Símbolo fonético Localización de la constricción [i] Palatal [e] Palatal [ε] Palatal [a] Faríngea Velofaríngea [ͻ] Velofaríngea [o] Velar [u] Descripción de los sonidos vocálicos del español Grado de constricción Estrecho Estrecho Amplio Amplio Amplio Estrecho Estrecho Abertura oral Reducido Amplio Amplio Amplio Amplio Amplio Reducido Acción de los labios Delabializado Delabializado Delabializado Delabializado Labializado Labializado Labializado 1.3. FONOLOGÍA (en relación con la fonética) La fonética, dijimos, estudia cosas concretas; la realización concreta de los sonidos de todas las lenguas1. La fonología, en cambio, estudia la representación mental de los sonidos, estudia los sonidos en tanto permiten distinguir palabras y significados en una determinada lengua. Hay otros sonidos de otras lenguas que no forman parte de la fonología del español. Esto pasa porque la fonología siempre es fonología de una lengua. En cambio, la fonética hace descripción de los sonidos de cualquier lengua, no específicamente de una. Cuando segmentamos el habla en unidades mínimas, esto ya es una abstracción, porque abstraemos, separamos -de lo que es un continuo de sonidos- sonidos diferenciados. Este plano es el plano fonológico, el plano donde encontramos unidades discretas. De estas unidades discretas vamos a decir que son opositivas; se oponen las unas a las otras formando un sistema. La fonología trata de caracterizar a una lengua como un sistema de fonemas que tienen un carácter opositivo porque cada uno tiene por lo menos un rasgo que lo diferencia de los demás (rasgo distintivo). Y esas unidades mentales y abstractas que son los fonemas que estudia la fonología forman un sistema. El sistema fonológico de una lengua no solo comprende esas unidades distintivas que se suceden en la cadena -los fonemas o segmentos consonánticos o vocálicos2- sino también unidades suprasegmentales o prosódicas: el acento, la pausa y la entonación. Desde el punto de vista fonético, dijimos que Mariana vino suena diferente que ¿Mariana vino?. Ahora bien, desde un punto de vista fonológico, Mariana vino suena y significa diferente que ¿Mariana vino? Y esa diferencia de significado nos la permite reconocer la fonología. 1 De ese conjunto de fonos podemos extraer los que utilizamos en nuestra variedad del español, para poder distinguir alófonos (distintas manera de manifestarse un mismo fonema). 2 Los segmentos son unidades que nosotros podemos separar en unidades discretas, que son los fonemas. La fonología que estudia los segmentos (fonemas, sílabas, etc.) se denomina fonología segmental. La fonética va a estudiar la lengua en sus dimensiones continuas, la cadena del habla; la fonología va a estudiar el habla en sus unidades discretas. “Discretas” quiere decir que las podemos segmentar, individualizar. El fonema es la unidad mínima del plano del significante -del sonido- que distingue significado. Vamos a ver ahora que los fonemas se definen por sus rasgos. Los rasgos de los fonemas los tomamos de la fonética. Tomemos en cuenta los dos fonemas /p/ y /b/. Los fonemas siempre se anotan entre barras y los fonos se anotan siempre entre corchetes. Por un lado, /b/ es bilabial porque lo pronunciamos con ambos labios; /p/ también es bilabial. Este rasgo “bilabial” tiene que ver con el punto de articulación. De /b/ también vamos a decir que es oclusivo, es decir: se pronuncia haciendo un corte del aire y luego liberándolo con una explosión; vamos a encontrar que /p/ también es oclusivo. También podemos decir que cuando pronunciamos /b/ nuestras cuerdas vibran (porque se abre y se cierra la laringe), por esto podemos decir que es sonora. En cambio, cuando pronuncio /p/ las cuerdas vocales no vibran, es decir que /p/ es sordo. Los haces de rasgos de estos dos fonemas serían entonces: /b/ /p/ punto bilabial bilabial modo oclusivo oclusivo cuerdas sonoro sordo A partir de estos dos haces de rasgos, vamos a decir que /p/ y /b/ se distinguen solamente por un rasgo, en este caso por ser un sonido sordo o sonoro. Este va a ser un rasgo distintivo. Trabajar de esta forma con pares mínimos es un mecanismo bastante típico de la lingüística. Se trata de buscar pares y encontrar en qué se diferencian. Aquí vemos que hay una oposición que permite distinguir significado, porque uno puede decir que ['bote] se distingue de ['pote], y en consecuencia estamos en presencia de dos fonemas. Ahora bien, a los sonidos desde el punto de vista concreto, físico, los llamamos fonos, pero cuando dos o más están ligados a un mismo fonema decimos que son alófonos. Cuando nosotros decimos bebe, vamos a ver que en la primera /b/ cerramos la boca para hablar, pero en la segunda no del todo. Si nosotros transcribimos fonéticamente, vamos a escribir ['beβe]. En la primera /b/, nosotros cerramos bien la boca antes de provocar la explosión del aire; en la segunda, dejamos la boca más abierta, hacemos tan solo una aproximación de los labios, pero no llegamos a cerrar. Tanto el primer fono -[b]- como el segundo fono -[β] son bilabiales, sonoros, pero [b] es oclusivo y [β] es fricativo. Vamos a ver que estos dos fonos no aparecen aleatoriamente, sino que aparecen de acuerdo a un contexto fonético: [b] aparece después de silencio o después de un sonido como [m] o [n], como en cambio o envío. Decimos que estos dos fonos están en variación complementaria, porque no distinguen significado; son alófonos de un mismo fonema (alo significa “otro”). Lo mismo ocurre con la /d/ intervocálica, que la simbolizamos con [ð], que nosotros en el cuadro fonético incluimos entre las fricativas. En dado tenemos una primera /d/ oclusiva y una segunda /d/ fricativa: ['daðo]. En hago tenemos [ɣ], donde el punto de articulación no se cierra del todo, como si ocurre en gato, donde tenemos [g]. Ahora, si nosotros decimos la guerra, ahí sí nosotros entre esos dos sonidos vocálicos tenemos que pronunciar la [ɤ]. Por último, tenemos los fonos en variación libre. Veamos, por ejemplo, el caso del fonema /s/. Cuando aparece antes de un sonido velar, por ejemplo en rasgo, esa /s/ es cercana al sonido de la grafía -j-. Cuando decimos hasta, esa -s- apenas la pronunciamos. Otras veces la pronunciamos mucho. No podemos hacer una ley al respecto, porque hay personas que lo pronuncian mucho, otras que pronuncian poco. Eso depende de cuestiones idiolectales, sociolectales, con distinciones de género (muchas veces los hombres y las mujeres pronuncian distinto), con cuestiones generacionales, etc. Nosotros vamos a encontrar entonces que el fonema /s/ está en variación libre. fonema fonos en variación libre [s] en mesa ['mẽsa] /s/ [h] en hasta ['ahta] [x]3 en rasgo ['raxɣo], mosca ['mõxka] [ç] en disco ['diçko] Las descripciones que aporta la fonética incluyen rasgos relevantes para la fonología de una lengua (en cuanto a que en esta lengua ayudan a distinguir un significado de otro) y rasgos irrelevantes. Por ejemplo, la fonética estudia el sonido velar en cara queso; los dos fonos, [k] y [c] respectivamente, son alófonos de realización de un solo fonema velar /k/; se pronuncia uno o el otro según el sonido vocálico que los siga. Resumiendo, la variación complementaria distingue alófonos, la variación libre distingue fonos y los rasgos distintivos distinguen fonemas. Fonotaxis De los niveles que tiene la fonología segmental, el primero y más elemental es el fonema. Después, vamos a ver que hay un segundo nivel, que podríamos denominar la fonotaxis. La fonotaxis estudia cómo se combinan los fonemas. Hay fonemas que en el contexto de una palabra nunca ocurren juntos. Un típico ejemplo de fonotaxis: cuando nosotros tenemos dos pronombres -en funciones que la gramática llama objeto indirecto (le) y objeto directo (lo)-, uno no dice *le lo pregunté4. Decimos se lo pregunté. “Le lo” no es aceptado en español porque se produce lo que se llama cacofonía. El español, como muchas otras lenguas, rechaza la reduplicación de sonido consonántico, más característica de la lengua infantil, de los bebés, posiblemente porque es más fácil para ellos de pronunciar (hay palabras que suenan muy infantiles, de hecho: dadi, papá, mamá, papa, todas con consonantes reduplicadas). Esto es de carácter fonológico y tiene que ver con la fonotaxis o combinatoria de sonidos. La fonotaxis también estudia la sílaba. Para que exista una sílaba en español tiene que existir como mínimo una vocal. En el español, en la sílaba tenemos (o podemos tener) tres lugares: el ataque, que es lo que está adelante del núcleo; el núcleo, que es la vocal o el diptongo; y la coda o final silábico, que es lo que puede estar detrás del núcleo. De estas tres posiciones, la posición obligatoria es la que que corresponde con el núcleo; las otras dos pueden o no aparecer. En la posición del ataque silábico puede aparecer una serie de elementos muy diversa, pero pueden aparecer como mucho hasta dos elementos. Cuando en el español aparecen dos elementos en el ataque, el primer sonido es un fonema que permite ser seguido por una líquida5: por ejemplo, /d/, /t/, /g/, /k/, /f/ (por ello se los denomina obstruyentes): drama, trama, gramática, cráter, frase. 3 Después de vocal no palatal a/o/u: [x]; después de vocal palatal e/i: [ç]. 4 El asterisco indica que la expresión mostrada es agramatical. 5 Se llama líquidos a los fonemas laterales /l/ y vibrantes /r/, /rN/. La función de coda permite sobre todo dos elementos en las palabras de origen culto o latino; son las palabras que tienen “ns”, como por ejemplo “trans”. Los finales de sílaba generalmente son /l/, /r/, /n/; no vamos a encontrar palabras terminadas en /m/, en /g/ o /k/6. Es decir, generalmente los finales son con fonemas anteriores (cerca de los labios) y no posteriores (cerca del velo). La fonología, como dijimos, también trata de cuestiones que van más allá de los segmentos: es el nivel de la fonología suprasegmental, que estudia fundamentalmente el acento, la juntura (o pausa), el ritmo y la entonación 6 Salvo en cultismos (álbum) o préstamos de otras lenguas (káyak).