1 - AFILAR EL HACHA Hace muchos, muchos años, llegó un leñador a un importante bosque maderero buscando trabajo, sabiendo que ahí había demanda por sus servicios. Después de ser contratado por destajo, lo que le permitiría ganar de acuerdo a la cantidad de árboles que talara, le fue asignada una zona de trabajo. De inmediato el leñador, hombre joven y fuerte, se puso a trabajar afanosamente. A las pocas horas, notó que sus compañeros leñadores se detenían y se sentaban bajo la sombra de un árbol para descansar. Teniendo una fuerte necesidad económica, en vez de descansar, se dedicó a seguir con su tarea. Sin embargo notó que la cantidad de árboles que derrumbaba iba en descenso. Ante esto, el hombre aplicaba mayor fuerza a cada golpe de su hacha. Horas después volvía a notar que sus compañeros tomaban de nueva cuenta un descanso a la sombra de un árbol. Sus resultados no solo no mejoraban, sino que su productividad disminuía. Como la cantidad de árboles talados era inferior a la de sus compañeros, se vio obligado a seguir trabajando hasta muy caída la tarde. Después de una noche de merecido descanso, se levantó más temprano que los demás y comenzó nuevamente su agotadora tarea, solo para descubrir que su productividad seguía en descenso. A medio día, muy irritado se acercó a su supervisor y le expuso el caso: ¿cómo era posible que su rendimiento fuera menor que el de sus compañeros a pesar de no tomar descansos como los demás y ser un hombre más fuerte que los otros? Su supervisor, comprendiendo la inexperiencia del joven le dijo: tus compañeros, no estaban tomando un descanso, estaban afilando sus hachas. Por cierto, ¿Cuándo fue la última vez que afilaste la tuya? Con frecuencia nos sucede en el trabajo o en nuestros negocios que estamos tan ocupados en nuestras tareas, que dejamos de dedicarle tiempo a nuestra capacitación y a la preparación del trabajo, con lo cual nuestra productividad se ve afectada. Es frecuente que negocios que alguna vez fueran muy exitosos, comienzan a perder clientes, ventas, utilidades, prestigio y el entusiasmo de sus fundadores, sin que éstos comprendan la razón de ese declive. Lo mismo sucede con las habilidades que nos hicieron prosperar o administrar exitosamente nuestras finanzas personales. Esto se debe, casi siempre, a que se ha dejado de aprender, de innovar, de estar al tanto de lo que ocurre a su alrededor. Las habilidades y las ideas, también se oxidan y pierden vigencia. El tiempo dedicado a la planeación y a perfeccionar nuestras habilidades, no solo no es una pérdida de tiempo, sino que por el contrario resulta ser una buena inversión porque mejora nuestro rendimiento y nuestra calidad de vida. Para ayudarte en tu desarrollo, BENEFITT ha diseñado lo que denominamos “Cápsulas de Negocios” que compartimos contigo; es un material escrito, como este, con temas de educación financiera, ideas y consejos para mejorar tu desempeño, y reflexiones para avivar tu entusiasmo por la actividad que desempeñas.