Hollande y los Mercados Juan José Rubio Guerrero Catedrático de Hacienda Pública. UCLM Foro Independiente de Analistas Fiscales. Es muy probable que el éxtasis socialista derivado de la elección de Hollande como Presidente de la República Francesa tenga una corta duración. La realidad financiera de Francia es tozuda y pondrá en su sitio las propuestas formuladas por el ya presidente en su campaña electoral. La primera de estas realidades es la Deuda Pública de la República. Conviene recordar que sobrepasa el 85% del PIB, es decir unos 1700 millardos €, de los cuales 1200 corresponden al Estado, 160 a las Corporaciones Locales, unos 200 a los organismos de la Seguridad Social y el resto a diferentes administraciones, organismos y agencias dependientes del Estado. Esta deuda es, a día de hoy, financiada por préstamos a diferentes plazos y colocada entre diferentes inversores financieros. Lo que se llama eufemísticamente “los mercados”, que no es un ente supranatural maligno, con cuernos y pezuñas de cabra, que busca la ruina de los países, sino un conjunto de instituciones que velan por el interés de sus ahorradores, comprando títulos que les garanticen solvencia y liquidez en protección de los intereses de sus ahorradores grandes, pero especialmente pequeños y medianos que exigen un ahorro rentable, estable y seguro, fruto de una vida de esfuerzos personales y profesionales. Francia emite títulos a largo plazo, Obligaciones (OAT), amortizables entre 10 y 50 años, pero también emite títulos a corto plazo, los Bonos del Tesoro entre 2 y 5 años, con interés anual y Bonos entre 4 y 7 semana. En torno a un tercio de la Deuda Pública está colocada en Bancos y y Sociedades de Crédito. Especialmente, las compañías de seguros compran títulos de deuda del Estado para colocar sus inversiones. Pues bien, más del 65% de la Deuda Pública está en manos de extranjeros, mientras que en 1993 era del 32%. En este sentido, Francia es el tercer país, detrás de Portugal (75%) y Grecia (71%), mientras que, por ejemplo, Japón coloca su deuda pública entre sus residentes. En Estados Unidos, el 33% de su deuda pública pertenece a extranjeros. Pero cuando hablamos de extranjeros nos referimos a fondos de pensiones, inexistentes en Francia, Bancos, fondos soberanos, etc. El 52% de la deuda francesa está colocada dentro de la zona euro y el resto fuera de esta. Resulta una obviedad a estas alturas del partido, vistos los casos de Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España, que los inversores extranjeros valoran especialmente, por motivo precaución, la posibilidad de que un Estado no pueda honrar sus obligaciones con los inversores. Cualquier Estado sabe que no puede indefinidamente vivir por encima de sus posibilidades de financiación en un contexto mundial crítico y competitivo porque “los mercados” no se lo permitirán. El caso de Grecia, quizás, sea el más sangrante; necesita una fuerte inyección de liquidez para poder honrar sus obligaciones presupuestarias en los próximo dos mes porque sus mercados de colocación de Deuda están, de facto, cerrados y está por ver que un Gobierno constituido tras las elecciones pueda asumir los compromisos ante la UE, que no parece dispuesta a soltar un euro más si no existe un compromiso real de austeridad. Francia, con los anuncios del nuevo presidente, parece olvidar que los tiempos de impulsar el crecimiento con más gasto público está, en este momento , fuera de la agenda de las autoridades económicas mundiales y es visto con creciente prevención por parte de “los mercados”, ya que supondría aplazar la solución del ajuste fiscal necesario para un futuro crecimiento robusto, agravando el problema y transfiriéndolo a nuestros hijos, que ya lo están sufriendo con sangre, sudor y lágrimas en el mercado de trabajo. Una política expansiva por parte de Francia sin asumir los compromisos del Pacto Fiscal europeo, sería demoledor para su financiación pública y para la del resto de Europa. Aunque la prima de riesgo francesa no visualiza aún los efectos de los ataques especulativos que están sufriendo los países períféricos, es probable que, si la situación sigue la dinámica actual de acoso a las economías más débiles del Euro, comience a repuntar la misma y cada punto de más representa 20 millardos de € en intereses suplementarios a pagar cada año. Cuidado con experimentos expansivos porque serán los mercados los que saquen al Presidente de sus ensoñaciones y podrían colocar a Francia y a la zona euro en una situación insostenible.