Recordatorio de semiología

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Recordatorio de semiología
Vértigo: revisión semiológica
José Manuel Gobernado
Servicio de Neurología. Hospital Ramón y Cajal. Madrid. España.
Vértigo: concepto
El vértigo es un subtipo de mareo.
La caracterización de los síntomas,
el reconocimiento de los signos y su
interpretación neurofisiológica permiten su
diferenciación. En este artículo, se realiza un
recuerdo de su semiología.
Puntos clave
• El vértigo es un subtipo de mareo caracterizado
por la experiencia ilusoria de movimiento del
cuerpo o del medio circundante, que se produce
por asimetría de la actividad neural entre los
núcleos vestibulares derecho e izquierdo.
• Menos del 50% de los pacientes que se quejan
de mareo tienen vértigo. Hay que descartar
síncopes, trastornos del equilibrio y trastornos
psicógenos.
• El 80-90% de las episodios de vértigo son de
origen periférico y su causa más común es el
vértigo posicional paroxístico benigno. En los de
origen central, la etiología suele ser más grave.
• La historia clínica permite definir su perfil y el
examen neurotológico permite su localización.
Las maniobras de Dix-Hallpike deben practicarse
en los vértigos posicionales.
• La presencia de síntomas cocleares (hipoacusia,
acúfenos) indican un origen periférico, su ausencia
no lo descarta. En vértigos periféricos recurrentes
con síntomas cocleares, una batería audiométrica
es útil para el diagnóstico de enfermedad de
Ménière, laberintitis o neuroma del VIII par.
• La presencia de otros signos neurológicos apoya
el origen central del vértigo, su ausencia no lo
excluye y debe programarse una resonancia
magnética.
Mareo es un término usado anárquicamente para expresar
condiciones diversas, unas semánticamente apropiadas, como
desmayo, desvanecimiento o sensación de giro, y otras de significado incierto, como aturdimiento, atontamiento, confusión,
flotación, inseguridad, torpeza o borrosidad visual. Estos términos incluyen un amplio rango de procesos de distinta naturaleza y significado.
El vértigo es un subtipo de mareo. La caracterización de los
síntomas, el reconocimiento de los signos y su interpretación
neurofisiológica permiten su diferenciación. Es el síntoma
cardinal de la disfunción vestibular. Se caracteriza por la percepción errónea de movimiento del propio cuerpo y/o de los
objetos que nos rodean (giros, oscilaciones anteroposteriores,
pulsiones laterales) o inclinación (desplazamiento de los planos de referencia).
Se experimenta como una sensación desagradable, consecuencia de la distorsión de la estática y orientación gravitacional, y de los signos vegetativos que lo acompañan.
Se presenta aislado o asociado con otros síntomas neurológicos (nistagmo, diplopía, alteraciones del equilibrio, acúfenos,
hipoacusia, ataxia-dismetría, defectos sensitivo-motores, disartria o disfagia). La agrupación combinada de estos síntomas
genera patrones reconocibles que permiten su diagnóstico topográfico.
Clasificación y etiología
Atendiendo a criterios anatómicos, el vértigo se clasifica en
vértigo de origen central y periférico.
Vértigo de origen central
Se produce por lesión de los núcleos vestibulares del bulbo o
de los centros de integración del tronco cerebral, el cerebelo y
la corteza temporoparietal.
Incluye procesos vasculares (migraña, infartos, hemorragias),
tumorales, infecciosos (virales, bacterianos), autoinmunitarios (esclerosis múltiple, síndromes de Susac), degenerativos
(ataxias episódicas), tóxico-metabólicos, irritativos (epilepsia
vestibular) o psiquiátricos (vértigo psicógeno).
Vértigo de origen periférico
Se produce por lesión del nervio vestibular o en los receptores
del laberinto (3 conductos semicirculares y 2 órganos otolíticos, utrículo y sáculo).
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Las causas más comunes son el vértigo posicional paroxístico
benigno (VPPB), la neuritis vestibular, la enfermedad de Ménière, la otitis media, la concusión laberíntica, la insuficiencia
vascular laberíntica, el herpes zóster ótico, la fístula perilinfática, los tóxicos (aminoglucósidos), el neuroma del acústico, la
dehiscencia del canal semicircular, el síndrome de Cogan o la
vestibulopatía recurrente familiar.
Sintomatología
Caracterización clínica
El vértigo debe distinguirse de otros tipos de mareo no vertiginoso.
– Mareo con sensaciones cefálicas: vahído o desmayo, asociado o no con ilusión de movimiento, producido por defecto de aporte sanguíneo, oxígeno, glucosa (p. ej., estímulo
vagal, hipotensión ortostática, arritmia cardíaca, hipoglucemia, hipoxia).
– Síncope: pérdida temporal de conciencia secundaria a disminución del flujo sanguíneo cerebral, caracterizado por colapso postural y recuperación espontánea inmediata. Sucede
de forma repentina o precedido por síntomas de vahído o
presíncope, con aturdimiento, distermia, diaforesis, ilusión
de balanceo sin vértigo, náuseas, vómitos y visión borrosa
o pérdida completa de visión. Valorar el pulso y la presión
arterial en ambos brazos, en decúbito y bipedestación.
–M
areo psicógeno: descripciones vagas de aturdimiento,
flotación, giros dentro de la cabeza. Se acentúa con los movimientos de los ojos, no de la cabeza. Es común en crisis
de ansiedad (agorafobia, trastornos obsesivo-compulsivos),
síndromes de conversión y depresión. No presentan vértigo
ni palidez facial, no cesa al adoptar el decúbito, dura horas
y coexisten con palpitaciones, falta de aire, hiperventilación, sensación de desastre eminente y hormigueos en región peribucal y dedos. La hiperventilación forzada durante
un minuto puede reproducir los síntomas.
–M
areo sin sensaciones cefálicas: en otras ocasiones, con
el término de mareo, el paciente incluye sensaciones de
inseguridad, torpeza para mantener el equilibrio o durante
la marcha, causado por disfunción propioceptiva, visual o
del control motor.
Cronología del vértigo
El vértigo es episódico, nunca continuo. Incluso en lesiones
vestibulares permanentes, el sistema nervioso compensa el
defecto en días o semanas. Un mareo constante que persiste
durante meses no es vestibular.
– Vértigos recurrentes inferiores a un minuto son usualmente típicos del VPPB de origen mecánico. Los vértigos de
la enfermedad de Ménière son recurrentes y duran horas,
pero pueden ser breves.
– Episodios de vértigo grave y prolongado son característicos de neuritis vestibular, esclerosis múltiple o infartos del
cerebelo o tronco cerebral.
– Episodios aislados de vértigo que duran minutos u horas
pueden deberse a migraña o episodio de isquemia cerebral
transitorio.
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– La queja de mareo continuo suele acompañar a las crisis
de ansiedad o de agorafobia (temor a espacios abiertos o
multitudes). No hay nistagmo durante el episodio agudo.
Factores que provocan o agravan el vértigo
Todos los tipos de vértigo empeoran con los movimientos de
la cabeza, en los que los pacientes tienden a permanecer “petrificados”: si no influyen, el mareo suele ser extravestibular.
Los ataques de VPPB se desencadenan por movimientos concretos de la cabeza, p. ej., con los giros en la cama, extensión
de la cabeza y cuello, etc., en función del canal semicircular
afectado.
Si las maniobras de Valsalva (tos, estornudo, ejercicio físico)
o los sonidos fuertes (fenómeno de Tullio) agravan el vértigo,
debe sospecharse una fístula perilinfática (conexión anormal
entre oído medio y el espacio perilinfático), o una dehiscencia
del canal superior (defecto en el techo del conducto semicircular superior). En ambas condiciones, la presión del líquido
cefalorraquídeo se transmite al oído interno.
Los traumatismos craneales afectan sobre todo al conducto semicircular anterior. Debe preguntarse por antecedentes
de barotrauma, cirugía del oído medio y esfuerzos por levantamiento de pesos, ya que pueden ser causa de fístula perilinfática.
El antecedente de hiperextensión del cuello, por accidentes, actividades deportivas o manipulaciones con fines terapéuticos, pueden orientar hacia una disección de la arteria vertebral.
El antecedente de una infección viral puede indicar una
neuritis vestibular.
La toma de medicamentos con influencia en el sistema vestibular (p. ej., aminoglucósidos, cisplatino, etc.) puede facilitar
el diagnóstico.
Una historia de vértigo recurrente familiar apunta causas
genéticas, como la ataxia episódica por mutación en canales
iónicos; vértigo recurrente benigno; vértigo-migraña-temblor
esencial; vestibulopatía bilateral sin sordera; disfunción audiovestibular/enfermedad de Ménière.
Síntomas vegetativos
Náuseas, vómitos, palidez y sudoración acompañan al vértigo
periférico agudo, salvo que sea muy breve, como ocurre en el
VPPB. Son infrecuentes en el vértigo central, salvo lesiones
bulbares agudas o migraña con vértigo.
Síntomas asociados al vértigo
Su presencia puede ayudar a distinguir el origen periférico o
central y orientar sobre su etiología.
La cefalea pulsátil con fotofobia y/o fonofobia y/o aura visual
indican vértigo migrañoso, una historia personal o familiar de
migraña pueden facilitar el diagnóstico.
Los acúfenos y la hipoacusia apuntan hacia vértigo periférico por lesiones en el oído medio o interno (Ménière, fístula).
Los vértigos por ictus vertebrobasilar pueden mostrar otros
signos de afectación del tronco cerebral (diplopía, disartria,
disfagia, alteraciones motoras o defectos de sensibilidad), que
pueden formar patrones reconocibles de localización (síndromes del tronco cerebral). Algunos infartos del cerebelo pueden
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presentar vértigo como única manifestación. Estos pacientes
suelen presentar factores de riesgo cerebrovasculares y episodios isquémicos previos.
En los pacientes con esclerosis múltiple, el vértigo puede ir
precedido por clínica recurrente-remitente de distintas áreas
del sistema nervioso.
Síntomas de disfunción vestibular sin vértigo
Los pacientes con enfermedad vestibular bilateral o lesiones
crónicas en las que no hay asimetría pueden no presentar vértigo, pero muestran otros síntomas que permiten su asignación
vestibular.
– Ilusión de inclinación: los pacientes perciben que su
entorno está inclinado unos grados, incluso invertido. Se
comportan según la percepción subjetiva, con grave quebranto de su actividad (colocan la bandeja, el vaso, la cuchara, etc., en relación con el plano que perciben). Reflejan
lesiones del utrículo o sáculo o de sus conexiones centrales
(tronco cerebral, cerebelo, corteza temporoparietal).
– Desorientación espacial fugaz: ocurre tras giros rápidos
de la cabeza en pacientes recuperados de ataques de vértigo. Es más pronunciada cuando giran hacia el lado de la
lesión.
– Oscilaciones: se caracterizan por borrosidad visual y experiencia ilusoria de desplazamiento anteroposterior, siempre
con la cabeza en movimiento. Los pacientes relatan sensación de “tirones” o “sacudidas”, mientras caminan o conducen sobre superficies irregulares. Indica una alteración de
los reflejos vestibuloculares.
– Desequilibrio sin vértigo: es común en lesiones vestibulares simétricas, como en procesos toxicometabólicos (aminoglucósidos), infecciosos (meningitis), enfermedad de
Ménière o lesiones agudas del vermis cerebeloso (infartos,
deficiencia de vitamina B1).
– Crisis otolítica de Tumarkins o drop attacks: caídas
bruscas por pérdida súbita del tono muscular, sin sensación de desmayo ni pérdida de conciencia, lo que les diferencia del síncope. Se acompañan de sensación subjetiva
de haber recibido un empujón. Aparecen en el Ménière
avanzado, la dehiscencia del canal superior o por fármacos ototóxicos.
Tabla I.
Terminología y función de los
movimientos oculares
Clase de movimiento Función principal
Posición primaria
Posición ocular en la que la rotación horizontal
o vertical de los ojos se asocia con torsión cero.
Con fines prácticos, se refiere a la posición
asumida por los ojos cuando miran de frente,
con el cuerpo y la cabeza erectos
Posición secundaria
Cuando desde la posición primaria se investiga
una rotación aislada horizontal o vertical
Posición terciaria
Cuando examinamos rotaciones combinadas
verticales y horizontales
Fijación visual
Fija la imagen de un objeto estacionario dentro
de la fóvea
Vestibular
Estabilizan las imágenes en la retina durante
rotaciones breves de la cabeza
Optocinético
Mantiene imágenes sobre la retina durante
rotaciones sostenidas de la cabeza
Persecución fina
Fija la imagen de un pequeño desplazamiento
del objeto sobre la fóvea o mantiene la imagen
sobre la retina durante un autodesplazamiento
lineal
Con respuesta optocinética, colabora en la
estabilización de la mirada durante la rotación
sostenida de la cabeza
Nistagmo fisiológico
Detiene los ojos durante rotaciones prolongadas
y dirige la mirada hacia una escena visual que
se acerca
Saccades
Buscan objetos de interés en el espacio
extrapersonal y los sitúan dentro de la fóvea
Ducción
Movimiento referido a un solo ojo
Vergencia
Movimientos de los ojos en direcciones
opuestas hasta que la imagen es situada
sobre ambas fóveas
Movimientos torsionales
Rotación de los polos superiores de los ojos,
horarios hacia la derecha y antihorarios a la
izquierda. Los movimientos torsionales hacia
el mismo lado del cerebro o hacia el lado de la
lesión se denominan respectivamente
ipsiversivos o ipsilesionales
Desviación skew
Divergencia vertical de los ejes visuales,
por lesión supranuclear u otolítica.
Contrariamente a la convección usual para las
tropías (ejes oculares mal alineados), la
desviación tipo skew se designa en relación con
el ojo situado más bajo, p. ej., un skew izquierdo
designa una hipotropía izquierda. Su presencia
permite diferenciar la seudoneuronitis vestibular
central de la neuritis vestibular periférica
Exploración física
Nistagmo
Definición y fisiopatología
Movimiento ocular involuntario, caracterizado por oscilaciones
regulares de los ojos. Su presencia apoya el diagnóstico de vértigo. Consiste en una deriva lenta de los ojos alejándose del
objetivo fijado, seguida de un movimiento rápido de corrección.
Para el observador, los ojos baten en la dirección de la fase
rápida.
Se produce por asimetrías entre los núcleos vestibulares derecho e izquierdo. Persiste hasta que se restaura la simetría
por curación o adaptación compensadora del sistema nervioso
central.
En la figura 1 y la tabla I se presenta un breve resumen de los
movimientos oculares.
Tipos de nistagmo
En el vértigo agudo, el nistagmo es habitualmente visible en posición primaria. Si la lesión es periférica, puede ser horizontal
puro o mixto horizontal-rotatorio, la fase rápida horizontal
bate hacia el oído normal y se incrementa cuando se mira hacia
el lado de la fase rápida (ley de Alexander).
El nistagmo de origen central puede mostrar cualquier trayectoria.
Factores modificadores
La fijación visual suprime el nistagmo periférico y no influye
en el central. Durante el examen del fondo de ojo, al ocluir el
ojo contralateral con el que el paciente mantiene la fijación, se
incrementa el nistagmo de origen periférico.
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Tabla II.
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Diferencias clínicas entre vértigo periférico y central
Datos clínicos
Vértigo periférico
Vértigo central
Desequilibrio
Leve-moderado, debido a ilusión de inclinación o giro, con buen control axial. Pueden caminar
Grave, deambulación difícil por alteración del control del tronco
o extremidades
Alteraciones auditivas (acúfenos, hipoacusia)
Frecuente si afectación coclear simultánea
Infrecuente
Componente vegetativo (náuseas, vómitos, sudoración)
Grave, gran malestar general
Leve-moderado o ausente
Nistagmo espontáneo (posición primaria)
Tosional-horizontal
Unidireccional en todas las direcciones de la mirada
Se suprime por la fijación
Afectación del laberinto o nervio vestibular que causa
asimetrías del tono
Vertical puro, alternante periódico, desconjugado o disociado
Dirección variable con los cambios de mirada, no se suprime
con la fijación
Lesiones en la fosa posterior con asimetría del tono oculomotor
Nistagmo posicional (giros de cabeza y cuello, maniobras de Dix-Hallpike)
Horizontal-rotatorio
Provoca vértigo intenso
Período de latencia, agotamiento y fatigabilidad
Preferentemente vertical
Vértigo leve o ausente
Sin latencia, agotamiento ni acostumbramiento
Signos neurológicos asociados
Ausentes
Frecuentes (ataxia, defectos motores, sensitivos, pares
craneales)
Curso evolutivo
Semanas
Horas-días
Maniobras de Dix-Hallpike: a) con el paciente sentado en la cama de exploración, se le gira horizontalmente la cabeza 45º; b) desde esa posición, se desplaza al paciente
bruscamente “en bloque” hacia atrás, con la cabeza 20º por debajo del borde de la camilla, se observa la presencia de nistagmo y se pregunta al paciente si experimenta vértigo.
Después, se restituye lentamente al paciente a la posición original con la cabeza todavía girada 45º y se observa si persiste el nistagmo. Finalmente, se repite la misma operación,
pero con la cabeza girada hacia el lado opuesto.
En el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB), el test es positivo, se inicia el nistagmo en menos de 30 s y persistiendo < 30 s. Si el nistagmo no se agota mientras está
en posición b) y no está presente en sedestación, probablemente se trata de un vértigo posicional de origen central. La única excepción a esta norma es el VPPB debido a
cupulolitiasis, en la que la otoconia se adhiere a la cúpula del conducto semicircular, que puede desplazarse con los cambios posicionales de la cabeza, y dar lugar a vértigo y
nistagmo constantes.
Figura 1.
Clases funcionales de movimientos oculares.
Fijación
Vergencia
Optocinético
Posición de la mirada: en lesiones periféricas la dirección
predominante del nistagmo permanece en cualquiera de las posiciones de la mirada. Si cambia de dirección al mirar hacia la
fase lenta o durante la convergencia, se denomina nistagmo
evocado por la mirada e indica una lesión central; su ausencia
no la descarta.
Las posiciones de la cabeza pueden precipitar o modificar
las características del nistagmo. Debe hacerse de forma reglada, maniobras de Nylen-Bárány o Dix-Hallpike (tabla II).
Equilibrio
Las alteraciones del equilibrio son la consecuencia de una perturbación objetiva o subjetiva de la postura estática o dinámica.
Saccade
Movimientos
persecución fina
RVO
RVO: reflejos vestibuloculares.
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Desviación
en skew
Cancelación ROV
.
Definición y fisiopatología
La postura expresa las relaciones entre el tronco, la cabeza, el
campo visual y las extremidades y su distribución en el espacio.
Se asienta en la actividad integrada de 3 sistemas: a) somatosensorial (propioreceptores musculoesqueléticos, vías espinocerebelosas y cordones posteriores); b) vestibular (sensible a
modificaciones espaciales de la cabeza), y c) visual (detecta
movimientos en el entorno).
Estos sistemas proporcionan información simultánea sobre
la misma acción postural. Cuando los datos suministrados por
2 de estos sistemas no son superponibles, entran en conflicto y
se producen alteraciones del equilibrio.
Los pacientes con vértigo periférico son capaces de caminar,
aunque se muestren reticentes por la incomodidad que les genera. En el vértigo central, el equilibrio está más afectado por
el compromiso concomitante de otras estructuras (cerebelo,
motilidad ocular, vías motoras o sensitivas).
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Equilibrio estático
Pruebas por orden de sensibilidad:
– Prueba de Romberg: se explora con el paciente en bipedestación y los pies juntos, se producen pulsiones o caída
hacia el lado de la lesión; al cerrar los ojos, se acentúa la
inestabilidad en trastornos vestibulares o propioceptivos.
No varía en lesiones cerebelosas.
– Prueba de índices y brazos extendidos: en bipedestación
con los ojos cerrados. Se produce desviación conjugada de
las extremidades respecto al eje corporal. Posteriormente,
con los brazos pegados al cuerpo, los antebrazos e índices
extendidos y los ojos cerrados, el paciente con el paso sostenido, sin avanzar (prueba de Unterberger), gira hacia el
lado con hipofunción vestibular.
–S
i las maniobras anteriores dejan dudas, proponemos que
guarde el equilibrio apoyado sobre un solo pie (< 80 años
sin defectos motores pueden permanecer durante > 10 s).
Fracasan en los síndromes vestibulares agudos y síndromes
cerebelosos vermianos; si sólo se desestabilizan al cerrar
los ojos, indica un defecto propioceptivo.
Equilibrio dinámico
Se examina durante la deambulación:
–M
archa atáxica (separación de las extremidades < 10 cm en
ausencia de defecto motor, obesidad o anomalías osteoarticulares); indica lesión vestibular, cerebelosa, multinfarto
cerebral o disminución propioceptiva.
– Marcha en tándem; si la ataxia es sutil se aprecia mejor al
caminar colocando un pie delante de otro, siguiendo una
línea del suelo.
– Abasia: expresa un desequilibrio estático y dinámico muy
grave en ausencia de alteraciones cerebelosas, piramidales
o propioceptivas, por lesión de las vías vestibulocerebelosatálamo ventrolateral-girus cingulado motor, que integran
los reflejos posturales. Si es unilateral, genera pulsiones, y
si es bilateral, caídas preferentemente hacia atrás. Orienta
hacia lesiones difusas degenerativas (parálisis supranuclear
progresiva) o vasculares (infartos subcorticales o área motora suplementaria).
Otras características de la marcha destacables:
– Inicio de la marcha: su dificultad revela asinergias locomotoras, con retraso de segundos (congelaciones o freezing)
o series de pequeños pasos titubeantes. Son signo de lesión
frontal, sustancia blanca subcortical o ganglios basales.
– Marcha imantada: deslizar los pies sobre el suelo es más
típico de pakinsonismo o hidrocefalia arreabsortiva; no hay
que confundir con el deambular cauteloso del paciente
vestibular para evitar cambios posturales que agudicen su
vértigo.
– La cadencia normal de los pasos es regular y simétrica; ciertos procesos, como la dismetría, la corea, la distonía-espasticidad, el hemiparkinsonismo o la hemiparesia, pueden perturbarla. No se altera en los procesos vestibulares puros.
– Los movimientos de la cabeza durante la marcha están reducidos en los pacientes con disfunción vestibular, para
prevenir desequilibrios.
– Los giros cautelosos durante la marcha con pasos cortos suelen ser la primera manifestación de una ataxia; los giros “en
Tabla III.
Correlaciones clínico-anatómicas de los
trastornos del equilibrio y la marcha
Localización Alteración anatómica
del equilibrio
Clínica
asociada
Corteza Congelaciones freezing cerebral
Desequilibrio
Caídas
Demencia,
reflejo de prensión
Piramidalismo
Incontinencia urinaria
Tronco cerebral
Desequilibrio Anormalidades en los
Astasia (imposibilidad movimientos oculares
para la bipedestación)
y pupilas
por incoordinación motora Piramidalismo
Ganglios basales
Congelaciones, astasia Marcha hipocinética
Marcha hipercinética
Rigidez, temblor
Hipocinesia
Corea o distonía
Cerebelo
Romberg + (igual con ojos cerrados o abiertos)
Ataxia
Dismetría en extremidades
y en los movimientos
oculares
Nistagmo +/-.
Reflejos normales
Sistema Ataxia vestibular
Romberg + (empeora con ojos cerrados)
Nistagmo +
Dificultad marcha en
tándem
Reflejos normales
Médula Marcha espástica
espinal
Ataxia sensorial
Romberg + (empeora
con ojos cerrados)
Piramidalismo. Nivel
sensitivo
Incremento del tono según
la postura. Sin nistagmo.
Alteración de la
sensibilidad vibratoria
Neuropatía Hipotonía, pie caído
periférica
Ataxia sensorial
Patrón de tipo periférico.
Hipo o arreflexia.
Alteración de vibratoria
bloque” de cabeza, cuello, tronco y extremidades son típicos
de procesos extrapiramidales y del lóbulo frontal. En el paciente con vértigo postural, los giros son normales, excepto
la inmovilización voluntaria de la cabeza sobre el tronco.
Para una consulta rápida sobre alteraciones de la marcha y el
equilibrio y su localización, consultar la tabla III.
Otros signos neurológicos
Su coincidencia temporal con el vértigo apoyan su origen central. También pueden explicar desequilibrios no directamente
relacionados con el sistema vestibular:
– Las anomalías cognitivas pueden ser causa de caídas por
incapacidad para interpretar y adaptarse a los peligros del
entorno. La demencia con alteraciones en la deambulación
es frecuente en la demencia multiinfarto, la hidrocefalia
arreabsortiva y la parálisis supranuclear progresiva.
– El examen del resto de los pares craneales puede revelar
defectos en la agudeza y el campo visual (catarata, retinopatía, hemianopsia) o diplopía.
– La disartria indica lesiones en cerebelo, vía corticobulbar o
ganglios basales.
– La parexia de extremidades inferiores afecta a la marcha.
Si se asocia con espasticidad (resistencia a movimientos
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Tabla IV.
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Semiología de los procesos más comunes que presentan mareo/vértigo
Proceso
Curso
Clínica
Factores precipitantes
Síncope
Agudo (< 3 días)
Vahído, palidez, pérdida de conciencia, caída, no vértigo
Estímulo vagal, ortostatismo, arritmia cardíaca, hipoglucemia
Psicógeno
Crónico (< 3 días)
Aturdimiento, flotación, giro dentro de la cabeza, balanceo, palpitaciones, ahogo, diaforesis, temor o amenaza de catástrofe
Espontáneo, estrés situacional o hiperventilación, se acentúa
por movimientos oculares, no por movimientos cefálicos
Neuritis vestibular
Vértigo, desequilibrio, oscilaciones
Espontáneo, se agrava con movimientos de cabeza
Laberintitis
Agudo
Agudo
Vértigo, desequilibrio, oscilopsia, acúfenos e hipoacusia
Espontáneo, se agrava con movimientos de cabeza
VPPB
Vértigo, náuseas
Cambios de postural, giros en la cama o de la cabeza
Ménière
Episódico, horas
Episódico, segundos
Vértigo, desequilibrio, plenitud auditiva, acúfenos e hipoacusia
Espontáneo, se agrava con movimientos de cabeza
Vestibular bilateral Mareo crónico
o unilateral > 7días
Mareo, desequilibrio, a veces oscilaciones, sin vértigo
Inducido por movimientos cefálicos, se acentúa al caminar
en la oscuridad o sobre superficies irregulares
Migraña
Episódico, minutos
Vértigo con o sin náuseas, fotofobia, fonofobia o cefalea pulsátil
Inducido por los movimientos de cabeza
AIT
Episódicos, minutos
Vértigo, desequilibrio, disartria, defectos motores o sensitivos, amaurosis fugax
Espontáneos. Factores de riesgo cerebrovascular
Infarto bulbar Agudo
(Wallenberg)
Vértigo, desequilibrio, sensibilidad cruzada, pulsiones
Espontáneo. Acentuado por movimientos de cabeza
AIT: accidente cerebral isquémico transitorio; VPPB: vértigo posicional paroxístico benigno.
pasivos, flexores > extensores, aumenta con la velocidad de
ejecución) indica lesión piramidal; si se percibe rigidez (resistencia a los movimientos pasivos, flexores = extensores y
signo de rueda dentada) indica parkinsonismo.
– Los movimientos involuntarios (corea, temblor o distonía)
indican enfermedad de los ganglios basales.
– Las alteraciones de coordinación lesiones en cerebelo o sistemas propioceptivos.
Bibliografía recomendada
Camicioli R, Nutt JG. Gait and balance. En: Goetz, CG, editor. Textbook of Clinical Neuroogy. 3.a ed. cap. 18. Filadelfia: Saunders; 2007.
Dieterich M. Central vestibular disorders. J Neurol. 2007;254:559-68.
Furman JM, Barton J. Evaluation of vertigo. UpToDate, version 15.3,
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Signos auditivos
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La presencia de acúfenos o pérdida de agudeza auditiva indican
un origen periférico.
Sung KB, Lee TK, Furman JM. Abnormal eye movements in dizzy
patients. Neurol Clin. 2005;23:675-703.
– En la hipoacusia de conducción (otitis, rotura de tímpano,
otoesclerosis), en la prueba de Weber (diapasón 512 Hz en
la línea media de la cabeza), perciben el sonido mejor en
el lado afectado, y en la prueba de Rinne (diapasón activado primero frente al conducto auditivo externo y después
apoyado sobre la mastoides del mismo lado), la conducción
ósea es mejor que la aérea en el oído lesionado.
– En la hipoacusia neurosensorial (lesión coclear o del sistema nervioso), en la prueba de Weber, se percibe mejor el
sonido en el oído sano y la conducción es mejor por vía aérea que ósea, o ambas disminuidas en el lado de la lesión.
– En vértigos recurrentes con defectos de audición, una batería audiométrica (tipo de frecuencias, presencia de selección y diferenciación) permite distinguir las causas cocleares (laberintitis, Ménière) de las retrococleares (neuroma
del acústico).
Tracis S, Zoroddu GF, Zeca MT, Cau T, Solinas MA, Masuri R. Evaluating patients with vertigo: bedside examination. Neurol Sci. 2004;24:
S16-S19.
En la tabla IV se resumen los datos clínicos de las causas más
comunes de vértigo. J
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