TierraAdentro noviembre-diciembre 2006 materia grasa en la leche y abundantes bostas blandas sobre la pradera. En verano, las altas temperaturas junto con el déficit de agua reducen las tasas de crecimiento, la disponibilidad y la calidad de la pradera. Este cambio en la calidad produce un aumento en el contenido de fibra, menores contenidos de proteína y digestibilidad, lo cual afecta el consumo, especialmente en vacas lecheras. La distribución y cantidad de lluvias define la magnitud del déficit de forraje. En sectores de secano llega a durar de 90 a 120 días. A continuación se describen diversas alternativas para superar la estacionalidad en un sistema de producción de leche sin riego, con el fin de satisfacer los requerimientos de forraje de los animales, optimizar la combinación de las fuentes alimenticias en los períodos críticos y reducir los costos. Conservación de los excedentes de forraje como heno para los períodos críticos. Estacionalidad en la producción de forrajes L solar. Con 5ºC el crecimiento de las praderas es mínimo, y con menos el crecimiento se detiene. Las temperaturas indicadas se prolongan desde mediados de invierno hasta temprano en primavera, período en que la pradera se caracteriza por su baja disponibilidad, alto contenido de agua (10 a 14%), bajo contenido de fibra y alto tenor proteico. Esta fase crítica puede prolongarse de 100 a 120 días. Al inicio de la primavera hay disponibilidad de forraje suficiente y de buena calidad, pero existen algunas dificultades nutricionales, como el elevado contenido de proteína degradable y la falta de energía fermentable a nivel del rumen, que afectan la eficiencia del sistema al producir una pérdida de nitrógeno. En algunos casos el bajo contenido de fibra estructural al inicio de primavera genera algunos problemas en la rumia. Como resultado es posible ver menores contenidos de Oriella Romero Y. Ingeniera Agrónoma, M.Agr.Sci. [email protected] INIA Carillanca Frecuencia e intensidad de pastoreo La frecuencia de pastoreo (intervalo de días) tiene un gran efecto en la tasa de crecimiento y está asociada a la intensidad de uso o cantidad de residuo, kg de materia seca (ms) o altura del remanente dejado después del pastoreo. Ambos aspectos son esenciales e inciden en el manejo, determinando cómo la planta crece. Se relacionan con la época del año en términos de temperatura, radiación y pluviometría (lluvias), aspectos que influ- Figura 1. Efecto residual del rezago invernal versus pastoreo invernal de una pradera de ballica perenne con trébol blanco sobre la producción de primavera. INIA Carillanca, Región de la Araucanía. 3.500 3.000 2.500 Pastoreo Rezago invernal 2.000 1.500 1.000 500 0 Ju ni o Ju lio Ag Se osto pt iem b Oc re tu b No r vie e m br e Di cie m br e En er o Fe br er o M ar zo Ab ril a variación en la producción de forrajes y su calidad a través del año representa uno de los mayores desafíos tecnológicos de los sistemas ganaderos basados en praderas. Cualquier solución dirigida a aumentar la producción de carne o leche en período de déficit está fuertemente influenciada por clima, fertilidad, aspectos económicos y capacidad de gestión. Por ejemplo, en cuanto a costos de producción, la estacionalidad se traduce en necesidades adicionales de alimentación (concentrado, heno, otros), galpones y mano de obra. Muchas veces los gastos en ciertos períodos del año superan a los ingresos de acuerdo al precio de la leche o carne. En la zona sur existe una marcada estacionalidad en la producción de praderas. Durante el invierno las tasas de crecimiento están limitadas principalmente por bajas temperaturas y escasa radiación kg materia seca 36 M ay o ganadería y praderas TierraAdentro yen en la captura de la luz solar y en los procesos de acumulación de carbohidratos o reservas para iniciar un nuevo ciclo de crecimiento. En las épocas críticas de escasez de forraje en invierno y verano, la intensidad de pastoreo medida en términos del residuo de pradera que se deja, es relevante, ya que incide en la recuperación de la pradera. En áreas de secano, en invierno las praderas deben ser pastoreadas hasta los 5 cm, con cargas bajas, y en verano hasta los 7 cm. En primavera en sistemas pastoriles sin conservación de forraje o praderas permanentes de ballicas perennes y trébol blanco, un pastoreo intenso o frecuente permite realizar un control del desarrollo reproductivo, reduciendo la variación estacional y disminuyendo el peak de primavera. Este manejo permite controlar la calidad del forraje al aumentar la producción de hojas en el próximo pastoreo, incrementando su consumo por los animales. noviembre-diciembre 2006 Cuadro 1 Precocidad de las variedades de ballica perennes presentes en el mercado nacional ducción de macollas. El manejo de otoño–invierno afecta el crecimiento de primavera. En la figura 1, se presenta el efecto del rezago invernal versus pastoreo sobre el crecimiento de primavera. Fertilización de praderas La fertilización aumenta la producción, mejora la tasa de crecimiento, incrementa la calidad del forraje y marca la diferencia en su rendimiento y distribución. Una vez superados los niveles de corrección de nutrientes, especialmente fósforo y potasio, y habiendo aumentado su disponibilidad en el suelo, es posible utilizar el nitrógeno (N) como herramienta estratégica para estimular el crecimiento de las especies forrajeras. El efecto econóNabo,forraje suplementario de verano. Para acumular forraje o construir reservas a utilizar en otoño–invierno, conviene que el rezago no exceda los 60 días. Si se prolonga por más tiempo, la producción y calidad del forraje se reducen debido a que aumenta la tasa de senescencia y no el crecimiento activo. Una excesiva acumulación de forraje de ballica perenne (Lolium perenne) en invierno, de sobre 2.000 kg de ms, afecta la calidad del forraje y el crecimiento en primavera, porque reduce la tasa de pro- Período crítico de producción de forraje en cantidad y calidad. ganadería y praderas mico más importante se logra cuando se utiliza en la dosis adecuada y en la época oportuna, relacionada con humedad, radiación solar y temperatura. Aplicaciones de N temprano en primavera mejoran el crecimiento. En cambio, aplicaciones muy tempranas producen una baja respuesta. Lo mismo ocurre con aplicaciones tardías, que sólo son convenientes si existe humedad disponible en el suelo para permitir su aprovechamiento por la pradera. Durante la temporada 2004 en INIA Carillanca se evaluó el efecto de la aplicación de 120 kg de N en ballica bianual (Lolium multiflorum) variedad Domino sembrada en otoño en un suelo de transición de la Región de la Araucanía bajo condiciones de secano. Se estudiaron dos formas de parcialización de la fertilización: • Aplicación de 40 kg de N a la siembra, y el resto en agosto al inicio del rezago. • Aplicación del N en tres parcialidades de 40 kg de N, a la siembra y después de cada dos pastoreos hasta fines de octubre e inicios de noviembre. La aplicación en tres parcialidades durante el período de crecimiento bajo pastoreo permitió incrementar la producción de forraje en un 30%, comparado con la aplicación a la siembra y al inicio del rezago de primavera. Conservación de forrajes En la zona sur el pastoreo y la conservación de forrajes en períodos de máxi- 37 ganadería y praderas TierraAdentro Figura 2. Tasa de crecimiento en tres ballicas perennes de distinta precocidad (kg ms/día). 90 80 Nui kg ms/ha/día 70 Napoleon 60 Jumbo 50 40 30 20 10 M ay o Ju ni o Ju lio Ag Se ost o pt iem br e Oc tu b No r vie e m b Dc re iem br e En er o Fe be ro M ar zo Ab ril M ay o 0 Figura 3. Variaciones del contenido de proteína cruda (%) en distintas variedades de alfalfa. INIA Carillanca 2005, Región de la Araucanía*. 23 Nov 10 Ene 30 25 noviembre-diciembre 2006 carbohidratos solubles permiten aumentar la productividad animal y mejorar la eficiencia en el uso del N. Además posibilitan retener una alta proporción de nutrientes como proteína y carbohidratos solubles. La duración del rezago es uno de los factores claves en el control de la calidad y persistencia de la pradera. Estudios realizados en INIA Remehue determinaron que desde el estado de bota hasta el inicio de espiga se obtiene la mejor relación entre contenido de proteína y energía, comprendiendo un rezago de 53 a 60 días. Análisis realizados en la Región de la Araucanía durante la temporada 2004 indican que los factores que más afectan la calidad del forraje ensilado son las condiciones climáticas y la falta de maquinaria para efectuar una cosecha oportuna. 20 Producción de forrajes y calidad 15 10 38 5 0 1 2 3 4 Rebound Lineas y variedades WL 326 * 1, 2 y 3 corresponen a líneas comerciales aún no publicables. mo crecimiento están integrados. El excedente de forraje se conserva para su uso en la etapa crítica, reduciendo la estacionalidad y contribuyendo eficazmente al presupuesto forrajero, sin descuidar la calidad. La conservación permite un manejo efectivo de las praderas, ya que los animales no son capaces de realizar un buen pastoreo en la fase de mayor abundancia. Por otro lado, contribuye al control de algunas malezas, manteniendo una mejor proporción de las especies nobles. La combinación de fecha de siembra, fertilizantes y elección de época de cosecha puede ser optimizada para especies y cultivares de acuerdo a su precocidad y estado fenológico (nivel de desarrollo). Existe una variación genética de la digestibilidad de la ms dentro de ballicas perennes, que es el resultado de la variación en la concentración de carbohidratos solubles (Wilkins and Humpreys, 2003). Forrajes con un elevado contenido de Coles forrajeras, alternativa suplementaria para el invierno. Mantener el valor nutritivo al final de la estación de crecimiento es importante. En leguminosas la tasa en que disminuye la calidad del forraje con la madurez es baja comparada con la de las gramíneas. Las leguminosas son capaces de sostener una mejor respuesta animal que las gramíneas en ese período. La alfalfa o el trébol rosado, como soiling o pastoreo, son alternativas importantes para suplir el déficit estival. El uso de leguminosas es otra forma de mejorar la calidad del forraje ensilado. Al comparar trébol blanco (Trifolium repens) con trébol rosado (Trifolium pratense) y alfalfa (Medicago sativa), se encontró que el primero presenta el mayor contenido de proteína cruda, digestibilidad de la materia orgánica y contenido de energía metabolizable, pero un menor contenido de fibra cruda que las otras dos especies. El consumo de forraje y la producción de leche son superiores en vacas alimentadas con ensilaje de leguminosas solas (premarchitadas) o en mezclas con gramíneas, en comparación al uso de ensilaje de sólo gramíneas. En estudios de INIA Carillanca con diferentes especies y mezclas forrajeras para producción de leche en pastoreo durante el verano, el trébol blanco fue capaz de producir hasta 23 litros/vaca sin concentrado. Sin embargo, es necesario tener cuidado con el pastoreo para evitar problemas de meteorismo. Especies, variedades y mezclas El mayor crecimiento al inicio o al término de la estación es uno de lo crite- TierraAdentro rios a considerar en la selección de especies y variedades que constituyen la mezcla forrajera, pues, como se indicó, se ve limitado por las bajas temperaturas de invierno y temprano en primavera. Dentro de las gramíneas las ballicas anuales (Tama, Winter Start) presentan un crecimiento temprano en condiciones de bajas temperaturas y humedad durante el invierno. Las tetraploides son más precoces que las diploides. Las primeras presentan una alta tasa de crecimiento; sin embargo, son altamente demandantes en nitrógeno y potasio para expresar su potencial. En la cadena forrajera es posible utilizar especies y variedades con distinta precocidad o madurez para aminorar los problemas de calidad y producción resultantes de la estacionalidad. La calidad del forraje es mayor en especies perennes, es decir las que permanecen verdes a fines de primavera e inicios de verano. Al elegir una variedad es importante considerar su sistema radicular junto con su precocidad, ya que la primera está relacionada con la capacidad de absorber nutrientes y persistencia, y la segunda está asociada a la velocidad de crecimiento y calidad. Las variedades más tardías tendrán una mejor calidad, puesto que las tasas de crecimiento son inferiores que las variedades precoces. Existen en el mercado mezclas comerciales de ballicas perennes con distintas precocidades, o mezclas con ballicas bianuales basadas en las diferentes tasas de crecimiento de los componentes, con el fin de prolongar la estación de crecimiento (cuadro 1, en página 37) y mejorar la calidad. En la figura 2 se presenta la tasa de crecimiento de la mezcla de dos ballicas perennes con distintas precocidades. La variedad Nui presenta una mayor precocidad que Jumbo, una variedad tardía. Cambio en la época de siembra Otra forma de manejo de la estacionalidad es parcializar las superficies de noviembre-diciembre 2006 ganadería y praderas raturas del invierno—, lo cual permitirá controlar uno de los factores que afecta la calidad del forraje en esa época. En primavera la aparición de espigas disminuye la calidad del forraje. La eliminación, mediante un corte alto de espigas, denominado “topping”, permite ofrecer forraje de calidad especialmente a vacas lecheras. Por otro lado, la aplicación de productos químicos retardadores de espiga en ballicas anuales o bianuales al momento de iniciada la emergencia de la espiga puede reducir pérdidas en la digestibilidad durante la primavera. Estudios realizados en Australia con estos productos comprobaron que disminuían las pérdidas en la digestibilidad de las hojas y tallos en 5 semanas, pero el rendimiento bajaba en un 45%, siendo relevante en esta época del año la calidad y no la cantidad del forraje. siembras de praderas, estableciendo una parte en otoño y dejando otra en primavera. Las praderas sembradas desde fines de agosto hasta el 15 de septiembre, ya sea solas o asociadas con cereales, pueden ser pastoreadas en octubre o noviembre en estado vegetativo, mientras las otras praderas se encuentran rezagadas. Con especies bianuales o perennes la tasa de floración será mínima —ya que no han sido expuestas a las bajas tempe- Déficit de forraje, baja disponibilidad afecta el consumo. Cuadro 2 Distribución mensual de la producción de alfalfa en relación al total (%) La alfalfa y la estacionalidad La alfalfa es un recurso forrajero que ayuda a manejar la estacionalidad porque concentra su producción de forraje en el verano y se prolonga hasta el otoño. Este recurso puede utilizarse como soiling o pastoreo, heno y ensilaje. En el cuadro 2, se presenta la distribución mensual y calidad de algunas nuevas variedades de alfalfa en condiciones de riego y secano durante la temporada 2005-2006. Las variaciones del contenido de proteína cruda (%) durante el período estival se presentan en la figura 3. Las brásicas y la estacionalidad 1; 2 y 3 corresponden a líneas comerciales aún no publicables. Cuadro 3 Variaciones en la composición química del nabo y col forrajera como recurso forrajero de verano. Temuco, Región de la Araucanía Las brásicas ofrecen varias alternativas utilizables como forrajes suplementarios para reducir los problemas de estacionalidad a fines de verano e inicios de invierno. Los nabos (Brassica rapa), colinabos (B. napus) y coles (B. cenocephala) son las especies más conocidas. Su principal característica es que su alto contenido de energía y digestibilidad no cambia tan drásticamente con la madurez en relación a la pradera (cuadro 3). 39