REDESCUBRIR EL CATOLICISMO Padre Ron Rieder, Pastor de la Iglesia de San Pedro y San Pablo en Huntington, Indiana Somos lo que hacemos Nos convertimos en lo que celebramos En los últimos quince años me he convencido de estas cosas: 1. Hay una genialidad en el catolicismo, si nos tomáramos tiempo e hiciéramos el esfuerzo de explorarlo humildemente 2. No hay nada equivocado con el catolicismo que no pueda ser arreglado por lo que es correcto en el catolicismo 3. Si tú y yo no somos parte de la solución, somos parte del problema 4. Si sesenta y siete millones de católicos en los Estados Unidos dieran un paso adelante, algo increíble pudiera suceder Entonces, decidámonos, este momento, ahora, y empecemos a explorar la genialidad de nuestra fe, para que seamos parte de la solución y demos un paso adelante. El grito de ayuda: ¡No me digas, demuéstrame! Quieren encontrar a alguien, a cualquier persona, aunque sea uno solo, que lleve una vida auténtica; alguien que sus palabras se hallen respaldadas por la autoridad de sus acciones. Alguien que se esfuerce humilde y heroicamente en vivir lo que es correcto, verdadero y noble, en medio de la adversidad de este entorno moderno. Están hambrientos de constar un ejemplo de coraje de una vida auténtica, vivida a plenitud en estos días de nuestros tiempos, en medio de tanto hipócrita. Pero no cesan de llamarnos desde un rebaño sin pastor, que espera ser alimentado por los pastos de amabilidad, compasión, generosidad, perdón, aceptación, libertad y amor. Pasamos mucho tiempo preocupándonos por trivialidades irrelevantes relativas a asuntos controversiales y sensacionales, sin preguntarnos por lo esencial acerca de nuestra corta existencia en la tierra. Parecería que seguimos las filosofías que ya había apuntado Mateo: ¿Queremos construir sobre la roca del hombre sabio o en la arena del tonto inútil? Estamos atestiguando tres grandes filosofías en el esquema del mundo actual: Individualismo, Hedonismo y Minimalismo. Individualismo: el individuo por encima de la sociedad y por encima de la dignidad y el sufrimiento del resto del conglomerado social. La pregunta que les domina en su monólogo íntimo es ¿qué es lo que hay allí para mí? Y punto. El cáncer desatado. Los derechos de un individuo elevados por encima de los derechos del conjunto de la sociedad. Ahí está una corte de California eliminando el uso de “Dios” por ser ofensivo a un individuo, pero en detrimento de la colectividad, sin importar el bien o el mal. Todo el servilismo en desmedro de debilitar los derechos de la Iglesia, del Estado, de cualquier autoridad. Todo en nombre de la bandera de una falsa libertad. La noción adolescente y falsa de que la libertad es la oportunidad de hacer lo que a ti te complazca, donde sea, sin la interferencia de persona o partido. ¡Esto no es libertad! (Es libertinaje oficial). Los frutos del individualismo ya lo sabemos: codicia, egoísmo, egocentrismo, autarquismo, explotación, tiranía, pisoteo de la dignidad del ser humano. Caos total en el día que a cada uno se nos ocurra embanderar el individualismo. Hedonismo: “El placer como bien supremo”. Este viejo impostor ha seducido y engañado a las generaciones presentes. La gente parte de la falsa premisa de que son nuevos y diferentes, siendo como son en realidad representantes de ideologías caducas y fracasadas del pasado. Siempre que ha aparecido el hedonismo ha producido individuos ociosos, lujuriosos, glotones, y ha contribuido a la desaparición de cada cultura y subcultura, como el caso del Imperio Romano. El hedonismo no es una expresión de libertad sino un pasaporte desenfrenado de esclavitud de adicciones y antojos desmedidos. Al final, solo produce desesperación y desolación. Minimalismo: El mínimo esfuerzo por la mayor recompensa, cierran el círculo pernicioso de las filosofías del mundo actual, junto con la codicia del individualismo y la lujuria del hedonismo. El minimalista siempre busca ejercer el mínimo esfuerzo para recibir la máxima recompensa. “El vivo vive del tonto y el tonto de su trabajo”. A pesar de ser vago, reclama las mejores notas. Los signos del tiempo han minado los valores familiares de la sociedad moderna. La manipulación y destrucción del núcleo familiar, a base de subsidios, prebendas, adulos. De ahí la escalada gigante de la corrupción como nunca antes se había visto. Solo en Estados Unidos el aborto ha causado más muertes que el holocausto nazi. Adolescentes disparando a muchachos y a profesores; chicos asesinando a sus padres y matándose entre ellos. El minimalismo es el enemigo de la excelencia y el padre de la mediocridad. Es la enfermedad de nuestros tiempos de facilismo que ha infectado cada aspecto de nuestra vida en sociedad, y lamentablemente hace aspavientos a nuestra Iglesia. Estos tres monstruos destruyen a cada individuo y a la comunidad que los adopta y practica. Son filosofías autodestructivas de alma, mente, corazón y espíritu de vida. La crisis del mundo moderno es una crisis de ideas.