Cartografia del Paisaje de la Comunidad de Madrid

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PAISAJE
CARTOGRAFÍA DEL PAISAJE
1. Introducción.
2. Metodología para el Inventario del paisaje de la Comunidad de Madrid.
3. Unidades de Paisaje.
3.1.
Criterios de delimitación de las unidades.
3.2.
Recorridos de campo.
3.3.
Cartografía de las Unidades de Paisaje
4. Visibilidad.
4.1.
Cálculo de la visibilidad.
4.2.
Visibilidad desde los puntos de control.
4.3.
Visibilidad desde los cerramientos visuales.
4.4.
Visibilidad desde los puntos culminantes.
5. Calidad visual del paisaje.
6. Fragilidad visual del paisaje.
7. Conclusiones.
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1. INTRODUCCIÓN.
El paisaje es un bien que puede ser aprovechado del mismo modo que cualquier otro
recurso. Toda decisión que se realice sobre el territorio o que tenga una incidencia espacial, entra a
formar parte del paisaje de manera que lo puede llegar a modificar.
Muchos autores han trabajado con y sobre el paisaje en el ámbito de los estudios del
medio físico. “El paisaje puede estudiarse como un elemento más, en paralelo con otros caracteres
ambientales o puede entenderse como un elemento complejo, síntesis y expresión del conjunto del
medio o de una parte de él. En cualquier caso es un rasgo fundamental para su caracterización y uso”
(CIFUENTES, 1979).
Este trabajo tiene como fin analizar y valorar el paisaje incluyendo aspectos recreativos,
estéticos, emocionales, sentimentales y educativos que dependan fundamentalmente de las
características visuales del paisaje de la Comunidad de Madrid, para ello es prioritario delimitar el
encuadre que se quiere dar al término paisaje.
Se podría adoptar un enfoque estético, buscando la belleza del paisaje; o un punto de
vista fisiográfico, para describir el conjunto de fenómenos naturales o físicos observados en una cierta
extensión de terreno abarcable por la vista; o también un punto de vista cultural, entendiendo que el
paisaje comprende la aportación del elemento humano (personas, caminos, casas, etc.) podría
centrarse en las formas y colores, dirigirlo hacia el estudio de los ecosistemas que configuran el
territorio en cuestión, o enfocarlo por el camino de un análisis más o menos detenido de la acción y
la presencia humanas. Es decir, unas veces se podría tomar como término estético, otras como
ecológico o geográfico, según convenga a la expresión, aunque si olvidar que el paisaje es, de modo
significativo, consecuencia del proceso productivo de la Humanidad. El paisaje es la huella de nuestra
propia historia.
Ángel Ramos y José Antonio Sotelo en 1987, expresaron perfectamente la complicación de
este vocablo a la hora de su interpretación desde una postura objetiva e integradora: “La descripción
de un paisaje se presenta como una tarea al mismo tiempo difícil y atractiva, de contornos imprecisos,
que es prudente delimitar antes de que sea demasiado tarde. Es menester, en efecto, tomar algunas
decisiones previas acerca de la conveniencia de centrarse en resaltar formas y colores o de dirigirse,
en cambio, hacia el estudio de los ecosistemas que configuran el territorio en cuestión, o aún de
incluir un análisis más o menos detenido de la acción y la presencia humanas”.
En la decimonovena edición del Diccionario de la Lengua Española, solo aparecen dos
acepciones y el sentido espacial queda supeditado al sentido artístico: Porción de terreno
considerada en su aspecto artístico. La edición vigésima primera presenta tres acepciones, en todas
se hace mención a la “extensión de terreno”, la primera se refiere a su aspecto visual: extensión de
terreno que se ve desde un sitio, y las otras dos se refieren a su aspecto artístico.
El planteamiento de los estudios de paisaje reúne tres cuestiones básicas en relación con su
definición: es una realidad espacial, extensión de terreno, que se percibe; una fuente de información;
y la necesidad de que exista el sujeto de la percepción, el hombre como observador, el que ve.
El paisaje al que se quiere hacer referencia en este trabajo representa una realidad objetiva
ligada a la realidad física del territorio, aunque sin obviar que el paisaje es la apariencia, aquí y
ahora; la realidad física es, efectivamente una, pero los paisajes son mil: tantos como luces,
distancias y ángulos de perspectiva, y no digamos si incorporamos el factor tiempo que es “factotum
del paisaje y para el paisaje”. El paisaje es un concepto dinámico y humanizado (MARTINEZ DE
PISÓN, 1976).
No se puede ignorar que el paisaje nace de la contemplación humana y cada paisaje es
“interpretado” por cada espectador que lo mira y ve, o dicho de otra manera, es diferente según los
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ojos que lo contemplan. La percepción que el observador hace de un paisaje esta claramente
influenciado por su aprendizaje (educativo, cultural, etc.). Por otro lado el concepto de paisaje
engloba una fracción importante de los valores plásticos y emocionales del medio natural. Podemos
considerar que el paisaje corresponde a la percepción plurisensorial de un sistema de relaciones
ecológicas (DÍAZ PINEDA, 1973). “El paisaje es la suma de muchas vistas recogidas por muchos
observadores, no de una escena aprendida por un solo observador”.
Hay enfoques que ponen el énfasis en la percepción y otros que lo sitúan en el territorio, pero
ambos se concilian en un tercer acercamiento integrador: el paisaje es un “fenosistema”, parte
fácilmente perceptible de un sistema de relaciones subyacente, “criptosistema” de observación menos
directa (GONZALEZ BERNALDEZ, 1981).
Otros, por el contrario, opinan que el paisaje es el territorio en clave histórica, una
manifestación sintética de las condiciones y circunstancias geológicas y fisiográficas que concurren
en un país, un agregado de todos los rasgos que, en interacción, aparecen en un territorio, un
“pattern” de ecosistemas (RAMOS y SOTELO, 1987).
El paisaje percibido es el resultado de una interacción entre el observador y su entorno. Cada
observador está dotado con unos mecanismos sensitivos y perceptivos propios: su actitud en el
momento de la contemplación, la forma de observar, la capacidad de imaginación, los mecanismos
de asociación de imágenes o, incluso, experiencias sensitivas anteriores. Personas con una
capacidad semejante llegan a una misma percepción; paisajes de significado patente son percibidos
por todos sus observadores con un interés parecido.
En un trabajo de estas características la idea es evitar que se presenten tantos paisajes
como perceptores existan: objetivar el análisis y valoración, de modo que el paisaje sea considerado
por derecho propio entre los aspectos ambientales que condicionan la toma de decisiones. Ahora
bien, el análisis del paisaje requiere una percepción profunda, una lectura detenida que nos lleve al
conocimiento del medio a través de sus relaciones y significados que pasa de mirar a ver.
El estudio del paisaje se convierte en gran medida en la búsqueda de indicadores físicos y
biológicos que denuncian procesos ecológicos y permiten obtener una visión holística de todo el
sistema (GONZALEZ BERNALDEZ, 1981), pero “bien podría suceder que al continuar explorando, el
final de nuestra investigación nos lleve a donde empezamos, y conozcamos el lugar por primera vez
“( Eliot, T.S. en RAMOS,1986).
Mientras el paisaje no ha condicionado las decisiones de la gente, digamos que no ha habido
“especial interés” en estudiar e interpretar el paisaje como tal. Cuando la sociedad ha empezado a
considerar el paisaje como un recurso ha llegado el momento de su gestión. El término de paisaje
aparece por primera vez en la legislación española en la Ley de Parques Nacionales de 1916, con
una referencia fundamentalmente natural y estética. El paisaje se ha incorporado al ordenamiento
jurídico español a través de la Ley del suelo, en relación con cuestiones de patrimonio históricoartístico. Las siguientes referencias normativas son: el Real Decreto 2994/1982, sobre restauración
del espacio natural afectado por actividades mineras, el Real Decreto 1115/84, sobre Restauración
del Espacio Natural afectado por Explotaciones de Carbón a Cielo Abierto; la Ley 29/1985 de Aguas;
la Ley 22/1988, de Costas; el Real Decreto Legislativo 1302/1986 de Evaluación de Impactos
Ambientales 1302/86, y su Reglamento1131/88, la Ley 25/1988 de Carreteras. 25/88 y la Ley 4/1989,
de Conservación de los Espacios Naturales y de la Fauna y Flora silvestre.
El paisaje esta inmerso en la actividad diaria del hombre, su gestión será más racional, como
en todos los recursos, en la medida que se conozca y entienda mejor. El grano de arena que pueda
suponer este trabajo a los estudios de paisaje es nuestro reconocimiento al paisaje por la satisfacción
que día a día nos aporta.
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2. METODOLOGÍA PARA EL INVENTARIO DEL PAISAJE DE LA COMUNIDAD DE
MADRID.
El desarrollo metodológico seguido en el trabajo se resume en el esquema siguiente:
Recopilación de
información
ambiental
Unidades de paisaje
• Criterios
• Descripción
• Cartografía
Elaboración de
nueva información
ambiental
Fragilidad visual
de las unidades
de paisaje
Cálculo de visibilidad
• Puntos de control
• Cerramientos
Inventario de campo
Calidad visual
de las unidades
de paisaje
3. UNIDADES DE PAISAJE.
Los intentos de clasificar y compartimentar el territorio según sus diferentes rasgos
naturales nacen de la necesidad que tiene el hombre de buscar respuestas a las cosas, conocer y
dominar aquello que utiliza o el espacio donde vive.
Toda tipificación tropieza con dificultades al no encontrar formas idénticas, y más aún en el
caso del paisaje, un todo compuesto de muchas partes. Nunca existirá un paisaje igual a otro. Goethe
decía “Todas las formas son semejantes y ninguna es igual a las demás”. De ahí que el objetivo de
tipificar el paisaje siga la línea de búsqueda de semejanzas.
Como punto de partida a la hora de plantearse el inventario que dará como resultado la
división del territorio en unidades, hay que tener presente los factores relativos a la definición del
espacio visual, sus límites y propiedades, así como lo relativo al contenido del espacio visual.
Las estrategias utilizadas para el inventario del paisaje pueden dividirse en dos grandes
bloques:
-
Las que se basan en el inventario de los distintos aspectos que componen el medio para
proceder después a una integración.
Las que se centran en la realización directa del inventario de las unidades o tipos de
paisajes existentes.
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El estudio del paisaje debe concretarse en una cartografía que sea de utilidad en la
planificación y en la gestión del territorio. El gran número y variedad de factores implicados en la
descripción y caracterización del paisaje, sin embargo, suponen una dificultad metodológica
considerable a la hora de buscar el procedimiento a seguir para la realización de la cartografía del
paisaje.
3.1. Criterios de delimitación de las unidades.
La delimitación de las unidades se ha realizado utilizando de forma prioritaria el criterio visual,
dando lugar a zonas visualmente autocontenibles desde diferentes puntos de visión u observación. El
segundo criterio ha sido el de homogeneidad en el carácter general de la unidad, en cuyo caso el
resultado puede coincidir bien con un relieve homogéneo, misma vegetación y uso o elementos
antrópicos, bien uno de ellos o la combinación de dos o más.
Conviene apuntar que en el territorio los límites entre las unidades de paisaje se reconocen
generalmente por discontinuidades bien en características de suelo y/o vegetación que las definen.
Unas veces encontramos esos límites bien marcados, son fronteras abruptas debido a cambios
espaciales de factores ambientales, o a la frecuencia de perturbaciones naturales. Otras veces los
límites cambian de forma gradual, estas fronteras son más características de ciertos paisajes sin
influencia humana.
El área de la Comunidad de Madrid que comprende la zona urbana de la capital y todos los
municipios que la rodean, donde el carácter rural se ha perdido para transformarse en áreas urbanas,
ha sido excluida del análisis visual al considerarse que es necesario para su tratamiento otros
parámetros y otra escala. A esta superficie se le ha asignado el nombre de Urbano y podría ser objeto
de un posterior estudio de paisaje.
3.2. Recorridos y trabajo de campo.
Para la delimitación y cartografía definitiva de las unidades de paisaje han sido necesarias
una serie de salidas al campo. De esta forma, y sobre el propio terreno, se fueron cerrando los límites
de las unidades de paisaje, unas veces con criterios visuales y otras hidrográficos, fisiográficos o por
usos.
En los mapas de itinerarios de campo que se adjuntan se recogen los 18 itinerarios diferentes
que se realizaron en las salidas de campo. Los puntos marcados se corresponden con áreas de
parada y observación, puntos de control visual, desde donde se realizaron fotografías panorámicas y
de escenas concretas, tanto del interior de la unidad donde se estaba situado, como de las unidades
observadas desde allí.
La descripción fotográfica de dichos itinerarios, así como la búsqueda de más puntos de
observación, que sirvan de control visual para el territorio de Madrid, será objeto de un análisis más
detallado en futuros trabajos.
3.3. Cartografía de las Unidades de Paisaje.
Se ha elaborado una cartografía de unidades de paisaje a escala 1/50.000, agrupadas por cuencas
hidrológicas de la Comunidad de Madrid. Así se reestructura el territorio en:
•
La Cuenca del Duero formada por una sola unidad de paisaje.
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•
•
•
•
•
•
•
•
•
La Cuenca del río Lozoya comprende 24 unidades de paisaje, diez de ellas a la vez subdivididas en
28 subunidades. Suman un total de 42 subdivisiones de paisaje.
La Cuenca del río Guadarrama, está formada por 23 unidades de paisaje diferentes, a la vez 6 de
ellas subdivididas en 14 subunidades. Suman un total de 31 subdivisiones de paisaje.
La Cuenca del Jarama, la más grande en superficie que ocupa el territorio madrileño, formada por
41 unidades de paisaje, de las cuales seis se subdividen para dar 16 subunidades. Suman un total
de 51 subdivisiones de paisaje.
La Cuenca del río Manzanares la forman 18 unidades de paisaje con 4 de ellas divididas, formando
un total de 11 subunidades. Suman un total de 25 subdivisiones de paisaje.
Son siete las unidades de paisaje que forman la cuenca del Henares, que dan 7 subdivisiones de
paisaje.
Las aguas que vierten al Tiétar dentro de la Comunidad de Madrid forman una única unidad de
paisaje, dividida en dos subunidades. Se tienen así 2 subdivisiones de paisaje.
La Cuenca del río Alberche, formada por 29 unidades de paisaje, 10 de ellas a su vez divididas en
21 subunidades. Suman un total de 40 subdivisiones de paisaje.
En el valle del Tajuña se definen 15 unidades de paisaje, una de ellas con dos subunidades. Suman
un total de 16 subdivisiones de paisaje.
En el Tajo se han cartografiado 16 unidades de paisaje, en donde cuatro de ellas a su vez se
subdividen dando lugar a 10 subunidades. Se tiene un total de 22 subdivisiones de paisaje.
3.4 Descripción de las Unidades de Paisaje.
La descripción de las unidades y subunidades de paisaje se realiza a través de la
presentación de fichas.
Los datos incluidos en la ficha son:
Código: a cada unidad se le ha asignado un código alfanumérico en función de las cuencas
hidrográficas a que pertenecen. Cuando en el código aparecen dos letras es que la unidad
pertenece a dos cuencas hidrográficas diferentes, figurando en primer lugar la que tiene una
mayor representación superficial dentro de la unidad.
Hojas 1/50.000: Número de las hojas 1/50.000 del mapa topográfico del I.G.N. en el que se
encuentra cada unidad.
Nombre: Nombre con el que se ha denominado la unidad de paisaje.
Subunidades: En el caso de las unidades en las que se han realizado divisiones en
subunidades se ha puesto el código de la subunidad y el nombre que se le ha asignado.
Cuenca hidrológica: Nombre de las cuencas hidrológicas principales que se encuentran
dentro de la unidad de paisaje.
Dominios fisiográficos: Se han incluido los que están presentes en más del 25% de la
superficie de la unidad.
Vegetación y Usos del suelo: Se han incluido los que representan el 75% de la unidad de
paisaje.
Carácter: En función del carácter de cada uno de los usos presentes en la unidad, se ha
asignado un carácter a la unidad.
Localización: Representa un mapa con la situación de cada una de las unidades de paisaje
en la Comunidad de Madrid. Se han incluido también la cuenca hidrográfica principal en la
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que se encuentra incluida, así como la zona urbana (en color gris claro) y las autovías (en
color rojo).
En la segunda hoja de la ficha se incluye:
Código: En el caso de las unidades sin subunidades coincide con el de la primera página. En
el caso de unidades con subunidades está formado por el código de la primera página
seguido de una letra de orden.
Nombre: En el caso de unidades sin subunidades el mismo que la unidad. Cuando hay
subunidades corresponde al nombre de la subunidad.
Superficie: Superficie de la unidad o subunidad de paisaje en hectáreas.
Altitud:
máxima: altura máxima de la unidad de paisaje obtenida a partir del modelo digital
del terreno en formato raster (lattice).
media: altitud media de la unidad de paisaje determinada como promedio de cada
altitud presente por su representación superficial.
mínima: altura mínima de la unidad de paisaje obtenida a partir del modelo digital del
terreno en formato raster (lattice).
Núcleos urbanos y Urbanizaciones: Nombre de los núcleos urbanos y urbanizaciones que
están incluidas en cada unidad o subunidad de paisaje.
Elementos fisiográficos: Se han incluido todos aquellos elementos fisiográficos que tienen
una representación territorial superior al 5%.
Vegetación y Usos del suelo: Se han incluido todos aquellos tipos de vegetación y usos del
suelo, en función de unas características paisajísticas similares, que tienen una
representación territorial superior al 5%.
Ríos y Arroyos: Nombre de los ríos y arroyos de orden jerárquico cero, primer, segundo y
tercer que recorren la unidad o subunidad de paisaje.
Embalses y Zonas húmedas: Nombre de los embalses y zonas húmedas que se encuentran
en la unidad o subunidad de paisaje.
Lugares de interés:
L.I.C.: Nombre de los Lugares de Interés Comunitario presentes en la unidad o subunidad de
paisaje.
Z.E.P.A.: Nombre de las Zonas de Especial Protección para Aves que están presentes en la
unidad o subunidad de paisaje.
Espacios protegidos: Nombre de los espacios protegidos que se encuentran en la unidad o
subunidad de paisaje.
Vías pecuarias: Nombre de las cañadas que atraviesan la unidad o subunidad de paisaje.
Otras: Indica si por la unidad o subunidad de paisaje pasan otros tipos de vías pecuarias
distintas de las cañadas, como son veredas, cordeles, ...
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Espacios naturales de interés: Recoge el nombre de lugares de interés botánico, geológico,
faunístico que actualmente no cuentan con una figura de protección, dentro de cada unidad o
subunidad de paisaje.
Áreas recreativas: Nombre de las áreas recreativas que se encuentran en la unidad o
subunidad de paisaje.
Recursos culturales: Se han incluido en este apartado los bienes culturales que se
encuentran catalogados.
Red de carreteras:
Autovías: Nombre de las autovías que atraviesan la unidad o subunidad de paisaje.
Nacionales: Nombre de las nacionales que atraviesan la unidad o subunidad de paisaje.
Comarcales: Se indica la presencia o no de carreteras comarcales en la unidad o subunidad
de paisaje.
Locales: Se indica la presencia o ausencia de carreteras locales en la unidad o subunidad de
paisaje.
Pistas forestales: Indica si en la unidad o subunidad de paisaje se encuentran pistas
forestales.
Zonas industriales, Instalaciones agropecuarias, Canteras, Graveras, Vertederos: Indica
el número que existe de cada uno de estos elementos, y la superficie en hectáreas ocupada
por cada uno de estos ellos, en cada unidad o subunidad de paisaje.
4. VISIBILIDAD.
Como paso previo y complementario al estudio de la calidad y fragilidad visual, se requiere de
un análisis de las condiciones visuales del territorio, concediéndose una gran importancia a la
determinación de las áreas de visibilidad desde los distintos puntos de observación.
El objeto del análisis visual es determinar las áreas visibles desde cada punto o conjunto de
puntos, para una evaluación de la medida en que cada área contribuye a la percepción del paisaje y a
la obtención de ciertos parámetros globales que permitan caracterizar un territorio en términos
visuales.
Los datos necesarios para estos análisis son fundamentalmente los topográficos (la altitud de
cada punto), así como los referentes a la altura de la vegetación y edificaciones existentes.
También es preciso definir una altura de observación sobre el terreno. En terrenos llanos, por
ejemplo, la altura de observación tiene una gran repercusión sobre la extensión de la cuenca visual.
En general para estudios de fragilidad se suele tomar 1,60 ó 1,70 metros de altura. En este caso se
ha adoptado un valor de 1,70 m. de altura de observación.
También la visión se ve afectada por la distancia. La distancia provoca una pérdida de la
precisión o nitidez de visión y, debido a las condiciones de transparencia de la atmósfera y a los
efectos de curvatura y refracción de la tierra, tiene un límite máximo por encima del cual no es posible
ver, denominado alcance visual. Es posible fijar una distancia en función de las peculiaridades de la
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zona de estudio. En este caso, para el estudio de visibilidad se han considerado 3 rangos de
distancias: corta, media y larga:
- Corta: de 0 a 1 Km., donde el observador tiene una participación directa y percibe todos los
detalles inmediatos.
- Media: de 1 a 3 Km., donde las individualidades del área se agrupan para dotarla de
carácter. Es la zona donde los impactos visuales producidos por las actuaciones son
mayores.
- Larga: de 3 a 10 Km. Se pasa del detalle a la silueta. Los colores se debilitan y las texturas
son casi irreconocibles.
La cuenca visual es el elemento clave para el estudio de las condiciones visuales de un
territorio tanto a efectos de su clasificación por calidad o fragilidad, como para el estudio de impactos
en la cuenca visual. Por cuenca visual se entiende la determinación de la zona desde la que es visible
un punto o conjunto de puntos.
Por otro lado el concepto de intervisibilidad intenta cualificar el territorio en función del grado
de visibilidad recíproca de todas las unidades entre sí. Representa el cálculo del área o del número
de unidades vistas desde cada unidad y extendido a todo el territorio. La presentación de los
resultados se puede hacer de forma muy diversa, lo más usual es recoger el número de veces que
una unidad es vista desde una serie de puntos de observación y ordenar todas las unidades en una
escala. La mayor puntuación significa entonces mayor exposición de las vistas desde los puntos de
observación, indicando así que cualquier actuación a localizar en esa unidad de alta puntuación
tendrá una gran repercusión en el territorio, puesto que se verá desde muchos puntos de
observación.
4.1. CÁLCULO DE LA VISIBILIDAD
El análisis visual se ha realizado en Arc/Info, a través del comando VISIBILITY del módulo
TIN, que opera sobre el Modelo Digital del Terreno en formato raster (lattice) de toda la Comunidad
de Madrid. El tamaño de celda utilizado ha sido de 200x200 metros.
Para hacer más real el análisis de visibilidad se han incorporado los efectos de la vegetación
y los usos del suelo que, en algunos casos, se comportan como una barrera visual. Para ello se ha
asignado a cada polígono de la cobertura de usos un campo numérico que contiene el valor de la
altura expresada en metros. Dicha altura ha sido estimada, principalmente, a partir de las formaciones
vegetales existentes, teniendo en cuenta aspectos tales como la especie dominante, la densidad de
masa y la edad de la misma.
4.2. VISIBILIDAD DESDE LOS PUNTOS DE CONTROL
El primer análisis de visibilidad realizado se ha hecho desde los puntos de observación
denominados puntos de control.
La altura de observación es de 1,7 m. sobre el terreno y el análisis se ha realizado para cada
una de las distancias anteriormente señaladas: corta (de 0 a 1 Km.), media (de 1 a 3 Km.) y larga (de
3 a 10 Km.).
Para el cálculo de la visibilidad se han considerado 412 puntos de observación. Los criterios
para la selección y ubicación de los mismos han sido los siguientes:
- Itinerarios de campo: Un total de 150 puntos. Se ha analizado la visibilidad desde
aquellos puntos en los que se efectuaron las paradas de campo con el objeto de delimitar las
unidades de paisaje y realizar el reportaje fotográfico descriptivo de las mismas.
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- Cotas elevadas: Un total de 124. Se trata de aquellos puntos o cotas más altas de la
Comunidad con excepcionales parámetros de visibilidad y que, a su vez, son visibles desde
gran parte del territorio conformando el fondo escénico de la mayoría de las unidades de
paisaje.
- Carreteras: Con el objeto de homogeneizar el reparto territorial de los puntos de
observación y que al menos cada unidad de paisaje contuviera uno, se han seleccionado 138
puntos, ubicados estratégicamente en los cruces y proximidades a pueblos de aquellas
carreteras más frecuentadas por la población, al tratarse éstas, de lugares por los que la
gente se mueve libremente y desde donde la mayoría puede ver el paisaje.
Se ha determinado la cuenca visual para cada uno de los puntos, realizándola por separado
para cada una de las 3 distancias arriba indicadas. A partir de esta información, junto con las
unidades de paisaje, se representan las superficies vistas, dentro de cada unidad, por al menos
alguno de los puntos de observación.
4.3. VISIBILIDAD DESDE LOS CERRAMIENTOS VISUALES.
Para analizar la calidad de las unidades de paisaje en función de sus vistas escénicas, se ha
estudiado la visibilidad desde 10 cerramientos o cuerdas de montaña de distinta longitud y altura. Los
cerramientos visuales seleccionados son:
1-
Sierra de Guadarrama (Túnel de Somosierra - Pico de la Bola del Mundo), con una longitud en
kilómetros de 60,9, abarca un total de 177 puntos.
2- Sierra de Guadarrama, (Pico de la Bola del Mundo - Santa Catalina), con un total de 46,5
kilómetros y 155 puntos.
3- Sierra de Robledo de Chavela (Pico Almenara - San Benito), abarca 18,9 kilómetros y se ha
hecho el análisis a partir de 92 puntos.
4- Cuerda de la Parada, límite por el este del Embalse de San Juan, cuerda de 9,8 kilómetros de
longitud que comprende 52 puntos.
5- Rampa de la Sierra (Navas del Rey- Valdemorillo), primera parte de la rampa de la Sierra, para
calcular su visibilidad se han cogido 97 puntos y comprende una longitud de 25 kilómetros.
6- Rampa de la Sierra (Torrelodones- Galapagar), rama corta en longitud, abarca 14,9 Km. y 75
puntos, pero fisiográficamente muy marcada.
7- Sierra del Hoyo de Manzanares, este cerramiento comprende 60 puntos y su longitud es de 14,1
kilómetros, pero orientados en varias direcciones.
8- Sierra de la Puebla de la Sierra, elevación muy marcada que deja aislada al afluente del Lozoya,
comprende 14,9 Km. y 124 puntos de análisis.
9- Cuerda de Somosierra (Tres Provincias - Cebollera la Nueva), macizo orientado de norte a sur
que comprende 102 puntos de observación en el análisis en una longitud de 14,6 km.
10-
Cuerda Larga- Morcuera- Canencia, cerramiento de gran relevancia en el relieve de Madrid pues
prácticamente secciona el territorio en dos partes, separando claramente el valle del Lozoya de
las restantes cuencas que configuran el sistema hidrológico madrileño. Comprende una longitud
de 44,6 kilómetros y el conjunto de puntos estudiados ha sido de 354.
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Se ha estudiado el territorio que es visto por cada uno de los diez cerramientos y por lo tanto
desde el que ve se ven las cumbres. Para el análisis se han dividido las distancias en tres niveles; de
0 a 5 Km., de 5 a 10 Km. y de 10 Km. a 30 Km.
4.4. VISIBILIDAD DESDE LOS PUNTOS CULMINANTES.
Para completar el análisis de visibilidad se ha calculado las áreas vistas desde 27 puntos
culminantes que destacan dentro del territorio de Madrid, bien porque están aislados, o bien, por
poseer posiciones o formas relevantes dentro de la sierra a la que pertenecen.
Los niveles de distancia han sido los mismos que para el análisis de los cerramientos. Los
datos resultantes se utilizan para el modelo de calidad visual.
A continuación se presenta una relación con los nombres de los 27 puntos culminantes para
los que se ha calculado la visibilidad:
1. Alto de la Mira (Pelayos de la Presa)
2. Cerro de Santa Catalina (Embalse de Robledo de Chavela)
3. Las Machotas (Sierra de Guadarrama)
4. La Peñota (Sierra de Guadarrama)
5. La Maliciosa (Sierra de Guadarrama)
6. Pico de la Miel (Sierra de la Cabrera)
7. Pico de Peñalara (Sierra de Guadarrama)
8. Pico Tres Provincias
9. Peña de la Cabra (Puebla de la Sierra)
10. Cerro del Viso (Alcalá de Henares)
11. Valdelascasas (Aranjuez)
12. La Marañosa
13. Villaverde (Chinchón)
14. Cerro del Telégrafo (Mapa nº 18)
15. Peña de Cenicientos
16. Peña de Cadalso (Mapa nº 19)
17. Cerro de San Pedro (Mapa nº 17)
18. El Alto
19. La Cruz de los Caídos
20. Monasterio de El Escorial
21. La Bola del Mundo (Las Guarramas)
22. La Peña del Yelmo (La Pedriza de Manzanares)
23. Castillo de Manzanares el Real
24. Atalayuela de El Pardo
25. Cerro de los Ángeles
26. Cerro Almodóvar
27. Cerro de la Ermita de la Virgen de Hortales (Santorcaz)
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5. CALIDAD VISUAL DEL PAISAJE.
El análisis del paisaje visual pretende describir, y en algún caso, evaluar la variabilidad de las
estructuras espaciales del territorio a través de sus aspectos visuales.
Por calidad ambiental se entiende el mérito o valor de un recurso para ser conservado. La
calidad visual de un paisaje se define por sus características visuales que según cada caso pueden
alcanzar mérito o no para ser conservado.
En la Comunidad de Madrid, como en la mayoría de las zonas, el paisaje actual es el
resultado de la interacción hombre con la naturaleza con el fin de alcanzar resultados productivos
(F.G. BERNALDEZ, 1985). Poco o nada del paisaje de la Comunidad es el resultado de un
“paisajísmo voluntario” por parte del hombre. Lo que hoy se define por “actuaciones integradas en el
paisaje” refiriéndonos a las actuaciones y elementos antrópicos presentes en el paisaje realizados en
otro momento, no es otra cosa que el resultado del aprovechamiento y uso de los recursos naturales
en el proceso secular de prueba y error utilizado por el hombre. Hoy día las actuaciones buscan la
funcionalidad o, en ocasiones, la significación visual con consecuencias tan trascendentales para el
paisaje como su cambio de carácter.
Las condiciones culturales actuales en los países desarrollados que busca la globalización de
costumbres, es también una de las principales causas de alteración del paisaje. Los modelos de
desarrollo urbano se repiten de la misma forma en la gran urbe y en los antiguos pueblos de pequeña
dimensión, hoy muchos de ellos casi irreconocibles con la apariencia de entonces. Además estos
cambios suponen la presencia de infraestructuras de todo tipo: autopistas y carreteras de
circunvalación, vías de tren, conducciones eléctricas y de agua, antenas, presencia de basureros, etc.
La diversidad paisajística de la Comunidad de Madrid, es un aspecto importante de su
calidad, es consecuencia de los componentes y características del paisaje que tiene. Todavía
presenta paisajes de alto valor que merecen ser descritos y conservados. El análisis de la calidad
visual del paisaje de la Comunidad de Madrid se ha realizado mediante la valoración de la incidencia
visual de los factores típicos que conforman y dan razón al paisaje: fisiografía (geomorfología),
vegetación y usos del suelo, agua superficial y las estructuras y elementos de carácter antrópico
presentes en el territorio. El mérito de las unidades de paisaje de la Comunidad de Madrid para ser
conservadas se ha evaluado para cada una de ellas y se determina a través de unos índices de
carácter cualitativo y cuantitativo que definen su valor de calidad visual.
La diversidad de ambientes presente en cada unidad de paisaje; las singularidades naturales
definidas por los Espacios Naturales de interés para la conservación del paisaje que alberga; y los
elementos culturales de carácter histórico-patrimonial con notable incidencia visual, modifican al alza
su calidad visual.
La incidencia visual de cada unidad de paisaje en las unidades contiguas tiene una valoración
difícil por las particularidades de la escala de trabajo: tamaño y delimitación irregular de las unidades
con límites que se apoyan, en muchos casos, en elementos fisiográficos. Esta incidencia se hace
notoria en las zonas de contacto cuando la delimitación se hace con los usos del suelo, y no tanto, y a
veces nada patente, cuando tiene lugar por cumbres, lomas, hombreras, etc.
Se ha incorporado en el valor de calidad visual de paisaje de cada unidad, la amplitud del
entorno que ve. El valor intrínseco de calidad visual de las unidades de paisaje se ha modificado
según su amplitud escénica: es decir, cuando un punto o superficie de la unidad tiene vistas
escénicas de los cerramientos o puntos culminantes seleccionados.
El modelo utilizado para la determinación de la calidad visual del paisaje se presenta a
continuación:
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MODELO DE CALIDAD DEL PAISAJE DE LA COMUNIDAD DE MADRID
Fisiografía
Vegetación y Usos del suelo
CALIDAD
VISUAL
INTRINSECA
Agua superficial
Incidencia antrópica
Variabilidad altitudinal
CALIDAD
VISUAL DEL
Singularidad y Rareza
PAISAJE
Elementos culturales
Vistas escénicas
La determinación de la calidad visual del paisaje se ha realizado por integración de los
factores que han intervenido en su definición, tal y como se presentaba en el modelo.
El fin es alcanzar una ordenación de las unidades de paisaje por su mérito para ser
conservadas. El proceso de integración tiene en cuenta que los resultados obtenidos para cada factor
del modelo son relativos en el conjunto de unidades de paisaje de la Comunidad que varían de mayor
calidad visual a menor calidad visual.
Los factores fisiografía, vegetación y usos del suelo, agua e Incidencia antrópica se han
combinado para obtener la calidad intrínseca.
Los valores resultantes de la calidad visual intrínseca se han modificado por los valores
alcanzados por los índices calculados para la singularidad, la variabilidad altitudinal y la presencia de
valores culturales.
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La combinación del valor de calidad visual intrínseca con presencia de valores naturales
singulares modifica el valor anterior de calidad visual intrínseca solo en el caso de que las unidades
de paisaje tengan un valor muy alto por su singularidad.
Los valores resultantes en el proceso anterior se han modificado por su variabilidad altitudinal.
El valor de calidad visual de paisaje se alcanza cuando se incorpora la información relativa a
las vistas escénicas de cada unidad.
6. FRAGILIDAD VISUAL DEL PAISAJE.
La fragilidad visual se puede definir como “la susceptibilidad de un territorio al cambio cuando se
desarrolla un uso sobre él (CIFUENTES, 1979). Es la expresión del grado de deterioro que un paisaje
experimentaría ante la incidencia de determinadas actuaciones. La fragilidad visual de un paisaje es función
inversa de la capacidad de absorción que un territorio es capaz de hacer de las alteraciones sin pérdida de su
calidad.
En el territorio de la Comunidad de Madrid y para las 236 unidades y subunidades de paisaje definidas,
se plantea un modelo de fragilidad visual en el cual intervienen tres tipos de factores que a su vez dependen de
una serie de variables y características del medio. El modelo y su desarrollo se exponen a continuación.
MODELO DE FRAGILIDAD DEL PAISAJE DE LA COMUNIDAD DE MADRID
Pendiente
Cubierta del suelo
* Diversidad
* Dominancia
Factores
Biofísicos
FRAGILIDAD
VISUAL
Accesibilidad
Densidad de población
Puntos de atracción
Factores
Sociocultural
Artificialidad
Visibilidad de la unidad
(distancia 3-10 Km.)
Visibilidad de la unidad
(distancia 1-3 Km.)
Factores de
visibilidad
FRAGILIDAD
VISUAL
Considerando la
visibilidad
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La respuesta del territorio a los modelos presentados para valorar la fragilidad visual de la
Comunidad de Madrid esta contrastada para los modelos de factores independientes, factores
biofísicos y socioculturales, así como el de visibilidad con las objeciones antes especificadas.
Este hecho lleva a concluir y a recomendar que para la gestión del territorio se consideren las
clasificaciones parciales de los tres grupos de factores, más que cualquier tipo de integraciones.
En algunos casos, la interpretación global de la fragilidad visual de un territorio puede ser,
sino necesaria si interesante. Por ello se procede a realizar dos tipos de integración. La primera a
través de una combinación matricial, donde se integran los factores biofísicos con los socioculturales.
Se observa que las unidades de alta fragilidad están repartidas por todo el territorio, aunque
hay mayor número de ellas en el área del noroeste de la Comunidad. Las unidades con fragilidades
más bajas se agrupan mayoritariamente en los valles del Tajuña y Tajo, el resto se distribuyen por
todo el territorio de forma puntual.
A esta clasificación de fragilidad visual le unimos la clasificación de fragilidad visual en función
de la visibilidad, considerando esta como factor que modifica la fragilidad visual de las unidades de
paisaje.
La respuesta del territorio a los modelos presentados para valorar la fragilidad visual del
territorio de la Comunidad de Madrid esta contrastada para los grupos de factores independientes,
factores biofísicos, factores socioculturales, así como el de visibilidad con las objeciones antes
especificadas. Ahora bien, cuando se integran cosas o factores distintos el resultado de esa
integración para un territorio tan grande y variado como es Madrid no es igualmente satisfactorio
para todas las unidades.
Este hecho lleva a concluir y a recomendar que para la gestión del territorio se consideren las
clasificaciones parciales de los tres grupos de factores, más que cualquiera de sus dos integraciones
posteriores.
7. CONCLUSIONES.
El trabajo tenía como objetivo definir, cartografiar, describir y valorar las unidades de paisaje
en el territorio de la Comunidad de Madrid. Se han obtenido los siguientes resultados:
Elaboración del mapa fisiográfico de la Comunidad de Madrid, presentado en una cartografía
a escala 1/50.000. En el mapa fisiográfico se definen 2 Regiones, 13 Dominios y 51 Elementos
fisiográficos.
Se tipifica y cartografía el territorio de la Comunidad de Madrid en 175 unidades de paisaje,
las cuales se agrupan por cuencas hidrográficas. Algunas de estas subunidades se subdividen a su
vez, originando 81 subunidades de paisaje. La cartografía se realiza a escala 1/50.000, y presenta
236 subdivisiones entre unidades y subunidades.
Se realiza una descripción, mediante fichas, de cada unidad y subunidad, en donde se
recogen los aspectos físicos, de vegetación y usos, lugares de interés, así como los elementos
artificiales más importantes dentro de cada una de las 236 subdivisiones.
Se establecen puntos de observación o de control visual, localizados en carreteras, núcleos
de población y cotas elevadas. Desde ellos y a diferentes distancias de cálculo, se analiza cual y
cuanto territorio ve cada uno de ellos. De la misma forma se estudian los cerramientos visuales o
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cuerdas de montañas, así como picos aislados, que protagonizan, como fondo escénico, muchos de
los paisajes de la Comunidad.
Se buscan unos descriptores y se establecen criterios que funcionen para la totalidad del
territorio de la Comunidad de Madrid, para establecer con ellos modelos que analicen y valoren la
calidad y fragilidad visual de las unidades de paisaje definidas.
El modelo que analiza la calidad visual del paisaje de las unidades definidas se basa en los
componentes básicos del paisaje: fisiografía, vegetación y usos, agua superficial e incidencias
antrópicas. El valor así resultante: calidad visual intrínseca, se modifica por la diversidad de
ambientes a través de la variabilidad altitudinal y de la existencia de valores naturales y culturales. La
determinación de las vistas escénicas de cada unidad, y su integración con el valor anterior,
completan el modelo.
La calidad visual de las unidades de paisaje de la Comunidad de Madrid es alta: el 59% de
las unidades tienen valores de calidad visual altos, y solo el 4% tienen un valor muy bajo
comparativamente con los valores anteriores.
El modelo que analiza la fragilidad visual se apoya en tres tipos de factores: biofísicos,
socioculturales y visuales; los primeros función del relieve y la vegetación; los segundos dependen de
la probabilidad de que la unidad sea vista por la gente; el tercer factor mide la superficie de la unidad
vista desde puntos de control.
Como integración final se presentan dos mapas, donde se establecen cinco niveles de
fragilidad visual, en los cuales se aprecia que la zona norte de la Comunidad es, más frágil que la
zona sur, pero por lo general se da un reparto bastante proporcional en cuanto a clases y a
localizaciones.
8. BIBLIOGRAFÍA
- M.P. Aramburu Maqua, R. Escribano Bombín, L. Ramos Gonzalo y R. Rubio Maroto: “Cartografía
del Paisaje de la Comunidad de Madrid” . Ed. Dirección General de Promoción y Disciplina Ambiental
de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid. . Madrid. 2003.
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