• e n s o c i e d a d • La prueba más determinante para saber si un hijo es o no nuestro es la del ADN. Cómo probar la paternidad OMO prueba de la paternidad se puede presentar una demanda en la que se acredite o haga verosímil que el posible padre mantuvo relaciones sexuales con la madre en la época de la concepción, que fueron novios o que convivieron. También puede presentarse un pronunciamiento penal en el que resulten probadas las relaciones íntimas entre los progenitores. En el caso de la impugnación, para que sea admitida la demanda, es suficiente, en muchos casos, acreditar la infidelidad de la mujer, la existencia de caracteres raciales distintos del hijo, el cese de la convivencia, la residencia en países distintos y el disimulo del embarazo o la ocultación del parto a quien se atribuya la paternidad. C EL RECONOCIMIENTO DE UN HIJO A L reconocer un hijo establecemos con él una relación paternofilial que genera derechos y deberes entre ambos. Para que tenga efectos jurídicos son necesarios la identificación del recién nacido y su inscripción registral. Ambas acciones dan constancia oficial de su nacimiento y determinan la identidad del menor. PEPA MARTIN MORA A CTUALMENTE en nuestro país la madre no puede obviar su propia maternidad, exceptuando los casos de abandono de niños, ya que los alumbramientos en los centros hospitalarios dejaron de ser anónimos en Escritura 64 PÚBLICA 1999. Por lo tanto, parece claro que el reconocimiento de todas las personas nacidas desde la fecha es prácticamente exclusivo de la figura paterna. Nuestro Código Civil establece en su articulado que si hay matrimonio se presumen hijos del marido los nacidos después de su ce- lebración, y antes de los trescientos días siguientes a una disolución o separación legal o de hecho de los cónyuges. En el caso de que el hijo nazca dentro de los ciento ochenta días después de celebrarse el matrimonio, el marido puede negar la presunción de paternidad con una de- claración contraria formalizada dentro de los seis meses siguientes al conocimiento del parto. Se exceptúan los casos en los que se hubiera reconocido la paternidad o se conociera el embarazo de la mujer antes de celebrarse el matrimonio, salvo que la declaración auténtica se hubiera formalizado con el consentimiento de ambos antes o después del matrimonio dentro de los seis meses siguientes al nacimiento del hijo. P r u e b a s b i o l ó g i c a s . Pero, sin Hijos extramatrimoniales. Si se trata de un hijo extramatrimonial, un hecho cada vez más frecuente tanto en España como en los países de nuestro entorno, la filiación puede establecerse con el reconocimiento del propio padre ante la persona encargada del Registro Civil, mediante testamento o en escritura pública ante notario. Aunque la determinación de la filiación en estos casos es más compleja, se presume que es padre el hombre con el que la madre ha convivido en el periodo legal de la concepción, con el que ha mantenido relaciones sexuales o bien el que ha reconocido la paternidad tácitamente o de forma diferente a las establecidas. la identidad del padre podrá inscribirle sólo con su propio reconocimiento. Si este es el caso en nuestro país existen cauces que permiten investigar la filiación con el fin de reclamar el reconocimiento de la paternidad, o bien para, precisamente conseguir el efecto contrario, impugnarla y que se niegue una filiación previamente establecida. En estos procesos es posible utilizar todo tipo de medios de prueba con el fin de acreditar seriedad y verosimilitud, y evitar que haya personas que se embarquen en estas reclamaciones sin fundamento, para calumniar o incluso para generar beneficios a costa del nombre o la fama de algunas personas. Estas posibilidades ocurren siempre y cuando los dos progenitores hagan el reconocimiento de forma conjunta. Pero…¿Qué ocurre cuando es el padre el que quiere hacerlo por separado? La respuesta es que encontrará enormes dificultades, porque el hijo sólo puede identificarse en referencia a la mujer que dio a luz, y si ella no desea que figure duda alguna, la prueba mayoritariamente admitida y que permite afirmar o negar la paternidad con una gran probabilidad de acierto es la biológica, más conocida como la prueba del ADN, aunque en muchos casos ni siquiera es necesario llegar a estos extremos puesto que puede haber datos más que suficientes para confirmar o negar una paternidad. Sin embargo, debido a que no existe norma legal alguna que obligue a una persona a realizar esta prueba biológica, existe la posibilidad de negarse a someterse a ellas. En estos casos, siempre que existen indicios más que suficientes que confirman o niegan la paternidad, la tendencia de los tribunales es a dar la razón al demandante en cuestión. La identidad biológica es uno de los elementos más importantes que conforman la identidad personal. Poder conocer e investigar si fuera necesario –en casos de La madre no puede obviar su propia maternidad ya que los alumbramientos en los centros hospitalarios dejaron de ser anónimos en 1999 Escritura PÚBLICA 65 • e n s o c i e d a d • El apellido A filiación determina los apellidos de toda persona. Si el reconocimiento se realiza por ambas líneas, ya se trate de un hijo concebido dentro o fuera del matrimonio, el padre y la madre pueden decidir de común acuerdo el orden de transmisión de su primer apellido antes de la inscripción registral. Si no se ejercita esta opción rige lo dispuesto en la ley, el primer apellido será el primero del padre, y el segundo será el primero de la madre. En cualquier caso, el orden que se elija será el mismo para el resto de los hermanos con igual vínculo. Cuando se trata de hijos inscritos sin reconocimiento paterno, lo apellidos coincidirán con los de la madre. L adopción, por ejemplo– quiénes son tus padres tiene una enorme trascendencia, tanto psicológica como legalmente. Pese a ello, según los cálculos de Unicef en el año 2000 no se registraron el 41 por ciento de los nacimientos que se produjeron en todo el mundo, quedando anulado el derecho de más de 50 millones de niños a tener una identidad, un nombre y una nacionalidad. Desde el punto de vista jurídico la importancia del reconocimiento de un hijo viene dada por sus consecuencias legales, como es la atribución de la patria potestad, que produce a su vez la obligación de los padres de velar por sus hijos, tenerlos en su compañía, alimentarlos, cuidarlos y procurarles una formación integral, además de representarlos y administrar sus bienes, darles una nacionalidad y permitir la determinación de la vecindad civil, la asignación de apellidos y la adquisición de derechos sucesorios. En España no es difícil conocer nuestra filiación si consta en el Registro Civil. Aplicando este criterio, que la doctrina denomina realista, en nuestro país, en EE.UU. y en gran parte de Europa occidental, prima la importancia del vínculo biológico, de tal forma que parten del principio romano según el cual la maternidad es siempre cierta, mientras que la paternidad se atribuye a través de los mecanismos que establece la ley. Con ocer nuestra filiación. Es por ello que en España se eliminó en 1999 la posibilidad de ocultar la maternidad, que fue declarada inconstitucional. Aunque está claro que esto provoca un conflicto entre el derecho a la intimidad de la madre y el derecho del hijo a saber su origen, lo que prevalece es que el hijo biológico no pierda el nexo que le permita conocer su verdadera filiación por el hecho de que la madre no asuma sus responsabilidades como tal. En España no es difícil conocer nuestra filiación si consta en el Registro Civil. Sin embargo, cuando la identidad de los progenitores sólo está recogida en expedientes administrativos o sanitarios de los centros en los que las madres dieron a luz -un hecho frecuente mientras el parto anónimo estuvo admitido en nuestro país- son muchos los obstáculos que encuentran quienes deciden investigar, ya que quienes los custodian alegan la obligación de proteger la intimidad de los padres biológicos. Sin embargo, la tendencia que da mayor relevancia a los vínculos afectivos que a los biológicos impera todavía en países como Francia, Luxemburgo e Italia, que tienen en cuenta como criterio fundamental que determina la filiación la voluntad del padre o la madre de reconocer a un hijo. Esto dificulta que se pueda probar la verdadera filiación biológica en los casos en los que se presenten dudas, prohibiéndose la investigación de la paternidad aún cuando exista una persona interesada en determinar su ver■ dadera filiación. Se puede reconocer a un hijo extramatrimonial ante la persona encargada del Registro Civil, mediante testamento o en escritura pública ante notario Escritura 66 PÚBLICA