¿El envejecimiento trae consigo la falta del movimiento? o… ¿La falta de movimiento da lugar al envejecimiento? ¿Cómo te sientes cuando ves a un hombre o mujer de edad avanzada moverse lentamente y con gran dificultad? ¿Crees que ese es tu destino? ¿Crees que los seres humanos estamos condenados, con el paso de los años, a movernos de forma más restringida, a ser cada vez menos adaptables, más rígidos e inflexibles? Si nos guiamos por lo que observamos a nuestro alrededor esta creencia esta bien fundamentada, ya que la mayor parte de las personas mayores que vemos en nuestra sociedad están muy limitadas a nivel de movimiento y cada vez son menos autónomas y más dependientes. Pero si nos guiamos por cómo, efectivamente, está diseñado el sistema nervioso del ser humano, la creencia de que el envejecimiento trae consigo la limitación del movimiento quedará invalidada. Resumidamente podemos decir que el sistema nervioso humano está diseñado para mejorar, sin fin, su capacidad de moverse, de pensar y de sentir. Es decir, la posibilidad de mejora, en cualquiera de estas áreas, no tiene límites y no disminuye con la edad. Lo que sucede es que una vez que encontramos una manera de desenvolvernos y de movernos en la vida que más o menos funciona, nos dedicamos a repetir esa estrategia una y otra vez, generando una serie de hábitos que se graban “a fuego” en nuestro cerebro. Al “movernos” siempre, de la misma manera, dentro de lo conocido, de forma automática, sin explorar nuevas opciones, afianzamos y perpetuamos unas rutas neuronales concretas, que con el paso de los años se convierten en las conocidas “manías de viejo”. Ser maniático no es un rasgo de la personalidad, ni una desgraciada cualidad de la vejez. Significa tener un escaso repertorio de respuestas a las demandas de una vida misteriosamente cambiante y una compulsión interior a repetir reiteradamente las mismas formas de funcionar. Una persona “maniática” es una persona que ha dejado de aprender, que por desconocimiento e inconsciencia, ha elegido dejar de alimentar a su cerebro con nuevas opciones, con nuevos registros de movimiento, nuevos puntos de vista sobre un mismo aspecto, nuevas maneras de hacer lo mismo de forma diferente. El Método Feldenkrais, de auto-­‐conciencia a través del movimiento, pretende, precisamente, ofrecer a nuestro sistema nervioso más opciones de movimiento, ampliar el rango de movilidad de todas y cada una de las articulaciones del cuerpo, despertar nuevas posibilidades de acción más eficaces, suaves y fáciles a las usadas hasta hoy. Dice el Dr. Feldenkrais: “El perfeccionamiento no tiene límites. El hombre que estaba habituado a leer a la luz de una antorcha o una lámpara de aceite pensó que la vela de cera era la última palabra y no prestó mayor atención al humo, el hollín o el olor que despedía. Cuando consideramos el posterior desarrollo de la iluminación artificial, comprendemos que al fijar límites sólo nos basamos en la ignorancia. Cada vez que ampliamos los confines de nuestro conocimiento y auto-­‐conciencia, aumentan nuestra sensibilidad y la precisión de nuestras acciones y se expanden los límites de lo que consideramos normal”. Personalmente cuando miro al futuro tengo claro que tipo de viejecita quiero ser. Quiero ser autónoma, ágil y despierta. Quizás no tenga “el traje tan planchado como ahora”, pero espero sentirme en él más cómoda que hoy. Quiero moverme de forma más armoniosa y liviana, subir al monte y cansarme menos por estar mejor organizada, levantarme del suelo con más agilidad y al caminar descalza por las rocas, a la orilla del mar, tener más habilidad y mejor equilibrio. Quiero sentir siempre curiosidad por la vida, ganas de aprender y fuerza vital para hacerlo. Quiero conocer mi propio ritmo y respetarlo, sin importarme cuál es el ritmo marcado por la sociedad actual. Quiero sensibilizarme, desarrollar más y más la capacidad de sentir, y así poder discernir con más claridad lo que realmente necesito en cada momento. Empatizar mejor, por ser más sensible, y tener el corazón más abierto para que puedan entrar en él más personas, sean como sean y piensen como piensen. Quiero seguir investigando, practicando y compartiendo el Método Feldenkrais, por que es la herramienta más completa e inteligente, que hasta hoy he conocido, para lograr todo lo que he expuesto anteriormente. Y…también quiero “meterte el gusanillo” para que te animes a conocer ¿Qué es Feldenkrais? y despertar tu curiosidad y que nunca dejes de aprender y que descubras, sean cuales sean tus condiciones de salud y tu edad, que tu capacidad de mejora no tiene límites. Por cierto…¿Tú cómo quieres ser de mayor? Gracias Helena Guevara “Expandiendo los límites de lo posible”