Rompiendo barreras culturales: la experiencia del

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Rompiendo barreras culturales: la experiencia del Centro Cultural Coreano de
Buenos Aires
Por Lic. Paula Fernández
Área de Programación de Eventos
Centro Cultural Coreano en América Latina
Buenos Aires, Argentina
Febrero de 2012
Luego de atravesar a un siglo XX convulsionado casi en su totalidad, la República de
Corea (Corea del Sur) ha mantenido una política sostenida de establecer centros
culturales en las principales ciudades del mundo y revitalizar así su identidad nacional,
pero dicha acción se ha visto sin dudas reforzada en la última década. A los ya
preexistentes en Londres, Nueva York, París, Beijing y Tokio (entre otros) se han
sumado recientemente el de Buenos Aires, Nigeria, Kazakhstan y España, mientras
hay firmes planes de apertura en el Distrito Federal de México. Sin embargo, el Centro
Cultural Coreano con sede en Buenos Aires es el único que funciona regionalmente -al
menos de momento-, abarcando la mayoría de los países de Sudamérica.
Su objetivo principal es brindar un mayor acercamiento al país y su cultura, evitando
así que quede únicamente asociado, por conocimiento popular, a conglomerados
como Samsung o Hyundai, o bien al conflicto Norte/Sur que aún hoy sigue latente.
Muchos aficionados al cine, la literatura y la cultura oriental en general recibieron con
brazos abiertos esta nueva opción cultural que se instaló definitivamente en el circuito
porteño en noviembre de 2006. Entre sus actividades -siempre gratuitas- comenzaron
de a poco a destacarse los ciclos de cine mensuales, el curso de idioma coreano y las
exhibiciones de arte.
Desfile de hanbok (traje tradicional coreano) durante la Noche de los Museos 2009
Presentación de samulnori (percusión tradicional coreana) en la Noche de los Museos
2010
Al mismo tiempo, el Centro Cultural comenzó también a involucrarse con otras
instituciones y su oferta cultural o académica, como el Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires, la Secretaría de Cultura de la Nación o las diferentes Universidades
públicas y privadas. De esta manera, se concretaron participaciones en los eventos
más importantes de la agenda anual, como la Feria Internacional del Libro, la Noche
de los Museos, y festivales de cine, música y diseño que atraen a miles de visitantes
cada año. Asimismo, se fomentó la discusión sobre Corea en el ámbito universitario
mediante seminarios, debates y disertaciones de distintos tipos.
Taller de hanbok (traje tradicional coreano) en el VI Encuentro Latinoamericano de
Diseño, Universidad de Palermo, Buenos Aires, 2011
Presencia en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, 2011
Sin embargo, no todos los visitantes del Centro Cultural Coreano fueron atraídos por la
fama de su cinematografía o su cultura tradicional. Desde hace aproximadamente 3
años, fue creciendo la cantidad de consultas para aprender idioma coreano por parte
del segmento joven, con edades entre 13 y 25 años aproximadamente. Todos ellos
tenían algo en común: su pasión por la cultura popular coreana, siendo las telenovelas
y la música sus mayores exponentes. Esta cultura popular (mejor conocida como
hallyu, “oleada coreana”) es un fenómeno que desde principios del siglo XXI ha
cosechado fanáticos en el Este de Asia, expandiéndose luego a Europa, Norteamérica,
y arribando finalmente a América del Sur.
Sin lugar a dudas, el crecimiento de las redes sociales ha contribuido a la difusión de
la hallyu. Los fans de distintas partes del mundo se contactan a través de ellas,
compartiendo videos, anécdotas y las últimas noticias respecto de sus actores y
cantantes favoritos.
¿Qué es lo que hace diferente y atrayente a esta oleada coreana? ¿Por qué le resulta
tan fácil quebrar barreras idiomáticas y culturales? Entre algunas de las razones que
esgrimen estos jóvenes aflora el concepto de modernidad, según las tendencias en
moda de los protagonistas de las telenovelas, y por la calidad de producción y
coreografías de los videoclips musicales. A esto se suman los elementos tecnológicos
(autos, celulares, etc) y el aspecto ‘futurista’ de ciudades como Seúl. Sin embargo,
también mencionan la tradición como un importante factor, reconociendo que sus
ídolos forman también parte de una cultura ancestral fuertemente marcada por el
confucianismo.
Un selecto grupo de estos cantantes, bailarines y actores/actrices coreanos han sido
incluso nombrados Embajadores Culturales a nivel gubernamental local o nacional por
su aporte a la difusión de la cultura coreana en el exterior. Encontramos así más
acciones que pertenecen a la política de exportación de esta cultura, y que a su vez
generan regalías tanto económicas como sociales, ya que la identidad nacional se ve
reforzada como consecuencia.
A modo de ‘evolución’ dentro de esta cultura popular, la música en sí misma (K-pop,
siglas en inglés de “pop coreano”) tomó su propio rumbo y se conformó recientemente
como una segunda oleada coreana. En mayo de 2011, los conciertos programados por
la compañía discográfica SM Entertainment en París convocaron a miles de fans
europeas que agotaron los tickets en escasos 10 minutos. Y en Sudamérica los
números no resultan despreciables: el grupo JYJ agotó en media hora las entradas del
show que brindará en Perú en marzo del presente año.
Flashmob organizado por los fans en el Planetario de Palermo, Ciudad de Buenos
Aires, Julio 2011 (Gentileza: KPOP Argentina)
La mayoría de los seguidores argentinos del K-pop se definen como amantes de lo
oriental, siendo asiduos visitantes del Barrio Chino de Buenos Aires, o consumidores
de manga y animé japonés. Varios de ellos han incluso incursionado en otras naciones
como Tailandia o Vietnam. Así, interconectan los países asiáticos con suma facilidad,
pero conocen muy profundamente diferencias culturales que hacen a cada uno en
particular, aún cuando muchos de ellos son todavía adolescentes.
No todos saben cantar en coreano, pero memorizan la fonética y consiguen
traducciones de las letras para entender sus significados. De este primer encuentro
con la cultura coreana surgen naturalmente otros: comparten salidas a los noraebang
(karaokes coreanos) que existen –algo escondidos- en la Ciudad de Buenos Aires,
realizan ‘flashmobs’ (coreografías masivas) en parques y plazas, o se fanatizan con la
gastronomía coreana, la cual también está creciendo en popularidad por sus
beneficios para la salud. Luego de embeberse con estos primeros temas, el siguiente
paso es el aula de clase para comenzar a aprender formalmente. La demanda de
cupos en el curso de coreano que ofrece gratuitamente el Centro Cultural ha superado
su capacidad y contó con una lista de espera de más de 100 personas.
Finalistas del Concurso Kpop Latinoamérica 2010
El Centro Cultural Coreano en Latinoamérica, como se mencionó anteriormente, fue
testigo de este crecimiento. Por este motivo coordina, desde el año 2010, un Concurso
Latinoamericano de K-pop donde compiten grupos de baile y canto de diferentes
países de habla hispana –incorporándose recientemente Brasil-, y cuyo ganador
obtiene el premio codiciado por todos los fans: un viaje a Corea con gastos pagos y la
posibilidad de presentarse en el K-pop World Festival que desde el año pasado se
organiza en la ciudad de Changwon. Allí, compiten por un premio mayor junto a
finalistas de distintos países del mundo y comparten escenario con renombradas
estrellas de este género musical.
En su edición del pasado año, el Concurso recibió más de 400 inscripciones de 14
países latinos, resultando casi el doble respecto del año 2010. Se espera que la cifra
continúe en aumento debido a que la popularidad del K-pop está aún dando sus
primeros pasos en este continente.
El año 2012 no será uno más. Se cumple el 50° anive rsario de las relaciones
diplomáticas entre la República Argentina y la República de Corea, por lo que habrá
gran cantidad de eventos especiales en ocasión de estas celebraciones. Así, será
nuevamente la cultura la que tome el papel principal en afianzar los lazos y la que
permitirá, como siempre, el mejor entendimiento y comunicación entre los pueblos.
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