INTRODUCCIÓN. LXIII preciso recurrir á una medida poderosa, y la emigración se ofreció naturalmente como la mas eficaz para conseguirlo. En cuanto á los blancos, su trabajo ha prestado grandes servicios, tanto mas cuanto que el sistema de cultivo á que estaban habituados y el conocimiento que tenían de los instrumentos aratorios los hacian útilísimos para secundar la reforma que en esta parte exijeñ las colonias. Además, su unión con los negros, trabajando sobre un mismo terreno, ofrecía la inapreciable ventaja de rehabilitar, digámoslo asíalas tareas rurales á los ojos de éstos y de mejorar y perfeccionar su instrucción en el arte de la agricultura. Así es como se hallan ocupados en San Cristóbal, en la Guyana y otros puntos; pero el clima no les permite egercer los fuertes trabajos de la azada, por cuya causa se ocupan principalmente en los del arado y en cargos de dirección y vigilancia. Pero en todas estas especies de emigrados, conducidos á las Antillas para mejorar su suerte y obtener algunos ahorros, se advierte una repugnancia tan grande para someterse á las condiciones de u n largo contrato, como es activa la ambición de vivir independientes. No siendo difíciles los medios de conseguirlo en las circunstancias presentes, el resultado de la emigración para el problema colonial es semejante al que dejamos expuesto de la libertad; es decir, progreso sucesivo én los cultivos menores y en las profesiones y los oficios mecánicos que están en analogía con las tendencias sociales de la nueva población. Bajo este punto de vista nos parece que los antiguos colonos sacarán mejor partido para conservar sus grandes propiedades de caña, de la introducción del arado y de los métodos perfeccionados de cultivo; es decir, de la economía de brazos que no del aumento de los inconstantes y costosos de la emigración. A lo menos nosotros opinamos que así debe de suceder, mientras tanto que la concurrencia de trabajadores no llegue á ser tal que cambie en favor de los propietarios las condiciones que ahora son ventajosas á aquellos, en cuyo caso variará también la suerte feliz que esperaban hallar en las colonias. Después de la abolición de la esclavitud se formaron en Cayena y en Trinidad sociedades de agricultura y de emigración, en cuyo seno se estudian y examinan las graves cuestiones relativas al porvenir de las Antillas. U n a de las mas importantes es la que acabamos de indicar, ampliándola no solo á favorecer la emigración de la costa de África, sino á establecer la compra en aquellas regiones de negros que hace esclavos el derecho de la guerra, para darles inmediatamente la libertad llevándolos á las posesiones inglesas. Difícil nos es mencionar este proyecto sin detenernos á exponer nuestros temores de que no degenere pronto en una especie de tiranía semejante á la esclavitud, y de la cual solo se diferenciará en el nombre. Además, el incentivo de la venta servirá de fomento á la guerra civil que destroza