los cristianos del 30 al 50 ec aporte intradisciplinario

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1
LOS CRISTIANOS DEL 30 AL 50 E.C. APORTE
INTRADISCIPLINARIO: UN PASADO QUE INTERPELA EL PRESENTE
FERNANDO ZAPATA MURIEL∗
Resumen:
El autor se plantea un interrogante ¿Cómo acercarse más detenidamente al acontecimiento de la humanidad de Jesús?
Como psicólogo, el escritor intuye el aporte de diversas ciencias, entre ellas las de la antropología cultural. Por
medio del cruce de la información interdisciplinar, muestra rasgos no solo de Jesús sino también de las comunidades
capaces de continuar la causa del Galileo. De las conclusiones finales surgen elementos descriptivos sobre Jesús
como campesino judío, en las primeras décadas del siglo primero de esta era.
Palabras Clave: Jesús Histórico – Diálogo de saberes – Galilea – Antropología cultural.
Abstract:
The author deals with the unanswered and perennial question: How can we have a better approach to look over the
fact of Jesus’ humanity? As a psychologist the author has a sense of what the contribution of other sciences could be,
to mention only but cultural anthropology. By crossing the data given by several disciplines he describes not only the
main features of Jesus but also those of the first communities which were able to foster the Galilean’s cause. The
results of the research show some descriptions of Jesus as a Jewish peasant in the first decades of the first century.
Key Words: Historical Jesus – Diaologue of Learning – Galilee – Cultural Anthropology.
Retornar a las fuentes, volver a Jesús de Nazaret, a sus seguidores y a sus
primeros movimientos surgidos después de la resurrección, es una de las urgencias de
la Iglesia en los tiempos hodiernos, ya que “rescatar nuestros orígenes es rescatar
nuestra identidad histórica fundada en Jesús de Nazaret y en la auténtica tradición
apostólica”1.
El presente artículo pretende iluminar al lector sobre el surgimiento del
cristianismo en la época postpascual, promovido por los seguidores de Jesús, en
diversos ámbitos; sin desconocer el propósito de la investigación que dio origen a éste.
∗
Sacerdote Diocesano, de la Diócesis de Caldas Ant. Magíster en Teología con énfasis en Sagrada Escritura de la
Universidad Pontificia Bolivariana. Psicólogo de la Universidad San Buenaventura. Docente en la Corporación
Universitaria Lasallista de Caldas, (Ant).El artículo es un avance investigativo del grupo de Biblia y Teología, que
soporta la Maestría en Teología, en la línea del Jesús Histórico.
Artículo recibido el día 22 de junio de 2004 y aprobado por el Consejo Editorial el día 02 de septiembre de
2004.
Dirección del autor: [email protected]
1
HOORNAERT, EDUARDO. citado por RICHARD, PABLO. “Los diversos orígenes del cristianismo (30-70 e.c.). Una
visión de conjunto”, en RIBLA. (Revista de interpretación bíblica latinoamericana), RECU, Quito, n. 22 (1996), 8.
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2
La ubicación contextual2 de este estudio sobre los cristianos del 30 al 50 e.c., se
centra especialmente en lugares como Galilea, y Jerusalén, sin dejar de lado algunas
ciudades griegas como Corinto, entre otras. Además, el núcleo de esta investigación se
fundamenta en los diversos cristianismos surgidos entre los años 30-50 e.c., en Galilea,
en Jerusalén y en algunas ciudades griegas. Se complementa el trabajo con un aporte
intradisciplinar (antropológico, psicológico, religioso), con perspectiva actual: “un pasado
que interpela el presente”. En este apartado se procura de manera sucinta retomar
algunos elementos esenciales del segundo capítulo de este estudio.
1. Cristianismo primitivo
El cristianismo comenzó como “iglesia doméstica”3, afirmándose socialmente en
un espacio no sacro, sino de la vida cotidiana, en comunidades pequeñas; se calcula,
dadas las dimensiones de las viviendas no podían concurrir más de 30-40 personas.
Esto testifica que el primer lugar para las reuniones específicas de las comunidades
cristianas fue la casa /vivienda y el núcleo primero de las iglesias domésticas era la
casa familia.
De acuerdo con H. Cardona, “la expresión cristianos entre los años 30-50 e.c.,
identifica a los seguidores de Jesús que afrontaron su muerte, la interpretaron, y
continuaron su causa. El estudio, indaga el nacimiento del cristianismo más que su
crecimiento y madurez... describe la vida de judíos tradicionales convertidos al
cristianismo, al estilo existencial vigente en el movimiento de los seguidores de Jesús
antes de Pablo”4.
La historia del cristianismo comienza con la proclamación de las apariciones
pascuales de Jesús por parte de sus apóstoles, y otros seguidores; y se continúa con el
sorprendente hecho del martirio de tres de sus figuras más destacadas antes de la
guerra judía: Santiago el hermano del Señor en Jerusalén en el año 62 e.c. (Flavio
Josefo AJ 20, 200), y los apóstoles Pedro y Pablo en Roma.
2. Herramientas que ayudaron a leer el acontecimiento cristo
Es importante preguntar: ¿Tenían a la mano los judíos y Galileos allegados a
Jesús alguna herramienta5 para interpretar la pasión, muerte y resurrección de Jesús?
Las escrituras judías por el s. I e.c, conservan muchos argumentos, párrafos y frases en
estrecha relación con las situaciones existenciales del momento, estos materiales, se
leían y comentaban en la sinagoga.
2
El primer capítulo hace una breve descripción del contexto histórico, político, económico, religioso y sociocultural
de Galilea, Jerusalén, en medio del imperio romano dominante.
3
Cf. AGUIRRE, RAFAEL. Del Movimiento de Jesús a la Iglesia Cristiana. Ensayo de exégesis sociológica del
cristianismo primitivo, Verbo Divino, Estella 1998, 98-107.
4
CARDONA RAMIREZ, HERNÁN DARÍO. Los Cristianos del 30 al 50 e.c. UPB., Medellín 2003, 45.
5
Hernán Cardona, observa una buena cantidad de textos que posiblemente sirvieron a estos judíos para explicar el
acontecimiento de Cristo resucitado. Cf. Ibid., 46-49
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3
Además, otra literatura circulaba por el imperio grecorromano del S. I e.c. con
narraciones similares a la muerte de Jesús, posible hoy de conocer en “la Iliada” de
Homero; éste en el libro 22 narró la visión del hombre muerto. Así mismo en el libro dos
de “la Eneida”, Publio Virgilio Marón, el protegido del emperador Vespasiano, exhibe las
acciones realizadas por los héroes.
De acuerdo con H. Cardona, “la literatura mediterránea al inicio de la era común,
ve posible que muertos como Héctor y Eneas regresen a la vida, para actuar con sus
respectivas historias.”6 Se ratifica así como el misticismo, es un espacio posibilitador
para el hombre de identificación con Dios, por el cumplimiento de ciertos deberes. Ésta
es una herencia griega al cristianismo.
Desde otros ámbitos, Ladislav Varcl observa también la influencia egipcia,
babilónica y persa, según él, “los creadores de estas doctrinas encontraron en la
religión egipcia y algunas otras del cercano y medio oriente, la figura de un Dios
masculino que muere en primavera, para revivir poco después a fin de redimir a sus
fieles. Este mito tenía un origen agrario y representaba el ciclo de la naturaleza: el brote
de la planta tras la siembra de la semilla. Del mismo modo, se hizo una interpretación
espiritual: la resurrección del Dios muerto era un previo reflejo de la resurrección del
alma del creyente, o una promesa del renacimiento glorioso el día del juicio final que se
anunciaba cercano”7.
3. Fuentes literarias
A juzgar por F. Vouga8, las fuentes literarias más antiguas e indirectas para el
período 30–50 e.c., son, por una parte, las fórmulas prepaulinas (1Co. 11,23-25 y 1Co.
15,3-5) y por otra, las diferentes tradiciones de las palabras y los hechos de Jesús (en
la fuente de los logia, en el Evangelio de Tomás y en las tradiciones que han utilizado
los evangelios).
Entre las cartas paulinas son consideradas auténticas; primera Tesalonicenses, 1
y 2 Corintios, Romanos, Gálatas, Filipenses y Filemón. En éstas pueden observarse
algunas confesiones de fe. Otras, tres fuentes principales son:
3.1. La fuente de los Logia (Q)
“Bajo este nombre se reconstruye y designa una colección de palabras de Jesús
(máximas, parábolas, historias cortas), que los evangelios de Mateo y de Lucas habrían
conocido independientemente y utilizado para su trabajo de composición y redacción”9
Su género literario era el de las colecciones de palabra de sabiduría (“palabras
de los sabios”). “Jesús es presentado como un Maestro de sabiduría que formula su
Ibid., 54.
VARCL, LADISLAV. El Cristianismo sus orígenes, librería del norte, Barranquilla, s. f., 38
8
VOUGA, FRANCOIS. Los Primeros Pasos del Cristianismo. Escritos, protagonistas, debates, Verbo Divino, Estella
2001, 16
9
Op. Cit. p. 17
6
7
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4
enseñanza con paradojas y aforismos.”10 Es posible hipotetizar la existencia de una
segunda versión después del 60 e.c., sobre el fracaso de la misión cristiana en Israel y
la dramatización de la crisis política en Palestina.
Leif Vaage, propone a Galilea como lugar de origen de Q, (retoma en esta tesis a
Jonhathan Lee Reed), y argumenta: probablemente Q representó un programa capaz
de cambiar la situación social de Galilea u otros contextos parecidos.
Respecto al género literario de Q11 James M. Robinson publicó en 1964 un
artículo sobre Q tituladó “Logoi sophon”, este trata de ubicar a Q dentro de una historia
de los géneros literarios antiguos, para ello Robinson tomó el libro de los proverbios
como término final y como texto paralelo más cercano a la fuente Q propuso el
evangelio apócrifo de Tomás (extra canónico).
Cuando se compara Q12 con el evangelio de Tomás se nota que ambos
comparten una misma base sapiencial, con una diferencia; mientras el evangelio de
Tomas presenta una tendencia gnóstica13 la versión Q eligió una perspectiva
apocalíptica14.
VOUGA, FRANCOIS. o. c., 17. Además según el testimonio de Mateo y Lucas, Q fue casi exclusivamente una
colección de los dichos de Jesús, En Q no se hace referencia a la pasión, muerte y resurrección de Jesús, tampoco se
hace mucha referencia a los milagros, ni a las parábolas, los discursos predominantes son sobre el Reino de Dios, y el
Hijo del hombre. Dos características: la perspectiva apocalíptica que rodea el documento especialmente en su tercer
estadio y la propuesta de elementos éticos para la vida cotidiana. Cf. Cristianismos Originarios 30-70 e.c. o .c., 89.
11
De acuerdo con Crossan, se trata de una colección de dichos de Jesús presentados de forma seguida, con una
estructura menor organizada que la del Evangelio de Tomás. compuesto hacia los años 50 del siglo I e.c.
posiblemente en Tiberíades de Galilea, no incluye el relato de la pasión, ni de la resurrección, pero implica un mito
de la sabiduría divina semejante al del evangelio de Tomás, o el evangelio de los Hebreos. Cf. CROSSAN, J. DOMINIC.
El Jesús de la Historia. Vida de un campesino Mediterráneo, Editorial Critica, Barcelona 2000, 491.
12
La redacción de Q no debería datarse en fecha demasiado temprana, sino más bien en el contexto de la comunidad
helenística de los años 50 o 60 e.c. Además, si Q no fue compuesta en la generación anterior a Marcos sino que los
dos escritos son contemporáneos, entonces el uso de Q por parte de Marcos sería, consecuentemente, menos
probable. Cf. ROBINSON, JAMES M. HOFFMANN, PAUL Y KLOPPENBORG, JOHN S. El documento Q, Sígueme,
Salamanca 2002, 72
13
El gnosticismo es la doctrina según la cual es posible conocer alguna realidad en sí, última o absoluta; en otro
sentido, el término se utiliza para rotular una serie de doctrinas extendidas por el mundo antiguo empezando con la
gnosis o conocimiento mágico – vulgar y siguiendo con varios sistemas, especialmente a partir del s. II e.c. ellos
elaboran grandes sistemas teológico-filosóficos, en éstos se mezclan especulaciones de tipo platónico rechazados por
Plotino quien escribió una de sus Enneadas contra los gnósticos. Este movimiento parece desarrollarse solamente
dentro de la corriente cristiana. Cf. FERRATER MORA, JOSÉ. Diccionario de filosofía, v. 2., Alianza editoriales,
Madrid 1988,1356-1360.
14
La apocalíptica, es la designación global de un género literario surgido en el judaísmo tardío y corriente en el
ámbito cristiano. Entre el 200 a.e.c. Y el 200 e.c. se atribuyen 17 Apocalipsis precristianos (aunque reelaborados
cristianamente), y 11 Apocalipsis del campo cristiano; estos atribuidos a figuras importantes del Antiguo Testamento
o Nuevo Testamento (Abraham, Baruc, Elías, Isaías, Moisés, Apóstoles), dentro del Antiguo Testamento, se
encuentran textos con este género en Ezequiel, Isaías, Zacarías, Joel, Daniel, y en el Nuevo testamento, el
Apocalipsis de Marcos 13 (el sermón de la parusía), con su paralelo en 2Tes 2,1-12 Cf. RANNER, KARL Y
VORGRIMER, H. Diccionario teológico, Herder, Barcelona 1966, 36-37.
10
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5
Según D. Lührmann15, para la redacción de Q fue de mucha importancia la
perspectiva deuteronomista y en ella, el tema de la ira de Dios, representada en los
siguientes textos: Q 6,22-23; 11,49-51; 13,34-35; 3,7-9.16-17; 12,39-40.42-45; 17,2437; 19,12-27.
A juzgar por J. Kloppenborg16 la versión Q se formó en tres etapas. La primera
etapa fue una colección sapiencial de los dichos de Jesús, representada ahora por los
textos en Q 6,20b-49; 9,57-62; 10,2—11.16; 11,2-4.9-13; 12,2-7.11-12; 12,22-31.33-34;
13,24; 14,26-27.34-35; 17,33. El género literario de Q en esta primera etapa era el de la
“Instrucción“, una forma literaria muy generalizada y conocida como tal en la
antigüedad.
La segunda etapa en la formación de Q, es importante por la introducción en ella
de otro discurso profético, polémico y desafiante… son los textos en Q 3,7-9.16-17; 7,110.18-35 (inclusive 16,16); 10,12.13-15.21-24; 11,14-52; 13,34-35; 12,39-59; 14,16-24;
17,23-30.34-37; 19,12-27; 22,28-30.
La tercera etapa, comprendería casi exclusivamente el relato de las tres
tentaciones de Jesús en 4,1-13 más un par de dichos (11,42c; 16,18). Aquí habrá
empezado la transformación de la memoria de Jesús en la tradición sinóptica hacia la
“biografía”, un cambio completado por los evangelios posteriores de Mateo y Lucas.
Ulteriormente, Gerd Theissen17 (1973) publicó el primer artículo sobre Q, éste
propone, que en Palestina entre los primeros seguidores de Jesús había unos
“radicales itinerantes”, cuya manera de vivir y promulgar la fe cristiana, no era igual a la
de los demás cristianos, inclusive Pablo y las comunidades por él fundadas. Este modo
de vida de los radicales itinerantes se vislumbra en Q 10,2-12.
Respecto a la redacción de Q, Kloppenborg18 presenta como escritores de la
primera edición de Q una categoría baja de escribas19 y notarios ubicados en pequeñas
aldeas de Galilea.
15
Lührmann apoyándose en Steck, situaba la tendencia sapiencial de Q lo más cerca posible de la redacción final,
donde la sabiduría aparece personificada de acuerdo con el mito de la sabiduría. Cf. LÜHRMANN, DIETER, citado por
ROBINSON, JAMES M. HOFFMANN, PAUL Y KLOPPENBORG, JOHN S. El documento Q, Sígueme, Salamanca 2002, 80.
16
En su tesis de doctorado titulada La Formación de Q: trayectoria en las colecciones sapienciales antiguas
(publicada en 1987) expone estas tres etapas. Cf. KLOPPENBORG citado por VAAGE, LEIF E. “El Cristianismo Galileo
y el Evangelio radical de Q, en RIBLA (Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana), n. 22 Quito, RECU,
(1996) 92-93.
17
Cf. RICHARD, PABLO. “Los Diversos Orígenes del Cristianismo”, en RIBLA (Revista de Interpretación Bíblica
Latinoamericana), n. 22, Quito, RECU (1996) 14 –17. Además, MIZZOTTI, JOSÉ. “El Movimiento de Jesús: un
movimiento plural y diversificado”, en Revista CLARC, n. 231 (marzo/abril 2003) 40.
18
KLOPPENBORG citado por VAAGE, LEIF E. “El Cristianismo Galileo y el Evangelio radical de Q”. RIBLA (Revista
de Interpretación Bíblica Latinoamericana), n. 22, Quito, RECU, (1996) 97.
19
Escribas y notarios (heb. Sofer pl. soferim), aparece cierta evolución histórica en el Nuevo Testamento: el escriba
real que componía y redactaba órdenes y edictos por mandato del soberano, por lo cual llegó a equivaler a “alto
funcionario” “notario del estado” o “gran dignatario”. Estaba el escriba del jefe supremo del ejercito, que redactaba
la lista de los combatientes para la guerra; había tal vez un organizador de tropas, un preceptor de tributos además, la
persona perita en los libros sagrados, o escriba sagrado, en cuyo caso la palabra suele ir acompañada de epítetos que
precisan esta acepción (1Cr 27,32; Es 7, 6.11; Ne 8,11; Jr 8,8). Las fuentes del Nuevo Testamento especialmente los
evangelios permiten saber que los escribas ejercían su actividad legal en toda Palestina; los había en Jerusalén fuera
de la ciudad santa y en todas las aldeas tanto judías como galileas. A veces aparecen como individuos concretos
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6
3.2. El evangelio de Pedro y el evangelio de la cruz
Para John D. Crossan: “Lo que se ha conservado de este texto de mediados del
siglo II se basa en el evangelio de la cruz y en ciertas secciones de los evangelios
canónicos como el tema de José y la sepultura (VI, 23-24), el de las mujeres y el joven
en el sepulcro (XII,50 XIII,57), y los discípulos y la aparición (XIV, 60).”20 Así mismo,
respecto al Evangelio de la Cruz, incorporado hoy día al Evangelio de Pedro, se indica
que, contenía, al menos, un relato bien cohesionado de la crucifixión y el santo entierro,
en 1,1-2y 2,5b-6,22, otro del Santo Sepulcro y sus guardianes, en 7,25 y 8,28-9,34 y
otro de la resurrección y la confesión, en 9,35-10,42 y 11,45-4. Éste fue compuesto
hacia los años 50 del s. I e.c (Cf. Koester, 1990, p. 220)”21
Dos estudiosos22 al referenciar la separación entre el pueblo y las autoridades
judías en el evangelio de la Cruz, propone un marco histórico del año 40 e.c., como
fundamento para una hipotética fuente narrativa de Marcos. Por otra parte, H.
Cardona23 citando aTheissen, añade que el evangelio de la Cruz, dentro del evangelio
de Pedro, al narrar la pasión de Jesús, trae alusiones explícitas e implícitas, a textos
hebreos que describen al justo perseguido de Israel como toda una comunidad.
3.3. La primera versión del evangelio de Tomás
Según Ediberto Lopez24, El evangelio de Tomás, consiste en una colección de
114 dichos de Jesús. Antes de la versión copta25 ya se conocían una serie de
manuscritos en griego que contenían parte de éste testimonio, observado ya en los
manuscritos encontrados en Oxyrhynchos, Egipto por Bernard p. Grenfell y Arthur S.
Hunt en 1897.
(notarios), otras veces como grupo desprovisto de notación específica, muchos pasajes los relacionan con los
fariseos, no obstante es probable que hubiese escribas saduceos; hay textos que los asocian con los ancianos y los
sumos sacerdotes. Cf. JOSEFO, FLAVIO. Bell Iud. 6,5,3 M. WAXMAN. Y otros, en Enciclopedia de la Biblia, v. 3.
ediciones Garriga, Barcelona 1964, 111-116.
20
CROSSAN, J. DOMINIC. El Jesús de la Historia. Vida de un campesino Mediterráneo, Editorial Critica, Barcelona
2000, 495.
21
KOESTER, citado por CROSSAN, J. DOMINIC. El Jesús de la Historia. Vida de un campesino Mediterráneo, Critica,
Barcelona, 2000, 491.
22
THEISSEN, GERD. Y MERZ, ANNETE. El Jesús histórico. 189-198.
23
THEISSEN, GERD, citado por CARDONA RAMIREZ, HERNÁN DARÍO. Los cristianos del 30 al 50 e.c. UPB. Medellín,
2003, 90-97.
24
LÓPEZ, EDIBERTO. Los Orígenes del Cristianismo y Evangelio de Tomás, en RIBLA (Revista de Interpretación
Bíblica Latinoamericana), n. 22, Quito, RECU (1996) 140-141.
25
El copto de acuerdo con un estudioso, es la forma más tardía del egipcio antiguo, en los primeros tiempos de la era
cristiana, se comenzó a escribir en esa lengua empleando el alfabeto griego, al que se añadieron siete caracteres
tomados de la forma popular de la escritura egipcia. El copto se empezó a utilizar desde el siglo II e.c. y se desarrolló
como una lengua casi exclusivamente cristiana, con numerosas palabras tomadas del griego. Cf. MEIER, JOHN P. Un
Judío Marginal. Nueva visión del Jesús histórico, t. I. Verbo Divino, Estella 2000, 170.
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7
De acuerdo con John D. Crossan26, “al menos podrían verse en él dos estratos
distintos. Uno, compuesto aproximadamente en los años 50 del siglo I e.c.,
posiblemente en Jerusalén, bajo la autoridad de Santiago, (Cf. Ev. Tom.12). tras el
martirio de éste en el 62 e.c., esta comunidad quizás, había emigrado a Edesa de Siria,
en esta ciudad se habría añadido un segundo estrato posiblemente en los años 60 ó 70
e.c., bajo la autoridad de Tomás (Cf. Ev. Tom 13).
El Evangelio de Tomás reproduce las parábolas de “el sembrador”, (dicho
noveno), “del rico epulón” (dicho 63), “los viñadores asesinos” (dicho 65), “el grano de
mostaza” (dicho 20), “la espada” (dicho 98). Además, a partir de éstas similitudes con
los Evangelios sinópticos.
3.4. Autores judíos y romanos
Puede citarse autores judíos como Flavio Josefo, e incluso Filón de Alejandría fuente indirecta- perteneciente al grupo de los terapeutas, contemporáneo de Jesús,
que escribió sobre el movimiento esenio.
Así mismo, tres escritores gentiles de Roma, escriben al inicio del s. II e.c. Y
concuerdan en la naturaleza de la religión cristiana: Plinio, Tácito y Suetonio. “Los tres
escritores identifican el cristianismo como una superstición pero difieren al precisar los
adjetivos calificativos del término peyorativo:
Gayo Plinio Cecilio Segundo27: “El cristianismo es una depravada y excesiva
superstición”. Publio Cornelio Tácito28: “El cristianismo es una superstición perniciosa,
excitable”. Gayo Suetonio Tranquilo29: “El cristianismo es una nueva, mágica y maléfica
superstición”.
4. Diversos cristianismos
El cristianismo primitivo desarrollado en Galilea, Jerusalén y otras ciudades
helénicas por los seguidores de Jesús, se concretizó a través de 4 estilos de vida,
descritos así:
4.1. La predicación itinerante de los galileos
Acerca de la presencia de éstos, puede hipotetizarse que los primeros cristianos
galileos compartieron con los “cínicos” antiguos, no sólo una evaluación bastante
Puede ampliarse la información en VARCL, LADISLAV. El cristianismo sus orígenes, Librería del Norte,
Barranquilla, 50-54 y en VIDAL MANZANARES, CESAR. El judeocristianismo palestino en el siglo I. e.c. de
Pentecostés Jamnia, Trotta, Madrid 1995, 35-46.
27
PLINIO, CARTAS 10,96 Cita de CROSSAN, JOHN DOMINIC. The Birth of cristianity, 4-9.
28
TÁCITO, Anales 15. 44,3 citado por de CROSSAN, JOHN DOMINIC. The Birth of cristianity, 3.
29
SUETONIO, Lives of the caesars: Nerón. 16,2 cita de CROSSAN, JOHN DOMINIC. Ibid, 3.
26
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8
parecido del mundo civilizado a su alrededor, sino también, vivieron y actuaron de
manera semejante30.
Los estudiosos del Nuevo Testamento sabían de los paralelos cínicos, de unas
cuantas actitudes específicas y prácticas recomendadas en Q1; éstas incluían
elementos como el emanciparse de la familia, andar voluntariamente sin techo, no
cuidarse de la limpieza personal, ropa sencilla y mendigar sin vergüenza. Además, el
estilo aforístico en Q1 está muy cerca al modo cínico de hacer comentarios puntuales
sobre el comportamiento humano, y la lógica que apoya las recomendaciones de un
comportamiento extravagante en Q estaba muy cerca de la lógica de la replica picante
de un cínico cuando se le cuestionaba sobre su propio comportamiento.
J. D. Crossan31 observa unas características importantes sobre los itinerantes
galileos, así: Respecto al vestuario de los misioneros, se puede inscribir a los
seguidores de Jesús, dentro de un estilo de vida contracultural similar al de los cínicos.
Para reconstruir una historia del radicalismo del movimiento de Jesús, y de su
predicación itinerante, es importante destacar hipotéticamente que Pedro y los primeros
compañeros siguieron a Jesús a través de Galilea, lo acompañaron a Jerusalén (Mc
14,32-42; 14,66-72); regresaron poco después de su detención a Galilea donde el
resucitado se les apareció (Mc 14,28; 16,7); allí, fue donde prosiguieron su predicación
itinerante y mantuvieron contacto con otros círculos de Jesús en Jerusalén (Gál 1,19;
Hch 12,1); como movimiento neto, no sobrevivió mucho tiempo.
La historia de la recepción de las tradiciones de la predicación itinerante
atestigua, su asimilación por otras corrientes del cristianismo primitivo. Por un lado su
patrimonio espiritual fue integrado y reelaborado en la colecciones sapienciales (Fuente
de los logia y evangelio de Tomás); por otro lado, Pedro es acogido en las comunidades
helenísticas (Antioquia Gál 2, 11-14) como representante de los compañeros galileos de
Jesús y de los “doce”; entra en sus leyendas como un mito fundador (Mc 1,16-20; 6,6b13; 10,28-30).
4. 2. Los comienzos del movimiento sapiencial en Galilea
El lugar de surgimiento de este movimiento sapiencial es el de la transmisión de
una enseñanza ligada al nombre de Jesús, dicha comunicación se lleva a cabo en un
medio sedentario. El tema central sigue siendo la proclamación del Reino, pero como
parte integrante de la enseñanza de Jesús. Además, el equipo pragmático de los
misioneros se transformó en ideal de pobreza, sus reglas de comportamiento se
VAAGE, LEIF E. “El cristianismo galileo y el Evangelio radical de Q”, en Cristianismos originarios 30-70, RIBLA
Revista de interpretación bíblica Latinoamericana, n. 22, Quito, RECU (1996) 81. Se dice, por ejemplo, en la carta
de un hijo a su padre, recogida en el Pseudodiógenes: “No te aflijas, padre, porque me llaman “perro” (es lo que
significa etimológicamente “cínico”), ni porque me ponga un manto doble y tosco, porque lleve una alforja a mis
espaldas y un bastón en la mano... y no viva como vivo, con arreglo a la opinión popular, sino de acuerdo con la
naturaleza, en libertad, bajo el imperio de Zeus”. (Ep. Hicetas VII) Citado por GONZÁLEZ ECHEGARAY, JOAQUÍN. Los
Hechos de los Apóstoles y el Mundo Romano, Verbo Divino, Estella 2002, 242.
31
CROSSAN, J. DOMINIC. El Jesús de la Historia. Vida de un campesino Mediterráneo, Editorial Critica, Barcelona,
2000, 390-393.
30
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9
tomaron de la tradición profética (Lc 10,4 //4 Reg = 2Rey 4,29) y sus fracasos se
interpretaron y aceptaron como el rechazo incrédulo de la sabiduría divina (Lc 10,11; Cf.
además Sab 19,13-17).
Este doble movimiento de radicalización e idealización postula la existencia de
círculos que experimentaron el radicalismo de la predicación itinerante de Jesús pero no
la llevaron a cabo, como elección propia de una existencia itinerante: estos adeptos de
Jesús no abandonaron ni sus casas, ni sus familias, como lo hicieron Pedro y sus
compañeros.
Ellos anotaron las palabras de Jesús como palabras de sabiduría. Recibieron la
predicación de Jesús y desarrollaron con ella los temas en los marcos de
representación de la sabiduría popular.
El programa teológico de este movimiento del cristianismo primitivo es anunciado
en Lc 11, 9-10: “Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y os abrirán. Porque
todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra, y al que llama, se le abre”. Esta
declaración programática encuentra su equivalente en el evangelio de Tomás: “Jesús
les dijo: quien busca, que no deje de buscar hasta que encuentre y cuando encuentre
se verá turbado, y una vez turbado se maravillará y reinará sobre el todo” (Logion 2;
POxy 654: “Reinará y encontrará el descanso”).
Aún más, desde el ámbito geográfico puede constatarse que la tradición
sapiencial (Galilea), es conocida rápidamente en Siria y en Egipto. Así mismo, en la
historia de la teología cristiana se encuentra en el punto de partida de dos escuelas que
dieron forma a dos interpretaciones de la predicación de Jesús:
La escuela de Tomás, continuadora de la reflexión del movimiento sapiencial
galileo; para éstos, Jesús continúa siendo el maestro de sabiduría y sus palabras son el
camino a través del cual la sabiduría conduce al Reino (Ev. Tom 1), el reino, es una
posibilidad presente ofrecida al hombre sabio. La segunda escuela, atestigua los
desarrollos tardíos de la fuente de los logia, ésta se caracteriza por una relectura
apocalíptica de la herencia sapiencial.
4.3. Los judeocristianos de Jerusalén
Los Hechos de los Apóstoles, ofrecen informaciones detalladas sobre la primera
comunidad de Jerusalén32. La ciudad de Jerusalén es el lugar a partir del cual los
apóstoles ejercen la vigilancia sobre la expansión del cristianismo y legitiman la
VOUGA, FRANCOIS. Los Primeros Pasos del Cristianismo. Escritos, protagonistas, debate, Verbo Divino, Estella
2001, 47-48. Según González Echegaray en los Hechos de los Apóstoles se narran vicisitudes de las primeras
comunidades cristianas, al principio en Jerusalén, después en otros lugares de Palestina y de fuera de ella desde
Antioquía hasta Roma; pero no hay referencia a lugares tan vinculados a la vida de Jesús como Nazaret, Cafarnaum
y Betsaida; ni tampoco se mencionan las grandes ciudades de Seforis o Tiberias. Siete veces aparece en los hechos el
término “nazareno” o “de Nazaret” aplicado a Jesús, pero siempre como elemento integrante de su nombre personal.
Cf. GONZÁLEZ ECHEGARAY, JOAQUÍN. Jesús en Galilea. Aproximación desde la Arqueología, Verbo Divino, Estella
2000, 183. Cf. Además, RICHARD, PABLO. El Movimiento de Jesús antes de la Iglesia. Una interpretación liberadora
de los Hechos de los Apóstoles, Sal Terrae, Santander 2000, 33-71.
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continuidad de la historia de la misión en sus discontinuidades (Hc 8,14-25; 9,26-29;
11,1-8; 15,1-35).
Según González Echegaray33, la iglesia jerosolimitana estaba compuesta por
judíos, de Jerusalén y Palestina en su mayoría, algunos de la diáspora y de habla
griega (los helenistas). Entre los judíos había no sólo discípulos de Jesús de la primera
hora, sino otros muchos, entre ellos sacerdotes (Hc 6,7) y fariseos (Hc 15,5) convertidos
al cristianismo. Todos estaban circuncidados, eran observantes de la ley y de la
tradiciones judías (Hc 15,19-21; 21,20-25) y acudían al templo a orar (Hc 2,46; 32,1;
5,12).
El evangelista Lucas se esfuerza por reconstruir a partir de estos detalles, la vida
de la “comunidad primitiva”, él lo hace en sumarios que interrumpen la presentación de
la empresa misionera de los apóstoles, (Hc 2,42-47; 4,32-37): Lucas ha reunido algunos
motivos importantes para subrayar la fidelidad a la predicación apostólica (Hc 2,42;
4,32), la vida comunitaria (Hc 2,46; 4,32), la comunidad de bienes (Hc 2,44-45; 4,34-37;
4,32) y la vinculación con el Templo (Hc 2,46).
Los cristianos de Jerusalén, a causa de Jesús se convirtieron en una especie de
nueva forma de judaísmo. Éstas comunidades quedaron vinculadas al culto del Templo
(Mt 5,23-24)y se mantuvieron en estrecha relación las tradiciones de la predicación de
Jesús con los temas clásicos de la ley y el culto.
4.4. Los helenistas en Jerusalén y en Antioquía
A juzgar por F. Vouga34, los Hechos de los Apóstoles distinguen en la
comunidad de Jerusalén dos círculos distintos caracterizados por su lengua. Uno de los
grupos está dirigido por los doce apóstoles. El otro está constituido por los helenistas.
Lucas resuelve el problema de los dos grupos mediante la jerarquización: las figuras
prominentes de los helenistas, los “siete” (Hc 6,5), son instituidos bajo la dirección de
los apóstoles.
Desde F. C. Baur35 (1792-1860), los siete no han sido nunca asistentes sociales
subordinados a los doce, sino los representantes de un grupo autónomo de
comunidades. El desarrollo paralelo y conflictivo de los dos grupos se explica por el
hecho de que las diferentes lenguas debían conducir necesariamente a una división del
culto.
Muy pronto los helenistas fueron víctimas de persecuciones (Hc 6,8; 8,1; 8,2-3),
éstas, no afectaron a los apóstoles (Hc 8,1). La causa según Lucas radica en las
críticas de éstos al templo (Hc 6,14; Mc 14,58).
Las consecuencias del conflicto son la dispersión de los helenistas por los
campos de Judea y de Samaria (Hc 8,2) y la predicación de la palabra en Samaria (Hc
Cf. GONZALES ECHEGARAY, JOAQUÍN. Jesús en Galilea. Aproximación desde la Arqueología, Verbo Divino,
Estella 2000,185.
34
Cf. Ibidem, 50-56.
35
Ibidem, 51.
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8,4-40). El cristianismo se extiende de tal manera que se pueden encontrar cristianos
en Damasco, como Ananías (Hc 9,2.10 9). Los helenistas se encuentran en Fenicia,
Chipre y Antioquía (Hc 11,17-30) en donde se organizó y expidió una ayuda a la
comunidad de Jerusalén, víctima de una hambruna.
A juzgar por De Souza Nogueira36, ellos se llaman helenistas por una postura
religiosa diferente de la dominante entre los cristianos de Jerusalén, por lo menos
según la versión de Lucas, la postura religiosa de ese grupo es definida como helenista
en oposición a los hebreos.
La comunidad helenista37 se destaca por su liderazgo profético y carismático, su
escatología apocalíptica, su liberalidad frente a la ley, el rechazo del culto del templo, su
énfasis misionero y por dar participación a la mujer. Esta comunidad constituye un
eslabón entre las tradiciones más antiguas sobre Jesús y la teología de Antioquia.
5. La mujer en el cristianismo primitivo
Se puede afirmar la existencia de mujeres que formaban parte del séquito de
Jesús. Ahora bien a diferencia de los apóstoles/discípulos, Marcos atribuye
expresamente a las mujeres una relación especial con Jesús: ellas le servían. L.
Schottroff, “entiende el verbo “servir”, en Mc 15, 41 –entre otras razones a causa del
“significado fundamental de Mc 10, 42-45 y par.(o Jn 13)- “como una indicación de
seguimiento... y no como una actividad de servicio de las mujeres según una
distribución del trabajo especificado desde el punto de vista sexual.”38
R. Aguirre por su parte, añade:39 el testimonio decisivo sobre el seguimiento de
Jesús por parte de un grupo de mujeres lo encontramos en los textos de la muerte de
Jesús y de los acontecimientos pascuales40. Los evangelios coinciden en decir que a
los pies de la cruz de Jesús, se encuentra un grupo de mujeres, mientras los varones se
han escapado. Y los sinópticos afirman “que eran muchas y le habían seguido desde
Galilea”. (Mc 15,40; Mt 27,55; Lc 23,49).
El abandono de la familia por parte de las mujeres es una de las condiciones del
seguimiento. Se encuentran también algunas mujeres citadas por sus nombres: María
de Magdala; María la madre de Santiago el menor y Joset, Salomé es la madre de los
36
DE SOUZA NOGUEIRA, PAULO AUGUSTO. “La Comunidad olvidada. Un estudio sobre el grupo de los helenistas en
Hch 6,1- 8,3”, en RIBLA (Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana), n. 22, Quito, RECU (1996) 107.
37
Ibidem, 105 Cf. Además RICHARD, PABLO. El movimiento de Jesús antes de la Iglesia. Una interpretación
liberadora de los Hechos de los Apóstoles, Sal Térrea, Santander 2000, 73-114
38
De acuerdo con Schrottroff, desde la perspectiva del movimiento de Jesús, la opresión de la mujer era reducible a
la que sufrían los pobres. SCHROTTROFF, L. citado por STEGEMANN, E. Y STEGEMANN, E. W. Historia Social del
Cristianismo Primitivo, Verbo Divino, Navarra 2001, 507.
39
Ibid., 198. Además, en otro de sus textos él afirma: “el papel de las mujeres en el movimiento de Jesús es notable
como también lo va a ser en el primer movimiento cristiano, ya que el Reino de Dios implica una visión de la
realidad alternativa a la socialmente vigente dentro de la cual se encuentra la superación de las estructuras
patriarcales”. Cf. AGUIRRE, RAFAEL. Ensayo Sobre los orígenes del Cristianismo. De la religión política de Jesús a
la religión doméstica de Pablo, Verbo Divino, Estella 2001, 31.
40
Cf. RITCHER REIMER, IVONI. “Recordar, transmitir, actuar. Mujeres en los comienzos del cristianismo”, en RIBLA
(Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana), Quito, RECU n. 22 (1996), 49-50.
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hijos de Zebedeo. Lucas y Juan citan a María y a Marta de Betania; Lc 8,3 nombra a
Juana la mujer de Cusa, y a Susana. Entre otras. María de Magdala41 desempeña
además, un papel preeminente entre los discípulos; se le señala siempre en primer
lugar en las listas de nombres; en Mateo encuentra (junto con la “otra María”) a Jesús
resucitado; en Juan es la única testigo de la primera aparición de Jesús tras la
resurrección. Sólo Lucas dice que fue curada por Jesús.
Gracias a los Hechos de los Apóstoles, y algunas cartas de Pablo es posible
conocer algo de las mujeres en la comunidad primitiva de Jerusalén; en Hc 1,14; se
dice que las mujeres –entre ellas la madre de Jesús- estaban reunidas en oración con
el grupo de los apóstoles...según Hc 5,14, fueron conquistados para la fe, no sólo otros
hombres sino también mujeres (Hc 8,3; 22,4).
Este breve marco de referencia del cristianismo primitivo, permite en el tercer
capítulo de esta investigación, vislumbrar algunas novedades de Jesús y de sus
seguidores respecto al mundo religioso; así mismo, observar tres ámbitos donde los
primeros seguidores de Jesús descubrieron su presencia: la encarnación, la cruz y el
pan de vida. Como también desde una perspectiva pastoral iluminar como este pasado
interpela la iglesia y el mundo actual invitándole a volver a su auténtica fuente:
Jesucristo.
41
En los evangelios apócrifos como el evangelio de María se resalta la envidia de Pedro sobre María, mientras ella
asume gran liderazgo en la predicación. Cf. RITCHER REIMER, IVONI. Recordar, transmitir, actuar. Mujeres en los
comienzos del cristianismo, en RIBLA (Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana), RECU, n. 22 (1996) 49
– 50; y en el evangelio de Tomás, se presenta un antagonismo entre Pedro y María Magdalena, a tal punto que Pedro
llega a decir: que se aleje María de nosotros, pues las mujeres no merecen la vida. (n. 113) KAYDEDA, JOSÉ MARÍA.
Los apócrifos Jeshua y otros libros prohibidos, Grupo libro, Madrid 1992, 1019.
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