P04. B. SMETANA, C. SAINT-SAËNS y A. DVORÀK viernes, 28 noviembre, 20.30 h. sábado, 29 noviembre, 20.00 h. Inicio venta: 16 septiembre Precios: A 24€ B 18€ C 13€ D 9€ INFORMACIÓN ABONOS Director MANUEL HERNÁNDEZ SILVA Mi patria: 3 "Sárka" (poema sinfónico), B. Smetana Concierto nº 5 para piano y orquesta en Fa mayor, Op.103, C. Saint-Saëns JAVIER PERIANES piano Sinfonía nº 8 en Sol mayor, Op.88, A. Dvoràk Considerado como el verdadero iniciador del nacionalismo musical checo, Bedrich Smetana, compuso a lo largo de gran parte de la década de los setenta un monumental ciclo de seis poemas sinfónicos que, con el título Má Vlast (Mi patria), supuso una apoteosis simbólica de la historia de Bohemia. Dominador de la creación lírica, esta obra se puede entender semejante a una especie de "Cantar de los Cantares" de la patria checa se tratara. El tercero titulado "Sárka" es sin duda el más apasionado del conjunto por la energía que desarrolla dado el carácter trágico de su contenido. Según el propio autor: "Esta composición no pinta una región, sino que evoca una historia; la leyenda de Sárka, una doncella que, presa de indignación por la infidelidad de su amado, jura vengarse de todos los hombres". Su popularidad hace que se interprete cada 12 de mayo, fecha de la muerte de Smetana, en la apertura del famoso festival Primavera Musical de Praga, ciudad a quien está dedicada. La polifacética personalidad de Camille Saint-Saëns, poeta, astrónomo, dramaturgo, pensador y arqueólogo no le impidió ser un prolífico compositor llegando a tener varios centenares de obras. Ejerció una determinada influencia sobre sus colegas coetáneos que lo admiraron fundamentalmente por ser un extraordinario intérprete de piano y órgano. Su Concierto núm. 5 para piano y orquesta, Op.103 se conoce con el nombre de "El Egipcio" o también "Egipciaco" al haber sido en gran parte compuesto durante una estancia del músico en Luxor, siendo estrenado el 2 de junio 1896 en París. Es una obra descriptiva, inspirada por los sonidos y las imágenes de Egipto, país por el que sentía un gran cariño, llegando a imitar en sus tres movimientos los cegadores amaneceres del desierto nubio, el croar de las ranas del Nilo o los cantos de los remeros en sus orillas pero que, pese al oficio compositivo, no llegan a tener ese ideal encanto oriental que hubiera sido deseable. A diferencia de las dos anteriores sinfonías que tenían el referente del clasicismo vienés, la Octava Sinfonía, Op.88 de Antonin Dvorák es más moderna y experimental. Escrita en la tonalidad mayor de Sol, tan presente en numerosas canciones folclóricas, está llena de un acusado lirismo expresado como si de música de cámara se tratara al resaltarse su simplicidad diatónica de alternancia de modos. Una serena alegría parece animar sus cuatro movimientos, sentimiento que se confirma al final del primero. El Adagio es un canto a la vida campestre donde se contrastan momentos de danza y pasajes serios de evidente intensidad. El tercero, que tiene una función de scherzo, es un Allegretto de melodiosa calma y contenida melancolía. En el movimiento final, Allegro, Dvorák combina los principios de desarrollo y variación con un marcado sesgo rapsódico que inspira vitalidad y optimismo. Su estreno tuvo lugar en Praga el 2 de febrero de 1890 bajo la dirección del propio autor. www.orquestafilarmonicademalaga.com http://www.teatrocervantes.com