Trastornos-miccionales - Cirugía/Urología Pediátricas

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Trastornos miccionales
Montserrat Antón Gamero y Manuel Leva Vallejo
conjunto heterogéneo de trastornos que tienen su origen en una disfunción vesicouretral
de la fase de llenado y/o vaciado sin una causa
neurológica detectable.
Introducción
Los trastornos funcionales vesicales son un
motivo de consulta cada vez más frecuente al
pediatra. En ocasiones la clínica inicial es la
alteración del hábito miccional diurno acompañado o no de enuresis nocturna. Sin embargo, las infecciones urinarias de repetición son
también una manifestación de trastornos
vesicales funcionales. Si indagamos en el
hábito miccional del niño, con sorpresa descubriremos que existen manifestaciones que
habían pasado desapercibidas o que los padres
no habían referido inicialmente por considerarlas normales o no relevantes.
Tradicionalmente, dentro de los trastornos
miccionales se han incluido cuadros clínicos
como la enuresis nocturna, el síndrome enurético o la micción no coordinada. Más
recientemente, la International Children’s
Continence Society (ICCS) ha clasificado
estos trastornos dentro de las "alteraciones del
desarrollo", excluyendo la enuresis nocturna
al no poder ser relacionada de forma específica con ninguna disfunción del tracto urinario
inferior. Otros trastornos, como el síndrome
de Hinnman, la incontinencia de la risa o el
síndrome de Ochoa, han sido considerados
como "condiciones no clasificables" (tabla I).
A lo largo de esta monografía se recogerán los
principales conceptos y definiciones de la
ICCS.
En el estudio de los trastornos miccionales
debemos descartar la presencia de anomalías
orgánicas como la obstrucción anatómica del
tracto urinario inferior o la vejiga neurógena.
Siempre ha de investigarse la causa para establecer un diagnóstico correcto y un adecuado
tratamiento.
El pediatra ha de realizar una primera aproximación diagnóstica, iniciar el tratamiento
cuando sea posible y valorar la necesidad de
remitir al especialista. Es relevante la labor
del pediatra en el seguimiento clínico de los
niños con trastornos vesicales funcionales
vigilando la respuesta al tratamiento, aparición de infecciones urinarias o de efectos
secundarios del tratamiento farmacológico.
Presentación clínica
Entre los trastornos miccionales funcionales
hemos de destacar dos cuadros clínicos que
con relativa frecuencia se detectan en niños
con infecciones urinarias de repetición y/o
reflujo vesicoureteral: el síndrome de urgencia e incontinencia de urgencia o síndrome
enurético y la disfunción miccional o micción
no coordinada. Ambos pueden ser detectados
en un mismo paciente.
Concepto
Las alteraciones funcionales del tracto urinario inferior en pediatría constituyen un
253
Protocolos diagnósticos y terapéuticos en pediatría
TABLA I. Clasificación etiológica de la disfunción del tracto urinario inferior
1. Trastorno del control neurológico o psicológico
a) Malformaciones congénitas del SNC
Mielomeningocele, disrafia espinal oculta, síndrome de médula anclada, malformaciones
sacras, siringomielia, diastomatomielia, etc.
b) Alteraciones del desarrollo
Síndrome de urgencia, disfunción miccional, retraso mental y del desarrollo psicomotor,
síndromes por déficit de atención
c) Trastornos adquiridos
Espasticidad cerebral, enfermedades degenerativas del SNC, esclerosis múltiple,
síndrome de Guillain-Barré, radiculitis, mielitis transversa, traumatismos espinales y del
plexo pélvico, tumores medulares, malformaciones vasculares, etc.
2. Trastornos de la fibra muscular lisa o estriada
a) Trastornos congénitos
Distrofia muscular de Duchenne, atrofia muscular espinal, displasia neuronal (síndrome
de megacolon, megacistitis)
b) Trastornos adquiridos
Distensión vesical crónica, fibrosis de la pared vesical
3. Anomalías estructurales
a) Lesiones congénitas
Extrofia-epispadias, hipospadia, ureteroceles, malformaciones de la cloaca, lesiones
congénitas de la vejiga, trígono y cuello vesical, síndrome de Prune-Belly, displasia
ectodérmica, trastornos del colágeno (Ehlers-Danlos, etc.)
b) Lesiones adquiridas
Hipercalciuria, traumatismos y sus secuelas (estenosis y lesión de los esfínteres)
4. Trastornos inclasificables
Incontinencia de la risa, síndrome de Hinnman, síndrome de Ochoa
Síndrome de urgencia e
incontinencia de urgencia o
síndrome enurético
incontinencia nocturna y síntomas diurnos
como frecuencia miccional aumentada y
urgencia acompañada o no de incontinencia.
Estos síntomas tienen su origen en contracciones involuntarias del detrusor, durante la
fase de llenado, que el niño no puede inhibir.
El escape de orina nocturno que se produce
El síndrome enurético o síndrome de urgencia
e incontinencia de urgencia, tal como lo define la ICCS, es un cuadro caracterizado por
254
Nefrología/Urología
posmiccional y elevación importante de la
presión vesical durante los episodios de contracción del suelo pélvico. La característica
clínica fundamental en estos niños es precisamente un flujo urinario entrecortado que
puede ser demostrado mediante la inspección
de la micción.
con frecuencia en este síndrome no debe ser
confundido con el concepto de enuresis nocturna, que se define como una micción normal que ocurre durante el sueño. En este síndrome el escape nocturno, al igual que el diurno, tiene su origen en contracciones involuntarias del detrusor y debe ser considerado
como incontinencia.
La ICCS ha propuesto tres patrones de disfunción miccional: vaciamiento interrumpido
(stacatto voiding), vaciamiento fraccionado o
intermitente y síndrome de la vejiga perezosa,
que constituye la forma extrema de disfunción miccional. Suelen ser niños retenedores
con una frecuencia miccional muy baja. La
micción ocurre en pequeñas fracciones y es
incompleta, y se ayudan de prensa abdominal
para mejorar el flujo. Se puede producir
incontinencia por rebosamiento.
Una manifestación clínica característica de
este síndrome es que el niño intente inhibir la
urgencia miccional mediante posturas forzadas, por ejemplo, adoptando una posición en
cuclillas (signo de Vincent) o comprimiendo
la uretra.
Por definición, la micción es normal con relajación completa del suelo pélvico, un flujo
urinario normal y ausencia de residuo posmiccional. Es frecuente que los síntomas urinarios se asocien a un cuadro de constipación
intestinal como resultado de la contracción
voluntaria del suelo pélvico para inhibir las
contracciones involuntarias del detrusor, lo
que determina que la defecación se retrase de
forma prolongada.
Tanto la infección urinaria de repetición
como el reflujo ureterovesical son frecuentes
en niños con trastornos miccionales y son a
veces los que conducen al diagnóstico. Su
incidencia es muy variable según las series,
pero, en general, las infecciones recurrentes
se encuentran en un tercio de los niños. Su
tratamiento es esencial pues la infección
determina una inflamación de la mucosa vesical que contribuye al mantenimiento de la
inestabilidad del detrusor perpetuando el cuadro. El reflujo vesicoureteral ha sido detectado hasta en el 50% de pacientes con micción
no coordinada.
Micción no coordinada o
disfunción miccional
La micción no coordinada o, como propone
la ICCS, la disfunción miccional se define
como la hiperactividad de la musculatura del
suelo pélvico durante la micción. Para que
ésta sea considerada fisiológica debe ser coordinada, es decir, la contracción del detrusor se
debe acompañar de relajación del esfínter
estriado y la musculatura del suelo pélvico.
Cuando durante la micción se produce un
aumento de la actividad del tracto de salida,
la contracción del detrusor se inhibe, lo que
da lugar a un vaciamiento intermitente e
incompleto y, por lo tanto, asociado a residuo
Incontinencia en trastornos por
déficit de atención
Se produce en niños que retrasan voluntariamente la micción (ignoran el deseo miccional) durante su actividad diaria hasta que
aparece el escape de orina. En sentido estricto se trataría de una enuresis diurna. La fun-
255
Protocolos diagnósticos y terapéuticos en pediatría
ción vesical y uretral en estos pacientes es
rigurosamente normal.
Metodología diagnóstica
Síndrome de Hinnman
La valoración del niño con trastornos miccionales requiere la realización de una historia
clínica completa y detallada, prestando especial atención a las características del hábito
miccional. En esta valoración inicial deben
participar tanto los padres como el niño y éste
debe ser preguntado específicamente respecto
a los síntomas.
En primer lugar se investigará la existencia de
malformaciones congénitas y trastornos neurológicos, preguntando también sobre el desarrollo psicomotor.
Es importante conocer la secuencia del control de esfínteres anal y urinario, diurno y
nocturno. Ha de obtenerse una historia completa de la micción, específicamente la frecuencia miccional, existencia de disuria,
urgencia o incontinencia, posturas antimiccionales o de evitación de la micción, esfuerzo miccional, características del chorro miccional (continuo, fraccionado), enuresis nocturna incluyendo número de noches mojadas
por semana o mes y número de episodios por
noche. Se deben investigar también circunstancias que puedan concurrir con la aparición
de los síntomas.
Es útil la realización de un diario de frecuencia-volumen miccional, donde se recogerán
detalladamente la ingesta de líquidos y el
volumen de orina por micción durante 24
horas. Se deben anotar el número de micciones, las horas a las que se realizan y el volumen miccional. También se anotarán los episodios de urgencia e incontinencia. Cuando
la edad del niño lo permita, el diario debe ser
responsabilidad suya, con el apoyo necesario
de sus padres (tabla II).
Se ha de preguntar por el hábito intestinal:
existencia de estreñimiento o encopresis.
Historia clínica
Descrito en 1973 por Hinnman y Baumann,
este síndrome posee, tal como describieron
sus autores, entre sus características primarias,
la presencia de "enuresis" con o sin sintomatología diurna acompañante, infecciones urinarias de repetición, dilatación del tracto urinario superior, ausencia de déficits neurológicos y de lesiones obstructivas anatómicas, y
entre sus características secundarias, las alteraciones del hábito intestinal, alteraciones
psicológicas, alteraciones radiológicas (trabeculación vesical, uretra dilatada, afectación
del tracto urinario superior, etc.) y deterioro
de la función renal. A diferencia de la disfunción miccional aislada, para llegar al diagnóstico de síndrome de Hinnman es necesario
que en un mismo paciente se cumplan todos
los criterios diagnósticos primarios y algunos
de los secundarios.
Incontinencia de la risa
Descrita por MacKeith en 1959, constituye
una forma específica de escape diurno que se
produce con la risa. Aunque su etiología no es
del todo conocida, se piensa que está provocada por contracciones involuntarias del
detrusor asociadas a relajación uretral. Debe
ser diferenciada de la incontinencia de esfuerzo en la que el aumento de presión abdominal, provocado por la risa, sería el causante
del escape de orina.
Aparece entre los 5 y 7 años de edad y en la
mayoría de los casos desaparece de manera
espontánea al inicio de la pubertad. Es más
frecuente en el sexo femenino y con frecuencia se detecta una historia familiar.
256
Nefrología/Urología
TABLA II. Diario de frecuencia-volumen miccional
Ingesta de líquidos:
HORA
ml/día
VOLUMEN ORINA
URGENCIA/
INCONTINENCIA
uretral y una exploración neurológica básica.
Es preciso comprobar la sensibilidad perineal
y los reflejos lumbosacros (tono y reflejo anal,
reflejo bulbocavernoso), observar la marcha
del paciente y detectar asimetrías en miembros inferiores o anomalías cutáneas de
la región lumbosacra sugerentes de una
anomalía espinal oculta. La exploración
física incluirá la observación de la micción,
sobre todo cuando refieren chorro miccional
anormal.
La historia clínica debe valorar la ingesta de
medicamentos con posibles efectos sobre el
tracto urinario inferior, los antecedentes de
infecciones urinarias de repetición o síndromes febriles sin foco en el periodo de lactante,
las intervenciones quirúrgicas sobre el tracto
urinario inferior, la actitud del niño y de la
familia ante la incontinencia, la integración
escolar, los trastornos del comportamiento y la
actividad sexual en los adolescentes.
Exploración física
Además de una exploración física general, se
debe realizar un examen cuidadoso de los
genitales externos con localización del meato
Exámenes complementarios
Laboratorio
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Protocolos diagnósticos y terapéuticos en pediatría
urinario superior, se realizará una cistografía miccional, ya sea convencional o isotópica, para valorar la presencia de reflujo
vesicoureteral. La cistografía convencional indica la presencia de reflujo, alteraciones en la morfología vesical, dilatación
de la uretra proximal o posterior, obstrucción orgánica del tracto urinario inferior y
en la fase posmiccional valora el residuo
posmiccional (figura 2).
La evaluación mínima de un niño con sospecha de trastorno vesical funcional incluye un
sistemático y sedimento urinario y un urocultivo. Cuando existe sospecha de afectación de
la función renal como en la nefropatía por
reflujo, es preciso realizar además bioquímica
de sangre y orina y un test de concentración
urinaria.
Estudios de imagen
— Ecografía abdominal. La ecografía abdominal no es imprescindible en el estudio inicial del trastorno miccional, aunque debido a su inocuidad y a su cada vez más fácil
accesibilidad sí es aconsejable.
Es aconsejable, si está disponible, realizar
el estudio cistográfico en forma de vídeo
durante el estudio urodinámico.
— Gammagrafía renal. En caso de infecciones
urinarias febriles, sospecha de nefropatía
por reflujo o presencia de reflujo vesicoureteral es preciso realizar también una
gammagrafía renal DMSA Tc99m.
Cuando existe historia anterior de infecciones urinarias, siempre se debe realizar,
así como cuando hay mala respuesta al tratamiento inicial o sospecha clínica de
micción no coordinada. La ecografía
puede poner de manifiesto la existencia de
malformaciones nefrourológicas asociadas,
nefropatía por reflujo severa, dilatación
del tracto urinario superior y vejiga trabeculada o con aumento del grosor de la
pared vesical (figura 1).
— Rx de columna. La disfunción miccional
puede ser el síntoma inicial de un defecto
— Cistografía miccional. Si existen infecciones urinarias de repetición secundarias al
trastorno miccional o dilatación del tracto
Figura 1. Aumento del grosor de la pared vesical
en la ecografía.
Figura 2. Reflujo vesicoureteral y dilatación uretral secundaria a disfunción miccional.
258
Nefrología/Urología
neurológico oculto, pero generalmente va
acompañado de otras manifestaciones
neurológicas posteriores. La radiografía
simple de columna lumbosacra puede ser
útil en aquellos pacientes con trastornos
funcionales de mala evolución para detectar malformaciones esqueléticas complejas, aunque no está indicada en el estudio
inicial.
— Flujometría. La flujometría consiste en la
medición del volumen de orina evacuado
por unidad de tiempo, expresado en
ml/seg. Constituye un excelente test de
screening de la fase de vaciado y por su
carácter no invasivo es considerada prueba obligada por algunos autores en la evaluación de pacientes con síntomas miccionales. Su parámetro más representativo es
el flujo máximo, que se valora según
nomogramas específicos diseñados para
niños (nomograma de Hjalmas o Toguri).
Este test se combina con la electromiografía de superficie (mediante electrodos
cutáneos o de aguja en niños mayores
colaboradores) a fin de detectar la presencia de disfunción miccional (figura 3).
— RMN. El valor de la RMN en el estudio
de los trastornos miccionales aislados es
muy limitado y debe ser reservado para
aquellos casos en que los que la exploración física ponga de manifiesto anomalías
cutáneas lumbosacras, defectos neurológicos u ortopédicos o cuando la radiografía
simple demuestre malformaciones esqueléticas complejas.
— Volumen residual. Tras la flujometría se
mide el volumen residual o posmiccional, a
ser posible, con ecografía. El volumen residual es un parámetro importante que evalúa la eficacia del vaciado vesical y se
encuentra elevado en pacientes con afectación de la contractibilidad del detrusor o en
pacientes con obstrucción anatómica o
funcional como en la disfunción miccional.
Estudios urodinámicos
Aunque es la prueba esencial en el diagnóstico de los trastornos de la función del tracto
urinario inferior, por su carácter invasivo no
exento de complicaciones se considera su realización sólo en un grupo seleccionado de
pacientes: aquellos con síndrome de urgencia
e incontinencia de urgencia que no responden al tratamiento empírico con anticolinérgicos, pacientes con reflujo vesicoureteral
resistentes al tratamiento con quimioprofilaxis o en los que se planea tratamiento quirúrgico, pacientes con infecciones urinarias de
repetición que no se controlan con quimioprofilaxis o cuando se sospecha por la clínica
una disfunción miccional asociada.
— Cistomanometría. La cistomanometría es
una prueba urodinámica invasiva que
El objetivo del estudio urodinámico es reproducir el síntoma para relacionarlo con el estado funcional del tracto urinario inferior.
Los test de mayor relevancia en el estudio
urodinámico infantil son:
Figura 3. Flujometría en paciente con disfunción miccional.
259
Protocolos diagnósticos y terapéuticos en pediatría
con la información anatómica del estudio
radiológico. Para realizarla se emplea
como líquido de infusión contraste radiológico. No está disponible en la mayoría
de los centros.
explora la fase de llenado. Se realiza
mediante un catéter vesical a través del
cual se infunde líquido, habitualmente
suero fisiológico o agua destilada, a velocidad constante a fin de medir la presión
vesical, y un catéter rectal para monitorizar la presión abdominal. La presión sustraída representa la presión del detrusor.
Mediante esta prueba se pretende conocer
los cuatro parámetros que definen la fase
de llenado: capacidad cistomanométrica
máxima, acomodación, sensibilidad y
actividad del detrusor (figura 4).
— Electromiografía. En el estudio de los trastornos miccionales infantiles es esencial la
evaluación de la actividad electromiográfica de la musculatura del suelo pélvico.
Como ya ha sido expuesto antes se
encuentra aumentada en la disfunción
miccional durante el vaciamiento vesical.
— Test de presión-flujo. El test de presiónflujo es una prueba urodinámica invasiva
que evalúa la relación entre la presión del
detrusor y el flujo urinario durante la fase
de vaciado. Es la única prueba que permite realizar el diagnóstico diferencial entre
micción obstruida y afectación de la contractibilidad del detrusor. No existen parámetros universalmente aceptados en niños
y, en esta población de pacientes, está
supeditada a la presencia frecuente de
artefactos.
Actitud terapéutica
En el caso de trastornos funcionales secundarios es necesario el tratamiento de la causa
desencadenante (resolución de la obstrucción
urinaria inferior, tratamiento de la inflamación o infección vesical). El tratamiento de
los trastornos miccionales incluye las medidas
higiénicas miccionales, reeducación del hábito miccional, tratamiento farmacológico y
técnicas de biofeedback.
Tratamiento conductual
— Videocistourodinámica. Constituye la prueba definitiva en la valoración funcional
del tracto urinario inferior pues combina
la información del estudio urodinámico
Es aconsejable establecer un horario miccional, procurando micciones cada 3 o 4 horas,
que se adapten a las actividades escolares y
evitando tanto el retencionismo como las
micciones demasiado frecuentes. El horario
logrará un mayor control consciente y voluntario de la micción. Se pueden asociar técnicas de entrenamiento vesical, espaciando
el tiempo intermiccional sin sobrepasar las
6 horas y realizando ejercicios de contención
de la micción durante unos segundos, inmediatamente antes de iniciarla.
Los trastornos miccionales plantean actitudes
y problemas familiares que pueden influir en
la evolución clínica y en su solución. Es un
problema que angustia y preocupa a padres y
Figura 4. Cistomanometría y estudio de presiónflujo en inestabilidad vesical (flechas).
260
Nefrología/Urología
La imipramina es una antidepresivo tricíclico,
con efectos farmacológicos centrales y periféricos y débil acción anticolinérgica. Su acción
sobre la vejiga no está clara, pero parece que
posee una acción simpaticomimética sobre los
receptores betaadrenérgicos, lo que favorece
el aumento de la capacidad vesical. La dosis
utilizada es de 10-50 mg/día (de 0,9-1,5
mg/kg/día), en general se administra en dosis
única de 25 mg para niños de 5 a 8 años y de
50 mg para niños mayores. El estrecho margen entre la dosis terapéutica y tóxica hace
que deba ser administrado con precaución.
Sus principales efectos colaterales son boca
seca, estreñimiento, falta de apetito, cefalea,
insomnio, irritabilidad y cambios de personalidad.
niños, por lo que en ocasiones es necesario
apoyo psicológico.
Tratamiento farmacológico
Los fármacos utilizados en el tratamiento de
la inestabilidad vesical son aquellos con
efecto anticolinérgico (tabla III). Estos fármacos están contraindicados en caso de obstrucción urinaria ya que favorecen la retención
urinaria.
El cloruro de oxibutinina tiene acción anticolinérgica y es el fármaco de elección en la
inestabilidad vesical. La dosis es de 0,3 mg/kg
de peso al día repartido en dos o tres dosis,
aunque algunos autores recomiendan empezar
con dosis más bajas de 0,1 mg/kg e ir incrementando hasta que se logre el efecto terapeútico deseado o aparezcan efectos colaterales.
Éstos son dilatación de pupilas, intolerancia
al calor, boca seca, piel seca, mareos, cambios
de humor, y son fácilmente reversibles al disminuir o suspender la medicación.
De reciente comercialización es la tolterodina, otro fármaco anticolinérgico con acción
terapéutica similar a los anteriores, pero con
menos efectos colaterales. La dosis inicial
aconsejada es de 1 mg cada 12 horas y puede
incrementarse hasta 2 mg cada 12 horas.
El cloruro de trospio también es utilizado por
su efecto anticolinérgico tanto central como
periférico. La dosis aconsejada es 20 mg cada
12 horas en niños mayores. Sus efectos colaterales son similares a los de otros fármacos
anticolinérgicos.
Biofeedback
La Sociedad Internacional de Continencia
define el biofeedback como una técnica por la
cual la información sobre un proceso fisioló-
TABLA III. Fármacos
Fármaco
Dosis
Presentación
Cloruro de oxibutinina
0,1-0,3 mg/kg/día repartido en
dos o tres dosis
Ditropan® comprimidos de 5 mg
Cloruro de trospio
20 mg cada 12 horas
Uraplex® comprimidos de 20 mg
Imipramina
0,9-1,5 mg/kg/día en dosis única
(10-50 mg/día)
Tofranil® comprimidos de 10,
25 y 50 mg
Tolterodina
1-2 mg cada 12 horas
Detrusitol®
Urotrol®
261
Protocolos diagnósticos y terapéuticos en pediatría
modificar dicho comportamiento a fin de
obtener una micción coordinada.
De la misma forma, sería posible actuar sobre
la inestabilidad del detrusor ya que la contracción de la musculatura del suelo pélvico
inhibe la contracción del detrusor por lo que,
de alguna manera no del todo conocida, esta remos modulando la actividad del detrusor
durante la fase de llenado.
Los modernos equipos de urodinámica están
equipados con un software atractivo que favorece la colaboración del paciente. Por supuesto, ésta es esencial para alcanzar los objetivos
propuestos (figura 5).
gico, normalmente inconsciente, se presenta
al paciente y terapeuta como una señal visual,
auditiva o táctil. La señal obtenida del proceso fisiológico puede ser utilizada en un programa educacional para alcanzar un resultado
terapéutico específico. El aprendizaje no es
más que crear vías de facilitación neurológicas a través de la repetición de una determinada actividad.
Dado que en la disfunción miccional el
paciente contrae la musculatura del suelo pélvico durante la micción, sería posible, a través
del registro electromiográfico de dicha actividad, hacer consciente al niño de su hábito y
Figura 5. Biofeedback: se representa el movimiento del caballo de mar en función del estado de contracción/relajación de la musculatura del suelo pélvico (MMS®).
262
Nefrología/Urología
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Protocolos diagnósticos y terapéuticos en pediatría
264
Nefrología/Urología
De forma resumida, el tratamiento con biofeedback se compone de una serie de sesiones,
entre 6 y 10 según los centros, de aproximadamente 30 minutos de duración, en las que
inicialmente se hace consciente al paciente a
través de la señal obtenida, sea ésta el registro
electromiográfico de la actividad perineal o la
presión del detrusor, del fenómeno fisiológico
que se pretende modular, y una vez estemos
seguros de que realiza correctamente el ejercicio, mediante la repetición correcta de los
mismos, modular la función vesicoesfinteriana.
Bibliografía
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Association of Urology.
Los resultados obtenidos con esta técnica
muestran mejoría en el 60-80 % de los casos,
según los autores. En aquellos pacientes en los
que se obtiene una mejoría inicial significativa (superior al 50%) es posible repetir una
segunda tanda de sesiones.
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definitions in lower urinary tract dysfunction in
children. Br J Urol 1998; 81 (S3):1-16.
En la actualidad, se considera el tratamiento
de elección en la disfunción miccional y se
reserva en el síndrome de urgencia e incontinencia de urgencia para aquellos casos en los
que no se obtiene respuesta con tratamiento
farmacológico.
Otro tratamiento empleado en pacientes que
no responden a otro tipo de terapias o que no
son colaboradores ha sido la electroestimulación periférica, sacra o intravesical con resultados variables según las series.
NOTAS
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