www.elcaminodelelder.org Normas. Conformidad y resistencia ! ! Los miembros de un grupo no están conectados entre sí de manera aleatoria, sino en patrones organizados y predecibles. Estos patrones globales emergen de las interacciones locales entre sus miembros, pero una vez creados influyen de vuelta en dichas interacciones y dan forma a la dinámica local. En todos los grupos, incluso en los más efímeros, emergen ciertas regularidades que determinan el tipo de acciones que son permitidas o rechazadas: quién habla con quién, quién se lleva bien con quién, con quién se puede contar para realizar una tarea dada, o a quién recurrir en caso de ayuda. Estas regularidades forman lo que se conoce como estructura grupal. Entre sus elementos más significativos cabe destacar un conjunto de normas explícitas e implícitas, una estructura de roles que suele ser dinámica y cambiante, y varias redes que conectan los miembros del grupo por diferentes razones. La complejidad de un grupo se define como el número y variedad de regularidades identificables en la estructura y comportamiento del grupo. Los eventos y comportamientos aleatorios no influyen en el nivel de complejidad de un grupo, pues no aportan ninguna regularidad. Este sería el caso de gente haciendo cosas que apenas tienen relación entre sí y que implican poca coordinación. Por la misma razón, esquemas muy ordenados que se basan en una única regla tampoco contribuyen mucho a la complejidad. Los grupos más complejos son aquellos en los que se observan muchos tipos de regularidades generadas por reglas muy diferentes. Esto se consigue permitiendo un alto grado de auto-organización grupal. Un grupo muy ordenado o muy desordenado no genera nuevas estructuras emergentes. Para que esto sea posible, el grupo como sistema debe hallarse en una región comprendida entre el orden absoluto y el caos determinista, preferentemente al ‘borde del caos’. Por otra parte, los grupos tienden a aumentar su complejidad con el tiempo. Es decir, el número y variedad de regularidades visibles en la estructura y comportamiento del grupo aumenta con el tiempo. Esto implica también que un grupo necesita tiempo para hacerse más complejo y que, inicialmente, no puede aspirar a un alto grado de complejidad sin forzar la dinámica grupal y generar tensión. ! Normas ! Las normas sociales son creencias compartidas por un grupo de personas sobre cómo se deben comportar los miembros del grupo en una situación dada. Además de las normas comúnmente aceptadas en una determinada cultura, todos los grupos desarrollan sus propias normas que regulan el comportamiento de sus miembros en situaciones específicas. Una norma como ‘hablar en voz baja cuando alguien descansa cerca’ es habitualmente aceptada por todo el mundo, mientras que ‘nos damos libertad para vestir como queramos’ es una norma que sólo algunos grupos adoptan. Ante las normas, las personas podemos estar a favor, en contra o ser indiferentes, pero no podemos evitar su existencia. Sin ellas no sabríamos cómo comportarnos en determinadas situaciones, ni qué comportamientos podemos esperar de los demás. Las normas ponen orden en los grupos y simplifican nuestras relaciones. Comportamientos tan sencillos cómo cuándo y dónde es apropiado decir ciertas cosas, discutir ciertos temas, llevar a cabo determinadas actividades, a quién recurrir en caso de necesidad, con quién hablar de qué cosas, etc., todos ellos reflejan normas, igual que lo son principios más generales que también podemos encontrar en algunos grupos como ‘nos ayudamos unos a otros’, ‘compartimos la información que tenemos’, ‘nos aceptamos en nuestras diferencias’, etc. Los grupos llegan a adoptar normas de diferentes maneras. En algunos casos surgen como resultado de una discusión grupal y son reconocidas formalmente como acuerdos grupales. Pero lo más habitual es que emerjan gradualmente conforme los miembros de un grupo alinean sus comportamientos hasta convertirse en pautas que (casi) todo el mundo sigue. En este último caso se trata de un proceso que suele pasar desapercibido para los miembros del grupo y que no es —1— www.elcaminodelelder.org ajeno a las diferencias de poder o de estatus que pueda haber. Salvo que sean discutidas y reconocidas como acuerdos grupales, los miembros de un grupo no suelen ser conscientes de la existencia de ciertas normas ni de hasta qué punto su comportamiento viene dictado por ellas. Estudios recientes1 han demostrado que, incluso siendo conscientes de algunas normas, las personas prefieren justificar sus comportamientos de otra manera antes que reconocer que siguen normas. Tipos de normas Las normas pueden ser de varios tipos. Una norma es descriptiva cuando simplemente dice cómo actúa, siente o piensa la mayoría de la gente en una situación determinada. Por ejemplo: ‘la mayor parte de la gente llega a tiempo a una reunión’. Y es admonitoria cuando su incumplimiento conlleva una evaluación negativa por parte del grupo pudiendo acarrear algún tipo de recriminación, crítica o sanción. Por otra parte, una norma es prescriptiva cuando nos dice lo que deberíamos hacer en una situación dada (‘hay que llegar a tiempo a una reunión’), y proscriptiva cuando nos dice lo que no deberíamos hacer (‘no se debe llegar tarde a una reunión’). Llegar tarde a una reunión supone una violación de una norma descriptiva típica en un grupo de trabajo, pero no es habitual que tenga consecuencias graves para la persona que incumple la norma. Sin embargo, en el mismo grupo alguien que no hace su parte de trabajo sin una causa justificada se arriesga a ser abiertamente criticado por los demás miembros del grupo o incluso a recibir algún tipo de sanción (como no incluir más a esa persona en determinadas tareas, o recibir un trato frío y distante), al saltarse una norma con una fuerte carga admonitoria (‘todos hacemos nuestra parte de trabajo’) cuya violación influye negativamente en el desarrollo del trabajo. Una vez firmemente establecidas las normas son parte de la estructura operativa de un grupo y difíciles por tanto de cambiar. Los grupos internalizan las normas hasta el punto de mantenerse activas incluso cuando las personas que las crearon ya no forman parte del grupo. Quienes llegan después pueden tratar de cambiarlas, pero no suele resultar fácil y es posible encontrar muchas resistencias, incluso en situaciones en las que el paso del tiempo haya hecho que algunas normas parezcan arbitrarias y carentes de sentido. Quien quiera cambiar una norma debe tener en cuenta que las normas están firmemente ancladas en la estructura grupal y que por muy rara o incómoda que nos resulte una norma sigue organizando las interacciones grupales hasta el punto que a mucha gente le puede dar miedo prescindir de ella. Sin un protocolo claro para tomar decisiones, muchos grupos se encontrarán con normas posiblemente desfasadas e inútiles, pero que al satisfacer cierta necesidad de seguridad de algunas personas, éstas se resisten a cambiarlas. Conformidad y resistencia En general las personas nos adaptamos fácilmente a las normas existentes en los grupos de los que formamos parte. La conformidad con las normas nos reporta más beneficios que desventajas. Los grupos utilizan las normas como una forma de controlar el comportamiento de sus miembros, tanto en positivo, entregando beneficios y recursos grupales a quien se adhiere claramente a las normas, como en negativo, castigando o sancionando a quien las incumple. Cuando entramos en un grupo nuevo, lo habitual es seguir las normas del grupo por un tiempo, antes de pensar en cambiarlas. Las personas que no siguen las normas de un grupo corren el riesgo de ser etiquetadas de ‘inconformistas’, ‘desviadas’ o ‘inadaptadas’. La tolerancia del grupo a este tipo de comportamientos depende no obstante de quién se trata. No todos los miembros de un grupo reciben el mismo tratamiento cuando violan las normas. En algunos casos, las personas pueden hacerse con una ‘reserva’ de buen comportamiento al actuar consistentemente de acuerdo con las 1 Nolan, Jessica M. et al. (2008) Normative Social Influence is Underdetected. Personality and Social Psychology Bulletin, 34, 913-923 —2— www.elcaminodelelder.org normas. Esta reserva se convierte en créditos2, que pueden utilizar después para incumplir normas sin penalización. Una persona que continuamente se expresa a gritos y con insultos en un grupo que tiene por norma hablar suave y con respeto no tiene ningún crédito dentro del grupo y será duramente criticada y marginada, mientras que una persona que siempre se expresa según la norma habrá acumulado suficientes créditos para un día poder romper su habitual calma sin perder por ello el apoyo del grupo. El buen comportamiento no es la única manera de ganar créditos en un grupo. Algunas personas, como los líderes y los miembros de mayor estatus dentro de un grupo, parten con más créditos que el resto de miembros y obtienen también más créditos por su comportamiento conforme a las normas. Esto les permite saltarse las normas tan a menudo que puede llegar a parecer que están al margen de ellas. Sin embargo, no es así. Por muy tolerante que sea un grupo con el comportamiento ‘desviado’ de sus líderes, tarde o temprano se agota el crédito, pudiéndose encontrar con el rechazo y la pérdida de estatus si su comportamiento no cambia. Cabe decir, por último, que en todo grupo existen normas, y que lo único que cambia es la conciencia que tenemos de ellas. Una frase como ‘en este grupo no hay normas’ no tiene ningún sentido real, salvo revelar el poder de algunas personas para imponer sus propias normas. La mayoría de las normas son creadas, mantenidas o cambiadas por las personas con más estatus en un grupo, de ahí que se sientan muy cómodas con ellas hasta el punto de ni siquiera darse cuenta de su existencia. A los demás les toca conformarse o resistirse. 2 En psicología social se conocen como créditos idiosincráticos. Véase: http://en.wikipedia.org/wiki/ Idiosyncrasy_credit —3—