RESOLUCIÓN DE LA ASAMBLEA CONJUNTA DE SINDICATOS DE

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RESOLUCIÓN DE LA ASAMBLEA CONJUNTA DE SINDICATOS
DE LA ENERGÍA DE URUGUAY
CON LA ENERGÍA EN MANOS DEL ESTADO DEFENDEMOS A
URUGUAY
Los sindicatos de la energía de Uruguay hemos retomado el camino de
construir un instrumento unitario para la lucha por los objetivos históricos del
movimiento sindical: la defensa de la soberanía nacional, el desarrollo y
transformación de la matriz productiva, y la elevación de la calidad de vida de
nuestro pueblo, del que formamos parte.
Hoy desarrollamos esta Asamblea conjunta como un mojón de
movilización imprescindible a la hora de difundir e impulsar nuestras
propuestas y reivindicaciones. Los próximos 17 y 18 de abril realizaremos un
Encuentro Nacional de Trabajadores de la Energía para seguir avanzando, y
desde acá los invitamos a sumarse activamente al mismo.
Es en esa perspectiva que la energía debe ser considerada como:
1. Un Derecho Humano de carácter esencial para el bienestar de la
población. La política energética debe ser un poderoso instrumento para
promover la integración social y mejora de la calidad de vida de la población,
tanto en la calidad del servicio como en el régimen tarifario. Garantizar el
acceso universal de la energía a todos los integrantes de la sociedad, como un
servicio público, es Misión del Estado. De igual manera bregar por el uso
sustentable y eficiente de la energía, limitando las formas de consumo que
tienden al derroche.
2. Una garantía de la soberanía nacional. Constituye el soporte de la
economía del país y de su presupuesto, debe considerarse central en cualquier
proyecto de desarrollo productivo, especialmente en la diversificación de la
matriz productiva a través del establecimiento de cadenas que multipliquen el
valor agregado de nuestros productos sobre la base de su industrialización.
3. Una cadena productiva en si misma. Sobre la base de la necesaria
articulación de las Empresas Públicas energéticas tanto en inversiones como
en investigación científico–técnica, incluida la creación de puestos de trabajo y
su formación técnica, debe estructurarse un desarrollo endógeno que permita
rescatar para el país la renta petrolera, gasífera y eléctrica. Junto a ello las
empresas concesionadas, o vinculadas, funcionando en el derecho privado,
deben regir su actuación por las definiciones de las políticas públicas.
4. Una actividad sustentable. La explotación de los recursos debe ser
racional, asegurando la sustentabilidad de los Recursos Naturales que
intervienen en los distintos procesos en desarrollo.
5. Una herramienta de integración regional. A partir de la confluencia de
pueblos y gobiernos de América Latina para establecer iniciativas comunes que
beneficien a todos sus participantes para garantizar el acceso a la energía a los
millones de compatriotas latinoamericanos.
EL PAPEL ESTRATÉGICO DEL ESTADO
La única forma de materializar estas necesidades es con la centralidad del
Estado en la propiedad, control y gestión del servicio público energético a
través de las empresas estratégicas del Sector.
La fracasada defensa del libre mercado y diversas formas de privatización
que impulsa el Bloque de Poder, con sus representantes empresariales y
político partidarios, atentan contra esta perspectiva. Fracasada porque
únicamente privilegia las ganancias multimillonarias de los capitales
transnacionales, resiente la calidad del servicio y lo encarece, elimina puestos
de trabajo y afecta directamente la capacidad soberana de la república.
Lamentablemente aparecen sectores de la fuerza política en el gobierno, y en
este mismo, que se dejan seducir por estos cantos de sirena.
Reconocemos que se ha producido un cambio importante en el sector
energético con relación a los años de gobiernos de coalición blanqui –
colorada. La inversión gubernamental ha sido sustantiva y se han dado pasos
para la diversificación de la matriz energética apostando a diversas fuentes de
generación que permitan limitar la dependencia del petróleo, promoviendo
inversiones esenciales (regasificadora, energías alternativas, desulfurizadora,
biocombustibles, etc.), con incorporación de personal en las empresas, y en el
marco de una política energética definida a largo plazo. Pero al mismo tiempo
los trabajadores no compartimos aspectos esenciales del proyecto
implementado y planteamos alternativas viables.
Por eso exigimos que:
A. Los componentes fundamentales del sector sean considerados un
Servicio Público Estatal, como lo resolvió el pueblo Oriental en sendos
referendos del año 1992 y 2003, por lo que debe tenderse en forma
efectiva a la propiedad público estatal de los servicios, respetando la
decisión soberana de la ciudadanía. Esto implica la defensa de las
empresas públicas energéticas, su desarrollo y reincorporación a las
mismas de las empresas subsidiarias que giran en la órbita del derecho
privado.
En este nuevo gobierno, además, se ha desatado una campaña de
responsabilización a las Empresas Públicas por un supuesto derroche
de gastos, mientras que se las utiliza para “contener la inflación” o son
una de las vías principales de ingreso de dinero a Rentas Generales. Por
otra parte se pretende limitar las necesarias inversiones de cada una de
ellas, jugando nuevamente al achique con la excusa del denominado
“espacio fiscal”, y promoviendo que lo público retroceda ante lo privado.
B. Ante la elaboración de un nuevo proyecto de ley sobre un Marco
Regulatorio del Gas Natural por parte del actual Poder Ejecutivo y
Parlamento, que el mismo asegure un Gas Natural bajo la propiedad y
gestión Estatal. En especial debe asegurarse que la importación y
exportación, el transporte y la distribución estén prestadas directamente
por el Estado, tal como resolvió la Mesa Representativa del PITCNT.
Al mismo tiempo lucharemos para que se concrete en lo inmediato la
salida de PETROBRAS de la gestión del gas natural en MontevideoGas
y Conecta, así como para que se efectivice el pasaje de las mismas a la
gestión de ANCAP. Este es un verdadero ejemplo del fracaso de la
gestión privada al frente de un servicio público, con subas abusivas de
tarifas, estimación de 16.000 facturas mensuales por falta de personal,
falta de inversiones, etc.
C. Se detenga la política de privatizaciones mediante el régimen de
concesiones de obra o de servicios públicos, por ello reclamamos la
sustitución del actual marco legal eléctrico, basado en un decreto-ley de
la Dictadura y en el actual Marco Regulatorio Eléctrico establecido en la
década de los 90 para la privatización de UTE. Del mismo modo, aunque
apoyamos la diversificación de la generación eléctrica con energías
renovables, planteamos que se rectifique la política de conceder la
mayoría de los parques eólicos al capital privado, ya que eso pone en
cuestionamiento la potestad de tener decisiones soberanas por parte del
Estado. Por ejemplo, para viabilizar esos cambios se ofreció al capital
que la UTE se comprometía a comprar absolutamente toda la energía
que generasen y aportasen a la red; eso además de considerarlos
proyectos de “interés nacional” para que sean exonerados de cuanto
impuesto hubiese, se les gestionaban líneas de crédito especiales para
las empresas, etc. De esta forma, aunque estuvieran rebosantes de
agua las represas hidroeléctricas, la primera energía que la UTE estaba
comprometida a despachar era la de los generadores privados.
Un decreto reciente aumenta el nivel de transferencia económica al
privado, ya que establece que UTE comprará toda la energía
“PUDIESEN” haber aportado; es decir que por más que no se esté
generando nada, la UTE paga igual como si estuviesen aportando
D.
E.
F.
G.
energía al sistema. Nos preguntamos, ¿cómo se va a controlar si un
molino está disponible o no?
Se impulsen con firmeza los mecanismos de cooperación, intercambio y
desarrollo con las empresas estatales de la región sin exclusiones. En
especial reivindicamos el acuerdo petrolero entre ANCAP y PDVSA, y
rechazamos las expresiones de debilidad de autoridades nacionales
ante la agresión imperialista yanqui a Venezuela.
Se proceda a la integración vertical de Ancap en la exploración de
petróleo en nuestra plataforma marítima y terrestre, y acuerdos justos en
defensa de nuestra soberanía. Ancap debe avanzar en la creación de
una fuerte infraestructura de trabajo nacional para la prospección de
hidrocarburos. No compartimos que Ancap se asocie solo en un 20 a un
35 % con las empresas petroleras extractivas multinacionales.
Paralelamente se debe continuar con las inversiones para actualizar
permanentemente sus plantas y adecuarlas a la nueva matriz
energética.
Se analice profundamente el cambio del régimen tarifario. Es posible
reducir las tarifas de los combustibles
mediante la rebaja o
eliminación de impuestos. Otro tanto puede hacerse con la tarifa
eléctrica al consumidor residencial, que paga el doble que el gran
consumidor, si se eliminan los subsidios de UTE a los grandes
consumidores. Hay que resaltar que el peso de la misma para los
hogares de ingresos más bajos ronda el 11% mientras que para las
empresas es de un 0,39%. También hay que plantearse que sin una
fuerte reducción tarifaria el Gas Natural no tendrá la inserción que se
pretende en el cambio de matriz energética, y es condición
indispensable para llegar a todos los sectores sociales y zonas del país.
Se creen ámbitos serios y permanentes a nivel de las empresas y el
MIEM donde se escuche y atiendan las propuestas de los trabajadores.
Entendemos que no se debe prescindir de la participación de los
trabajadores organizados en el desarrollo de la política energética,
dejando la misma a la sola definición de “acuerdos multipartidarios” o
consejos consultivos con las empresas privadas. No debe olvidarse que
fue el movimiento sindical el que protagonizó, junto a otras
organizaciones, la defensa de las empresas públicas que hoy pueden
ser instrumentos de las políticas públicas gracias a ello.
En igual sentido debe promoverse el respeto y expansión de los
derechos laborales de los trabajadores de las empresas “madres” y de
las subsidiarias o conexas.
La participación de los trabajadores es una forma fundamental de
concretar el cambio del modelo de gestión de las empresas, hoy
dominadas por una capa gerencial que fue formada en la lógica de
preparar la privatización.
H. Se respeten y amplíen los derechos laborales de los trabajadores del
sector, sean públicos o privados, a partir de la aplicación plena de las
leyes vigentes, en especial de la negociación colectiva, a fin de apuntar
a una elevación continua de nuestra calidad de vida. La misma
perspectiva reclamamos para los trabajadores de las empresas
contratadas por el Estado, particularmente nos solidarizamos con los
compañeros del SUNCA de la obra de la Regasificadora, cuyos puestos
de trabajo se encuentran en juego gracias a las maniobras y pésima
gestión del capital transnacional.
I. En relación al medioambiente, las empresas del Estado deben
propender a la excelencia y transparencia de los procesos productivos
con el fin de asegurar la preservación de los Recursos Naturales. En ese
sentido rechazamos la aplicación de la técnica de Fracking en las
prospecciones de gas y petróleo, así como los contratos que colocan la
resolución de diferencias en los tribunales internacionales. Planteamos
nuestro rechazo al proyecto de incorporación de la energía atómica a la
matriz energética del Uruguay y la región.
En síntesis, los trabajadores de la energía presentes en este día de la Histórica
Asamblea unitaria y conjunta nos comprometemos a luchar por todas las vías a
nuestro alcance para concretar estos objetivos, ya que representan los mejores
intereses legítimos de la nación, es decir, del pueblo todo.
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