Los tres aspectos principales del sendero

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Los tres aspectos principales del sendero
Lama Caroline
NgalSo significa relax, no en el sentido de tumbarse en la playa, eso también está bien, pero
aquí se refiere al relax de cuerpo y mente en distintos niveles. En nuestros días, tenemos la
mente, el cuerpo y las emociones contaminadas de distinta forma y expresan un gran
cansancio. Como no somos capaces de resolver los problemas emocionales, debidos a
nuestra inmadurez, sufrimos de estrés, insatisfacción y nerviosismo. Tenemos que aprender
métodos para recuperar la energía vital que nos permitan resolver nuestros problemas
emocionales. Nuestra esencia básica es pura. Todos y cada uno de nosotros tenemos esa
pureza original, tenemos grandes cualidades, tenemos un potencial inmenso, pero la mente y
el cuerpo están bloqueados, y este bloqueo nos impide disfrutar de estas cualidades. El camino
espiritual lo que intenta en su recorrido es recuperar la propia naturaleza original que ya
tenemos. No recuperar algo externo desde fuera, sino recuperar nuestra propia esencia.
Buda es una palabra sánscrita que significa mente pura y expansiva. Esto es precisamente lo
que necesitamos para que nuestra vida sea satisfactoria. Alcanzar el estado de buda no
significa que nuestro cuerpo se tenga volver azul, con un promontorio en la coronilla y las
orejas grandes. Se trata de poder recuperar nuestra esencia pura. Todos nosotros buscamos
lo mismo, somos amigos espirituales que estamos haciendo el mismo trabajo, en el mismo
sendero, por eso tenemos que sentirnos relajados. Lama Gangchen es un ser iluminado, es un buda, pero nosotros estamos trabajando para
alcanzar ese estado. Todos tenemos lo necesario para alcanzar el estado de buda, pero para
desbloquear lo que nos impide reconocerlo, tenemos que partir de ciertas bases. La primera es
la no violencia. Para participar en este centro uno no tiene que ser budista, debe ser no
violento. Este es el compromiso mínimo para entrar en el camino.
El tantra
El tantra es un sendero muy elevado del vehículo MAHAYANA, también llamado el gran
vehículo. Habla de sanar tres niveles básicos de nuestro ser: el nivel denso, el nivel sutil y el
nivel muy sutil. Las prácticas tántricas han sido mantenidas secretas hasta hace unos
cincuenta años, pero debido a las difíciles condiciones medioambientales y sociales de los
seres en los principios del siglo XXI, los lamas han decidido compartir estas prácticas tan
específicas, con la motivación de que las personas puedan alcanzar su pureza original y aliviar
así el sufrimiento. Pero para que estas prácticas funcionen es necesario crear una base, una
determinada actitud psicológica en nuestro ser. No podemos pretender llegar a ese estado final
sin haber hecho los preliminares.
Hay tres aspectos básicos que se requieren para practicar las enseñanzas de tantra, que son:
la renuncia, la mente altruista de la bodichita y la correcta visión de la realidad. Uno no tiene
que haber realizado completamente estos tres aspectos, basta con esforzarse y practicar
constantemente estos tres niveles del ser.
La renuncia
La renuncia no significa desprenderse del coche, de la casa, raparse la cabeza o no vestir ropa
elegante. No, la renuncia no es esa, no es como se entiende en occidente. Renuncia en el
budismo tibetano significa renunciar a los patrones mentales que nos llevan a conductas
autodestructivas, que nos hacen actuar de forma negativa para nosotros una y otra vez.
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Seguramente tenéis esta experiencia, por ejemplo, tenemos problemas con la pareja, nos
separamos y encontramos una nueva pareja con la que volvemos a repetir los mismos
patrones de comportamiento. Se producen los mismos problemas que teníamos con la anterior.
Lo malo es que siempre pensamos que el problema viene de algún factor externo, nunca
pensamos que nosotros tenemos quizá algo que ver en esa experiencia que estamos teniendo.
Renuncia, básicamente significa ser responsables de nosotros mismos de nuestras acciones y
pensar: “ah, yo tengo algo que ver con esto que me está pasando por tanto, entro a trabajar en
ello, me comprometo a transformarlo”.
Si bien es cierto que no nos gusta el sufrimiento, tenemos apego al sufrimiento. Es un
mecanismo con el que nos sentimos familiarizados y recurrimos una y otra vez a esa actitud.
La renuncia tiene que ver con el deseo de desarrollar aspectos positivos en nuestra vida.
Renunciamos al sufrimiento, no a lo positivo. Es como cuando llegamos a casa cargados de
bolsas, al soltarlas sentimos alivio de haber dejado un gran peso. La renuncia es lo mismo, es
soltar un gran peso que vamos arrastrando siempre, y al soltarlo sentimos una liberación.
Lama Gangchen dice un cigarrillo menos o un café menos es autocuración. A veces, al
principio uno no lo vive así, pero a la larga eso es salud. Tratamos de desintoxicar nuestra
mente no solo de los tóxicos externos, sino también de las actitudes mentales envenenadas. Si
repetimos el proceso de desintoxicación durante suficiente tiempo, alcanzaremos un equilibrio
mental, corporal y emocional, que a nivel último es lo que se llama Nirvana.
Para alcanzar el Nirvana tenemos que renunciar a los tres venenos básicos siempre presentes
en nuestra mente: el odio, el apego y la ignorancia. El odio y el apego son dos aspectos que
desequilibran las relaciones con los demás. Siempre estamos pasando de un extremo al otro
de las emociones. Con las personas que nos rodean tenemos la actitud de “mientras me hagas
feliz, mientras hagas lo que yo quiera, te querré; cuando no hagas lo que yo quiera, te odiaré,
te rechazaré”. Esto no solo lo hacemos con las personas, lo hacemos con todos los fenómenos
de nuestra experiencia. Debemos abandonar la idea de que algo externo puede darnos la
felicidad. La felicidad mental duradera no se puede conseguir con algo externo a ella.
Si compramos el último modelo de ordenador, a los seis meses ya no es tan completo,
empezamos a verle faltas, en relación con los últimos modelos, y empezamos a pensar “a lo
mejor tengo que comprarme otro”. Podemos encontrar satisfacción en los fenómenos externos,
pero no es una satisfacción duradera, es transitoria, perecedera.
La raíz de la insatisfacción es la ignorancia de no saber cómo funcionan los fenómenos y como
relacionarnos con ellos. Por ejemplo, creer que poseer algo que nos gusta nos traerá la
felicidad. Esta es una ignorancia básica. Es como si tuviéramos un defecto de fábrica en
nuestra mente, un error del programa que nos hace interpretar mal nuestra relación con los
objetos externos, con el mundo exterior. Como no podemos volver al origen para corregir este
defecto, tenemos que aprender a subsanarlo nosotros mismos.
Estar conectado con el mundo y sus seres nos da un estado de felicidad; cuanto más
separados nos sentimos de nuestro entorno, mayor es nuestra insatisfacción. En todas las
tradiciones espirituales siempre se habla de una experiencia de fusión con todo.
En el budismo no existe la idea del demonio. El demonio del que nos tenemos que liberar es el
ego. El ego es el responsable de nuestro sufrimiento. Cuanto menos tengamos, más felices
seremos. Otro concepto del que tenemos que liberarnos es la culpa. Hay cosas dañinas que no
tenemos que hacer, pero todos los fenómenos son mutables, y en este sentido uno puede
corregir sus defectos. Por eso, hay esperanza para nuestro mundo, porque cualquier cosa que
estamos haciendo erróneamente podemos cambiarla y hacerla correctamente cuando lo
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necesitemos.
Bodichita
Supongamos que hemos alcanzado ese estado de equilibrio o Nirvana que antes
mencionamos. ¿Qué ocurre con nuestros seres queridos, nuestros padres, nuestros hijos,
nuestros amigos? ¿Podemos ser felices estando ellos sumidos en una gran confusión? Desde
luego que no; si nuestros seres queridos sufren, nosotros no podemos ser felices.
En la medida en que vamos disminuyendo el sentido del yo, nos vamos sintiendo más cerca de
los demás, su sufrimiento nos afecta vivamente, como si fuera propio. Por eso, debemos
trabajar a dos niveles: a nivel personal para mejorar nuestras cualidades mentales y a nivel
social atendiendo a las personas que nos rodean, estando abiertos a ser de ayuda para los
demás. Es como el pájaro que para volar necesita las dos alas, de la misma forma, nosotros
para llegar al estado de mente iluminada, necesitamos las alas de la compasión y la sabiduría.
Visión correcta
La compasión sin sabiduría, la compasión ignorante no produce buenos resultados. Cuando
nos encontramos con alguien que está sufriendo mucho, nos preguntamos como podemos
ayudar verdaderamente a esta persona, si el consejo que le estamos dando o la sugerencia
será una ayuda o empeorará las cosas. La compasión necesita de la sabiduría que conoce la
naturaleza de la mente y del funcionamiento de los fenómenos en nuestro ser.
Bodi significa iluminación y satva significa ser que va hacia la Iluminación. El camino del
bodisatva tiene seis aspectos importantes que practicar, los seis paramitas o las seis
perfecciones, que son: generosidad, ética, paciencia, esfuerzo entusiasta, concentración y
sabiduría. Las cinco primeras son la perfección de la compasión y la última es la perfección de
la sabiduría. Ésta acompaña a las cinco restantes, porque no podemos desarrollar verdadera
compasión sin la sabiduría que nos permite saber lo correcto en cada momento. Se dice que
las cinco perfecciones son ciegas si no hay sabiduría. Es necesaria la sabiduría para guiar a
las cinco perfecciones de la compasión.
Por ejemplo, si le doy algo a alguien pensando que yo soy una persona que da algo a otro ser
independiente de mí, automáticamente puede surgir en mi el pensamiento de esperar algo a
cambio de ese acto mío de generosidad. Sin embargo, si considero en el acto de dar, a la
persona y al objeto como inseparable de mí, si considero que hay una interdependencia entre
las personas y el objeto que se da, entonces ya no es posible esperar una contrapartida. La
sabiduría es el aspecto que nos hace sentir que no hay separación entre las personas y los
objetos. Compasión significa desear que el otro sea feliz; el deseo de que el otro sea feliz hace
innecesario el premio, su felicidad es el premio. Si yo simplemente doy para que el otro piense
que soy una persona generosa, una persona extraordinaria, esto fortalecerá mi orgullo, mi ego.
La generosidad debe fortalecer la idea de sentir al otro como parte de ti. Lograr este nivel no
es fácil, hay una serie de votos del bodisatva que ayudan a desarrollar esta cualidad en nuestra
mente.
Aunque estemos haciendo este esfuerzo, este trabajo espiritual, vamos a seguir
experimentando celos, enfado, envidia, odio, etc.; no podemos abandonarlos de un día para
otro porque tenemos el hábito personal de reaccionar de esta forma. No podemos esperar que
por ir a un centro de Dharma desaparezcan automáticamente este tipo de comportamientos.
De la misma forma que desarrollamos la compasión por los demás tenemos que desarrollar la
compasión por nosotros mismos, lo que significa no empujarnos de forma obsesiva a la
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práctica, forzarnos de forma que podamos crearnos problemas psicológicos. Por ejemplo, si
siguiendo el camino espiritual, nos enfadamos, no pasa nada. Reconocemos que el enfado no
produce buenos resultados y tratamos de hacerlo mejor la próxima vez. No debemos
culpabilizarnos, ni pensar “soy un desastre” y castigarse a uno mismo. La mente es como una
cebolla, tiene muchas capas, uno quita una y dice; ah! por fin!, y luego hay otra debajo, y otra y
otra; hay infinitas capas. Finalmente aparecerá esa clara luz, que es la parte original, la parte
pura de nuestra mente, pero antes que eso ocurra, habrá muchas capas que tendrán que
desaparecer.
El camino del bodisatva es algo muy práctico, muy útil para nosotros los laicos, porque
podemos practicarlo en el trabajo, en la familia, en cualquier lugar y momento de nuestra vida.
Si fijáramos nuestro camino espiritual como el camino del bodisatva, podríamos reflexionar
sobre los compromisos que conlleva y tratar de integrarlos en nuestra vida como un camino
muy concreto. Podemos pensar que nuestros verdaderos enemigos son las actitudes de odio,
apego e ignorancia y que los enemigos externos no existen; así, si alguien nos hace daño
podemos reaccionar positivamente hacia esa persona. Por ejemplo, Jesucristo fue un gran
bodisatva que enseñaba técnicas de este camino. Si somos católicos podemos perfectamente
integrar en nuestra práctica espiritual católica el camino del bodisatva, sin conflicto alguno.
A través del camino del bodisatva se puede alcanzar la iluminación, pero se requieren varios
millones de años. Hay que practicar durante muchas vidas generosidad, ética, paciencia,
esfuerzo, concentración y sabiduría para poder integrar las distintas realizaciones que esta
práctica conlleva. Si uno piensa que las demás vidas son inciertas y que quizá sea difícil
practicar en otras vidas, entonces el tantra es el camino. El tantra es muy adecuado para los
occidentales, porque queremos los logros aquí y ahora, sin tener que esperar muchas vidas.
Nos preguntamos “¿como voy a poder superar el enfado, las explosiones de celos, etc…? Y
puede que nos torturemos un poco en ese esfuerzo. El tantra precisamente trabaja con la parte
oculta de nuestra mente, es una terapia a nivel subconsciente. La mente sería como un gran
iceberg que manifiesta solamente una pequeña parte; debajo de la superficie del iceberg, en el
subconsciente, está la razón última de todas nuestras explosiones emocionales y ahí es donde
actúa el tantra, en esa parte oculta de nuestra mente. Por ejemplo, las experiencias infantiles
que uno ha vivido, si han sido traumáticas y no se han resuelto de alguna forma, quedan
enquistadas en el subconsciente y eso nos hace reaccionar de forma automática, en las
experiencias cotidianas. El camino Mahayana está vinculado al aspecto intelectual, al estudio, al análisis de las
situaciones, etc.… mientras que el camino tántrico es más psicológico, está vinculado a la
intuición, a los aspectos espontáneos de la mente. El cerebro tiene dos hemisferios, el racional
y el intuitivo, para tener una psicología equilibrada tenemos que desarrollar ambos hemisferios
al mismo tiempo y relacionarlos. Por eso se practica integradamente el Sutra y el tantra, que
sería el camino racional y el camino intuitivo. Todos tenemos la aspiración de ser santos, en
inglés la palabra santo se dice “holy” que tiene que ver con totalidad. Holy en el sentido de ser
total, completo, de tener desarrollados los dos aspectos del ser, el racional y el intuitivo, de
vivirlos como una unidad. De la misma forma que si seguimos una terapia necesitamos de un
terapeuta que nos guíe en el proceso, para practicar el tantra necesitamos de un Maestro,
alguien que nos ayude a comprender los distintos aspectos del tantra, o de otras personas que
estén en el mismo camino, con quien compartir las experiencias de Autocuración. Para los
occidentales el concepto de guru es extraño, algo raro, muy oriental que no necesitamos en
Occidente. En realidad el guru es como un terapeuta, es aquel que ya ha sanado su mente,
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capaz de ayudarnos en ese camino para que podamos lograr el mismo estado de liberación.
Algo muy interesante en el budismo tibetano es que durante generaciones y generaciones
estos métodos se han practicado, no sólo en Tíbet, anteriormente en India, y este linaje se
remonta hasta el tiempo en el que vivió el Buda Shakyamuni hace 2500 años. Es un linaje vivo
de practicantes, que nos da una cierta seguridad de que estos métodos funcionan, ya que
podemos ver a los seres que los han practicado desde hace mucho tiempo. Otro aspecto
importante del concepto de guru es que podemos ver la pureza, las cualidades a las que
aspiramos, en ese ser exterior. El objetivo es reconocer estas cualidades en nosotros mismos,
pero si no somos capaces de ver esas cualidades positivas que aspiramos alcanzar fuera de
nosotros, es muy difícil que podamos reconocerlas en nosotros mismos. De hecho, lo que
estamos tratando de desarrollar es la convicción de que somos originariamente puros y
buenos. Si uno puede ver la pureza, la compasión, la generosidad, la humildad constante en
otro ser vivo, es una importante experiencia para reconocerlo en si mismo.
El tantra básicamente es acelerar el camino Mahayana, no es algo separado del camino
Mahayana, es simplemente acelerarlo. Mucha gente comete el error, de creer que si sigue el
camino del tantra, no necesitan las prácticas de Sutra, Lam Rim, u otras, dedicándose solo a la
recitación de mantras, esto no produce resultados. Necesitamos conocer todos los aspectos de
nuestra mente.
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