PALABRAS PARA LA INAUGURACIÓN DEL PARQUE

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PALABRAS PARA LA INAUGURACIÓN DEL PARQUE DE
LA MEMORIA DE ALCUBLAS
Honrar la memoria de los que perdieron su vida o fueron
desaparecidos por motivos ideológicos y por defender la
legalidad, la democracia y la libertad, no sólo es un deber, sino
una necesidad para que una sociedad pueda llamarse tal y aspire
a ser algo más que un mero conjunto de personas que viven en
un punto geográfico determinado.
Las víctimas, todas las víctimas, constituyen el reflejo
permanente de todo aquello que la humanidad no ha hecho bien,
el ejemplo de lo que nunca debió de suceder y sin embargo
aconteció. Pero también constituyen la base sobre la que debe
construirse la reconciliación y el futuro de un pueblo.
Reconocer el pasado no debe ser algo impuesto, como tampoco
debe serlo el olvido. Pasado y olvido, deberían ser conceptos
incompatibles. Quien se acoge al olvido oficial para superar el
pasado, está renunciando a una parte de la historia y, en forma
cobarde, menosprecia a las víctimas de la sinrazón humana.
Memoria, verdad y justicia, constituyen la esencia de un derecho
humano reconocido a las víctimas con carácter universal . La
reparación a la que las mismas tienen derecho, en su más amplio
sentido, es algo en lo que debemos comprometernos todos,
como parte de la comunidad internacional a la que pertenecemos
y que, en definitiva, es la que sufre el menoscabo por aquellos
ataques masivos que, a lo largo de la historia de la humanidad
ha sufrido demasiadas veces. Cuando una parte de esa
Comunidad es atacada todas las demás se resienten y eliminar
ese sufrimiento, es una obligación de todos y contribuye a
integrarnos en un todo que nos da mas fuerza como seres
humanos.
Un acto como el de hoy, en este paraje impresionante, es un
reconocimiento a la permanencia de la memoria, integrada en
nuestras vidas, como parte fundamental de nuestra formación y
de la de nuestros hijos. El parque por la memoria de Alcublas,
será testigo permanente para que las generaciones venideras
sepan que aquí un día, el ser humano, perdió su propia esencia
acabando con la vida de sus semejantes, pero que también otro
día, recuperó la cordura y la dignidad y escenificó el gran
propósito de que nunca más la violencia, la amenaza o la
coacción serían las armas que emplearemos entre nosotros, sino
que será la fuerza de la razón y del derecho, y los argumentos
del dialogo y de la tolerancia en la diversidad que hoy integra el
mundo, las únicas vías para el encuentro.
Baltasar Garzon.
La Haya 14 de enero de 2011
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