de la premisa de que los agentes
selectivos son individuos activos y productivos capaces de tomar las decisiones aunque
tengan algunas restricciones [Basalla, 1991: 247]. Los decisores tecnológicos no
El término diseño y proyecto van a ser utilizados de manera indistinta , asimilando el término diseño al design
anglosajón que encaja con el concepto de ciencia de creación de lo artificial propuesto por Gómez –Senent.
3
25
disponen de una total libertad de acción, pero sí disponen de un campo limitado de
decisión donde los valores del decisor juegan un papel.
Desde esta perspectiva voluntarista, vamos a analizar las distintas dimensiones del
proyecto y la influencia de los valores morales del ingeniero; comenzaremos por ver de
manera más sucinta la dimensión proceso, fases, técnicas e instrumentos para, tras ello,
detenernos en la dimensión factores y metaproyecto.
4.1. LA DIMENSIÓN PROCESO
La dimensión proceso es básicamente una dimensión psicológica, que hace referencia a
la actividad intelectual del que diseña. En esta actividad intelectual se realizan distintas
operaciones mentales que tienen como fin dirigir el pensamiento, evaluar las ideas y
decidir continuar en la dirección emprendida, cambiar de dirección, reiniciar el
proceso o dejarlo. Estas actividades consiguen relacionar las demás operaciones que
se efectúan en la mente y avanzar en la búsqueda de respuesta [Gómez Senent, 1998:
51]. Si partimos de que los valores morales son valores que se asumen internamente y
que tienen influencia en nuestras conductas, podemos sostener que de ellos depende,
junto con otras variables como los sentimientos, los conocimientos adquiridos, etc., la
actividad intelectual del que diseña.
4.2. LA DIMENSIÓN FASES
La dimensión fases es el conjunto de actividades intelectuales dirigidas a dividir,
reordenar y agrupar el proyecto para hacer posible y más simple su resolución. La
conexión entre los valores morales y la dimensión fases no es tan clara como en el caso
de otras dimensiones, aunque, podríamos afirmar que, en algún tipo de proyecto
específico como puede ser el caso de los proyectos de cooperación al desarrollo, el
número de fases en las que se descompone el proyecto puede atender no sólo a los
valores de eficiencia y eficacia sino a otros valores como la participación4. Los
proyectos y programas de cooperación propuestos pueden y deben incorporar la
participación activa de los involucrados y en particular de los más directamente
afectados por las acciones, como medio de asegurar una mejora efectiva y permanente
en el tiempo.
4.3. LA DIMENSIÓN TÉCNICAS
La reflexión anterior a propósito de la dimensión fases es perfectamente aplicable a la
dimensión técnicas. Si se asume el valor participación como un valor que debe guiar el
proceso proyectual, las técnicas elegidas serán aquellas que fomenten en mayor medida
esa participación (por ejemplo, aquellas que se engloban dentro de la disciplina del
diagnóstico rural participativo en el ámbito de los proyectos de cooperación).
Otro ejemplo de técnica que fomenta la participación en el ámbito de los proyectos de
diseño de producto es el QFD que pretende aportar una sistemática que permita captar
las demandas reales del mercado, plasmarlas como objetivos de diseño y conseguir que
dichos objetivos permanezcan presentes a lo largo de todo el proceso de diseño [Alcaide
et al, 2001: 65].
4
Entendida la participación como un valor moral que deriva del valor libertad en una de sus tres acepciones.
26
4.4. LA DIMENSIÓN INSTRUMENTOS
Por último, la elección de los instrumentos (útiles, equipos y elementos materiales
necesarios para la resolución del proyecto) también puede verse influida por los valores
morales del que proyecta. Un ejemplo de elección de instrumentos en la cual juega un
papel los valores de solidaridad, libertad e igualdad es la tecnología apropiada,
concepto muy extendido en el ámbito de la cooperación al desarrollo. Se entiende por
tecnología apropiada aquella que mejor se adapta a las condiciones locales y que,
aprovechando los recursos disponibles de la zona procura la humanización del proceso
productivo, promoviendo la igualdad social y evitando la dependencia de los focos de
crecimiento, no sólo en un sentido Norte-Sur, sino entre las propias unidades de
desarrollo locales y los niveles macroeconómicos [Vidal, 1995:1].
4.5. LA DIMENSIÓN FACTORES
La dimensión factores agrupa al conjunto de actividades intelectuales encaminadas a
adquirir una panorámica de todos los aspectos que inciden en el proyecto, es decir, la
forma en la que el entorno afecta al proyecto. El entorno del proyecto es susceptible de
ser descompuesto en sistemas.
Básicamente se identifican tres factores globales determinantes del cualquier diseño:
tecnológico, económico y humano. Estos tres factores derivan de los conjuntos
sistémicos humano-organizativos, físicos y científico- tecnológico. Estos tres factores
contienen en sí mismos otros factores más específicos. Se puede afirmar que estos
factores específicos no son puros sino que la mayoría depende, al menos, de dos de los
factores genéricos y a veces de los tres [Gómez Senent, 1998: 89].
De la propuesta de Gómez Senent se desprende que el factor ético aparece como un
factor influyente en el proceso proyectual. Mantener una filosofía apoyada en lo ético
cuando se afronta un diseño ayudará a construir una sociedad menos dura y más justa,
pues cada uno de los proyectos que se lleva a cabo va perfilando cambios económicos,
tecnológicos y sociales que acaban transformando la sociedad del presente y del futuro
[Gómez Senent, 1998: 92].
Otros autores incluyen los valores morales dentro de los factores culturales; así
Quintanilla y Bravo (1997: 12) destacan el papel de la cultura entendida como conjunto
de representaciones, pautas o reglas de comportamiento y valores o sistemas de
preferencias que los individuos humanos adquieren por aprendizaje a partir de otros
individuos humanos, por imitación (pasiva), por enseñanza (activa) o por cualquier
proceso de comunicación de información.
La cultura tecnológica de una sociedad se caracteriza tanto por la cultura tecnológica
incorporada a los sistemas técnicos5 de los que dispone la sociedad y la no
incorporada a ellos [Quintanilla y Bravo, 1997: 45]. Los primeros serían:
Los autores de esta propuesta entienden por sistema técnico un sistema complejo en los que los aspectos sociales
y organizativos pueden ser tan importantes como los propios artefactos físicos; esta noción de sistema técnico es
plenamente coincidente con la definición de proyecto planteada por Gómez – Senent y su descomposición en
diferentes dimensiones.
5
27
-
1) los componentes cognitivos, representacionales o simbólicos: conocimientos
científicos y técnicos representacionales.
2) los conocimientos prácticos u operacionales: reglas de operación,
habilidades, técnicas de producción y de uso de artefactos
3) componentes valorativos : objetivos incorporados a los sistemas técnicos,
valoración de sus resultados, actitudes ante el riesgo, la incertidumbre, el cambio
social, etc.
De entre los no incorporados a los sistemas técnicos, pero compartida por una parte
significativa de los miembros de la sociedad, se pueden señalar:
-
a) Los conocimientos científicos básicos no incorporados a sistemas técnicos
pero relevantes para la técnica.
b) Las reglas de actuación de carácter social, moral , religioso, político,
económico, etc. que pueden ser significativas para el comportamiento relativo al
uso y desarrollo de sistemas técnicos.
c) Valores y preferencias significativas para el uso y desarrollo de sistemas
técnicos.
Para concluir este breve análisis de la dimensión factores en relación con los valores
morales, podemos afirmar que tanto desde la perspectiva del factor ético considerado de
manera aislada como incluido dentro del factor cultural, es innegable la enorme
relación que existe entre los valores morales y la actividad de proyectar. El ámbito del
ejercicio profesional no queda al margen de la ética y prueba de ello son los códigos
deontológico profesionales6 que pretenden recoger el sentido del quehacer profesional,
los valores que se pretenden promover así como los límites de lo que un profesional
nunca debería querer hacer [Lozano, 1999: 467].
4.6. LA DIMENSIÓN METAPROYECTO
La dimensión metaproyecto comprende todo lo referido a la comunicación, la
coordinación, y el establecimiento de estrategias de planificación, programación
ejecución y control de las actividades de los seres humanos que participan en el
proyecto en razón de las relaciones que se producen entre todos ellos.
Para comprender mejor la dimensión metaproyectual nos tenemos que referir al
conjunto sistémico humano-organizativo que incluye todos los sistemas sociales creados
por el hombre que le permiten convivir con los demás seres humanos. Dentro de este
conjunto sistémico podemos destacar el sistema ingeniería (que se refiere a la empresa
encargada de desarrollar el proyecto y más concretamente al equipo proyectual), el
sistema cliente o empresa promotora, organización en la que se enmarca quien encarga
el proyecto, los sistemas institucionales (Administraciones Públicas en general) que
suelen ejercer funciones de control sobre el objeto del proyecto, las agrupaciones
sociales (empresarios, sindicatos, consumidores y usuarios), los proveedores, etc.
Para el análisis de la influencia de los valores morales en la dimensión metaproyecto
vamos a centrarnos en el sistema ingeniería.
6
Como ejemplo de código deontológico aplicado a la actividad proyectual puede consultarse el de la
Asociación Española de Ingeniería de Proyectos, AEIPRO.
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Al inicio de este trabajo se hacía referencia a los valores morales de la ética cívica y,
dentro de ellos, al ethos dialógico entendido como proceso de solución de conflictos y
de disposición básica para una convivencia pacífica. Referirse a este valor moral como
uno de los principios que debería guiar las relaciones humanas del equipo proyectual
parece obligado por dos razones. Por un lado, porque se apela a un principio básico de
convivencia y, por otro lado, porque expertos en la dirección y gestión de empresas
recomiendan el diálogo como uno de las disciplinas básicas que debe tener toda
organización inteligente. [Senge, 1992].
La organización inteligente es una organización que aprende y continuamente expande
su capacidad para crear futuro [Senge, 1992: 24] y lo que distingue estas
organizaciones de otras tradicionales y autoritarias es el dominio de ciertas disciplinas
básicas que son: 1) el dominio personal que es la disciplina que permite aclarar y
ahondar continuamente nuestra visión personal, concentrar las energías, desarrollar
paciencia y ver la realidad objetivamente; 2) Los modelos mentales que son supuestos
hondamente arraigados, generalizaciones e imágenes que influyen sobre nuestro modo
de comprender y actuar (…) La disciplina de trabajar con modelo mentales empieza por
volver el espejo hacia dentro: aprender a exhumar nuestras imágenes internas del
mundo, para llevarlas a la superficie y someterlas a un riguroso escrutinio; 3) La
construcción de una visión compartida; su práctica supone actitudes para configurar
visiones de futuro compartidas que propicien un compromiso genuino antes que mero
acatamiento; 4) El aprendizaje en equipo comienza con el diálogo, la capacidad de los
miembros del equipo para “suspender los supuestos” e ingresar en un auténtico
“pensamiento conjunto”. También implica aprender a reconocer los patrones de
interacción que erosionan los aprendizajes de un equipo
El aprendizaje en equipo es vital porque la unidad fundamental de aprendizaje en las
organizaciones modernas no es el individuo sino el equipo.
5. CONCLUSIONES
En las páginas anteriores se ha intentado realizar una aproximación a la relación entre
la filosofía, ámbito de los valores morales, y la ingeniería; hemos intentado argumentar
que la reflexión ética es una necesidad práctica de la ingeniería ya que los valores
morales están presentes en todo el proceso proyectual, no sólo desde el punto de vista
de la responsabilidad profesional del ingeniero (quizás el ámbito más trabajado en el
marco de las disciplinas de proyectos) sino también en otros aspectos del proyecto.
Se ha hecho referencia a la participación (que emana del valor libertad) en las
dimensiones fases y técnicas, a los valores libertad, solidaridad e igualdad en la
dimensión instrumentos, al valor diálogo en la dimensión metaproyectual, a todos los
valores en su conjunto en las dimensiones proceso y factores. Se podría reflexionar
mucho más en profundidad sobre estas y otras relaciones entre el campo de la ética
cívica y el proyectual. No podemos si no estar de acuerdo con la reflexión de Javier
Echevarría [1998: 28] cuando argumenta que un análisis axiológico que prescinda de
los valores inherentes al medio en el que tienen lugar las acciones tecnológicas y se
centre únicamente en valores internos a las propias tecnologías, como la eficacia, la
eficiencia y la innovación, supone una perspectiva inadecuada para investigar el
espacio axiológico asociado a las acciones tecnológicas.
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CORRESPONDENCIA
Alejandra Boni Aristizábal
Departamento Proyectos de Ingeniería, ETSII ED 3
46022 Valencia, Spain
Tel: 34 96 3877007 (ext. 75689)
[email protected]
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