LA BAJA EDAD MEDIA. CRISIS DE LOS SIGLOS XIV Y XV 5.1

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LA BAJA EDAD MEDIA. CRISIS DE LOS SIGLOS XIV Y XV
5.1 Organización e instituciones. El reino de Castilla y la Corona de Aragón
La Baja Edad Media es el periodo de los siglos XIV y XV durante los cuales se producen
un conjunto de cambios en aspectos políticos, sociales y económicos de gran importancia.
Las instituciones de la Corona de castilla se articulaban en torno a tres elementos:
La monarquía. Los reyes castellanos fortalecieron su poder frente a la nobleza a partir del
reinado de Alfonso X (1252-1284) que legisló sobre el poder del monarca en su obra de las
“Partidas”. Cada vez fue más evidente que el poder tenía un origen divino (Derecho romano).
Esta labor se completó con el Ordenamiento de Alcalá de Alfonso XI (1348).
El poder del monarca sufrió periodos de retroceso en momentos de minorías de edad de
los reyes (Fernando IV, Alfonso XI), durante los cuales la nobleza ejerció una gran presión, o
durante la guerra civil en la que se enfrentaron Pedro I y Enrique II Trastámara, con la que se
inaugurará una nueva dinastía, o aprovechando la debilidad del monarca (Enrique IV). A pesar de
ello la monarquía castellana consiguió instituir un poder fuerte.
El monarca se apoyaba en el Consejo Real al cual pertenecían nobles, alto clero y asesores
jurídicos nombrados por el monarca. Aunque era un órgano consultivo alcanzó un gran poder
durante este periodo.
El tercer elemento fueron las Cortes creadas en el reino de León en 1188 por primera vez y
que existieron en Castilla a partir del siglo XIII. Se componían de representantes de la nobleza, el
clero y las ciudades (en la segunda mitad del siglo XV había 18 ciudades representadas. Su misión
fue siempre consultiva y los temas a tratar fueron de índole económica, a pesar de ello resultó
importante y se reunió con cierta periodicidad especialmente en épocas conflictivas. Las ciudades
aprovecharon las reuniones para hacer peticiones al monarca, este se apoyaba en ellas y el dinero
que le daban para enfrentarse a la nobleza, es decir el rey y las ciudades resultaron ser aliados
naturales contra el poder nobiliar.
Los monarcas del siglo XIV y XV en su afán de organizar el reino reformaron los
impuestos (alcabala), la recaudación se controlaba a través de la Contaduría de Hacienda. El
mejor cobro de impuestos permitió una mayor autonomía del monarca frente a la nobleza
(ejército).
En 1371 se creó la Real Audiencia para el control de la justicia, en el siglo XV se fijó su
sede definitiva en la ciudad de Valladolid.
Por otra parte los monarcas intentaron controlar a las ciudades a través de la figura del
Corregidor, cuyo cargo era de nombramiento real. Así mismo dividieron el territorio en 7
adelantamientos o merindades a cuyo frente estaba un adelantado o un merino.
Durante este periodo de los siglos XIV y XV, la Corona de Aragón (formada por
territorios que conservaban grandes diferencias desde el momento de la unión –Aragón, Cataluña,
Valencia y Mallorca) se encontró siempre en una situación de desventaja en el intento de
constituir una monarquía fuerte.
El tipo de monarquía de la Corona d Aragón se ha denominado “pactista” lo que significa
que el rey gobernaba mediante un pacto con las grandes fuerzas del reino: Nobleza y alto clero.
La causa de esta situación parece derivarse de la propia política exterior de estos
monarcas que desde fines del siglo XIII mantuvieron intervenciones exteriores y conquistas muy
costosas lo que les obligaba a solicitar ayuda de los grandes señores. Así Pedro III se vio obligado
a dar el “Privilegio General”, lo que venía a significar que reconocía la existencia de un
ordenamiento jurídico en sus reinos que él no podía vulnerar.
En Aragón la nobleza consiguió imponer al monarca la existencia del Justicia Mayor. Este
personaje representaba el poder de los nobles frente al rey.
En los reinos de la Corona de Aragón también existieron las Cortes desde el Siglo XIII,
con representantes de la nobleza, el clero y las ciudades. Aquí fueron más fuertes que en Castilla,
se reunían de forma periódica (al menos cada dos años), no sólo votaban impuestos sino que
tenían carácter legislativo. Además desde mediados del siglo XIV en Cataluña y después en el
resto de los reinos existió un organismo, la Generalitat (Diputación General, en Aragón), que se
mantenía reunido de forma permanente y que vigilaba que los acuerdos tomados por las Cortes no
eran vulnerados por el monarca.
También existía un Consejo Real y desde mediados del siglo XIV un tribunal supremo de
justicia, la Real Audiencia.
Al tratarse de una unión de diferentes reinos en aquellos en los que el rey no estuviese, su
poder lo ejercía un Lugarteniente, Virrey o Gobernador.
En el siglo XV con la llegada al poder de la dinastía de los Trastámaras de origen
castellano (Compromiso de Caspe 1412), los monarcas intentaron aumentar su poder, pero
chocaron con los grupos dominantes y en algún caso hubo revueltas de gran importancia como la
de Cataluña contra Juan II.
5.2 Baja Edad Media. Crisis demográfica, económica y política.
La Baja Edad Media fue un momento de grandes transformaciones. Desde inicios del siglo
XIV se ven inicios de una crisis cuyo elemento más significativo fue la crisis demográfica. Esta
crisis se inició ,en primer lugar, por un periodo de malas cosechas que provocaron muerte por
hambre pero sobre todo un debilitamiento de la población sobre la que incidieron con gran
virulencia las enfermedades contagiosas, especialmente la Peste Negra que se propagó por toda
Europa a partir de 1348 y que rebrotó cada diez años hasta fin de siglo. Afectó más a las ciudades
que al campo y al litoral mediterráneo más que al interior.
Durante el siglo XV la población se recuperó, pero algunas ciudades como Barcelona no
pudieron alcanzar la relevancia que tenía antes y el comercio se desplazó hacia Valencia.
Otra causa de mortandad fueron las guerras civiles de esta época y la propia violencia
feudal (los terratenientes pretendieron compensar la pérdida de rentas debidas a la disminución de
la población a través del aumento del pago a los campesinos o el empeoramiento de sus
condiciones). Las clases bajas respondieron con sublevaciones (“hermandiños”, solariegos,
exaricos, payeses de remensa…).
La crisis económica tuvo igualmente una dobles vertiente, por un lado los años de malas
cosechas y por otro el abandono de las tierra como consecuencia de la muerte de los campesinos
o por la emigración a las ciudades donde se podía huir de la presión señorial.
Esta pérdida de población en el campo provocó por un lado un aumento de la importancia
de la Mesta y la economía basada en el ganado lanar (Honrado Concejo de la Mesta 1273 Alfonso
X) y por otro el resurgir en el campo de un feudalismo renovado “segunda servidumbre de la
gleba” (los señores deseaban compensar sus pérdidas económicas y aumentaron la presión sobre
los campesinos).
También en las ciudades la crisis hizo aumentar la conflictividad (pogroms antijudíos y
luchas entre la clase alta y baja, “Biga y Busca” en Barcelona).
La crisis política fue debida a la resistencia que la nobleza opuso a la monarquía, que, por
otra parte, estaba intentando llevar a cabo un aumento de su poder basándose en los principios del
Derecho Romano que se estudiaba en las Universidades y de donde salían juristas que les
aconsejaban. La nobleza aprovechó todos los momentos de debilidad para hacer perder al
monarca poder o conseguir la cesión de tierras de realengo (“mercedes enriqueñas).
5.3 La expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo (página 42 del libro)
5.4 Las rutas atlánticas. Las islas Canarias (páginas 42 y 43)
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