Principios Fundamentales de la Tipografía

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«Principios fundamentales de la tipografía»
por Stanley Morison
«El buen creador de tipos se da cuenta de que para que un nuevo corte de letra obtenga éxito ha de ser tan
bueno que solamente unos pocos sean capaces de descubrir su novedad.»
La tipografía es el medio eficaz para conseguir un fin esencialmente utilitario y solo accidentalmente
estético, ya que el goce visual de las formas constituye rara vez la aspiración principal del lector. Por
tanto, es equivocada cualquier disposición del material de imprenta que, sea por la causa que sea,
produzca el efecto de interponerse entre el autor y el lector. Se deduce de esto que la impresión de libros
hechos para ser leídos ofrece muy reducido margen para la tipografía «original». Incluso la mediocridad y
la monotonía en la composición resultan mucho menos perniciosas para el lector que la excentricidad o la
excesiva informalidad. Artificios de esta naturaleza son deseables, e incluso esenciales, en los impresos
de propaganda sea de tipo comercial, político o religioso, porque en tales impresos solamente la novedad
es capaz de vencer a la indiferencia. Pero la tipografía del libro, con la sola excepción de las ediciones de
tirada muy limitada, requiere obediencia a unas normas que son casi totalmente absolutas. Y con razón.
Dado que el arte de imprimir es esencialmente un medio de multiplicación, necesita no solamente ser
bueno en sí mismo, sino poseer esta bondad con respecto a una finalidad general. Cuanto más amplia sea
esta finalidad, más estrictas serán las limitaciones impuestas al impresor. Puede tolerarse a este que haga
un experimento en un opúsculo cuya tirada no exceda de cincuenta ejemplares; pero carecería de sentido
intentar hacer experimentos del mismo alcance en un impreso del que se tiren cincuenta mil. Por la misma
razón, la introducción de una novedad tipográfica, que podría parecer adecuada en un folleto de dieciséis
páginas, resultaría totalmente indeseable en un libro de ciento sesenta. Forma parte de la esencia de la
tipografía y de la naturaleza del libro impreso, en cuanto tal, el hecho de que desempeña un servicio
público.
Para finalidades individuales o particulares existe el manuscrito, el códice. Hay, pues, algo de ridículo en
hacer un solo ejemplar de un libro impreso, lo que no obsta para que se halle justificada la limitación del
número de ejemplares de un libro cuando este constituye el vehículo de un experimento tipográfico.
Siempre es deseable que se hagan experimentos, y si algo lamentamos es que sean tan limitadas en
número y atrevimiento estas piezas «de laboratorio». La tipografía, en la actualidad, no precisa tanto de
inspiración y resurecciones históricas como de investigación. Nos proponemos formular aquí algunos
principios sobradamente conocidos por los impresores, y confirmados por la investigación, para que los
no profesionales puedan reflexionar sobre ellos por su cuenta.
Stanley Morison
First Principles of Typography
Cambridge University Press, 1936
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