BREVE RESEÑA HISTÓRICA

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BREVE RESEÑA HISTÓRICA
El centro recibe el nombre del barrio donde está enclavado. Nace en el curso 1972-73,
cuando San Jorge inicia su configuración como uno de los barrios populosos de la
ciudad, habitado por gente de clase obrera procedente de zonas rurales de Navarra y de
otras regiones españolas, atraídas por la oferta de empleo industrial del naciente
polígono de Landaben, en donde actualmente está enclavada la fábrica de VW.
Se da la paradoja de que un número, si no significativo sí llamativo, del alumnado
matriculado en los primeros años es nacido en Alemania, Francia, Suiza y Bélgica.
La oferta educativa del barrio se limitaba a un solo centro de titularidad pública. Fue el
mayor colegio público de Navarra hasta que en el curso 86-87 se desdobló por la
creación de un nuevo centro, en el que se ofertaba el modelo lingüístico D (modelo de
inmersión de enseñanza en euskera). Esta circunstancia y una situación sociopolítica
poco favorable a la población escolar en situación social o cultural desfavorecida
acentuaron más la imagen de centro “especial” atribuida a nuestro centro.
La existencia de determinadas calles del barrio donde se hacinaban grupos marginados,
la aportación de alumnado procedente de un poblado de colonización, Santa Lucia, que
recogía exclusivamente población trasmontana portuguesa (principalmente gitanos de la
zona de Tras os Montes) conllevó que el CPEIP San Jorge, fuese el centro donde se
concentraba la practica totalidad de la población socialmente desfavorecida del barrio y
zonas colindantes.
El CPEIP San Jorge llegó a tener una escuela aneja, Unzutxiki, que contaba con
alumnado de minorías étnicas, gitanos autóctonos, que residían en casas desafectadas,
tiendas de campaña, camionetas… ubicados en el entorno del centro y que no habían
sido escolarizados.
El fuerte crecimiento del barrio con nuevas viviendas, muchas de ellas de VPO y de
bajo alquiler propiedad del Gobierno de Navarra, sumado a un precio de alquiler más
asequible que en otras zonas de la ciudad, hace que se acumule gran cantidad de
población inmigrante.
Las circunstancias, antes mencionadas, han hecho que el profesorado del Colegio se
haya visto inmerso en un permanente estado de mejora de la calidad para dar respuesta a
las necesidades del alumnado. A partir del 2000 se produce un aumento constante de
matriculaciones de alumnos, pasando de 219 alumnos en junio del 2000 a los 600 en
Diciembre del 2008.
Este crecimiento tiene características cualitativas muy distintas a las habidas con
anterioridad. Estábamos acostumbrados a una población estable que vivía en pisos de
propiedad y conocedores de la normativa existente sobre los periodos de matricula, así
como de las normas que rigen el mundo escolar.
Los diez días que dura el periodo ordinario de matriculación para el curso siguiente se
convierten en mera anécdota y las incorporaciones de alumnos se realizan durante todo
el año.
Las familias del alumnado de incorporación tardía desconocen las normas explícitas o
implícitas que rigen nuestro sistema educativo o más en concreto la del Colegio, y sus
hijos e hijas necesitan un periodo de adaptación o ajuste a la nueva situación. Ni que
decir tiene que la política de becas está pensada para residentes estables con papeles,
con declaración de la renta del año anterior, residencia y, sobre todo, que el primer año
coincida la escolarización con el breve periodo de presentación de solicitudes.
Por último, no podemos olvidar que la educación no es sólo el mundo escolar. Las
actividades de ocio y tiempo libre que se generan en el barrio o en la ciudad deben ser
tenidas en cuenta si queremos que estos nuevos vecinos lo sean de verdad.
Esta situación nos ha llevado a replantearnos nuestra acción educativa y a establecer
estrategias para atender el plano afectivo, académico, social y material de todo el
alumnado.
No es tarea fácil, pero sí gratificante en tanto y cuanto podemos apreciar efectos
positivos más o menos inmediatos.
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