La historia de la humanidad, llena de tropiezos y de aciertos, ha

Anuncio
Comité de Afectados del Casco Viejo de Corralejo
C/ Hermanos Machado, nº 22
35600 Puerto del Rosario
Tf: 669.415.914-619.953.487
www.cascoviejodecorralejo.com
Premio Cabildo de Fuerteventura al Mérito Social 2006
MANIFIESTO
Viernes, 18 de diciembre de 2009
LOS MALOS DE LA PELÍCULA
La historia de la humanidad, llena de tropiezos y de aciertos,
ha conocido gentes de un valor incalculable. Los nombres de
muchos de esos seres irrepetibles viven en los libros de historia,
en el recuerdo colectivo de las naciones y en los logros de su
biografía; otros, de inmensa valía, no traspasan con su recuerdo
más que el pequeño pueblo en el que nacieron o la familia a la
que dieron vida, pero son lo que son y así seguirán siendo. Con
los ruines pasa lo mismo. Hay malos malísimos que sólo se
nombran cuando hay que acercarse al diablo, que aparecen en las
esquinas de los libros y al borde de los cuadros y que todo el
mundo tiene por sarandajos y hay otros que se salvan, o creen que
se salvan, porque solamente hacen ruindades a los que les quedan
cerca. Éstos últimos son, quizá, más peligrosos; peligrosos porque
los has visto nacer y crecer y nunca esperas que sean capaces de
ensuciar su vida traicionando a los que, alguna vez, fueron sus
vecinos, sus conocidos o incluso sus parientes. Éstos son unos
infelices; porque creen que llenando sus bolsillos, comprando lo
1
que quieren restregarle a los demás o renunciando a su vida para
vivir otra, se hacen importantes. Qué infelices son. Y qué
desgracia es que tu pueblo te mire mal, que no te sientas querido
en ningún lado, que nadie te invite a café, que nadie te dé los
buenos días. Algo habrás hecho mal.
Los de Corralejo conocemos esta historia y conocemos a los
personajes que lejos de ser protagonistas son los malos de la
película y los malos, en las buenas películas, siempre acaban
perdiendo. No importa cuánto dure el suplicio de los buenos, ni
cuántas perrerías se le ocurran al malo: el malo pierde. Al malo
suele gustarle retrasar su final y esperar hasta la última escena
para desaparecer, pero eso no hace sino agrandar a los buenos, a
los que sí tienen quien los invite a café y les dé las buenas horas, a
los que no tienen que esconderse en su propio pueblo. Hay malos
malísimos que son capaces de juntarse con otros malos peores
creyendo que con eso ya les alcanza y lo único que consiguen es
llenarse hasta los ojos de miseria y de traición.
Nosotros no queremos al malo de esta película. La película
de Corralejo tiene que llegar al fin de este episodio para que el
futuro tenga otro final muy pronto. Dentro de algunos años,
nuestros nietos y tataranietos, bajo los techos de las casas que hoy
defendemos, recordarán que hubo personajes malos, muy malos,
que hicieron sufrir a sus parientes, pero también sabrán que sus
parientes nunca agacharon la cabeza y consiguieron que los que
se adueñan de lo ajeno y los traidores, que son los mismos al fin y
al cabo, salieran con el rabo entre las patas y con los bolsillos
vacíos de tanto juicio perdido. Dicen que han perdido muchos
2
juicios pero el juicio, el que está dentro de cada ser, lo perdieron
desde que decidieron especular con lo que no es suyo y llenarse
los bolsillos con la tristeza ajena.
Por eso, cuando pasan por las calles que quisieran suyas,
agachan la cabeza o, sencillamente, se van del pueblo. No hay
mayor desgracia para uno que tener que esconderse en su propia
casa. Pero se lo han ganado. Seguirán escondiéndose porque no
tienen vergüenza con la que vestirse ni corazón con el que pedir
perdón. Se merecen no tener donde posarse. Que sigan agachando
la cabeza. Nosotros, con la nuestra bien alta, seguimos
defendiendo el Casco Viejo, defendiéndolo de los malos, de los
ruines, de los sarandajos. Lucharemos para que nuestros
descendientes se sientan orgullosos de nosotros. Los
descendientes de otros no podrán decir lo mismo. Allá ellos.
3
Descargar