QUE ES EL SER HUMANO? El ser humano es un ser social, es un ser histórico, es un ser encarnado de una realidad y es allí en donde se manifiesta como ser de posibilidades. Abarca la realidad físico-química, mas lo espiritual. La persona humana goza de un carácter singular que la convierte en entidad única e irrepetible; por esto mismo, la persona humana goza de unas cualidades que la constituye la definen y la distinguen. Definir el ser humano constituye tener en cuenta las distintas cualidades que en el se destacan. La persona humana es un subsistente en el orden del espíritu, tiene una profunda anterioridad, es auto conciente, libre y puede autodeterminarse, goza de una corporalidad, posee como dimensiones que lo caracterizan la coexistencia, la alteridad y la comunicabilidad, y su dimensión trascendente la libertad como elemento fundamental y la dignidad como valor absoluto del ser humano. El ser humano es un ser social por naturaleza, trascendente e irrepetible, se diferencia de los animales por su inteligencia y razón, los animales tienen reacciones instintivas que los obligan a hacer ciertas cosas y les impide hacer otras. Los seres humanos por el contrario vivimos conformes a reglas y normas. El hombre en su devenir no ha dejado de inventar cosas nuevas. Los seres humanos tenemos razón además de instintos, el hombre es el único ser que posee la palabra, posee el sentido de lo bueno y lo malo y es capas de participar en comunidad, como decía Aristóteles “El hombre es un animal político”. El ser humano es libre, tiene conciencia de su grandeza y de sus limitaciones y lucha por cada vez vivir mas y mejor. Las ciencias humanas han constituido un avance en la medida que estudian al ser humano en sociedad. el individualismo: es una forma de actuar o de ser que en este momento se puede observar en todas las personas. Mirando alrededor en cada ambiente, desde la misma familia, hasta cada una de las relaciones humanas que me rodean puedo notar una característica común. ¿Por qué el individualismo? Las personas nos encontramos siempre en búsqueda de nuestra propia identidad, de algo que nos ‘distinga’ en cierta forma de los que nos rodean. Ahora, para encontrarla, mucha gente se encierra en sí mismo pensando solo en sus cosas. No se dan cuenta que para encontrarse así mismo hay que verse en el otro. Sin el otro nunca podríamos vernos o distinguirnos. Así como tampoco nos podríamos dar cuenta de la falta de originalidad que tenemos. El individualismo también puede llegar a ser a veces, una forma de escape del mundo que nos rodea; la persona se centra en sí misma y trata de no ver a su alrededor. Termina en un ciclo vicioso, en el cual no deja de hacer sus ‘tareas cotidianas o laborales’. Las personas tratan que por medio de su individualismo, parezcan ‘originales’. Al referirnos a persona ‘individualista’ no se refiere necesariamente a una persona que piensa solo para sí. Por lo tanto, el individualismo se puede dividir en: positivo y negativo. Individualismo positivo: sin darse cuenta o sin quererlo, el fin de los hechos de las personas resultan positivos para ella. La diferencia con el negativo es que no usa a otra persona para lograr su fin. Tal como lo afirmaba E. Mounier "la persona sobre las necesidades materiales y sobre los mecanismos colectivos que sustentan el desarrollo, donde cada uno debe ser respetuoso con la otra persona, para esto, el hombre necesita comunicarse con otros hombres". Dice también que la persona es integración, comunicación, compromiso y donación, mientras que el individuo es dispersión, separación, evasión y egoísmo. Individualismo negativo: generalmente siempre a sabiendas, también el fin de sus hechos le resulta positivo para ella, pero siempre trata de sobresalir sobre otra persona, dejando a la otra bajo ella. De todos modos pienso que ese ‘individualismo’ que caracteriza y pone en cuestión cada una de las relaciones humanas y sociales, es una característica típica, sobre todo, de nuestra sociedad occidental, donde la sociedad capitalista que trajo consigo el afán del ‘tener’ por sobre el del ‘ser’, en una competitividad extrema que amenaza constantemente todas las relaciones, tiende a afirmar el primar del ‘individuo’ por sobre la ‘colectividad’, de lo ‘mío’ por sobre lo ‘nuestro’, del ‘bien privado’ por sobre el ‘bien común’, del individuo por sobre y separado del conjunto que lo rodea y del cual inseparablemente es parte. Hoy el término humanismo se utiliza comúnmente para indicar toda tendencia de pensamiento que afirme la centralidad, el valor, la dignidad del ser humano, o que muestre una preocupación o interés primario por la vida y la posición del ser humano en el mundo. Con un significado tan amplio, la palabra da lugar a las más variadas interpretaciones, y en consecuencia, a confusión y malentendido. Efectivamente, ha sido adoptada por muchas filosofías que –cada una a su modo– han afirmado saber qué o quién es el ser humano y cuál es el camino correcto para la realización de las potencialidades que le son más específicas. Vale decir que toda filosofía que se ha declarado humanista ha propuesto una concepción de naturaleza o esencia humana, de la que ha derivado una serie de consecuencias en el campo práctico, preocupándose por indicar lo que los seres humanos deben hacer para así manifestar acabadamente su “humanidad”. Hoy son pocas y de momento poco escuchadas, las voces que se alzan para proponer a los seres humanos una nueva comprensión de su “humanidad”. Ciertamente, mucho se habla de derechos humanos –sistemáticamente avasallados–, de “naturaleza” humana –descrita siempre en forma vaga y contradictoria–, de la correcta ubicación del ser humano en el mundo natural, especialmente a causa de los tremendos problemas ecológicos actuales. No obstante todo, es evidente que nuestros tiempos asisten a un eclipse del humanismo. Por cierto que ésta no es una situación nueva: las corrientes humanistas, presentes ya al comienzo de la civilización occidental, muestran un comportamiento ondulatorio: aparecen en determinadas épocas y desaparecen luego para reaparecer nuevamente. Así ocurrió con el humanismo antiguo, que se desarrolló en las escuelas filosóficas griegas y romanas, que fue opacado durante diez siglos por el cristianismo medieval, para luego reaparecer con gran fuerza en la época del Renacimiento. A su vez, el humanismo renacentista fué perdiendo ímpetu hasta ser desplazado por las filosofías antihumanistas de los últimos siglos. Si las cosas están así, no es utópico pensar que pueda surgir una nueva corriente humanista capaz de contrarrestar la crisis actual, caracterizada por la pérdida del sentido de lo humano y agravada por la prospectiva de la catástrofe global, con todas sus aterradoras alternativas. Sociedad colectiva De Wikipedia, la enciclopedia libre Saltar a: navegación, búsqueda Una sociedad colectiva, es uno de los posibles tipos de sociedad mercantil. Se trata de una sociedad externa (que actúa y responde frente a terceros como una persona distinta a la de sus socios), que realiza actividades mercantiles o civiles bajo una razón social unificada, respondiendo los socios de las deudas que no pudieran cubrirse con el capital social. La sociedad colectiva tiene como rasgo principal y que le diferencia de otros tipos de sociedades como la sociedad anónima o de responsabilidad limitada, el hecho de que la responsabilidad por las deudas de la sociedad es ilimitada. Esto significa que en caso de que su propio patrimonio no sea bastante para cubrir todas las deudas lo que normalmente la llevará a un procedimiento concursal (quiebra,suspensión de pagos o similares) los socios deben responder con su propio patrimonio del pago de las deudas pendientes a los acreedores. La sociedad colectiva es heredera de la sociedad mercantil originaria (sociedad de mercaderes o societas mercatorum de la Edad Media) y, como tal, una de las formas societarias mercantiles más antiguas que existen. No obstante, la ausencia de limitación de responsabilidad para sus socios ha hecho que haya ido desapareciendo de forma gradual. Actualmente la forma predominante de sociedad mercantil es la sociedad de responsabilidad limitada, en sus distintas variantes, quedando otras sociedades como la sociedad colectiva reducida a un papel marginal en el tráfico comercial. En algunos países, como España, su régimen legal es el aplicable para las sociedades mercantiles que no han cumplido con la obligación de registr Definición de conciencia social La palabra conciencia proviene del latín conscientĭa, que significa “con conocimiento”. Se trata del acto psíquico que permite a una persona percibirse a sí misma en el mundo. La conciencia es el conocimiento reflexivo de las cosas. La psicología señala que la conciencia es el estado cognitivo a través del cual un sujeto puede interactuar con los estímulos externos que forman la realidad y, a partir de esa interacción, interpretarlos. La conciencia social, por su parte, puede definirse como el conocimiento que una persona tiene sobre el estado de los demás integrantes de su comunidad. El individuo con conciencia social es, justamente, conciente de cómo el entorno puede favorecer o perjudicar el desarrollo de las personas. La conciencia social supone que el hombre entiende las necesidades del prójimo y pretende cooperar a través de distintos mecanismos sociales. La acción social para ayudar puede desarrollarse mediante la donación económica, las colaboraciones de alimentos o ropa, las actividades de voluntariado y otro tipo de asistencia. Para el marxismo, la conciencia social o conciencia de clase es la capacidad de un sujeto para reconocerse como miembro de una clase social que mantiene relaciones antagónicas con el resto de las clases. Este concepto se basa en la noción de lucha de clases y en la concepción de una sociedad estratificada. Los marxistas afirman que la conciencia social se manifiesta mediante la ideología política, la religión, el arte, la filosofía, la ciencia y hasta la estructura jurídica de una sociedad. Según esta corriente, el sujeto que no logra comprender esto se encuentra alienado. Solidaridad: La solidaridad nace del ser humano y se dirige esencialmente al ser humano. La verdadera solidaridad, aquella que está llamada a impulsar los verdaderos vientos de cambio que favorezcan el desarrollo de los individuos y las naciones, está fundada principalmente en la igualdad universal que une a todos los hombres. Esta igualdad es una derivación directa e innegable de la verdadera dignidad del ser humano, que pertenece a la realidad intrínseca de la persona, sin importar su raza, edad, sexo, credo, nacionalidad o partido. La solidaridad trasciende a todas las fronteras: políticas, religiosas, territoriales, culturales, etc. Para instalarse en el hombre, en cualquier ser humano, y hacer sentir en nuestro interior la conciencia de una “familia” al resto de la humanidad. La solidaridad implica afecto: la fidelidad del amigo, la comprensión del maltratado, el apoyo al perseguido, la apuesta por causas impopulares o perdidas, todo eso puede no constituir propiamente un deber de justicia, pero si es un deber de solidaridad. Un análisis del concepto del valor de la solidaridad nos ofrece los siguientes componentes esenciales: 1º Compasión: porque la solidaridad es un sentimiento que determina u orienta el modo de ver y acercarse a la realidad humana y social, condiciona su perspectiva y horizonte. Supone ver las cosas y a los otros con los ojos del corazón, mirar de otra manera. 2º Reconocimiento: no toda compasión genera solidaridad, sólo aquella que reconoce al otro en su dignidad de persona. La solidaridad así tiene rostro, la presencia del otro demanda una respuesta. persona. La solidaridad así tiene rostro, la presencia del otro demanda una respuesta. 3º Universalidad: “La desnudez del rostro”, la indefensión y la indigencia es toda la humanidad y simboliza la condición de pobreza de esfera intimista y privada. ¿Qué entendemos por solidaridad? Su concepto ha experimentado un proceso de transformación que se refleja en todos sus ámbitos. Para algunos es la reivindicación de derechos fundamentales y para otros sólo una actitud de piedad centrada en la limosna y en la asistencia. La solidaridad siempre implica los siguientes puntos: · La solidaridad es una virtud contraria al individualismo y al egoísmo. · Se refleja en el servicio y busca el bien común. · Su finalidad es intentar o solucionar las carencias espirituales o materiales de los demás. · Requiere discernimiento y empatía –ponerse en el lugar del otro¿Por qué solidaridad? Solidaridad, porque es lo justo, porque todos vivimos en una sociedad, porque todos necesitamos de todos, porque todos estamos juntos en este barco de la civilización; porque somos seres humanos, iguales en dignidad y derechos.