Libros de Texto Una mañana de septiembre, en la pequeña escuelita rural, nos encontrábamos rodeando unas cajas -Niños esperen un momento, les voy a repartir los libros- decía la maestra, cada uno de nosotros se mostraba ansioso por conocer los nuevos libros de texto que nos acompañarían a lo largo del ciclo escolar, y es que ¿quién no recuerda aquellos momentos cuando hojeaba por primera vez sus libros de texto en la primaria? Recuerdo que me agradaba mucho el olor a “nuevo” que tenían aquellos libros y las coloridas imágenes que adornaban cada una de sus páginas. Mientras hojeaba los libros en el primer día de clases, mi mente de niño creaba expectativas sobre el curso escolar. ¡Qué días aquellos! ¡Ojalá regresaran! Los textos gratuitos han sido compañeros inseparables de millones de niños mexicanos a lo largo y ancho del territorio nacional, desde las grandes ciudades, hasta las comunidades más alejadas cada niño puede contar con ellos. Los textos gratuitos son más que simples herramientas que el maestro utiliza en el aula de clases, son vehículos de cultura, son una guía para afirmar conocimientos, lograr metas, aplicar esfuerzos y conseguir el desarrollo de habilidades. Los libros de texto constituyen estímulos para que toda escuela y todo maestro interpreten la realidad inmediata y encaucen de manera adecuada la interrelación de los niños con el medio, en pocas palabras son un bien colectivo, destinado al servicio de la patria y que bien utilizados pueden rendir grandes frutos. ¿Qué no se ha dicho de los libros de texto? A lo largo de su historia los textos gratuitos han sido criticados y alabados por muchos, se ha dicho que son antijurídicos y antidemocráticos porque anulan las diversas corrientes de pensamiento al declararse como la única verdad oficial, otros han dicho que son antipedagógicos porque estancan el proceso de enseñanza, incluso en algún tiempo se les calificó de inmorales por presentar temas de educación sexual. Si bien, los libros de textos no son perfectos tampoco podemos tacharlos de antidemocráticos, antipedagógicos, etc. Porque desde su creación podemos observar un mejoramiento en la calidad de la enseñanza básica y un enriquecimiento en el repertorio de actividades escolares. El buen o mal uso que se le dé al libro de texto depende del maestro, y es aquí donde nosotros debemos estar atentos y darnos cuenta de que tenemos una gran responsabilidad como docentes, el maestro que utiliza el libro de texto como único recurso en la clase se convierte en un repetidor de lecciones, es necesario que se enriquezca la clase con otras actividades para que no se torne monótona, siempre debemos tener en cuenta que los libros de texto son una herramienta y no una norma, la función de ellos es equilibrar la simetría entre el docente y los alumnos, formar una conciencia común y una plural nacionalidad. Es totalmente incorrecto utilizar el libro de texto como única fuente de información y evaluar a los alumnos sólo con los ejercicios que presenta el libro, nuestra responsabilidad como maestros es que el alumno aprenda y tenga conocimientos sólidos sobre las asignaturas por ello es incorrecto enfocar el cumplimiento del programa con los libros contestados. Los textos gratuitos son buenos auxiliares para el docente, podemos utilizarlos para lectura y análisis de textos. Sus ilustraciones son muy útiles como apoyo para la comprensión y como medio para observar los diferentes aspectos de la vida, así que no dudemos en utilizarlas, incluso podemos sacar ideas del libro para la confección del material didáctico. Al momento de realizar las planeaciones, podemos tomar en cuenta las actividades que el libro nos sugiere y durante la clase se puede utilizar el libro de texto para repasar, reforzar y evaluar tareas. El libro de texto es un valioso material que debe estar en constante renovación, de acuerdo a las necesidades que exige la sociedad actual. Con el paso de los años la sociedad cambia y es necesario instruir a los alumnos para que puedan ser personas competentes dentro de ella y es vital que el libro de texto esté a la altura para cumplir con ese objetivo. El buen libro no deforma la verdad ni adultera el arte. Si en nuestro país no se dan los resultados esperados en materia de educación, no es porque los libros estén mal o porque no sirvan, el problema es que se hace mal uso de ellos, está en cada uno de nosotros lograr que esa situación cambie porque de nada sirven los valiosos programas y materiales que se tienen si no llegan a aquellos para quienes fueron creados. Los alumnos tienen derecho a recibir clases de calidad, donde realmente puedan adquirir conocimientos que los habiliten para ser mejores personas en todos los aspectos de su diario vivir. Usemos los materiales que tengamos a nuestro alcance para enriquecer las clases, los libros de texto esperan ansiosos que les demos un buen uso, los resultados , sin duda alguna, se reflejarán en nuestros alumnos.