Porque para mí lo más importante es mi familia

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AÑO XXXIV. N.º 343. MARZO 2014
Marzo 2014
PORQUE PARA MÍ LO MÁS IMPORTANTE ES MI FAMILIA
Hay un anuncio de seguros de un banco que me ha hecho pensar mucho últimamente. El anuncio dice: Porque para mí, lo más importante es mi familia.
Considero que es una campaña publicitaria muy bien lograda porque, a fuerza de leer
el slogan una y otra vez, hace que uno mismo se plantee una cuestión importantísima: ¿Es verdad que para mí, lo más importante, es mi familia?
Pienso que la mayoría de las personas contestaríamos la pregunta de modo afirmativo: Sí, es verdad.
EL JARRÓN DE PORCELANA
Cuando algo es relevante para nosotros lo cuidamos con esmero para que
no le pase nada y procuramos evitar que
los demás lo dañen. A este respecto, viene a mi cabeza el mítico acontecimiento
en el que a una persona le rompen su
valiosísimo jarrón chino de porcelana.
Después de lo que le ha ocurrido pondrá el máximo empeño en asegurarse
de que todos los demás objetos de valor
que posee estén bien protegidos.
Y, ¿cómo cuidamos nuestra familia?;
¿ponemos el mismo empeño?; ¿buscamos buenas fórmulas para que no se
dañe?
No podemos negar la realidad
de que actualmente existen algunas
campañas que quieren acabar con la
familia. Ante esto hemos de estar vigilantes para que nuestra familia no
se dañe. Sería necio por nuestra parte pensar que a nosotros no nos va a
afectar, ya que todos estamos inmersos en la misma sociedad. Por esta
misma razón, hemos de hacer todo lo
que esté en nuestras manos para contribuir al buen estado de las demás
familias.
CINCO IDEAS PARA CUIDAR
NUESTRA FAMILIA
En este artículo se presentan cinco
ideas sencillas y muy eficaces:
Creer en la familia: lo primero que
necesitamos hacer es creer en la familia y creer en nuestra propia familia.
Sólo cuando estamos convencidos de
una idea la defendemos sin medida. Y,
¿cómo sabemos si creemos en la familia?
Algunos indicadores podrían ser:
- Valoramos muy positivamente el
hecho de tener una familia.
- Dedicamos tiempo a recorda vivencias que hemos tenido con algún familiar.
- Tenemos alguna imagen de nuestra
familia.
- Narramos a nuestros hijos, nietos…
historias de familia.
- Nos gusta hablar a los demás de
nuestra familia.
- Reconocemos que nuestra familia,
cada uno la suya, es el único lugar en el
que se nos quiere como somos.
- Confiamos plenamente en que,
todo lo que nos dicen, aunque a veces
nos duela, es para nuestro bien.
- Notamos que nos respetan y tienen
en cuenta nuestras opiniones.
- Nos alegramos con ellos en lo bueno, y nos apenamos con las malas noticias.
- Sabemos que nuestra familia es el
mejor sitio para aprender a querer de
verdad.
Y, para que esto se dé, todos tenemos que poner de nuestra parte. No es
tarea fácil en el día a día, pero cuando
creemos de verdad en nuestra familia,
todo se hace mucho más fácil.
Dedicar tiempo a la familia: A hacer
familia se aprende haciendo.
Dedicar tiempo a la familia es dialogar los padres con cierta frecuencia sobre su proyecto de familia: ¿cómo se encuentra nuestra familia?; ¿sabemos ver
lo que va bien, lo que va mal, y qué se
puede hacer para que mejore…? Y, tras
el diálogo, es muy importante marcarse
los mismos objetivos y comprometerse
los dos a cumplirlos.
Además, a medida que los hijos van
creciendo, es aconsejable que propongan ellos también sus ideas; de este
modo, logramos que todos los miembros de la familia se involucren. Las familias que tienen objetivos comunes,
funcionan como un equipo.
Dedicar tiempo a la familia es ir a vi-
sitar a los familiares: a los que viven cerca, a los que viven lejos, a la familia del
marido, a la familia de la mujer…cuando nos apetece y cuando se nos hace
cuesta arriba; porque, si dejamos pasar
largo rato sin vernos la relación entre
nosotros se enfría.
Dedicar tiempo a la familia es querer
hacer la vida más fácil a los demás: una
manera de mostrar que queremos a los
nuestros es siendo capaces de sacrificarnos alguna vez por ellos. ¡Cuántas cosas
estamos dispuestos a hacer por los amigos y qué difícil nos resulta hacer una
sola cosa por alguien de nuestra casa!
Dedicar tiempo a la familia es hacer planes en familia. No dejar que los
planes surjan solos y sobre la marcha.
Reservar algún momento de la semana
para programar las actividades familiares que vamos a hacer. Lo ideal es proponer a los hijos, desde que son pequeños, actividades que les motiven, que les
hagan descubrir lo bien que se puede
pasar con la familia. Así, conseguiremos
que cuando sean mayores, les siga apeteciendo pasar algunos ratos con nosotros. A medida que van cumpliendo
años irán haciéndose independientes y
preferirán quedar con sus amigos, pero
habrán aprendido lo que hemos tratado
de inculcarles en su infancia.
Teniendo en cuenta las edades de
nuestros hijos y otras variables (las condiciones meteorológicas; el momento
del día…), elegiremos un plan u otro
para hacer. Algunas ideas:
-
Hacer una excursión.
Ir a comer fuera.
Ver y comentar una película.
Desayuno familiar el domingo.
Juegos en casa o al aire libre.
Ir a dar un paseo el sábado por
la tarde.
Preparar un postre.
Pasar unos días de vacaciones.
Practicar deporte.
Celebrar todo lo celebrable: ayuda
de manera especial a cuidar la familia
hacer celebraciones. En una familia hay
mucho que celebrar; surgen numerosas
ocasiones y es bueno darles importancia. Pienso que muchas veces, especialmente cuando vamos creciendo no somos conscientes de lo que puede llegar
a significar el tenerlas o no en cuenta;
todas ellas contribuyen a hacer familia.
Se pueden celebrar los santos, los cumpleaños, los aniversarios de boda, las
buenas notas, el fin de carrera, la Navidad, un nuevo nacimiento… ¡Hay tanto
por celebrar! Las celebraciones sirven
para unir, son momentos agradables en
que nos reunimos y pasamos un buen
rato. ¿Quién no recuerda alguna celebración familiar?
Fomentar la comunicación: la comunicación es crucial en cualquier relación
para que funcione bien. No se entiende
una familia en que falte la comunicación entre sus miembros. Para lograrlo,
es fundamental crear un ambiente de
comunicación y apertura en casa que
promueva la sana expresión de los sentimientos y emociones. Hay varios modos
de conseguir esto:
Dedicar algún momento del día, la
comida, la cena, el rato de después de
comer…, a mantener una auténtica conversación. Es la manera que tenemos
de enterarnos, unos y otros, de lo que
hemos hecho en el día, si hemos tenido
alguna alegría, si hemos pasado un mal
rato...etc.
Enseñar a los hijos mayores a respetar y tomar en serio lo que cuentan los
pequeños.
Desayunar, comer y cenar sin televisión para facilitar las conversaciones.
Los padres, estar siempre dispuestos
a escuchar a nuestros hijos. Si cuando
vienen a contarnos algo siempre les decimos que no podemos atenderles, acabarán por dejar de querer hablar con
nosotros…
Intentar colocar en un sitio apartado
el móvil y todos los demás dispositivos
que puedan interferir en las conversaciones.
Utilizar los medios que existen actualmente para mantenernos informados, tener un chat familiar.
Practicar el buen humor: El buen humor no aparece por arte de magia, aunque hay gente que nace con él… Como
casi todo en la vida, requiere poner un
poco de nuestra parte. Consiste principalmente en tener una actitud positiva
hacia la vida, hacia lo bueno y lo no tan
bueno; saber mantener la alegría a pesar de las circunstancias. Claro quenuestros hijos necesitan autoridad y disciplina, pero la infancia también necesita un
tiempo para reírse. Fomentar en nuestros hijos el buen humor les ayudará a
contar con recursos para superar problemas y disgustos.
Todos experimentamos que, cuando
nos falta el buen humor la vida se nos
hace más cuesta arriba…
JUNTOS PODEMOS
Cuando aparecen problemas en
nuestra familia es muy doloroso. Puede
suceder que frente a las dificultades familiares, a veces no sepamos qué hacer
y esto nos cause mucha frustración. La
solución a los problemas no siempre es
sencilla, pero cada uno de nosotros tenemos la oportunidad de intentarlo, y
poco a poco podemos lograr resultados.
Diferentes casos, diferentes soluciones:
Hay situaciones que serán fáciles de
arreglar y buscarles remedio rápidamente evitará que deriven en un problema
mayor. Si vemos que el problema es
grande, queremos resolverlo, y se nos
va de las manos, hemos de buscar ayuda
cuanto antes: Existen centros de Orientación Familiar que tienen como fin último la solución de problemas y la toma
de decisiones positivas. La Mediación
Familiar, persigue posibilitar acuerdos
duraderos de corresponsabilidad, muy
especialmente aquellos que produzcan
beneficios para los hijos.
Una situación familiar difícil, una vez
resuelta, puede fortalecer y unir a todos
sus miembros y ser una buena ocasión
para aprender de todos.
VIENE BIEN PENSAR UN POCO
Piensa antes de actuar. Piensa antes
de hablar. ¿Por qué no piensas un poco
lo que acabas de hacer?... Seguramente,
a la mayoría de nosotros nos han lanzado alguna vez preguntas de este tipo.
En ese momento nos ponían furiosos y
pensábamos que nos decían una tontería, pero, según se va viviendo, uno
reconoce que aquello que le decían era
una gran verdad: Hay que pararse a
pensar. Y, si tanto valor damos a la familia, ¿cómo vamos a dejar de pensar en
ello?
Algunas frases para reflexionar sobre
la familia:
- ¿En qué piensas?- preguntaron al
joven;
En mi familia- contestó.
¡Bien!, entonces, ¡sigue pensando!
- En la familia se ríe, se llora, se sufre
y se ama.
- ¿Quieres amar a tu familia? Empieza por no pensar en ti mismo.
- El mejor regalo que le puedes hacer a tu familia es tiempo para estar
con ellos.
- La familia es como la música, algunas notas altas, otras bajas, pero
siempre es una hermosa canción.
- ¿Qué puedes hacer para promover
la paz mundial? Ve a casa y ama a tu
familia. (Madre Teresa de Calcuta).
- Tú no eliges a tu familia. Ellos son
un regalo de Dios para ti. (Desmond
Tutu).
Marisa Bailly-Bailliere
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