(Extrema) derecha ya ?tiene (otro) candidato

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(Extrema) derecha ya ?tiene (otro) candidato
Crónica
Si el panorama parecía cargado hacia el
conservadurismo en las opciones electorales,
desde el viernes 13 hay otra opción que lo
inclina más hacia la derecha. Se trata de una
añeja alianza renacida entre exmilitares
contrainsurgentes, industriales y libertarios “de
línea dura”: el Frente de Convergencia
Nacional (FCN), del general (r) José Luis
Quilo Ayuso, y su presidenciable, Ricardo
Sagastume Morales.
Martín Rodríguez Pellecer
16 05 11
Les preguntaron si militarizarán el Estado.
Respondieron que serán “estrictamente
estrictos con la ley”.
Es a partir de la transición a la democrática
cuando parece todo haberse desplomado, de
lo maravilloso que fue un día. “En los últimos
25 años se han robado todo el dinero del país”.
Si el panorama parecía cargado hacia el
conservadurismo en las opciones electorales,
desde el viernes 13 hay otra opción que lo
inclina más hacia la derecha. Se trata de una
añeja alianza renacida entre exmilitares
contrainsurgentes, industriales y libertarios “de
línea dura”: el Frente de Convergencia
Nacional (FCN), del general (r) José Luis
Quilo Ayuso, y su presidenciable, Ricardo
Sagastume Morales.
Entrar al salón del Camino Real era como un
viaje en el tiempo a los años 70 de las
dictaduras guatemaltecas. Todos los hombres
en la tarima y en el público de pelo corto bien
peinado, gomina de sobra y caminos a un
costado, lociones de tatarabuelo. Ningunos
converse, ningún despeinado, nada fashion,
muy poco arte.
Aunque nadie lo esperaba en el debate
público, ellos presentaban a su candidato
como si fuera algo teleológico, como si fuera
el gallo tapado para ser electo por arte de
magia como el próximo presidente de los
tiempos dictatoriales. “El problema no son las
elecciones, sino las generaciones. Esto no es
una alianza electoralista”, iniciaba el
empresario industrial Sagastume Morales,
hasta la semana pasada el abogado más
opositor al divorcio presidencial. Eso a pesar
de que reconoció que no tenía mucha idea de
quiénes eran los que ocupaban la mitad del
salón o que se inscribía con el FCN porque
era un vehículo político reconocido.
La presentación del plan de Gobierno fue
sintética. “Que ningún niño se muera de
hambre”, y aplaudida como banda marcial,
obediente, no deliberante. Y la explicación de
los detalles del plan llena de cacofonía. Les
preguntaron si militarizarán el Estado.
Respondieron que serán “Estrictamente
estrictos con la ley”. Les preguntaron varias
veces por su ideología. “Transparencia y
honestidad”. Se presentaron como “ni de
izquierda ni de derecha”, “porque el país no
necesita más peleas”.
Quizás deberían haber simplificado y dicho
que lo que le sobraba al país era debate
democrático o ideas progresistas en el
ambiente. “El sector privado debe encontrar
las mejores condiciones”. “Que la buena gente
administre nuestro país”. “Por estos niveles de
violencia es que decidimos participar”.
Les recordaron en otra de las preguntas
desde el público (sólo por escrito y sin
oportunidad de alzar la mano para cuestionar
o repreguntar) que su convergencia no era
sino de exmilitares, industriales y libertarios,
de la derecha más recalcitrante y no
convergían nadie más en él. Armado de la
Torre, el gurú marroquiniano, estaba presente
y muy atento. Respondieron que lo integran
ciudadanos guatemaltecos honestos,
valientes, que odian los privilegios. Definieron
qué es ser radical de derechas en el siglo XXI:
“Somos respetuoso de la ley; si eso es línea
dura, seremos línea dura. Soy respetuoso del
derecho; si eso es línea dura, soy línea dura”,
argumentó Sagastume seguido de otra tanda
de aplausos.
Color había en el salón. El logo del FCN, que
antes tenía el también pintoresco y amplio
nombre de Partido Socialdemócrata, parecía
enmarcado en el siglo XX con su bandera
rojo, azul y blanco. Las mujeres que más
resaltaron, a diferencia de algunos incipientes
vientos de equidad de género, fueron las
edecanes, de cabellos claros y largos, muy
guapas todas. Leyendo preguntas, invitando a
pasar, con muchas sonrisas y poco espacio
para argumentos o propuestas.
Oda a los viejos tiempos
En el análisis binario de este nuevo Frente, de
“buenos guatemaltecos” y “malos
guatemaltecos”, de “buenos tiempos” y “malos
tiempos”, fue acompañado durante todo el
acto de una nostalgia profunda por los
tiempos “de antes”, de los regímenes
militares. Y un anhelo por regresar a ellos,
para que “podamos ir libres por nuestras
casas, nuestras fincas y logremos un
despegue económico”.
Es a partir de la transición a la democrática
cuando parece todo haberse desplomado, de
lo maravilloso que fue un día. “En los últimos
25 años se han robado todo el dinero del
país”. “El ejército es una de las pocas
instituciones con credibilidad. No le han
permitido regresar a la función de la defensa
de la soberanía. No hay quién de nuestras
instituciones que lo haga”.
Atento a la perorata estaba Quilo Ayuso, líder
de la Asociación de Veteranos Militares de
Guatemala (Avemilgua), fundada en 1995, al
año siguiente de haber sido despedido como
jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional
por el entonces presidente Ramiro de León
Carpio.
Sagastume despotricó contra los familiares de
los políticos en contienda, contra las
transferencias monetarias condicionadas, a
favor de dar todas las ventajas a los
empresarios y a dejar de un lado el miedo.
El punto orgásmico fue cuando se mencionó a
la afrenta mayor al legado en el sistema de
seguridad y justicia de los ochentas: la
Comisión Internacional contra la Impunidad en
Guatemala (Cicig). “¡No necesitamos ninguna
instancia internacional que venga a decirnos
lo que ya sabemos hacer!”. Y el público rugió,
se entregó, aplaudió, gritó, se levantó de sus
asientos, sintió cómo por un segundo, al
menos en un salón del país, con dos
centenares de correligionarios, el tiempo se
detenía, esa modernización, esos derechos
humanos y esa democratización tan nociva,
tan libertina, tan estúpida, que toda ella
retrocedía para reinstaurar el camino que la
decencia manda.
“No tengamos miedo”, repetía y concluía
Sagastume. “No tengamos miedo”, quizás
sabiondo de que tendrán que enfrentarse a la
realidad al salir del salón, en donde será un
milagro si logran sobrevivir como partido
alcanzando una diputación o el cinco por
ciento de los votos presidenciales. Caetano
Veloso nos esperaba en el pasillo del hotel
para sacarnos del viaje onírico del viernes 13.
Notas Relacionadas:
Ricardo Sagastume Vidaurre
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