(adaptado de http://blogs.20minutos.es) CARTA DEL REY BALTASAR “Queridos niños: mi nombre es Baltasar y trabajo de rey mago. Sé que habéis sido muy buenos este año y que os merecéis muchos juguetes. Os escribo para deciros que los traigo todos, pero que tengo un problema. En realidad, tengo dos: el primero es que soy negro, el negro de los reyes Magos, el que escribe los libros de Melchor y Gaspar, y el que sube y baja de los camellos los paquetes. paquetes El segundo problema es que me tienen parado en el estrecho de Gibraltar porque me faltan no sé qué papeles. Melchor y Gaspar han podido pasar gracias a que han sobornado a los de aduanas con un poquito de incienso y mirra y unos Game Boys para sus hijos. A mí no me han dejado ni sobornarlos porque dicen que vete tú a saber de dónde he sacado tantos juguetes, que si los he robado, y que cierre esta bocaza de negro o nos vemos en comisaría. Yo no quería venir por África, pero seguimos el rastro de una estrella mágica y despistada que nos trae dando un rodeo por el Oriente Medio, atravesando atrave desiertos, con la dificultad añadida de que la perdemos muy a menudo entre nubes por culpa del mal tiempo. A los jefes míos se les había ocurrido que podíamos comenzar la entrega de regalos por África porque, como aquí los niños apenas piden nada, liquidábamos el asunto asunto en un santiamén. Y ya veis, ahora me encuentro con el contratiempo de que para entrar en España hacen falta no sé que papeles, pues sin ellos soy un rey mago ilegal. Me han dicho que han puesto una oficina donde te arreglan esto en un visto y no visto, visto pero que sólo se puede llegar allí en patera. Y diréis que estoy tonto, pero no se me ocurrió meter en el camello ninguna patera. Voy hasta los topes de Play Stations, trenes eléctricos, tablets, y hasta asta una nueva Barbie. Barbie. Pero ni una maldita patera. patera Así que acabo de entrar trar en tratos con una mafia que me han pedido a cambio que les suelte el oro que traíamos para un niño muy especial, especial pero que nadie sabe darnos noticia cierta de su paradero. Me han traído una patera que, la verdad, muy buena pinta no tiene, pues hay que estar de vigilia achicando agua para mantenerla a flote. Estoy enseñando a los camellos a guardar el equilibrio en ella. Si a pesar de todo no nos vemos en la cabalgata, sabed que fue por mi mala estrella”.