La vestidura de Jesús

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Estudio 38 – células
La vestidura de Jesús
Introducción
Poco se dice en las Escrituras acerca de la vestimenta de Jesús. Sabemos lo que
usaba su primo, Juan el Bautista. Sabemos lo que usaban los dirigentes religiosos. Pero
no se nos dice nada acerca de la ropa de Jesús: ni tan humilde como para tocar los
corazones, ni tan elegante como para hacer que la gente se volviera a verlo.
Digna de notar es una referencia que hace uno de los evangelios:
Juan 19: 23,24:
23”
Cuando los soldados crucificaron a Jesús, tomaron los vestidos
de él e hicieron cuatro partes, una para cada soldado. Además,
tomaron la túnica, pero la túnica no tenía costura; era tejida entera
de arriba abajo. 24 Por esto dijeron uno a otro: —No la partamos;
más bien echemos suertes sobre ella, para ver de quién será. Esto
sucedió para que se cumpliera la Escritura que dice: Partieron entre
sí mis vestidos y sobre mis vestiduras echaron suertes.”
Y así lo hicieron los soldados.
Debe haber sido la más fina posesión de Jesús. Según la tradición judía, la madre
tejía una túnica como un regalo a su hijo cuando este abandonaba el hogar. ¿Haría
María esta túnica para Jesús? No lo sabemos. Pero sabemos que la túnica no tenia
costuras sino que era un solo tejido, de arriba abajo. ¿Tiene esto alguna importancia?
La ropa que usamos
A menudo las Escrituras describen nuestra conducta como la ropa que usamos.
Pedro nos dice que debemos “vestirnos con humildad” I Pedro 5:5. David habla de las
personas malas que se visten “con maldición” Salmo 109:18. La ropa puede simbolizar
el carácter y, como ropa, el carácter de Jesús fue sin costura. Él era como su túnica:
perfección ininterrumpida.
El carácter de Jesús fue una tela sin costuras tejida desde el cielo hasta la
tierra… desde los pensamientos de Dios a las acciones de Jesús. Desde las lágrimas de
Dios a la compasión de Jesús. Desde la palabra de Dios hasta la reacción de Jesús.
Todo una sola pieza. Todo un cuadro de carácter de Jesús.
Leemos en Juan 5:19,30:
19”
Por esto, respondió Jesús y les decía: —De cierto, de cierto os
digo que el Hijo no puede hacer nada de sí mismo, sino lo que ve
hacer al Padre. Porque todo lo que él hace, esto también lo hace el
Hijo de igual manera. 30 Yo no puedo hacer nada de mí mismo.
Como oigo, juzgo; y mi juicio es justo, porque no busco la voluntad
mía, sino la voluntad del que me envió.”
El ofrecimiento de su túnica
Pero cuando Jesús fue clavado en la cruz, él se quitó su túnica de perfección sin
costura y se cubrió de una túnica diferente: la túnica de la indignidad. ¿El vestido de
Cristo en la cruz? Pecado: el tuyo y el mío. Los pecados de toda humanidad.
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Mientras estuvo en la cruz, Jesús sintió la indignidad y la vergüenza de un
criminal. No, no era culpable. No, él no había cometido pecado. Y, no, no merecía ser
sentenciado. Pero tú y yo sí lo merecíamos. Y estuvimos en pecado y fuimos culpables.
Jesús estuvo dispuesto a quitar nuestra culpa de nuestros hombros para que pudiera
asumir la carga en su camino a la cruz. Nuestra vergüenza ha desaparecido. Se ha ido.
Se ha terminado. Así que ¿por qué seguimos caminando mal vestidos en el mundo de
nuestro Padre? ¿Por qué caminamos cabizbajos y avergonzados como si no nos
hubiesen perdonado todos y cada uno de nuestros pecados? Él ofrece una túnica pura,
sin costuras para cubrir mi capa hecha de retazos de orgullo, avaricia y vanidad.
Isaías 11:5 dice que Jesús nos ciñe con un cinto de justicia y fidelidad:
5”
La justicia será el cinturón de sus lomos, y la fidelidad lo será de
su cintura.”
Isaías 59:17 dice que él nos cubre con el manto de su celo.
17
“Se vistió con la coraza de justicia, y puso el casco de salvación
sobre su cabeza. Se vistió de ropas de venganza y se cubrió de celo
como con un manto.”
Isaías 61:10 dice que Él nos viste con vestiduras de salvación:
10”
En gran manera me gozaré en Jehovah; mi alma se alegrará en
mi Dios. Porque él me ha vestido con vestiduras de salvación y me
ha cubierto con manto de justicia. Como a novio me ha ataviado con
una diadema, y como a novia que se adorna con sus joyas.”
Gálatas 3:13 dice que Él cambió de lugar con nosotros, haciéndose maldición por
nosotros.
13”
Cristo nos redimió de la maldición de la ley al hacerse maldición
por nosotros (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en
un madero).”
Gálatas 3: 27 dice que estamos revestidos en Cristo:
27
”porque todos los que fuisteis bautizados en Cristo os habéis
revestido de Cristo.”
Para Él no fue suficiente prepararte una fiesta, tampoco reservarte un asiento.
Para Él no fue suficiente correr con los gastos y proveer el transporte para el banquete.
Hizo algo más. Te dejó usar su propia ropa de manera que pudieras estar vestido
adecuadamente. Y la hizo, precisamente, por ti.
El mensaje de la vestidura es que el perdón nos restaura a una condición en la
que quedamos como nuevos. El perdón de Cristo nos hace nuevas criaturas. Todo es
hecho nuevo en Cristo:
Leemos en II Corintios 5:17:
17
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
Conclusión
Jesús se vistió de humildad y de justicia. Jesús llevó en la cruz nuestro pecado y
nuestra vergüenza. Jesús nos ofrece su túnica de pureza sin costura. El perdón de Jesús
nos ha revestido de salvación.
Si no tienes esta salvación que Jesús ofrece, te hace falta una decisión: invitar a
Jesús para que entre en tu vida. Hazlo ahora.
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