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SUEÑOS PREMONITORIOS: LOS PROFETAS DURMIENTES
Es algo conocido, aunque no aceptado por todos, que muchísimos hechos, desde las
peores tragedias hasta los simples sucesos de la vida cotidiana, han sido soñados antes
de que realmente ocurrieran. Son los llamados sueños premonitorios. Se hace difícil
aceptar ciertos acontecimientos que el cerebro humano no consigue descifrar.
Tal es el caso de René Descartes, que anticipó en tres sueños cómo sería su escuela
filosófica; o del químico ruso Dimitri Mendeleiev, que vio en sueños cómo “todos los
elementos caían en sitios determinados”. No bien despertó llevó ese sueño a un papel:
nacía la Tabla Periódica de los Elementos.
El 14 de abril de 1912, uno de los más grandes naufragios terminó con la vida de 1500
personas: se hundió el Titanic. Luego de esta tragedia, mucha gente dijo haber soñado
eso antes, incluidos Morgan Robertson y Emyn Slew Garnett. Lo que destaca a estos
dos personajes es que ellos narraron lo que habían soñado antes del hundimiento.
La novela de Robertson, “Futily”, fue publicada en 1898; y “El barco fantasma del
desastre”, escrita por Garnett, salió a la venta dos meses antes del naufragio. Cuando
estos dos escritores norteamericanos fueron interrogados, ambos respondieron que las
historias publicadas eran productos de sueños.
SOÑAR DESPIERTO
Las fantasías diurnas son producciones imaginativas en las que el sujeto canaliza sus
deseos insatisfechos. El individuo suele imaginar situaciones en las que él es el
protagonista, donde colma sus anhelos de éxito, de ambición o de egoísmo.
Algunas de estas fantasías son esporádicas y se abandonan. Otras son seguidas por el
sujeto continuando en futuras fantasías el hilo de la trama hasta armar una verdadera
novela. Suelen presentarse también como fantasías anticipatorias del futuro en las que la
persona prepara discursos imaginando respuestas o actitudes de aquél que lo escucha.
El origen de estas fantasías es similar al de los sueños: la insatisfacción de deseos
postergados, sin embargo las mismas se presentan en forma más organizada y
estructurada, porque el sujeto tiene consciencia de ellas al encontrarse despierto.
ALTERACIONES DEL SUEÑO
No hay nada peor que no poder dormir. Cuando a una persona se la priva del sueño
por un lapso prolongado se produce el deterioro de la integridad física y mental. A
continuación se explican las alteraciones del sueño más frecuentes:
Insomnio: es la dificultad para comenzar el sueño, seguida por la imposibilidad
de mantenerlo durante toda la noche.
Jet-Lag: es el síndrome de quienes viajan en avión pasando varios husos
horarios en poco tiempo.
Narcolepsia: se considera la alteración del sueño más peligrosa. La persona se
queda dormida en cualquier momento y sin previo aviso. Es común que se caiga
de la silla en medio de una conversación o que se golpee contra el suelo mientras
está caminando. Se caracteriza por traer alucinaciones, rigidez de los músculos y
respiración casi imperceptible. Médicamente se denomina cataplejía. En el siglo
pasado, Lord Horatius Lloyd Bodgan, un reconocido político inglés, fue
enterrado por su infiel esposa aprovechando un singular ataque narcoléptico. El
hecho se descubrió cuando la mujer le confesó todo a un sobrino de su marido.
Pesadillas: son sueños largos y angustiosos, presentan imágenes muy
verosímiles y encierran casi siempre una amenaza física o psicológica.
Generalmente se presentan aparejadas de terror nocturno: se inicia con un grito
de pánico, tras el cual el sujeto se vuelve inquieto en la cama, sufre de angustia y
al despertar no recuerda nada.
Apnea: es la existencia de períodos de sueño en los que el individuo no respira.
En los adultos va casi siempre acompañada de obesidad, diabetes e hipertensión
arterial. Las personas roncadoras son las que más la padecen; en los niños está
estrechamente ligada a la muerte súbita infantil.
Síndrome de las piernas inquietas: (retless legs) Es una suerte de cosquilleo en
las piernas que, si es muy intenso, puede hacer que el individuo despierte.
Produce secuelas como el cansancio, la somnolencia y la falta de concentración.
PARA DORMIR BIEN
Para vencer estas anomalías, los médicos aconsejan seguir las siguientes reglas:
Procurar acostarse y levantarse a la misma hora, es decir, tener una rutina que
favorezca el equilibrio del cuerpo.
Comer liviano por la noche y no acostarse inmediatamente después de levantarse
de la mesa.
Eliminar los excitantes como el café, el alcohol y el tabaco.
Dormir en un lugar ventilado, silencioso y oscuro (ya que dormir con luces
encendidas puede producir alucinaciones).
No dejar radios o televisores encendidos, ya que no favorecen la total relajación
del cuerpo.
Si se produce insomnio, levantarse de la cama, hacer algo liviano y luego volver
a acostarse.
Bárbara Toral - 5to. B.O.D.
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