LA AMBICIÓN NO ES MALA. Autor: Juan Sebastián

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LA AMBICIÓN NO ES MALA.
Autor: Juan Sebastián Celis Maya
Muchas veces me encuentro con gente que
confunde la palabra ambición con algo malo.
Y desde pequeños se nos ha enseñado que no
debemos ser ambiciosos, que no debemos
querer más de lo necesario y que incluso
debemos ser “humildes”.
Como si la humildad significara ausencia de
abundancia, o simplemente pobreza. La verdad
nunca he estado de acuerdo con esta
concepción.
Recientemente me encontré con un artículo en Wikipedia en español que hablaba
sobre la ambición como algo que dañaba al ser humano, como un sentimiento malo
y perverso que podría surgir en nuestras mentes cuando buscamos querer más y
que peor aún, que con este sentimiento dañábamos a los demás.
Sólo hay un pequeño problema con esto. Están confundiendo la ambición con la
avaricia y la codicia.
SON COSAS MUY DIFERENTES. Y si no lo sabías, hoy quiero hablar un poco de
ello, y darte una nueva visión para que, no sólo conozcas la verdadera definición de
ambición, sino para que esta te deje de limitar en el ámbito financiero y personal de
vida como lo ha venido haciendo hasta ahora seguramente.
LO QUE LA AMBICIÓN NO ES: La ambición no es el deseo ciego por obtener fines
como la riqueza sin importar los medios. Una persona ambiciosa no pasará por
encima de los demás para lograr sus objetivos y de hecho muchas veces sus
deseos y sueños también están orientados a beneficiar a otros.
La ambición no es el deseo de crecer indiscriminadamente o de crecer por crecer.
Es más bien un deseo que como seres humanos e incluso como animales tenemos
de buscar protección, seguridad y bienestar. Y si existe alguna manera de gestionar
estos fines y amplificarlos, es a través de la ambición que puede lograrse.
Dejemos de confundir la ambición con defectos que tienen las personas, en el
pasado era muy común escuchar que alguien ambicioso debía ser castigado o que
estaba cometiendo pecado, pero no es porque ahora ya la ambición se haya
convertido en algo bueno, sino que desde siempre se ha tenido esta palabra en un
muy mal y equívoco concepto.
Un buen ambicioso requiere de una gran causa que lo guíe a través de la
adversidad, que le permita superar todo tipo de obstáculos y seguir con la frente en
alto. ¿Cómo podría lograrse esto sin ambición?
¿Crees que podrías lograr una meta grande y beneficiosa si no tuvieses un deseo
ardiente por lograrla?, quienes son ambiciosos con cosas malas en realidad no son
ambiciosos. Y si se trata del dinero, peor aún.
Lo que pasa es que por algún extraño motivo la sociedad no quiere que
progresemos y nos quiere encajonar siempre dentro de sus sistemas que por cierto
difícilmente funcionan bien para la mayoría de nosotros. Y luego nos preguntamos
en qué es lo que fallamos.
Si esto te suena familiar, que bueno que estés leyendo este artículo y que estés en
este blog, aquí aprenderás a abrir tus ojos y a alejarte de estas malas influencias
que lo único que hacen es (consciente o inconscientemente) querer alejarte de tus
sueños y aspiraciones.
Y ENTONCES… ¿QUÉ ES LA AMBICIÓN? La ambición realmente puede tratarse
como el deseo de obtener algo en grande, de tal manera que como seres humanos,
llegamos a fijarnos metas ambiciosas, refiriéndonos con esto al hecho de querer
lograr superar nuestras propias expectativas. La ambición es el deseo por superarse
y llegar mucho más lejos. Provee la motivación y determinación necesaria para
lograr objetivos y metas en la vida.
La ambición es el motor de los emprendedores, de las personas de éxito y de
quienes han llegado lejos alguna vez en la vida.
Si la primera persona que llegó a la cima del Everest no hubiese sido ambiciosa,
quizás nunca hubiese llegado allí. Y como este tendríamos miles de ejemplos
válidos, pero creo que captas la idea.
Lo importante es que no confundas la ambición con la avaricia y la codicia, que
respectivamente son: una inclinación o deseo desordenado de placeres o de
posesiones y un afán excesivo de riquezas, sin necesidad de querer atesorarlas.
Es muy diferente cuando decimos que la ambición se trata de querer lograr más,
llegar más lejos, vivir mejor, beneficiar a más personas… etc.
Cada que yo escucho que alguien confundo este término inmediatamente procedo
a corregirlo, porque el problema es que si tenemos una mentalidad de que la
ambición es mala caeremos en el conformismo, el mayor limitante del éxito en
nuestras vidas.
No deberíamos ser víctimas de nuestras propias palabras, o más bien de nuestra
propia ignorancia con respecto a ella, sabiendo esto te darás cuenta de que eres
ambicioso, y de hecho puedes y deberías serlo, el día en que pierdas tu ambición,
ese día podrás perder el rumbo al éxito y toda esperanza de llegar lejos alguna vez.
La ambición debería ser la propulsión que mueva los motores de tu vida, y debería
ayudarte a conseguir tus ideales de una manera que no perjudiques a nadie, o que
más bien beneficies a muchos.
Muchos proyectos son ambiciosos, e incluso proyectos filantrópicos, por lo que me
parece simplemente risible el hecho de pensar que las personas han encajado esta
palabra dentro de lo que consideran malvado.
Creo que uno de los principales culpables es la religión, pues ellos se enfocan
mucho en enseñar que debemos ser humildes.
Otra palabra que hay que tomar con pinzas. La humildad NO ES POBREZA. Una
persona rica, abundante y exitosa puede ser humilde. La humildad y la ambición
pueden encontrarse en una misma mentalidad y reforzarse la una a la otra para
crear abundancia y beneficiar a los demás seres humanos.
No confundamos la ambición con la avaricia y la codicia, pues a estas no les importa
los fines con que se llegue a la riqueza, y estas son la base de las personas que
practican la ilegalidad y los actos de violencia contra otros.
Incluso políticos tiranos podemos decir que son avariciosos y codiciosos pues rara
vez les importa por cuánta gente pase por encima. Pero tú puedes ser ambicioso
con tus proyectos de vida, puedes desear ganar más dinero (en este caso recuerda
que el dinero no debería ser un fin, sino un medio), puedes desear tener una mejor
vida, tener mejores cosas, brindarle lo mejor a tus hijos… Etc. Y no por esto
deberías ser castigado.
Espero que comprendas la diferencia y que a partir de ahora me ayudes a enseñar
a los demás que la ambición no es mala, que podemos aspirar a ser mucho más
grandes sin miedo. Eso sí, siempre buscando no herir a nadie en el camino y
brindando felicidad y bienestar a todo ser como sea posible.
“Las personas
ambiciosas son
quienes más
consiguen, También
quienes más pueden
perder”.
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