Ejercicios. Renacimiento Soneto XXIII En tanto que de rosa y azucena se muestra la color en vuestro gesto, y que vuestro mirar ardiente, honesto, con clara luz la tempestad serena; y en tanto que el cabello, que en la vena del oro se escogió con vuelo presto por el hermoso cuello blanco, enhiesto, el viento mueve, esparce y desordena; coged de vuestra alegre primavera el dulce fruto antes que el tiempo airado cubra de nieve la hermosa cumbre. Marchitará la rosa el viento helado, todo lo mudará la edad ligera por no hacer mudanza en su costumbre. (Garcilaso) Égloga I Corrientes aguas, puras, cristalinas, árboles que os estáis mirando en ellas, verde prado de fresca sombra lleno, aves que aquí sembráis vuestras querellas, hiedra que por los árboles caminas, torciendo el paso por su verde seno; yo me vi tan ajeno del grave mal que siento, que de puro contento con vuestra soledad me recreaba, donde con dulce sueño reposaba, o con el pensamiento discurría por donde no hallaba sino memorias llenas de alegría. Y en este mismo valle, donde agora me entristezco y me canso, en el reposo estuve ya contento y descansado. ¡Oh bien caduco, vano y presuroso! Acuérdome durmiendo aquí algún hora, que despertando, a Elisa vi a mi lado. ¡Oh miserable hado! ¡Oh tela delicada, antes de tiempo dada a los agudos filos de la muerte! Más convenible fuera aquesta suerte a los cansados años de mi vida, que es más que el hierro fuerte, pues no la ha quebrantado tu partida. ¿Dó están agora aquellos claros ojos que llevaban tras sí, como colgada, mi alma doquier que ellos se volvían? ¿Dó ésta la blanca mano delicada, llena de vencimientos y despojos que de mí mis sentidos le ofrecían? Los cabellos que veían con gran desprecio el oro, como a menor tesoro, ¿adónde están? ¿adónde el blando pecho? ¿Dó la columna que el dorado techo con presunción graciosa sostenía? Aquesto todo agora ya se encierra, por desventura mía, en la fría, desierta y dura tierra. Quién me dijera, Elisa, vida mía, cuando en aqueste valle al fresco viento andábamos cogiendo tiernas flores, que había de ver con largo apartamiento venir el triste y solitario día que diese amargo fin a mis amores? El cielo en mis dolores cargó la mano tanto, que a sempiterno llanto y a triste soledad me ha condenado; y lo que siento más es verme atado a la pesada vida y enojosa, solo, desamparado, ciego, sin lumbre en cárcel tenebrosa. (Garcilaso) 1.- Comenta el retrato idealizado que hace Nemoroso de Elisa en la Égloga: rasgos que menciona, cualidades que le atribuye y recursos expresivos que resaltan el sentimiento del enamorado (interrogaciones retóricas) y la belleza de la amada (adjetivos, símiles y metáforas). 2.- Nemoroso cambia frecuentemente el tono de su queja. Destaca cómo resaltan la desesperación y el dolor los usos expresivos de la entonación. 3.- Las quejas de Nemoroso se basan en el contraste entre el antes y el ahora, la alegría y el dolor. Explica cuáles son las causas de estos dos estados de ánimo y cómo describe el pastor su situación actual y la de otro tiempo. 4.- ¿A qué cárcel se refiere Garcilaso al final de la égloga? 5.- Mide el soneto XXIII y señala su esquema métrico. 6.- Señala las metáforas que utiliza Garcilaso en este soneto para destacar la belleza de la mujer. Compáralas con las de la égloga. 7.- El soneto se compone de dos cuartetos y dos tercetos. Es frecuente que el poeta exponga el tema, describa la situación, etc. en los cuartetos y deja la conclusión, el consejo o la reflexión para los tercetos. Fíjate si ocurre esto en este soneto de Garcilaso. 8.- Señala los tópicos literarios que encuentres en estos poemas. Oda en la Ascensión ¡Y dejas, Pastor Santo tu grey en este valle hondo, oscuro, con soledad y llanto! Y tú, rompiendo el puro aire, te vas al inmortal seguro. Los antes bienhadados, y los ahora tristes y afligidos, a tus pechos criados, de ti desposeídos, ¿a dó convertirán ya sus sentidos? ¿Qué mirarán los ojos que vieron de tu rostro la hermosura, que no les sea enojos? Quien oyó tu dulzura, ¿qué no tendrá por sordo y desventura? Aqueste mar turbado ¿quién le pondrá ya freno? ¿quién concierto al viento fiero airado? Estando tú encubierto, ¿qué norte guiará la nave al puerto? ¡Ay! nube, envidïosa aun de este breve gozo, ¿qué te aquejas? ¿Do vuelas presurosa? ¡Cuán rica tú te alejas! ¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas! 1.- Resume brevemente el contenido de este texto de fray Luis de León 2.- Mide los versos y di qué tipo de rima tienen. 3.- Señala los símbolos que aparecen en esta oda y di su significado. 4.- ¿En quién se convierte fray Luis para invocar a Cristo?