Call Center

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Cartilla
LA
BORAL
Call Center
Un tipo de trabajo postindustrial
1
1.-Descripción del negocio
Estas empresas disponen de una serie de trabajadores cuyos empleadores llaman agentes
y que se dedican a atender (inbound) o a realizar (outbound) llamadas telefónicas o incluso ambas tareas, con diversos objetivos, tales
como atención a clientes, atención de reclamos, asistencia o soportes técnicos, encuestas
o telemarketing, entre otros.
Como la actividad de estas empresas se centra
en la realización o recepción de llamadas telefónicas, el control de la información que está
relacionada con éstas es vital, tanto para vigilar las actividades al interior de la empresa,
como para ofertar sus servicios a otras compañías. En este sentido, las dimensiones que son
tomadas en cuenta son el número de llamadas
recibidas y realizadas, duración y contenido de
éstas, tiempos medios, tiempos de respuesta,
disponibilidad de agentes.
Para distinguir la diferencia
entre la producción industrial
y postindustrial se debe analizar
no sólo lo que se produce, sino
que la nueva forma en que se
produce.
Organizativamente los callcenters, en su mayoría, están formados por: a) Gerente general
b) distintas subgerencias, c) jefes de plataformas, d) supervisores, e) team líder y f) teleoperadores. Es usual que un supervisor tenga
a cargo un grupo de agentes telefónicos. Igualmente existen los especialistas en datos o de
suministro de información estadística, que
sirven de insumo para una mejorar la competitividad del negocio, que ejercen una especie
de asesoría para la lograr una eficacia El total
de trabajadores que la empresa reconoce es
de 70.000. Aunque se estima que la cantidad
de trabajadores asociados a empresas contratistas o subcontratistas, la haga superar las
150.000 fuentes laborales dependientes de la
producción de su capital.
GERENTE
GENERAL
2
Esta actividad, símbolo de la
flexibilidad, tanto geográfica como laboral, comenzó a
masificarse cuando grandes
empresas de los países desarrollados decidieron contratar
servicios telefónicos de atención al cliente en países cuyas
principales características en
materia laboral son el bajo costo
de la mano de obra y un crecimiento de la capacidad tecnológica. En
un primer momento estos capitales pusieron sus ojos en India, pero
desde hace poco más de una década,
países de Latinoamérica con relativa estabilidad, como Perú, Colombia,
Uruguay y Chile han sido los principales
mercados para su arribo.
tratos; son tierra fértil para la emergencia
de estas empresas.
2)
Factores educacionales. Los estudiantes universitarios son la fuente más importante de reclutamiento de trabajadores
de callcenters, aunque no la única. Personas
egresadas de enseñanza media, con un grado mínimo de conocimientos informáticos y
tecnológicos o, si se quiere, alfabetizados
digitalmente, son también potenciales trabajadores para estas compañías. Esta es una
decisión estratégica en la formación de la
fuerza de trabajo de un callcenter, debido
a su bajo costo, poca experiencia y docilidad
a la hora de aplicar condiciones de trabajo
flexibles.
Los principales factores que son tomados en cuenta a la hora de decidir la
instalación de este tipo de empresas
en los países de la región han sido los
siguientes:
1)
Factores laborales. La tasa de
desempleo del país no debe ser muy
baja ya que se necesita contar con una
alta población de personas, principalmente jóvenes, para reclutar y entregar continuidad de fuerza de trabajo,
para que se asegure el flujo constante
de trabajadores, los cuales, en general,
son mujeres jóvenes, estudiantes con
horarios flexibles o trabajadores de
tiempo parcial. Las condiciones de trabajo flexible, relacionadas con las jornadas, los salarios, contratos y subcon-
3
aquello (saludar, presentarse, realizar preguntas
de rigor, solucionar problemas o derivar la
llamada cuando es necesario, despedirse,
indicar nuevamente su nombre y agradecer de
parte de la empresa mandante el llamado; son
parte de este prototipo para la relación con el
cliente). No está demás decir que estas llamadas
están siendo permanentemente monitorizadas,
tanto su cantidad, duración y contenido; este
monitoreo se puede realizar en detalle gracias
a que es el propio medio de producción de los
teleoperadores, es decir, la computadora, la que
almacena toda esta información que queda a
disposición de los supervisores para su posterior
evaluación.
Los callcenters son el mejor ejemplo del trabajo
postindustrial puesto que su surgimiento sólo
se puede dar en:
q Una era globalizada
q Con elevado desarrollo tecnológico
q Donde la información adquiere un carácter mercantil
q Y la subcontratación de servicios se transforma en una relación contractual normal y normada, pese a toda la
precariedad que ésta tiene en potencia.
Condiciones de trabajo
La gran mayoría de los
callcenters funcionan
durante todo
el año. Se
trabajan
las 24
horas
del día,
durante
los 7
días de la
semana y,
para cubrir
todos los
horarios,
pueden
llegar a existir hasta 50 tipos de
turnos, lo que habla del alto grado de flexibilidad
horaria de estas empresas.
En cuanto a los tipos de contrato, es común que
en estas empresas exista un periodo de prueba
con contratos de plazo fijo. En algunos casos
durante los dos primeros meses se realiza un
contrato por mes, posteriormente, a partir del
tercer mes, el contrato pasa a ser indefinido. En
otros casos puede existir un periodo de prueba
de un año, con dos contratos de plazo fijo de
seis meses y luego un contrato indefinido. Si
bien es común la contratación indefinida, esta
no necesariamente es sinónimo de estabilidad
laboral, lo que confirma las cifras que indican
que en Chile alrededor del 30% de este tipo
de contrato no supera el año de duración1,
relativizando la estabilidad que éste supone.
Por otro lado, ningún contrato indica cuál de
los 50 turnos son los que el trabajador debe
cumplir. Estos especifican la cantidad de horas
semanales de trabajo, el sueldo base y el detalle
de los bonos que conforman el resto de sueldo
final. Los turnos, generalmente, son asignados
a los trabajadores por los supervisores de
plataformas o, en el mejor de los casos, son
acordados entre ambas partes.
Durante la jornada laboral, cada tres horas se
le debe otorgar un descanso de 15 minutos al
trabajador. Esta normativa generalmente no es
cumplida debido, principalmente, al “encolamiento”
de las llamadas entrantes, las cuales no demoran
más de tres segundos en activarse, es decir
que cuando termina una llamada, el trabajador
tiene menos de tres segundos para estar listo
y atento para contestar la siguiente, siguiendo,
con amabilidad, una pauta establecida para
Con respecto a los salarios, estos son variables
por definición y dependen, en primer lugar de la
cantidad de horas trabajadas, lo cual conforma
Dirección del Trabajo, ENCLA 2008, Santiago, 2009, p. 46.
1
4
el sueldo base y, en segundo lugar, de las
tareas realizadas, evaluadas según las pautas
establecidas por la empresa, y que son la parte
del salario variable. Éstos, en el mejor de los
casos, alcanzan los $250.000 mensuales, aunque
tienden a agruparse en el rango que va entre los
150 y 200 mil pesos, con un valor hora-hombre
que varía entre los $800 y $1.300.
Los temas de la maternidad y salas cunas
son muy importante para los trabajadores de
callcenter puesto que, como se ha indicado, la
mayor parte de los empleados que se desempeñan
en estas empresas son mujeres jóvenes, en edad
fértil, o en muchos casos madres solteras. Al
respecto la presidenta de la FETRACALL indica
que las empresas cumplen con las normativas
legales que tienen relación, por un lado, con
la obligación de entregar el servicio de salas
cunas para los hijos menores de dos años de
las trabajadoras y, por otro, con aquellas que
tienen derecho a una hora para amamantar a sus
hijos, hasta que termine este periodo; solo y
siempre y cuando los trabajadores mismos estén
en permanente fiscalización, es decir, no existe
un acercamiento de parte de las empresas hacia
las madres para que éstas ejerzan sus derechos
sino que deben ser ellas o, en muchos casos, los
sindicatos, quienes se encarguen de “recordar”
a la empresa tales obligaciones.
a un empleado sin despedirlo, o sea, haciéndolo
renunciar para evitar pagar las indemnización
que el despido acarrea, la empresa lleva a cabo
métodos de hostigamiento que tienen que ver
con realizar cambios de turnos o de horas de
ingreso “sorpresas”, de los cuales se entera el
trabajador cuando llega a trabajar o cuando
se retira, al final de la jornada laboral que
supuestamente le correspondía. Esta práctica
se lleva a cabo ya que, contractualmente, en
la mayoría de los callcenters, si el trabajador
acumula 90 minutos de atrasos en 6 meses es
causal de despido.
En relación con las enfermedades físicas,
el lumbago y la tendinítis son propias de las
dinámicas laborales de estos trabajadores. Lo
reducido de su lugar de trabajo, el constante
digitar que deben llevar a cabo para llenar el
“historial” de lo que han dicho y escuchado en
cada llamada y las horas continuas, sin descansos,
que implica su jornada laboral, contribuyen a
esto.
Con respecto a la relación con los clientes, esta
no siempre es de las mejores, sobre todo en los
casos en que las llamadas están relacionadas con
la cobranza de alguna deuda o el reclamo de algún
tipo de problema con un servicio o producto que
la empresa mandante del callcenter entrega.
Cuando existen malos tratos de parte de los
clientes esto provoca problemas psicológicos,
de estrés y/o depresiones en los trabajadores.
Mensualmente, aproximadamente el 10% de
los trabajadores presenta una licencia médica
aludiendo estas problemáticas.
La voz del Capital
En síntesis, con este tipo de actividades
productivas, caracterizadas por la flexibilidad
absoluta, geográfica y laboralmente hablando,
cuya emergencia sólo es posible en un
contexto neoliberal, de desarrollo tecnológico
Las empresas también contribuye al estrés
laboral que sufre el trabajador ya que en
muchos casos, cuando se necesita desvincular
5
constante y acelerado, mercados altamente
transnacionalizados y países con políticas
tendientes a favorecer al capital, flexibilizar
la fuerza de trabajo y atomizar a los actores
sociales, con economías puestas en contra de
un desarrollo socialmente sustentable; nos
damos cuenta con la producción postindustrial
la sociedad del trabajo no ha llegado a su fin.
!
!
Para esta nueva configuración social, se hacen
cada vez más necesarios nuevos tipos de trabajos
que la soporten. Los callcenters están dentro
de esta categoría, puesto que el servicio que
entregan sus trabajadores es consumido justo
a tiempo por personas de cualquier parte del
mundo, pero a la vez son el soporte físico de
innumerables compañías que lucran con las
experiencias de consumo.
Hoy las compañías nacionales o transnacionales
instaladas en Chile, que optaron por externalizar
sus servicios de atención al cliente vía telefónica
lo hacen en algunas de las 60 empresas de
callcenters ubicadas en el país. Muchas de las
que aquí operan son transnacionales como Sitel,
Teleperformance, Transcom, ACS Multivoice,
Unísono o Atento; las cuales a su vez, muchas
veces, aumentan el nivel de subcontratación,
por medio de la contratación de trabajadores
a través de empresas colocadoras de personal
o creando otras razones sociales para este fin,
lo que desvirtúa la “clásica” relación triangular
de la subcontratación, derivando a una relación
de subcontratación poligonal.
Los trabajadores de callcenters son quienes
están del otro lado del teléfono cuando se
requiere contratar algún servicio, comprar un
producto o cuando fallan aquellas mercancías que
permiten el consumo experiencial; son la voz de
las marcas de diversas compañías, tales como
Coca-Cola, Movistar, Unilever, Microsoft, Nokia,
VTR, Vodafone, Repsol, Santander o Falabella;
son la contraparte del consumidor. A través de
ellos habla el Capital.
Los callcenter en Chile
A Chile, estas empresas, empezaron a llegar a
fines de los noventa. Atento S.A., de la mano de
Telefónica o, ahora, Movistar, el gigante español
de las telecomunicaciones instalado en América
latina desde comienzos de esa misma década; es la
primera empresa importante que llega en nuestro
país para exclusivamente prestar servicios de
este tipo, primero a la propia Telefónica, dueña
del casi el 30% de Atento, y posteriormente a
cualquier compañía que lo requiriera, dentro o
fuera de las fronteras nacionales.
Los sectores productivos donde las empresas de
callcenters prestan servicios son principalmente
las telecomunicaciones, abarcando el 34% de su
demanda; el sector financiero con un 33% y el
retail con 7%. De ellas, el 80% son nacionales
o, lo que a esta alturas pasa a ser un sinónimo,
transnacionales operando en el país, y el
20% son empresas que desde el extranjero,
principalmente España, contratan estos servicios
, donde trabajadores instalados en oficinas en
Chile prestan servicios a empresas y personas
Diario La Nación del Domingo 8 de Agosto de 2010.
2
6
¿A qué obedece esta realidad?
Aproximaciones para
una definición del trabajo
postindustrial
Las transformaciones neoliberales,
producidas a partir de la década de
los 70 del siglo XX, generaron las
condiciones para pasar de una sociedad
industrial a una de nuevo tipo, llamada
postindustrial donde el trabajo habría
dejado de tener la centralidad que tuvo
en la sociedad industrial.
Si antes el obrero hacía su trabajo en la
industria, se organizaba en sindicatos, se
constituía como clase trabajadora, vivía en
poblaciones obreras, al alero de las mismas
industrias donde se desempeñaba la
mayor parte de su vida productiva y,
en definitiva, su vida giraba en torno
a su trabajo. Hoy el trabajador tiene
una relación más bien fragmentada
e inestable frente a su trabajo, lo
que impacta negativamente en la
configuración de una identidad obrera
o de clase trabajadora. Los trabajadores
son más bien agentes nómades que
transitan de puesto de trabajo en puesto
de trabajo intentando adaptarse a los
vaivenes de una vida laboral inestable. En
definitiva, el trabajo ya no produciría la
vida, pues su importancia es secundaria,
ahora lo más importante es el consumo.
El modo industrial de organizar la
producción3
Estado Desarrollista. Este tipo de Estado fue
fundamental para los intentos de industrialización
en la región, la cual fue de carácter sustitutiva y se
replicó en un modelo de desarrollo de crecimiento
hacia dentro y dio paso a la configuración de un
marco institucional que canalizaba las demandas
de los trabajadores organizados frente a la
estructura de poder.
La organización del trabajo del periodo que
va desde los años 20 hasta fines de los 60 y
las políticas económicas keynesianas4 dieron
paso a la configuración del Estado de Bienestar
europeo o, para el caso latinoamericano, al
Para una definición más detallada del concepto ver Ricardo Antunes, ¿Adiós al trabajo? Ensayo sobre la metamorfosis y la centralidad del mundo del trabajo, Corez
Editora, Sao Paulo, 2001.
4
Al respecto ver Lucas Pacheco, Política Económica. Un enfoque desde la economía política, Editorial Letra Mía, Quito, 2004.
3
7
El Estado pasó a iniciar fuertes políticas
de defensa arancelarias del mercado. Esta
organización social propició la formación
de distintas clase sociales: burgueses o
empresarios y proletarios o trabajadores,
y también gracias a ella comienza a surgir
la burocracia estatal y, con esta, los
sectores medios que se identifican con
el Estado y vieron en él sus posibilidades
de futuro.
Los trabajadores cumplieron un rol
fundamental para la expansión económica
y, por lo mismo, alcanzaron diversos derechos
sociales como fueron la organización sindical,
el derecho a huelga y la seguridad social.
Surgieron grandes sindicatos industriales
que fueron un actor de gran peso político a
la hora en que el “Estado Protector” debía
tomar decisiones. El sindicalismo nacional se
consolidó como tal, puesto que se generaron
los canales institucionales que permitieron a las
organizaciones de los trabajadores negociar,
ahora legalmente, con la clase dominante.
Cómo Chile giró hacia el neoliberalismo:
cambios en el Estado e impacto en los
trabajadores
Para José Piñera, ideólogo neoliberal, “Chile es
un país paradigmático. [Pues] fue el primer país
tercermundista en emprender una revolución de
libre mercado”5 . El ajuste estructural llevado a
cabo en el país en la segunda mitad de la década
de los 70 se dio en un contexto latinoamericano
de crisis económica y fue promovido tanto
por el Banco Mundial (BM) como por el Fondo
Monetario Internacional (FMI) con el objetivo
de implementar el neoliberalismo como modelo
de desarrollo en la región. Para alcanzar tal
meta, la dictadura militar implementó una serie
de políticas de ajuste estructural que tenían la
intensión de, primero, “estabilizar” la economía
nacional a través de un “tratamiento de shock”6,
disminuyendo el gasto fiscal y desincentivando
la demanda interna por medio de la rebaja
en los salarios; y, segundo, abrir la economía
nacional, quitando el proteccionismo y dando
paso a una liberalización del mercado mediante la
promoción de las exportaciones, la desregulación,
5
José Piñera, Libertad, libertad mis amigos, http://www.josepinera.com/text/Libertad_libertad.pdf, Archivo electrónico, p. 4.4Al respecto ver Lucas Pacheco, Política
Económica. Un enfoque desde la economía política, Editorial Letra Mía, Quito, 2004.
6
Termino utilizado por Jorge Cauas, Ministro de Hacienda del periodo, citado por José Piñera en La revolución laboral en Chile, http://www.josepinera.com/text/revolucion_laboral.pdf, Archivo electrónico, p. 8.
7
Al respecto ver Daniel Núñez, El trabajo desregulado en Chile, 1990-2000. Crónica de la historia oculta de una década de desarrollo capitalista en Rolando Álvares y
Antonio Aravena (editores), Los trabajadores y la nueva cuestión social, Ical, Santiago, 2004, pp. 13 – 21.
8
La autorregulación del libre mercado deja atrás
al Estado, antes interventor y redistribuidor de
la riqueza –modelo ISI-, ahora acotado a un rol
macroeconómico, dedicado a “mitigar los ciclos
[de crisis] y lograr en cada momento el mayor
empleo posible de los factores productivos”8 ,
es decir, sostener, cuando ya no se soporte, la
anarquía que genera el mercado.
La desregulación del mercado del trabajo
es un factor estratégico para la instalación,
consolidación y profundización del neoliberalismo
puesto que la flexibilización laboral constituye
la condición, pero también el sello distintivo del
modelo neoliberal, pues sin ella el principio de los
ajustes microeconómicos del mercado se hace
casi imposible9 y, además, tiene altos efectos
políticos puesto que desarticula a un actor clave:
el movimiento de los trabajadores10.
El postfordismo
Esta reestructuración política, económica y social que vivió el mundo capitalista fue el comienzo
de cambios radicales en la organización del trabajo. En lo relacionado con el trabajo formal, la
introducción de nuevas tecnologías impactó directamente en la organización de las funciones,
ahora caracterizadas por la flexibilidad interna y los cambios en las calificaciones. Por otro lado,
parte del mercado del trabajo tiende a la informalidad o a la precarización laboral que viene de la
mano del empleo a tiempo parcial y la subcontratación11 . La organización del trabajo, en esta nueva
perspectiva, debe tener la capacidad de adaptarse a las crisis económicas propias del capitalismo,
se trata de generar dinámicas productivas que, lejos de evitar las crisis, se ajusten a ellas. Se
trata, en definitiva, de generar una “acumulación flexible”.
FORDISMO
Supuesto era la demanda continua
POSTFORDISMO
El supuesto es la demanda discontinua y
heterogénea
Producción continua, en serie, estable,
homogénea
Se produce según la demanda, por lo tanto
de manera discontinua y diferenciada. La
producción es flexible.
Se busca acumular de mercancías.
No hay acumulación de mercancías. Principio
de cero existencia y acumulación flexible.
José Piñera, Op. Cit., p. 14.
Tomas Moulian, Chile Actual. Anatomía de un Mito, Lom, Santiago, 2002, pp. 292 – 293.
Daniel Núñez, Op. Cit., p. 17.
11
Enrique De La Garza, El papel del concepto de trabajo en la teoría social del siglo XX, en Enrique De La Garza (Coordinador), Op. Cit., p. 31
8
9
10
9
que la condición de producción del ser humano
es independiente a cualquier tipo de sociedad y,
por lo tanto, subyace con la existencia humana
y a la vez la produce.
En este contexto las empresas necesitan
responder con discontinuidad en los procesos
productivos, es decir, adaptarse a una demanda
intermitente mediante flexibilización de la
organización del trabajo y, por lo tanto, de
las condiciones laborales de los trabajadores,
“derechos flexibles para poder disponer de
una fuerza de trabajo en función directa a
las necesidades del mercado consumidor”12 ,
pues el supuesto es que primero se vende y
luego se produce. Se comercializa antes de
vender, se produce justo a tiempo con plantillas
de trabajadores variables, representados en
los subcontratados, que pueden aumentar o
disminuir según las necesidades de la producción,
y adaptables a diversos rubros, lo que no quiere
decir necesariamente que el trabajador sea un
experto en cada una de las actividades a las
cuales se debe adaptar, sino que, más bien,
se ha debido transformar en un experto en
adaptarse.
Dos
Lo que caracteriza
a cualquier actividad
productiva es que pone
en relación cuatro
categorías13:
A) Producción
La fuerza de trabajo, es decir, los trabajadores,
producen o transforman a las materias primas.
En la producción se consumen las capacidades
del individuo que produce y de los medios de
producción que se emplean, es decir, de las
herramientas o tecnología utilizada en este
proceso.
Cambios en el trabajo
El trabajo ha cambiado. Esto ha traído
consecuencias que se desbordan hacia todas las
esferas de la vida, por lo que se hace necesario
realizar ciertas distinciones conceptuales que
ayuden a comprender de mejor forma estas
transformaciones y sus consecuencias.
B) Consumo
Los productos
alcanzan su
realización sólo
cuando se les
consume, antes
sólo son objetos.
Es decir, un automóvil es tal sólo cuando se
le conduce o un computador sólo cuando se le
utiliza; un martillo comienza a ser una mera
herramienta sólo cuando se clava un clavo con
él; un billete alcanza la categoría de valor cuando
con él puedo adquirir otros productos.
Uno
En primer lugar debemos decir que el trabajo
no es sólo fuente de riqueza sino que, y antes
que todo, es creador de valores en general. La
producción humana, antes de intercambiarse en un
mercado y, por lo tanto, antes de transformarse
en mercancía y tener un valor de cambio, puede
ser entendida como la creación de objetos que
permiten satisfacer determinadas necesidades,
es decir, el trabajo se nos muestra siempre,
antes que todo, asociado a una utilidad y su valor
es definido por su uso. Podemos decir entonces
A través del consumo es que es posible la
generación de productores y consumidores. En
Ricardo Antunes, Op. Cit., p. 40.
Carlos Marx, Introducción general a la crítica de la economía política 1857, Ediciones Carabela, pp. 21-48.
12
13
10
definitiva, desde una perspectiva dialéctica,
producción y consumo son dos momentos donde
cada uno no se limita a ser el otro de manera
inmediata sino que, realizándose, produce al otro.
Una pintura, por ejemplo, al ser apreciada dentro
de un museo, se transforma en obra de arte y
en ese preciso momento, cuando es consumida
por el espectador, transforma a su productor
en artista. Así tenemos que una obra o cualquier
tipo de producción, al ser consumida, crea a su
consumidor y a su productor.
marxistas para
describir la unidad
productiva en general,
son perfectamente
utilizables
en
el análisis de la
producción que se da
en la sociedad actual,
en la cual la industria
no ha desaparecido
sino que, gracias a la globalización, se ha
trasladado a lugares específicos del planeta
donde, en definitiva, los costos productivos, de
materias primas, fuerza de trabajo y medios
de producción, son menores y, por lo tanto,
se hace más auspiciosa la sobreexplotación
capitalista.
C) Distribución
En la sociedad,
la relación entre
productor y
producto depende
de las relaciones
con los otros
individuos, es
decir, se da en un mercado. Así, entre productor
y producto se interpone la distribución que
determina, a través de convenciones sociales (“las
leyes del mercado”), la parte de los productos que
les corresponde a los individuos, sea relacionado
con la distribución de mercancía (cantidad de pan
a repartir en una comunidad, por ejemplo) o esté
relacionado con la distribución de los salarios
(la diferencia del costo de la “hora hombre”
de un ingeniero, un medico, un profesor o un
recolector de basura).
La “sociedad postindustrial” necesita descansar
en una compleja estructura material que produce
la alimentación, maquinaría, tecnología y muchos
de sus servicios -a bajo costo y en condiciones
de trabajo precarias- necesarios para su
reproducción. Nos encontramos frente a la
radicalización del modo de producción capitalista,
lo que si bien permite la emergencia de un nuevo
tipo de sociedad, ésta no necesariamente anula
o deja atrás a la configuración productiva
industrial sino que es complementaria y, sobre
todo, dependiente de ésta.
Por lo tanto, en la actualidad no es posible
aseverar el fin de la sociedad del trabajo, sino
que por el contrario, podemos afirmar que en esta
época histórica la lógica capitalista ha invadido
todos los espacios de la vida, mercantilizando
incluso las experiencias de vida.
D) Intercambio
El desarrollo de la división de trabajo y
la organización de la producción son lo que
determinan la intensidad del intercambio. Sea
de mercancías o, en el caso de los trabajadores,
de capacidades productivas.
Teniendo en cuenta que el modo de producción
capitalista tiene como fin último el consumo,
puesto que este incrementa la demanda, lo que
hace que aumente la producción y, en último
termino, la explotación de los trabajadores, lo
cual permite una mayor generación de plusvalía,
que es apropiada por el capitalista; entonces
resulta lógico otorgarle el valor de cambio a
las experiencias de consumo14 , ocupando a los
Tres
¿Fin de la sociedad postindustrial?
Nos podemos dar cuenta que las categorías
11
productos como medios que permiten vivir una
experiencia mercantilizada. Así, por ejemplo,
el consumo de determinadas mercancías,
sean marcas deportivas, automóviles
o alimentos, nos determinan un
cierto estilo de vida. Estilo que
es promocionado a través de
los medios de comunicación:
si tomas determinada agua
mineral vivirás una vida
sana, si ocupas una ropa
deportiva específica nada
será imposible.
Sin embargo, las mercancías
continúan teniendo un
rol fundamental para la
producción y reproducción
material del capitalismo
puesto que son los facilitadores
de las sensaciones ofertadas a
través de la publicidad por las
propias empresas productoras
y sus marcas.
Los objetos que se producen por
intermedio de la industria son parte
del soporte de la mercantilización de las
experiencias de vida y esta mercantilización,
a la vez, da cuenta de la radicalidad del
capitalismo, puesto que el fetiche mismo se
desmaterializa, se ha desvanecido en el aire. Este
proceso es el que permite que el capitalismo,
en tanto formación económica, política y social,
se transforme en un capitalismo cultural, que
invade cada rincón de la vida. El advenimiento
del postfordismo, es decir, el cambio en la forma
de producir, no implicó el fin del trabajo, sino
que, más bien, trajo consigo una sofisticación
de la forma de trabajo en general, en tanto
generalización de las actividades productivas
y mercantilización de la vida.
Al respecto ver Slavoj Zizek, Recordando a Lenin, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2007.
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