Un comentario médico a la aprobación de la RU–486. Antonio Pardo Departamento de Bioética, Universidad de Navarra. Revista de Medicina de la Universidad de Navarra, 1998;42(4):226-7. Ante la noticia de que la Comisión del Congreso ha aprobado la comercialización en España de la RU–486, la píldora abortiva, para su empleo hospitalario en España, he sentido la curiosidad de recabar los detalles técnicos de dicho producto. Los he encontrado en la primera búsqueda realizada en Altavista, en la dirección http://www.nrlc.org/abortion/asmf6.html, como un capítulo de “Abortion: Some Medical Facts”. Como es muy breve y bien documentado, paso a traducirlo a continuación: «Aunque muchas personas piensan solamente en la RU–486, la llamada “píldora de aborto francesa”, la técnica de la RU–486 emplea realmente dos poderosas hormonas sintéticas cuyos nombres genéricos son mifepristona y misoprostol1 para inducir abortos químicamente en mujeres embarazada de cinco a nueve semanas2. El procedimiento de empleo de la RU–486 requiere por lo menos tres visitas a un establecimiento donde practiquen el aborto3. En la primera visita, la mujer es sometida a un examen físico, y si no tiene ninguna contraindicación obvia (“señales de alerta” como fumar, asma, presión arterial alta, obesidad, etc., que podrían hacer mortal la droga4), se toma los comprimidos de RU– 486. La RU–486 bloquea la acción de la progesterona, la hormona natural vital para mantener el rico recubrimiento nutritivo del útero. El niño en vías de desarrollo muere por inanición conforme el recubrimiento nutritivo se desintegra5. En una segunda visita, 36 a 48 horas después, la mujer recibe una dosis de prostaglandinas artificiales, normalmente misoprostol, que desencadena contracciones uterinas y normalmente causa que el niño en estado embrionario sea expulsado del útero6. La mayoría de las mujeres aborta en la clínica durante el periodo de espera de 4 horas, pero aproximadamente el 30% abortan después en casa, en el trabajo, etc.7, incluso hasta 5 días después8. Una tercera visita, aproximadamente 2 semanas después, determina si el aborto ha ocurrido o si es necesario un aborto quirúrgi1 Según Andrea Sachs, a causa de estos nombres genéricos, la técnica RU–486 se denomina a veces método “M & M”. “Abortion Pills on Trial,” TIME, December 5, 1994, p. 45. 2 Étienne–Émile Baulieu, M.D., Ph. D., “1993: RU 486 –– A Decade on Today and Tomorrow,” en Clinical Applications of Mifepristone (RU 486) and Other Antiprogestins, Institute of Medicine, eds. Molla. S. Donaldson et al (Washington, D.C.: National Academy Press, 1993), p. 92–96. Aunque Baulieu, creador de la píldora abortiva, recomienda su empleo hasta las nueve semanas, los ensayos llevados a cabo en Estados Unidos han mostrado que el método es considerablemente menos efectivo después de la séptima semana, según explica Carol Jouzaiis, “Abortion Pill Clinic Tests Drawing to a Close in U.S.,” Chicago Tribune, Wednesday, August 30, 1995, p. 1. 3 The Population Council of New York, Release, October 27, 1994, p. 3. El Population Council es la entidad que ha llevado a cabo los ensayos de la RU–486 en los Estados Unidos. El sistema, en Francia, donde el producto fue inicialmente desarrollado y aprobado, implica un total de cuatro visitas, añadiendo una semana adicional para la reflexión antes de tomarse los comprimidos (Diane Gianelli, “RU 486 effective, not problem–free,” American Medical News, April 12, 1993, p. 25. 4 Véase Janice G. Raymond, Renate Klein, Lynette J. Dumble, RU 486: Misconceptions, Myths, and Morals (Cambridge, MA: Institute on Women and Technology, 1991), pp. 17, 34, 35; y Beatrice Couzinet, M.D., et al, “Termination of Early Pregnancy by the Progesterone Antagonist RU 486 (Mifepristone),” New England Journal of Medicine Vol. 315 (December 18, 1986), p. 1565; Louise Silvestre, M.D., et al, “Voluntary Interruption of Pregnancy with Mifepristone (RU 486) and a Prostaglandin Analogue,” New England Journal of Medicine, Vol. 322 (March 8, 1990), p. 645. 5 Raymond, Klein, and Dumble, Misconceptions, citado en la nota 4, pp. 57–62. 6 André Ulmann, et al, “Medical Termination of Early Pregnancy With Mifepristone (RU 486) Followed By A Prostaglandin Analogue,” Acta Obst. Gyn. Scand., Vol. 71 (1992), pp. 280–281. 7 Population Council, Release, citado en la nota 3, p. 3. 8 Gianelli, “RU 486 effective...” citado en la nota 3, p. 25. co para completar el procedimiento (5 a 10% de todos los casos).9 Hay varios efectos secundarios serios documentados asociados con los abortos provocados con la combinación RU–486/prostaglandina, que incluyen una hemorragia severa10 (de hasta 44 días11), náuseas, vómitos12, dolor13, e incluso la muerte. Por lo menos una mujer en Francia murió mientras que otras sufrieron crisis cardíacas graves a raíz de la aplicación de la técnica14. En los ensayos clínicos llevados a cabo en Estados Unidos en 1995, una mujer casi falleció después de haber perdido la mitad de su sangre y de haber requerido cirugía de urgencia15. Los efectos a largo plazo de este producto no han sido estudiados todavía suficientemente, pero hay razones para creer que la RU–486 no sólo puede afectar el embarazo en curso de una mujer, sino también sus embarazos futuros, induciendo potencialmente abortos espontáneos o causando malformaciones severas en sus siguientes hijos16.» Hasta aquí la traducción del artículo de Internet. Y aquí comienzan mis dudas profesionales. Como profesor que ha impartido clases de ética profesional a farmacéuticos, he enseñado insistentemente que los medicamentos deben ser eficaces, con unos efectos secundarios mínimos y, dentro de lo posible, baratos, pues, independientemente de que los costee la Seguridad Social o el paciente, el costo global repercute inexorablemente sobre la sociedad. Sorprendentemente, la aprobación de la RU–486 va en contra de todos estos principios, básicos en la comercialización de nuevos productos que tengan relación con la salud: la RU–486 es de eficacia inferior a los procedimientos habituales de aborto, causa numerosos efectos secundarios (que provocarían el rechazo inmediato de cualquier otra propuesta de medicamento que los ocasionara), y exige más atención médica que un aborto ordinario, con el consiguiente aumento de costos. No soy partidario del aborto, pues pienso que existen soluciones más humanas, que al parecer ninguno de nuestros administradores desea poner en marcha seriamente, con eso que se llama voluntad política (ayudas a la mujer embarazada con problemas del tipo que sean). Pero, independientemente de esta opinión personal, se me ocurre preguntarme: ¿Qué ha movido a la Comisión a aprobar este producto? ¿Algún pacto político? Si es así, los partidarios de su aprobación, ¿se han dado cuenta de que hacen un flaco favor a las mujeres? Las mujeres presentes en la Comisión, ¿no han sido capaces de defender sus derechos y se han dejado pisotear por un programa político? Cada vez que considero el asunto, menos lógica le encuentro. 9 Élisabeth Aubeny y É. É. Baulieu, “Contragestion with Ru 486 and an orally active prostaglandin,” C.R. Acad. Sci. Paris (III), Vol. 312 (1991), pp. 539–545, obtuvieron una tasa del 95% de abortos completos en mujeres con 49 days de amenorrea o menos. Carolyn McKinley, et al, “The effect of dose of mifepristone and gestation on the efficacy of medical abortion with mifepristone and misoprostol,” Hum. Reproduc., Vol. 8 (1993), pp. 1502–1503, obtuvieron una tasa del 89.1% de abortos completos en mujeres con 50 a 63 días de amenorrea. 10 UK Multicentre Trial, “The efficacy and tolerance of mifepristone and prostaglandin in first trimester termination of pregnancy, B.J. Obst. & Gyn., Vol. 97 (1990), pp. 480–486. 11 Mary W. Rodger y David T. Baird, “Blood loss following a prostaglandin analogue (Gemeprost)” Contraception, Vol. 40 (1989), pp. 439–447. 12 Population Council, Release, citado en la nota 3, p. 3. 13 McKinley, et al, “The effect of dose of mifepristone...,” citado en la nota 9, p. 1504. 14 Alan Riding, “Frenchwoman’s Death is Linked To Abortion Pill and a Hormone,” New York Times, April 10, 1991, p. A–10. 15 Mark Louviere, M.D., “Group lied when it said ‘abortion pill’ test resulted in no complications,’ Waterloo Courier, September 24, 1995, p. F3. Véase también Tom Carney, “‘Abortion pill’ test goes awry for one patient,” Des Moines Register, September 21, 1995, pp. 1M, 5M. 16 Raymond, Klein, and Dumble, Misconceptions, cited in note 5 , pp. 71–79.